dos vidas al borde del abismo, sus sentimientos y emociones se cruzan, sueños inalcanzables.
Sora un chico de 19 años que ha abandonado sus sueños y Mai una chica de 18 que no sabe como avanzar, a donde nos llevará su encuentro.
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capitulo 12: Esperanza
Ya había pasado un año y medio desde lo ocurrido, Mai ya no se veía con sus amigos, y mucho menos asistía a la escuela. A pesar de todas las cartas del colegio ella decidía no ir.
Mai se pasaba los días en su habitación, acostada y totalmente despistada, ya había pasado tiempo desde la noticia sobre su problema, eso hizo que Mai ya no quiera vivir.
Era comprensible pensaban sus padres, quienes intentaban apoyarla con lo que podían. Ellos iban a su trabajo en la tienda y luego regresaban, la señora Yui cocinaba y el señor Hiroshi hacia las cuentas del mercado.
Una vez terminada la comida, yui llama a Mai, pero muy pocas veces ella solía responder.
"Que podemos hacer por ella" decía yui mientras miraba hacia las escaleras donde estaba el cuarto de Mai, "Esto no es fácil para ella cariño, debes dejar que ella se reponga, y cuando lo haga veremos que hacer", dice su papá, mientras miraba las cuentas, con una mirada afligida.
La oscuridad se cernía sobre la habitación de Mai, mientras ella se hundía más en depresión. La joven yacia en su cama, los recuerdos con sus amigos que antes le habían dado alegría, ahora parecían vacíos y sin sentido.
La luz de sol se filtraba a través de las cortinas, pero no lograba iluminar el vacío que sentía en su interior.
Un día, la señora yui decidió subir a la habitación de Mai, con la esperanza de encontrarla un poco mejor. Al entrar, se sorprendió al ver a Mai totalmente decaída.
Ella estaba sentada en su cama, mirando por la ventana. La Señora Yui se acercó a ella y se sentó a su lado, tomándole la mano.
"Mai, hija mía", le dijo con voz suave. "¿Cómo estás? ¿Quieres hablar conmigo?"
Mai se volvió hacia su madre, con una mirada vacía y sin vida. La señora yui se sintió triste por ella dejando salir unas lágrimas al ver a su hija en ese estado.
"De que quieres hablar mamá, no hay nada que contar, simplemente no quiero vivir, ya no tengo las fuerzas para hacerlo", dice Mai en voz baja y suave.
"No hay nada que puedan hacer por mi", dice mientras cierra sus ojos y comienza a llorar.
La señora yui se quedo en silencio por un momento, buscando las palabras adecuadas para responder.
"Mai, Hija", le dijo con confianza. "No voy a dejar que te rindas. Tu papá y yo vamos a luchar por ti, y vamos a hacer todo lo que este en mi poder para que vuelvas a sonreír.
Mai miro a su madre, y se abalansa sobre ella abrazándola con fuerza, soltando lágrimas qué no podía frenar, " lo siento mamá, lo siento mamá, lo siento", decía mai llorando entre cortado y afligida.
Yui la abraza, acariciando su pelo y apoyandoce sobre su cabeza, "Solo no quiero que te rindas Hija, ya veras que todo saldrá bien, todo saldrá bien", decía Yui.
El sol iluminaba tan fuerte que la luz atravesó las cortinas, el momento entre ellas parecía no conocer límites, las aves se escuchaban afuera, y solo el cilencio se quebró con un abrazo entre ellas.
Decidida a encontrar una forma de ayudar a su hija a superar su dolor y encontrar la fuerza para seguir adelante.
Yui siempre intentaba hablar con ella todos los días, hasta que de a poco Mai, fue saliendo de su cuarto. Hablaba un poco más y ayudaba a su madre, en los quehaceres del hogar.
Un día de pronto Mai creyó estar lista y quiso volver a la escuela, su madre le dijo que lo sé esforzará tanto, que vaya más lento, pero Mai estaba segura de que podría hacerlo.
al medio día luego de el almuerzo, caso su bolso guardo sus útiles y quizo salir, ya se habia aprontado a la mañana, se peino, se baño, y luego se vistió con su uniforme.
al salir afuera, sintió un gran pesar, no sabía que hacer sus piernas no avanzaban, y el camino parecía alejarse y hacerse más largo, su madre que estaba atrás de ella, se hacerco, con su manos toco los hombros de Mai.
