Desafortunadamente, Me Enamoré De Mi Mejor Amigo.

Después de la cena, todos fueron a sus habitaciones para prepararse para la fiesta que habría más tarde. Mariana toma un baño relajante y se aplica todos los productos de belleza que tiene derecho en su cuerpo. Después del baño, revisa la hora y se da cuenta de que aún es temprano, así que decide salir al balcón de la habitación. La noche era hermosa, el cielo estrellado y el brillo de la luna llena iluminaban el mar. Sonríe satisfecha y cierra los ojos, sintiendo la brisa en su rostro.

Mari: ¿Se habrá dormido ya mi bebé?

Y como respuesta, aparece una notificación en su celular revelando la foto de bloqueo, es una foto de ella y de su hija, donde Olivia está toda hermosa en brazos de su mamá. Mari sonríe al ver la foto, pero al mismo tiempo, sus ojos se llenan de lágrimas.

Mari: Mamá no va a poder vivir sin ti, mi amor.

Mariana suspira y se seca una lágrima que corre por su rostro. Enseguida regresa a la habitación, hidrata su piel, se seca el cabello, se maquilla, elige qué ponerse y lo complementa con algunos accesorios. Cuando está organizando su bolso, Luiza toca a la puerta y asoma solo la cabeza.

Luiza: Mana, ya estamos aquí fuera esperándote. Solo faltas tú.

Mari: Ya voy, hermanita. Solo voy a ponerme perfume.

Luiza asiente y cierra la puerta. Mari se aplica el perfume en algunos puntos estratégicos de su cuerpo y termina mirándose al espejo, satisfecha con lo que ve. Luego, toma su bolso y sale de la habitación, encontrando a los tres en el pasillo. Murilo se queda sin aliento al verla.

Mari: ¿Vamos?

Luiza: Por supuesto.

Fred: Vamos, pero no estoy seguro de que vayamos a quedarnos mucho tiempo.

Murilo: ¿Por qué?

Fred: Porque no veo la hora de quitarle la ropa a mi mujer y...

Luiza: ¡¿Frederico?!

Mari: Ahórrate eso, Fred, jajaja.

Murilo: Al menos, si desaparecen, ya sabemos a dónde fueron, jajaja.

Fred: Entonces no tendrán que preocuparse.

Luiza: Ya estás diciendo muchas tonterías, amor.

Fred: Son hechos, mi vida. Ahora vamos antes de que me arrepienta de ir, jajaja.

Luiza se sonroja haciendo reír a su marido y luego recibe un suave beso en los labios. Murilo mira a Mariana con una sonrisa en el rostro y se acerca a ella, depositando un beso en su hombro, casi cerca del cuello.

Murilo: Estás guapísima y también hueles muy bien.

Mari: Lo mismo digo, señor Rossi.

Murilo la toma de la mano y caminan un poco detrás de la pareja. Mariana llama la atención de los hombres por donde pasa, por lo que Murilo le suelta la mano y la rodea con la cintura. Mari, al percibir los celos, simplemente sonríe de lado y continúa caminando. En el salón de fiestas, eligen una mesa y se acomodan.

Murilo: ¿Alguien quiere beber algo? Voy a ir al bar.

Fred: Voy contigo.

Murilo: ¿Chicas?

Mari: Sorpréndenos, Lilo.

Él asiente y pronto se va con Frederico. Luiza se acerca a su hermana y le da un beso en la mejilla.

Luiza: Estás maravillosa, mana.

Mari: Y tú estás guapísima. Fred tiene razón en querer sacarte de aquí, jajaja.

Luiza: En realidad, quiere verme sin ropa, jajaja.

Mari: Sí, jajaja. Si quieren irse, no hay problema, Luh.

Luiza: ¿Y tú?

Mari: Tengo a Murilo y también quedé con Henry.

Luiza: Murilo y Henry en el mismo lugar no es una buena idea. En la piscina casi vi a Murilo romperle la cara a Henry. No creo que sea buena idea que te quedes sola con ellos.

Mari: Lo sé, hermanita. Pero si Murilo realmente me quiere, tendrá que acostumbrarse al hecho de que tengo amigos hombres. No voy a alejarme de Henry y mucho menos de César por celos, Maria Luiza.

Luiza: Y tienes toda la razón.

