Viviana Smith, ha estado enamorada de Tomás Jhonson desde su primer año en la universidad, fue para ella amor a primera vista, lastimosamente el solo tiene ojos para su novia Kendall, vivían se ha resignado, está segura que nunca va a tener una oportunidad con él, pero debido a una trampa puesta por Jeimy su mejor amiga y hermana de Tomás, ellos terminan casados, durante varios meses Vivían sufre por los desplantes y desprecios de Tomás, pero un día, después de un fatal accidente, ella decide olvidarse de él marcharse lejos, pero jura vengarse de las personas que le hicieron daño y acabaron con lo más preciado para ella.
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Capítulo 11
¡salud por Vivian!
Vivían.
— ¿Está segura que se siente bien? — Pregunta el señor Salvatierra mientras conduce el auto. — Puedo dejarla en su casa, si lo necesita. — propone, muevo la cabeza de lado a lado negandome a esa oferta.
— No hace falta, ya me siento mejor. — aseguro y sonrió con amabilidad. — Muchas gracias. — él asiente y se mantiene en silencio.
No puedo ir a casa ahora, si lo hago no haré más que pensar en lo que ví y llorar por ello. Es tan estúpido que me sienta de esta manera, yo sabía que Tomas se ha seguido viendo con Kendall, no tengo porque ponerme así, no es la primera vez que los veo juntos siendo tan cariñosos.
Duele porque no es así contigo.
Me dice una pequeña voz en mi cabeza y tengo que darle la razón. Anteriormente Tomas se portaba de manera amable conmigo, esa fue una de las razones por las que me enamore de él, siempre fue agradable y lindo, caballeroso y hasta atento, ahora me odia porque cree que yo lo droge y me trata como la peor escoria de la vida, mientras que con ella es todo ternura y... ¡¿Cielos por qué tiene que doler tanto? Respiro profundo tratando de despejar las lágrimas que amenazan con salir de mis ojos, no quiero hacer una escena delante de mi jefe. vuelvo a respirar profundo de manera disimulada y miro por la ventana. Cada vez me convenzo más de que esté absurdo matrimonio fue mala idea.
Después de varios minutos en silencio, llegamos a la empresa, cuando llegamos a nuestro piso voy directamente hacia el baño.
Lavo mi rostro con agua y dejo salir aire de mis pulmones.
Debes de calmarte Vivían, olvida lo que viste, concéntrate en tu trabajo.
Me animo a mi misma, pero lastimosamente las imagines vienen a mi, y con ellas las palabras crueles de Tomás, y todas las veces que he Sido rechazada y has menospreciada por mi madre, las lágrimas salen de mis ojos en cascadas mientras todo el dolor de una vida vacía de amor me golpea.
¿ Por qué no puedo ser feliz? ¿Qué mal he hecho? ¿Qué está mal conmigo? Ni mi propio padre me quiso, siendo apenas una niña me abandono, mi madre jamás me ha demostrado amor, y hasta creo que me odia, y el hombre que amo me desprecia, ¿ Qué estoy pagando? Yo solo quiero.. solo quiero amor en mi vida.
Las puerta del baño se abre y doy media vuelta mientras me limpio las lágrimas.
— ¿Vivían, estás bien? — me pregunta Pamela.
— Sí, tranquila. — aseguro tratando de recomponerme.
— ¿Estás llorando? — me pregunta preocupada.
—No, para nada, solo... Solo es una alergia. — miento,. — Ya se me va a pasar.
— El señor Salvatierra dijo que te sentiste mal del estómago, me pidió que viniera a ver cómo estabas. ¿Necesitas algo? — indaga y niego.
— No, ya me siento mejor, tranquila, solo necesito un minuto para arreglar mi maquillaje y ya vuelvo a mis labores.
—Hmm, dijo que si te sientes muy mal puedes irte a casa, que no hay ningún inconveniente.
— No, no hace falta, ya me siento mejor. — doy media vuelta, por fin dándole la cara a la chica. — Solo retiro mi maquillaje y vuelvo.— abro mi cartera y saco mi pequeño bolso donde guardo mi maquillaje, me seco el rostro con unos paños de papel que siempre cargo y le sonrió a Pamela.
— Muy bien, le diré que estás mejor. — anuncia y da media vuelta. — Vivían, se que nos conocemos hace poco, pero cualquiera concejo que necesites o tal vez si lo que necesitas es desahogarte, puedes contar conmigo, soy buena escuchando. — me dice, la miro y asiento.
—Lo tendre en cuenta, muchas gracias. — me sonrie amable y ahora sí sale del baño, miro mi reflejo en el espejo y inhalo y exhaló profundamente.
Después de varios segundos, comienzo a maquillarme.
Has como siempre Vivían, echa todo esos pensamientos aún lado, olvidalos. Vamos, a trabajar.
Término y me miro en el espejo, sonrió y guardo todo. Tu puedes, ánimo. Con ese pensamiento tomo mi bolso y salgo del baño.
Varias horas después ya casi terminando la jornada laboral, soy llamada por el señor Salvatierra a su despacho.
— Dígame señor.
— Acabo de recibir una invitación a un evento muy importante. — comenta y lo miro confusa. — ¿Recuerda que le dije que como mi asistente tendría que acompañarme a ciertos eventos si lo solicitaba? — me pregunta con mirada sería.
— Sí señor, lo recuerdo perfectamente.