"Tranquila Hija, ya tendrás más tiempo, no te apures" luego besá su mejilla y la vuelve a su casa. Yui tuvo una idea, si Mai no podía ir a la escuela todavía, pensaba que si de a poco empezaba a salir, quizás algún día lo lograría.
"Mai, Hija, que tal si vamos a la tienda con tu padre", Mai que estaba sentada en la sala, levantó la mirada," si porque no", dijo indiferente.
Su madre se viste, luego toma las llaves, "vamos, seguro tu padre se alegrará al verte", al salir de la casa, sierra la puerta con llave, ella y Mai, caminan juntas al supermercado.
Mientras bajan la colina Mai nota, el sol en su cara el cual no la deja ver, se tapa los ojos y al volver a abrirlos, ve un cielo azul, totalmente despejado, el pueblo seguía igual.
Las personas caminaban, y disfrutaban el día, muchos se acercaban y saludan a su madre, y luego dirigían su mirada a Mai, "que te mejores", le decían, "¿cómo estás?", le preguntaban.
El camino era tranquilo, ella veía a todos lados como si fuera su primera vez en el pueblo, cuando cruzaban unos de los puentes de un arroyo, veía en las costas del lago, como muchos chicos se dirijian a la escuela.
Fue entonces cuando vio, Emily, Cecili y Sato dirigirse hacia la escuela también.
Pero entre ellos faltaba Kaito, Mai pensó que quizás era mejor que ella no esté más a su lado, ya que solo los hacía sufrir, y al verlos sonrió sutilmente.
"Mira hija, ya llegamos", dice su mamá, abren la puerta y allí estaba su padre en el mostrador, atendiendo como siempre, Hiroshi ve a su hija, se acerca ella y la abraza fuertemente, "Mai, Mai Hija, me alegro tanto, me alegro de que hayas decidido salir ja, ja, ja, ja, ja", decía su padre, con una gran expresión en su rostro de alegría.
Yui barría un poco en la tienda, el señor Hiroshi reponía algunas cosas en los estantes, y Mai estaba en la silla del mostrador mirando hacia afuera, Cuando de repente...
"Buenas tardes, señor Hiroshi" una silueta conocida entra por la puerta, cuando la luz del sol se disminuye, Mai lo ve con claridad, se queda viéndolo con sorpresa, se trataba de Kaito.
Ambos se quedan viendo sin decirse una palabra, el rostro de Kaito sorprendido, no podía disimular tremenda sorpresa, "ah, hola... Mai", dice Kaito en voz baja, y dulcemente.
"aah eres tu, Buenos días Kaito", dice Hiroshi detrás de un estante. Mai no responde al saludo de Kaito y baja la mirada, solo asiente con su cabeza.
Mientras lo ve dirigirse hacia una de las heladeras, "llevaras lo mismo de siempre", le pregunta el señor Hiroshi, "si un refresco de limón", responde kaito.
Saca la bebida, se dirige al mostrador, y saca la plata de sus bolsillos, "vas a llevar algo más", le dice Mai con la cabeza inclinada al suelo.
"No, con esto estoy bien", responde Kaito, "Gracias", dice Mai, ve que la Mano de él se extiende hacia la botella, y luego se va.
Mai queda viendo hacia la puerta, sin saber que hacer o decir, la invadió el miedo de que sus amigos la odiaran por todo, pero a la vez no quería que ellos sufran por su culpa.
Cuando de la nada, la puerta vuelve a abrirse y kaito vuelve a entrar. "Quieres, caminar conmigo un rato", dice Kaito algo agitado.
"¿yo?, he, bueno es que yo..." Mai estaba indecisa. "Ve, nosotros nos encargamos de la tienda", le dice su madre con una sonrisa cálida.
