Diana: una joven empleada.
Sam: Un apuesto empresario.
Matrimonio arreglado.
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Cap 11
'Narradora'
Los días siguieron corriendo y con ellos la frustración de él joven Sam por no poder si quiera cruzar palabras con su esposa.
Cuando llegaba a casa después de un agotador día de trabajo, ella ya había cenado y se encontraba descansando en su habitación, por las mañanas al despertar.. simplemente se encontraba con la sorpresa de saber que su esposa ya se había marchado al trabajo.
Los rumores en la empresa disminuyeron y la verdad.. eso tranquilizaba a Sam, pues sin los malos comentarios de los demás empleados, Diana se encontraba mucho más tranquila y corría menos riesgos de sufrir otro de sus ataques.
- Diana, necesito que..- Sus palabras quedaron a medias al ver a un hombre junto a su esposa, quien no solo estaba muy pegado a ella sino que también tenía una de sus manos sobre la mano de Diana.- ¿*Quién es usted?
- ¿Que tal señor Evans? Mi nombre es Luka y soy el programador que enviaron de RPC para verificar el problema en los ordenadores de la empresa*. - contestó amablemente el joven sin siquiera saber que aún no se alejaba de la esposa de él hombre que lo veía con seriedad.
- ¿Y porque razón sus manos están sobre la señorita Diana? ella no es a quien tiene que revisar.- preguntó de mala manera por lo que él joven sonríe y se reincorpora en su lugar.
- Lo se señor, es que ella quería aprender sobre como reparar este tipo de problemas y le estaba enseñando a..
- No vuelva a acercarse de esa manera a mi esposa.- Lo interrumpió Sam mientras fruncia su seño y el joven se sorprendía.
- Lo siento, no sabía que era su esposa.- respondió este mientras miraba a la mujer; quien por cierto ni siquiera tomó importancia a la conversación, y la volvía a Sam.
- No creo que a su jefe le agrade saber que esta coqueteando en horarios de trabajo y menos aun que lo haga con la esposa del dueño de la empresa.- añadió este por lo que él muchacho niega cabizbajo. - Retírese, ya no son requeridos sus servicios. - Ordenó. El muchacho asintió y sin levantar la cabeza salió del lugar. - ¿Que es esto? ¿una especie de venganza? - preguntó a su esposa quien ni siquiera se esforzó por mirarlo, solo siguió trabajando en su portátil.- Diana, estoy hablando contigo.
- Y yo te estoy ignorando por si no lo sabes.- respondió ella. Él apretó con fuerzas su puño para luego suspirar en rendición y acercarse a su escritorio tirando una de las carpetas sobre este.
- Mira, esta ves has fallado.- comentó provocando que ella lo viera y luego desviará su mirada a la carpeta. - Han rechazado la propuesta desde Australia y eso no es bueno para nosotros.
- No puede ser.- contestó ella tomando la carpeta y viendo en ella que es lo que podía estar mal.- La propuesta es buena, no comprendo porque la rechazaron.
- No todos piensan como nosotros y no ha todos les parece buena las ideas de los demás.- añadió él y ella se tiro para atrás sin quitar la mirada de aquella carpeta.- Tenemos solo un mes para tratar de convencerlos, de lo contrario se negaran.
- Me ocuparé de ver cada detalle y conseguir que nos aprueben. - Respondió y él solo asintió para luego salir de allí. *No volvería a insistir con hablar sobre su relación, ya estaba cansado de terminar siempre en una discusión.*
Los días siguieron pasando y ambos hablaban solo cuando era preciso y por asuntos de la empresa, no se daban los buenos días ni las buenas noches, cada cual hacia su vida por separado.
Diana comenzó a sentir el distanciamiento de su esposo y pesé a que no quería pensar en ello, eso la estaba entreteniendo esa noche.
Volvió a mirar el reloj y nuevamente marcaban solo dos minutos más de las 12:30 ¿Acaso la hora no pensaba pasar? ¿Seguiría ella allí esperando a su esposo para saber si quiera el motivo por el cual aun no llegaba? Estaban a dos meses de cumplir con su contrato pero.. no era algo que la haga Feliz.
El timbre sonó y luego de pensarlo por un momento, decidió ir a atender llevándose con la sorpresa de ver a su esposo muy alcoholizado y en compañía de su ex novia, aquella que la culpaba de su ruptura.
- Buenas noches.- dijo amablemente mientras veía lo deplorable que su esposo se encontraba.
- Buenas serán para ti que no tienes que soportar el peso de alguien.- contestó la mujer con sarcasmo dándole a entender que lo adecuado sería dejarla pasar para que dejara a Sam sobre el sofá.
Ella se sorprende luego de entender su sarcasmo y le da el pase.
La mujer recuesta a Sam sobre el sofá y camina a la puerta contoneando sus caderas.
- Antes que nada..- Dijo girandose mientras tomaba el pomo de la puerta.- Dile a Sam que ha sido fabuloso sentirlo nuevamente mío, como tantas otras noches lo fue, pero que a la próxima trate de no gemir mi nombre tan fuerte cuando le este dando placer, pues eso me trae problemas con los vecinos.- Finalizó con una sonrisa para luego salir de la casa.
Ella no lo podía creer, pese a que se negaba admitir que su esposo estaba convenciendola.. él simplemente lo dejaba ir todo por una noche con esa mujer.
