Noah encontró su final en manos del amante de su esposo y creyendo que todo había acabado, se resignó aceptando su muerte.
Pero el destino le dio una nueva oportunidad. Noah regresa a su pasado, justo cuando su caída empezó y donde perdió todo. Pero esta vez sería diferente, Noah pensaba aprovechar esta nueva oportunidad para alejarse de todos aquellos que lo traicionaron. ¿Podrá escapar de su trágico destino?
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11
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El alfa regordete escuchó las palabras de Noah, y sintiéndose profundamente burlado, quiso buscar pelea; pero sus compañeros lo conocían y vieron sus intenciones. Se apresuraron a interceptarlo, impidiendo así que hiciera una tontería que los pudiera afectar.
Aunque eso no evitó que algunas personas voltearan al escuchar el ruido. A los chicos no les quedó de otra más que dar sonrisas incómodas, pretendiendo que nada sucedía, pues no era lo mismo ver el espectáculo, a serlo. Además, un grupo como el de ellos no estaba acostumbrado a ser confrontado por otros, así que no sabían como reaccionar.
Por lo general, podían decir lo que quisieran y actuar como les pareciera, y nadie los limitaría. Pero ahora estaban en un banquete de una familia mucho más poderosa que las suyas; encima, a quién tenían enfrente era el joven maestro oficial de la misma. No podían actuar precipitadamente.
Cada uno de los chicos se arrepintió de sus burlas, por lo que solo pudieron apretar la mandíbula y no decir nada que los pudiera meter en más problemas.
—Créanme, donde sea que vaya, estaré bien —declaró Noah con el orgullo impregno en cada palabra, ignorando sin clemencia la vergüenza del grupo. —Pero no pienso lo mismo de ustedes. Deberían apresurarse ahora que les he brindado esta oportunidad. No seré tan generoso otro día.
Vio como las sonrisas cínicas se borraban de los rostros de cada niño mimado, sobre todo del alfa regordete, y al parecer, el líder de los pequeños terneros.
Ninguno estaba satisfecho con lo que había escuchado, sin embargo nadie replicó una sola palabra. Y esto fue porque a pesar de que sabían que el chico frente a ellos resultaba ser un impostor, la familia Ballestero no lo había repudiado en el acto. La madre de la familia no había reaccionado, no lo aceptó, pero tampoco lo rechazó. Siendo así, frente a todos, el impostor aún conservaba el estatus real. No estaba en ellos rechazarlo y dar un paso en falso.
Si querían algo como la venganza, debían ser pacientes y esperar a que la situación se estabilizara. Hasta entonces, ninguno se atrevería a ser un puntapié para su propia familia, haciendo bromas tontas que podrían ofender a un pez gordo.
—Joven Noah, no creerá que el Líder Barlovento está aquí por usted, ¿no es cierto? —preguntó con burla el tipo regordete, sin reconciliarse con el silencio. Los demás chicos lo miraron con horror, incluso el chico beta que antes había intentado hablar por Noah, se adelantó un paso, tomando el brazo del alfa para detenerlo.
—Jorge, detente —pidió en un tono amable y sumiso, pero todo lo que obtuvo fue un golpe en la mano, que a primera vista era doloroso. Retiró su mano, mientras contenía un par de lágrimas.
—Desagradable —dijo el tipo. —No se te ocurra volver a tocarme. —El chico solo atinó a dar media vuelta, luego de excusarse.
La situación era incómoda para todos los que quedaban. Los chicos querían irse, pero sin el permiso de Noah no era posible. Así que se vieron obligados a soportar las consecuencias de sus propias acciones.
—Como decía, antes de que me interrumpiera ese bastardo… —continuó el tipo, pareciendo ignorar el pánico de su grupo. Más de un chico le lanzó una mirada que parecía gritar “cállate”, pero a él no le llegó el mensaje, o lo ignoró por completo. —Lo que mis amigos dijeron sobre usted joven Noah, fue inoportuno, sin embargo le pido que no nos culpe. Somos jóvenes y a menudo decimos tonterías. Todos sabemos que el prometido del Líder es el joven Ángel. Así que de haber venido hasta aquí, fue para recogerlo seguramente.
