A veces, el amor llega justo cuando uno ha dejado de esperarlo.
Después de una historia marcada por el engaño y la humillación, Ángela ha aprendido a sobrevivir entre silencios y rutinas. En el elegante hotel donde trabaja, todo parece tener un orden perfecto… hasta que conoce a David Silva, un futbolista reconocido que esconde tras su sonrisa el vacío de una vida que perdió sentido.
Ella busca olvidar.
Él intenta no rendirse.
Y en medio del ruido del mundo, descubren un espacio solo suyo, donde el tiempo se detiene y los corazones se atreven a sentir otra vez.
Pero no todos los amores son bienvenidos.
Entre la diferencia de edades, los juicios y los secretos, su historia se convierte en un susurro prohibido que amenaza con romperles el alma.
Porque hay amores que nacen donde no deberían…
NovelToon tiene autorización de Angela Cardona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
vuelve al hotel.
Había pasado poco menos de una semana desde aquel domingo , y todavía la familia de Ángela hablaba con emoción sobre David. Cada conversación en casa terminaba, de un modo u otro, mencionando su nombre.
—“Ese muchacho es un caballero,” decía su madre mientras organizaba la mesa.
—“Y tan atento con los niños,” añadía su hermana Claudia, lanzando una sonrisa cómplice.
Incluso su padre, más reservado, murmuró una tarde:
—“Me gusta ese hombre, se le nota noble.”
Ángela escuchaba en silencio, intentando disimular la sonrisa que le aparecía cada vez que alguien lo mencionaba. Aunque no lo dijera en voz alta, desde ese día algo en ella había cambiado.
Durante las semanas siguientes, la rutina volvió a su cauce: los niños al colegio, el trabajo en el hotel y las noches largas de turno. Aun así, David no dejó de hacerse presente. Mensajes cortos, audios improvisados, llamadas en los momentos en que sabían que el otro podía contestar.
Él solía escribirle en las mañanas, cuando ella regresaba del turno y apenas se acostaba.
—“Buenos días, hermosa. Espero que puedas descansar un poco.”
Y ella, medio dormida, respondía con ternura.
—“Gracias, acabo de llegar al apartamento. Espero que tu día sea tranquilo.”
Otras veces, él aprovechaba sus pausas de entrenamiento para enviarle notas de voz llenas de calidez:
—“Te pienso más de lo que debería. Cuando termines tu turno, mándame un mensaje. Me gusta saber que llegaste bien.”
Aunque no se habían vuelto a ver desde el domingo , la conexión entre ellos crecía. Ambos aprendían a conocerse de verdad: él le hablaba del esfuerzo de retomar la disciplina, de las ruedas de prensa, los autógrafos y las entrevistas. Ella, por su parte, le contaba lo difícil que era coordinar los horarios, cuidar a los niños y seguir trabajando siempre con su mejor actitud , aunque a un ritmo más suave ya que la temporada todavia no empezaba.
En casa, las reacciones continuaban.
—“¿Y qué pasó con tu amigo, el futbolista?”, le preguntaba su hermana con picardía.
Ángela solo se reía, fingiendo no darle importancia.
—“Nada, hablamos de vez en cuando.”
Pero por dentro, sabía que no era tan simple.
Los días avanzaron y el jueves, justo antes de que Ángela entrara a su turno en el hotel, recibió una llamada de David.
—“Hola, hermosa,” dijo él con voz serena. “¿Vas camino al trabajo?”
—“Sí, ya casi llego. ¿Cómo estás?”
—“Agotado. Mañana empezamos oficialmente la temporada de mitad de año, así que desde el viernes me hospedo otra vez en el hotel.”
Ángela se detuvo un segundo, un poco sorprendida al escuchar lo q decia david.
—“¿En serio? No sabía que ya era tan pronto.”
—“Sí, lo adelantaron. Han sido días intensos: entrenamientos, compromisos, prensa… Pero confieso que lo que más he extrañado es verte. Saber que volveré a coincidir contigo ahí, aunque sea unos minutos, me alegra el día.”
Ella sonrió sin poder evitarlo.
—“Bueno, entonces nos veremos pronto. Yo estaré en el turno nocturno todo el fin de semana.”
—“Perfecto,” respondió él con tono bajo y cálido. “Prometo portarme bien… aunque me va a costar si te cruzas por los pasillos con esa sonrisa tuya.”
Ángela soltó una pequeña risa, intentando disimular la mezcla de nervios y deseo que esas palabras le provocaban.
—“David…”
—“Dime.”
—“Concéntrate en tu temporada, no en distraer a las camareras.”
Él rió suavemente.
—“Eres tú la que me desconcentra, Ángela. Desde aquella tarde, no dejo de imaginar ese momento en que nos volvamos a ver.”
Ella respiró profundo, sabiendo que esa sensación también la habitaba.
—“Nos veremos pronto, entonces. Cuídate, y que te vaya muy bien mañana.”
—“Lo haré, si tú me prometes no desvelarte tanto. Buen turno, hermosa.”
Colgó la llamada justo cuando entraba al hotel. El aroma a café, el murmullo del lobby y la rutina de siempre la envolvieron. Pero esa noche, mientras atendía huéspedes y organizaba registros, su mente no dejaba de viajar hacia él.
Sabía que al día siguiente, David volvería a hospedarse allí. Y por primera vez en mucho tiempo, la idea de cruzarlo entre los pasillos no la asustaba… la emocionaba.
Su apoyo me motiva muchísimo a seguir escribiendo y avanzando con esta historia. ¡Gracias de corazón por acompañarme en este camino! ✨