Briagni Oriacne es una mujer como mucha fuerza mental, llega a un momento de colapso donde su felicidad se ve vista en declive ¿Qué hará para alcanzar la felicidad ?
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Evander
Briagni despertó lentamente, con el sol colándose tímido por entre las cortinas del ventanal. El cuerpo aún le dolía... pero de una forma deliciosa. Briagni abrió los ojos lentamente, sintiendo el leve peso de un brazo masculino, fuerte y cálido, descansando sobre su cintura. El olor a piel, sábanas limpias y deseo flotaba en el aire.
Un zumbido insistente rompió la calma. Era un celular vibrando sobre la mesita de noche. Medio dormida, pensó que era el suyo, pero cuando atendió, la pantalla no mostraba su fondo de siempre. Aún con los ojos entrecerrados, deslizó para contestar.
—¿Señor Evander, ya está todo listo para la audiencia? Solo necesito su firma en el documento del juzgado... ¿se encuentra disponible?
Briagni parpadeó. Evander. Evander.
Su corazón dio un pequeño vuelco. No dijo nada. Solo miró hacia el, quien permanecia dormido. Entonces, con la voz lo más templada que pudo, murmuró:
—Eh... si, en unos minutos...
Y colgó.
Se quedó mirando la pantalla unos segundos más. El nombre Evander seguía resonando en su pecho como un susurro con eco. Lo dijo en voz baja para sí misma, probándolo en los labios:
—Evander…
Y sonrió, satisfecha. Ahora sabía quién era. Sabía almenos el nombre de quién podria mejorar los genes. Y no necesitaba más.
Y entonces cayó de nuevo en la tierra ese dios terrenal dormía profundamente, con el rostro sereno y su respiración pausada que la noche anterior le acariciaba el cuello. Estaba completamente desnudo, al igual que ella, cubiertos apenas por la sábana desordenadas que apenas lograba ocultar la intensidad de la noche anterior.
Briagni lo miró de reojo. "¿todo esto me comí anoche?", pensó, divertida y temblando un poco por el recuerdo. Se mordió el labio inferior mientras lo contemplaba.
Ese rostro parecía tallado a mano por escultores griegos, esa mandíbula firme, esos labios, esa piel tan blanca como el mármol, contrastando con el calor ardiente de su cuerpo.
—Maldita sea, me comí a un Dios griego... y estaba delicioso —susurró para sí misma, intentando no reírse por lo bajo—. Y aún me duelen las piernas...
Con mucho cuidado, se soltó de su abrazo. Cassielian gruñó apenas, inconsciente, buscando con la mano el cuerpo de ella en sueños. Briagni se deslizó fuera de la cama, recogiendo a tientas su ropa regada por el suelo, mientras sentía cómo todo su cuerpo le recordaba cada caricia, cada embestida, cada beso que ese hombre había marcado como fuego en su piel.
Fue al baño, se dio una ducha rápida, mordiéndose la lengua para no suspirar al recordar cómo la había levantado del suelo, contra la pared, sobre la cocina...
—No, no, no, enfócate... sal de aquí antes de que se despierte o sería bastante incómodo, aunque podriamos tener otro round —susurró, con una sonrisa traviesa.
Ya vestida, se acercó un momento más a la cama, lo miró por última vez.
Él seguía ahí, como un pecado dormido, la sábana bajando peligrosamente por su cadera.
Sacó el celular de su bolso, y apenas cruzó la puerta del ascensor, marcó.
—¡Micaelaaaa! —exclamó en cuanto su amiga contestó—. Amiga, te tengo un chisme bomba...
—¿Qué pasó? —respondió Micaela con voz de recién despierta.
—¡Me comí un maldito Dios griego! ¡Un Dios griego, Mica! ¡Un maldito Dios griego con traje, apartamento en el centro y... cuerpo de infarto!
—¡¿Quéeee?!
—Amiga, no puedo caminar bien... te juro que no te lo vas a creer. Apenas estoy procesando lo que hice.
—me tienes que contar todooo
—jajajaja apenas llegué a casa te cuento
— vale entonces prepararé algo, esto debe ser cine puro jajajaja
—bueno amor chau
Y así, mientras el sol terminaba de despertar a la ciudad, Briagni sonreía con los labios mordidos y el alma encendida, sabiendo que algo más grande que una simple noche había comenzado... aunque aún no lo supiera del todo, aún no estaba confirmado el que estuviera embarazada, pero con semejante hombre, había posibilidades de que sí y de que no, el hombre podría ser estéril aunque con suerte y quedaba embarazada, sino de cualquier forma ese hombre la hizo ver el cielo... No sería una pérdida total.