—Por supuesto que sé algo como eso. Incluso, hasta que el inesperado suceso ocurriera, Ángel era un muy buen amigo mío. Y aún así, ya vieron como fui traicionado —exclamó el pelinegro con un poco de lástima fingida. —Sin embargo, hay unos niñatos que se creen con el derecho de enlazarnos al Líder Barlovento y a mí en una relación fraudulenta. Díganme, ¿cómo debería proseguir? ¿Deberíamos discutir esto con la otra persona involucrada y aclarar sus dudas?
Sin excepción, cada uno de los chicos se excusó, dando falsos pretextos sobre alguien llamándolos, o que justo en ese instante recordaban que estaban en medio de un importante recado. Todos temían que Noah llevara a cabo sus amenazas, por lo que desaparecieron con la mayor rapidez que las piernas les permitía.
Noah vio con sorna como el grupo, que antes había hablado con descuido y arrogancia de otros, se desvanecía en pocos segundos solo por una simple confrontación.
Al final, solo quedó el alfa regordete. Su rostro lleno de granos estaba rojo de la ira, dando una imagen entre graciosa y desagradable. Clavó la mirada en Noah, y se acercó un paso, con su desagradable olor almizclado; el pelinegro casi debía cubrir su nariz para soportar el tufo.
—No eres más que una joya falsa —susurró con un tono despectivo. El tipo estudió a Noah de pies a cabeza con una mirada repugnante, y continuó hablando, con una voz que solo ellos dos podían escuchar: —No obstante, si te portas bien y me ruegas, incluso podría el considerar recogerte una vez que los Ballestero te boten. Después de todo, ¿quién conservaría lo falso, cuándo tiene lo verdadero a un lado?
Noah sintió tanto asco que por poco tiene arcadas, sin embargo no retrocedió. No le iba a dar ese gusto al tipo. Con una sonrisa sarcástica, se acercó aún más al hombre, tanto que sus cuerpos estuvieron a punto de tocarse, y en el mismo tono despectivo que utilizó el otro, aunque con una mejor interpretación, respondió:
—Pues esta joya falsa tiene más estatus, buen gusto e influencia de la que tú tendrás en toda tu corta y miserable vida. —Su voz era baja, pero no menos venenosa. —Vete con tus asquerosas propuestas al casino de mala calaña al que sueles ir. Tal vez encuentras a alguien de tu nivel. Y aún así, probablemente te siga quedando alto el listón. La calidad de sus pr0stitut4s estará por encima de alguien como tú.
El tipo regordete se ahogó, sonando casi como un puerco. La rabia era evidente en su feo rostro, aún así no dijo una sola sílaba de respuesta. Era idiota, pero incluso un idiota como él sabía que sus palabras pasadas ya habían superado el límite de su valentía, y la influencia de su familia. Si continuaba, enojaría realmente al pelinegro y no estaba seguro de poder soportar la retribución.
Luego de soltar un bufido, dio media vuelta sin decir nada más. La irritación era casi palpable a su alrededor, como una burbuja negra y turbia que avanzaba con él. Empujando a un par de personas que le maldijeron por lo bajo, pronto desapareció de la vista.
Los invitados estaban tan concentrados en la persona en silla de ruedas, que nadie notó la desagradable interacción entre los dos. Salvo, quizás, la persona que llamaba la atención de todos.
Noah vio la espalda del tipo regordete alejarse y se burló en su corazón.
Si, muchos podían regodearse a escondidas, y aún así nadie avanzaba un solo paso para reírse en la cara del villano.
El pelinegro alzó la mirada y se encontró con el que ocupaba sus recientes pensamientos. El hombre estaba en silla de ruedas desde hace dos años, luego de su accidente automovilístico, y en realidad poco importaba. Pues, en primera se trataba del heredero de los Barlovento, la familia más poderosa de Ciudad H, y una de las principales potencias de País M; y en segunda, aunque sus piernas eran incapaces de dar un paso, sus feromonas no dejaban de ser las de un alfa dominante. Con cualquier de las dos opciones, la mayoría ya tenía la batalla perdida por cinco vidas.
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