— Bien, pues este sera uno de esos eventos, es una exposición de arte, es algo un poco aburrido, pero una ocasión excelente para escuchar propuestas de negocios, por eso es que la necesito. — me explica y asiento.
— Será dentro de mes y medio, así que, espero que lo anoté en su agenda.
— Sí, señor.
— Muy bien, ya podeis retirarse a su casa.
— Muy bien, gracias señor, permiso, que tenga buena noche. — me despido y doy media vuelta.
— Señorita Smit, ¿ Quiere que la lleve a su casa?
— No hace falta señor, esta vez pediré un taxi, muchas gracias, hasta mañana. — digo y salgo de la oficina.
Llegó a la casa y como siempre, soy recibida por Carmen.
— Buenas noches señorita, ¿Cómo le fue hoy? — pregunta con seriedad, pero amable.
— ¿ La verdad? No muy bien. — respondo mientras camino hacia las escaleras.
— ¿Tuvo problemas con su jefe o algún compañero? — pregunta mientras me sigue.
— No, mi problema es con .... — me detengo y Suspiro. — Lo mismo de siempre Carmen, ya te puedes imaginar a qué me refiero. — digo y ella asiente. — Voy a lavarme las manos y bajo a cenar. — anuncio, ella asiente.
Al llegar a mi habitación me quito los tacones, voy hacia al baño y me lavo las manos, me miró en el espejo y suspiró. Lo que pasó hoy no puede volver a pasar, no puedo dejar que mis problemas emocionales afecten mi trabajo, y tampoco puedo estar haciendo escenas patéticas. Salgo del baño, me colocó unas sandalias bajas y salgo de la habitación, cuando voy a mitad de las escaleras, Tomás cruza el umbral de la sala y se detiene al pie de estás, luego sonríe con burla, pasa por mi lado sin decir una palabra, inhalo y termino de bajar las escaleras, camino hacia el comedor y tomo asiento, segundos después Carmen sirve mi cena, cuando está a punto de marcharse la detengo.
— Carmen. — la llamo, ella voltea a verme. — Tráeme una copa de vino, por favor. — le pido, ella asiente. — Espera, no, mejor, tráeme la botella. — ella se queda varios segundos quieta y en silencio, pero al final asiente.
— Ya se la traigo. — dice y sale del comedor.
A los pocos minutos llega con la botella de vino tinto y una copa, lo pone en la mesa y va a servirme pero la detengo.
— No, yo lo hago, tranquila, ve, descansa. — le digo, ella asiente.
Me sirvo la copa hasta la mitad y procedo a tomar un poco, luego sigo comiendo.
Término la cena y me levanto, tomo la botella de vino, la copa y voy hacia mi habitación, me siento en la cama y me sirvo otra cantidad apreciable del liquido y lo bebo.
— ¡Delicioso! — exclamó y bebo otro poco, rápidamente esa copa se acaba y me sirvo otra. — Salud por ti Vivían, porque te casaste con un hombre al que amas, pero el te odia, ¡Valla que si! — bebo más del vino y así paso a la cuarta y quinta copa, hasta acabar la botella.
— UPS, se acabó. — digo mirando la botella vacía. — B.. bueno, iré por más.
Salgo de la habitación y voy hacia las escaleras, pero justo en ese momento Tomas, sale de la habitación vestido, cómo si estuviera listo para salir, sonrió y él me mira con una ceja encarnada.
— ¿Vas a salir a esta hora flamante esposo? — pregunto y camino con paso torpes hacia él. — Me.. me imagino que vas a verte con tu amada.
— ¿Estás borracha? — pregunta sorprendido.
— Si, creo que sí. — responde y me dentengo cuando estoy frente a él. — ¿ Algún problema con eso.. e-s-p-o-s-o? — pregunto deletreando la última palabra, luego me echo a reír. — Es curioso decirte así.
— ¡Dios te has vuelto loca! — masculle e intenta pasar por mi lado y marcharse, pero lo detengo tomándolo por el brazo. — ¿Qué estás haciendo? Suéltame.
— ¿Qué pasa? ¿Acaso te molesta que te toque? — pregunto y rio.
— No estoy para lidiar contigo en ese estado Vivían. — dice y me rió fuertemente.
— ¡Pero si en ningún estado quieres lidiarme! Yo debo de tenerte el premio a la esposa más ignorada de este planeta. — Sigo riéndome, pero la risa poco a poco se desvanece y se va convirtiendo en dolor. — ¿ Por qué no puedes amarme? ¿Qué tiene ella que yo no? — pregunto, las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, todo lo ocurrido está tardé, sus desplantes y las palabras de Jeimy sobre que tenía que ser más arriesgada y atrevida, la desesperación se apodera de mi y con el alcohol nublando mi juicio, se me ocurre ponerme frente a él, lo tomo por la solapa de su cuello y lo jalo hacia mi, junto nuestros labios y meto mi lengua en su boca, me aferró fuertemente a él, queriendo que tal vez su deseo por mi despierte, pero en vez de eso lo que logró es que me tome de las muñecas y con fuerza me empuje hacia atrás, caigo en el piso sobre mi trasero y lo miro derramando lágrimas.
— ¡No vuelvas a tocarme! — me grita, sus ojos me miran con odio. — Me das asco, te aborrezco, jamás estaría contigo de nuevo, ni aunque fueras la última mujer de este planeta. — pasa por mi lado y bajo la mirada mientras las lágrimas ruedan por mi rostro a borbotones.
¡Estúpida, estúpida, estúpida! Me digo a mi misma una y otra vez.
bendiciones