Giró en su lugar y vio a aquel hombre que se hacía llamar su esposo totalmente dormido por la borrachera, con el dolor en su pecho decidió de irse y dejarlo dormir allí, de todos modos.. él sabría como arreglárselas para subir a su habitación.
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La siguiente mañana se hizo presente y el dolor de cabeza que Sam se cargaba era impresionante.
Lo último que recordaba de él día anterior era a su amigo convenciendolo para que se diera una oportunidad con Mía Richmond y dejará de sufrir por Diana, pero él se negó desde el primer momento en que lo propuso.
...Flashback:...
- Trato y trato de convencerla pero ella no cede.- comentó por décima ves mientras bebía otro vaso de vino y dejaba que este se uniera a los otros que se había tomado y lo emborrachara aún más.
- Amigo, ya deberías dejar de insistirle, solo haces que se crea más importante de lo que es.- respondió este luego de suspirar.
- Puede creerse todo lo que quiera, porque es más importante de lo que tu crees. - respondió este entre hipidos.
- ¿Que fue lo que le paso al gran Sam Evans? ¿Ese que no se rebajaba ante los encantos de una mujer? - preguntó este con sinceridad.
- Encontró a la horma de su zapato, a su otra mitad.- contestó este con una sonrisa.- *Se enamoró perdidamente de una mujer que ni siquiera se enloquece ante su presencia.
- Tu en verdad estas loco.
- Si el amor es una locura, pues si, estoy muy muy loco*.- añadió para luego beber otro sorbo de vino.- Tu lo entenderás solo cuando encuentres a esa persona que te haga perder la dignidad, porque puedo asegurarte que mi Diana es dulce, pero muy muy arrogante, tanto como yo.- añadió y su amigo solo negó para luego levantar la mirada y sonreír al ver que su querida amiga había llegado.
- Escucha Sam, creo que lo correcto es que te des una oportunidad con la mujer a la que has amado verdaderamente, Mía. - respondió este ganándose la mirada molesta de su amigo.
- ¿Mía? - preguntó por lo que su amigo asiente.- *Leo, Mía solo fue la mujer con la cual experimente muchas cosas en la sexualidad, fue quien me guió a una carrera que realmente me veneficiaria pero no lo hizo por mi, solo lo hizo por un futuro asegurado para ella y fuera de todo.. ni siquiera la he amado.
- Que sandeces dices, siempre decías que ibas a casarte con ella.
- Sip.. solo hasta que ella me demostró quien realmente era*.- respondió este.
- Anda, ve con ella.- insistió pero él se negó. - *Sam, ella está aquí y está dispuesta a perdonarte.
- ¿A perdonarme*? - preguntó con sarcasmo para luego reír.- Si ella en verdad está aquí, no me queda de otra que marcharme.
Dicho eso, se puso de pie notando como los tragos le afectaron y por lo cual tuvo que sostenerse de la barra de bebidas.
- Sam..- La vos de la mujer lo hizo reaccionar y volteo a verla.- *Mira como estas cariño, déjame ayudarte.
- Aléjate de mi*.- Dijo él tratando de lanzar un manotazo para empujarla pero esta lo esquivo y tomó su brazo pasándolo por su hombro.- No te quiero cerca de mi, soy un hombre casado que ama a su esposa.- Añadió con su notable vos de ebrio por lo que está gira sus ojos.
- *Solo te llevare a casa, no estas bien para conducir.
- Estas loca, bruja*. - respondió este mientras se soltaba de su agarre y caminaba con dificultad a la puerta.
Claro que sabia lo ebrio que estaba, pero aun así no se confiaría de nada, por ello encendió la grabadora de su celular para luego guardarlo en el bolsillo interno de su chaqueta y dejar que su cabeza cayera en el bolante.
Fin del Flashback.
Solo hasta ese punto su cabeza le permitió llegar, por lo que aún restaba saber el cómo había llegado a casa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por Diana, quien bajaba las escaleras lista para comenzar con su día laboral.
- Diana..- habló pero esta lo ignoró caminado a la cocina. Él se puso de pie y la siguió para verla servir un vaso de agua. - *Yo.. ¿como es que llegue a casa?
- Tu ex o actual novia te trajo*.- contestó esta sin verlo para luego tomar una pastilla de él cajón de medicamentos.- Tomate esto, hoy tenemos una reunión con los Australianos y no sería correcto que te vean en mal estado.- añadió para luego caminar a la puerta.- Por cierto..- se giró a verlo. - La señorita que te trajo anoche me pidió que te dijera que ha sido fabuloso sentirte tan de ella como antes pero que trates de no gemir tan fuerte a la próxima vez ya que eso le trae problemas con sus vecinos.- este se sorprendió ante lo que oía y no podía creerlo, pese a su borrachera él sería incapaz de serle infiel a su esposa.
Cuando reacciono para seguirla y tratar de darle una explicación que aún no tenía.. escuchó como el auto que había comprado para ella se marchaba de allí.
- No puedo ser, estoy seguro se que eso no sucedió. - Dijo para si mismo mientras tanteaba los bolsillos de su saco hasta dar con lo que buscaba.
Tomó el celular en su mano y pudo notar que la grabación aún seguía, Por lo que la detuvo y comenzó a escuchar todo lo que ocurrió luego de que se quedara dormido.
tí corazón de melón 🍈
me encanta la historia