Mari: César y Henry fueron mi apoyo después de perder a mis abuelos. Hicieron todo lo posible para que nunca me sintiera sola o triste, ellos me ayudaron a seguir adelante con mi vida, sin nuestros abuelos.

Luiza: ¿Y si él no lo acepta, Mariana? ¿Y si quiere que te alejes de ellos?

Mari: Si él hace eso, Maria Luiza, tendré la certeza de que Murilo no es el hombre adecuado para mí. No voy a alejarme de mis amigos, no voy a dejar de hablarles ni a ningún otro hombre que se me acerque.

Luiza: Tienes toda la razón. Pero una cosa te digo, si se puso así con Henry, imagínate con César por ser tu ex.

Mari: Tendrá que acostumbrarse. César es un amor y se ha vuelto aún más querido desde que se descubrió.

Antes de que Luiza pudiera decir algo, los chicos regresan a sus lugares. Se quedan conversando un rato, hasta que Mariana recibe un mensaje.

Fred: ¿Qué significa esa sonrisita, cuñada?

Mari: Henry está en la pista de baile y me está llamando para bailar.

Murilo: ¿Vas a ir?

Mari: Por supuesto.

Se termina su bebida de un trago y se dirige a la pista para encontrar a su amigo. En cuanto se encuentran, ambos comienzan a bailar juntos, entre conversaciones y risas.

Henry: Con César aquí haríamos estragos, jajaja.

Mari: Este crucero se quedaría pequeño para los tres, jajaja. Amigo, necesito que me ayudes con una cosa.

Henry: ¿Qué?

Mariana simplemente señala con la mirada. Henry la sigue y ve a Murilo entrando en la pista de baile con una cara no muy agradable.

Henry: Modo hetero activado por unos minutos.

Mari: Prometo que después te señalo a un chico bien guapo para ti, jajaja.

Henry: Voy a cobrártelo, jajaja.

Ven a Murilo acercándose y, como dijo, Henry activa el modo hetero. Mariana y su amigo comienzan a bailar pegados, la música también les ayudaba. Murilo se mantiene cerca observando todo, y ya estaba irritado, no le gustaba ver a otro chico con Mariana. Henry esperó el momento adecuado para actuar y cuando se dio cuenta de que era el momento, tomó a Mari por la cintura con una mano acercando sus cuerpos y con la otra le sujetó la nuca. Sus rostros quedaron a centímetros de distancia el uno del otro.

Henry: Si él no se queda contigo hoy, Mariana, puedes olvidarte de que te quiere como te imaginas.

Mari: ¿De qué estás hablando?

Henry: ¿Confías en mí?

Mari: Claro, amigo...

Él simplemente sonríe con picardía y esa sonrisa hizo que Mariana entendiera lo que quería decir. Ella le pasa los brazos por el cuello y cuando Henry está a punto de besarla, Murilo pone la mano en medio tapándole la boca.

Mari: ¿Te has vuelto loco, Murilo?

Murilo: No te vas a liar con nadie, Mariana. No vas a besar a nadie.

Mari: ¿Desde cuándo me das órdenes, Murilo? Hago lo que quiero, beso a quien quiero.

Henry: Déjanos en paz, tío.

Murilo: No estoy hablando contigo, idiota.

Mari: ¡¿Murilo?!

Murilo: Vamos a nuestra mesa, Mariana.

Mari: ¡No!

Murilo: No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenan...

Mari: Que yo sepa, Murilo, el nombre de mi padre es Octavio Sanna, él es el único hombre que puede darme órdenes. Volveré a la mesa si quiero y ahora mismo no quiero.

Murilo: Mari, por favor...

Mari: No, Murilo.

Murilo: No te quedes con este idiota...

Henry: ¿Idiota? Soy más hombre que tú.

Mari: No le hagas caso, Henry. Vamos a disfrutar de la noche.

Murilo: Mah, no te quedes con él, no lo beses...

Mari: Murilo...

Murilo: Por favor.

Mari: ¡Está bien, Murilo! ¿Pero podrías hacerme el favor de quitarte de encima?

Murilo simplemente asiente y se dirige al bar donde puede observarla. Mari mira a su amigo con una sonrisa traviesa en el rostro y vuelven a bailar.

Henry: Pensé que te ibas con él.

Mari: Solo vamos a bailar un poco más, luego me quedaré con él. ¿Y qué ha sido eso de ser más hombre que él? jajaja.

Henry: Raro, ¿verdad? jajaja Ni yo me creía lo que decía.