No quería vender mi hotel, era un regalo de mi madre los terrenos y paisajes, pero su constructora era su vida. Ahora tendré que venderlo a un Hombre hermosamente arrogante, con un atractivo que me deja con muchas ganas de mas. Sin saber que nos depara el destino
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CAPÍTULO 11
-Danna
Hola señor Belmonte
¿Cómo está? Es bueno verlo de nuevo.
-Arnold
Bien Srta. ¿Usted estaba en la disco también? ¿No?
-Danna
Sí, es correcto.
Bueno, amiga le diré a Marianny para qué vallamos adelantando trabajo. Las horas se pasan volando.
Amiga no olvides que debemos terminar de organizar, así que Marianny y yo nos encargamos, tómate tu tiempo, Sabes que vendrán periodistas de todo el mundo y que será un evento sin precedentes. Bueno si el Señor Belmonte firma y está de acuerdo en que terminemos de organizar, pues será para el sábado y aunque apenas es lunes. Hay que aprovechar el tiempo, porque eso fue lo que usted pidió por lo que tengo entendido.
-Arnold
Bueno aún no he firmado, ya que tengo unas pequeñas cláusulas qué debo repasar. "Sin dejar de mirar a Alis continúa"
Pues está muy costoso y necesito pensarmelo bien antes de gastar tanto dinero.
Los ojos de Danna se pusieron como dos platos.
Mientras Alis le miraba nerviosamente.
-Danna
¿Cómo? ¿Pero, no estaba todo en orden?
-Alis
Después te explico amiga.
-Arnold
Me temo que hay un pequeño tema entre nosotros que quedó pendiente. Y, ya Almorzamos.
Arnold lanza una mirada fulminante a Danna quien no entendía que necesitaban estar a solas y sobraba.
Está al verle, se disculpó.
-Danna
Lo siento, voy a ver si el marrano puso.
Alis Soltó una carcajada que hizo eco en la selva del Amazonas, a lo cual a Arnold le sorprendió ver como reía de manera tan elocuente y despreocupada. Ver una sonrisa tan perfecta y esos hermosos labios carnosos lo ponían a mil.
-Alis
Está bien Danna, te agradezco infinitamente si necesito algo te lo haré saber, de igual forma necesito que le heches una mano a Marianny ella sabe todo lo que se ha de preparar y hay que dejar todo listo.
Alis agradeció tanto a su amiga, no quería explicar los motivos de la venta, pero le recordó que no había firmado y ese era otro problema.
-Arnold
No había visto una sonrisa tan bella como la tuya. Espero no incomodarte, pero eres muy hermosa. Tienes un atractivo natural.
Alis comenzó a sentir como sus mejillas se tornaban carmesí.
Arnold noto como a ella se le encendían los pómulos de vergüenza.
Al ver Alis que sonreía no pudo evitar sentirse más avergonzada y atraída por aquel hombre del que no sabía más que era dueño de infinitos hoteles en el mundo. Sabía que había notado como sus mejillas se sonrojaban, pero su sonrisa la atrapada en pensamientos de deseo y placer, imagino degustando y explorando cada parte de su boca con su lengua, cada segundo con él se convertía en un verdadero riesgo. No quería alejarse de él, pero temía estar a solas, tan cerca de él. Y debía salir de esa situación lo más pronto posible antes de que fuera muy tarde, si no es que lo era ya.
-Arnold
Entonces, ¿cuánto más pospondrás mi guía turística?
-Alis
¿No tenías una llamada importante que hacer?
-Arnold
Yo creo que ya nada es más fundamental que este lugar y tú.
Alis se sorprendió por sus palabras. He intento cambiar la conversación.
-Alis
Me dijiste que quieres conocer la localidad. Bueno vamos. Ve a cambiarte yo iré a prepararme también con ropa más adecuada. No vallas muy desprovisto de ropa. Acá los insectos son abundantes, y los ahí de todo tipo.
Salimos en cuarenta y cinco minutos.