Mai sale con Kaito, y los invade un silencio, mientras el camina adelante, Mai va detrás de él, mirando hacia abajo viendo sus pies, cuando se detiene," ka, Kaito, perdón", dice Mai en Voz baja.
"No, perdóname a mí por dejarte, no me puedo considerar tu amigo, incluso ahora, también trato de avanzar. Sato y las chicas están iguales"
"Incluso entre Emily y yo, las cosas se pusieron incómodas, pero pude arreglar algunas de ellas"
"Mai, desde el año que no te vimos, los chicos querían disculparse, pero no sabíamos por donde empezar, lo que paso no es tu culpa", le dice Kaito mientras la ve fijamente.
Mai alza la mirada y cruza sus manos, " me alegro, mucho, que las cosas entre ustedes vallan bien, pero es mejor que yo esté lejos de ustedes, es mejor así", dice Mai mientras que de sus ojos comienzan a brotar lágrimas.
"Es lo mejor, así cuando yo no esté más, cuando me muera, no tendrán por qué sufrir por mí, no tendrán por qué llorar", dice Mai. Kaito se acerca a ella y la toma de los hombros," Me alegra mucho que hallas vuelto, tonta, aunque tú desaparecieras, el dolor de tu partida jamás lo haría", le dice Kaito con una voz más suave.
Luego de unos minutos, ambos se sientan en una banca, Kaito toma su Bebida y le da un sorbo a Mai, "sabes... Este último año, Jamás dejé de tener esperanza de que te volvería a ver", dice Kaito mientras observa el cielo.
"Yo sé que para ti es difícil, pero no te olvides que aunque tú no quieras, tienes amigos que te apoyan", le dice Kaito mientras que ve a Mai.
"Sé que alguien aparecerá y donará su corazón, siempre Hay esperanza", Kaito la ve con una sonrisa en su rostro.
"Deberías ir a ver a los chicos, de seguro se pondrán contentos"
"No", responde Mai.
"¿por qué no?, porque no a...?", le pregunta Kaito, pero antes de terminar, Mai interfiere.
"Porque volverán a llorar, por mi culpa ustedes se pelearon, no quiero que acerquen a mí para que terminen sufriendo al final, y tú también deberías alejarte", le dice Mai.
Ella se para de la banca y se aleja caminando, se da la vuelta mirando a Kaito con una mirada triste y una sonrisa que le pego directo al Corazón," Gracias por preocuparte por mí, enserió no merezco tu amistad", le dice mientras se da la vuelta y luego sigue su camino.
Kaito la ve alejarse, poco a poco, paso a paso Mai se perdía en la distancia, Kaito deja salir un suspiro largo mientras se recuesta en el respaldo de la banca.
Al día siguiente, Mai vuelve al supermercado, allí atiende a los clientes y ayuda a sus padres, los chicos de su escuela que la ven allí la saludan y se van.
"Hola, querida ¿cómo estás?", le pregunta doña yuka, quien fue hacer un pedido, ya que ella no podía cargar con todo sola, Mai le responde que andaba bien.
Y así pasan los días, Mai había decidido trabajar en la tienda de sus padres, ya que no asistía a la escuela. Una semana después, Mai ingresa al super, por la tarde para trabajar, al entrar ve a Kaito quien estaba en el mostrador.
"¿Qué haces aquí?, papaaá, ¿qué hace el aquí?, pregunta Mai sorprendida y en un tono alto, "Que no es obvio, hija, Kaito ahora trabaja aquí. Me lo pidió la semana pasada, por lo que le dije que comenzará esta semana".
Mai mira a Kaito enojada, y se acerca al mostrador, "Que no te dije, te dije que de ale...", Mai no pudo terminar su frase, ya que Kaito la interrumpió.
"Sé lo que dijiste Mai, te escuche muy claro. Pero creo que tengo derecho a elegir, no me iré y no me alejaré de ti. Esta vez no será igual que aquella vez", le dice Kaito con una voz segura de si mismo.
"Como te dije, yo aún mantengo mi esperanza en ti", le dice Kaito mientras sonreía con seguridad.
Los días pasaban y ambos comenzaron a trabajar juntos, Kaito iba los fines de semana o cuando salía de la escuela, hasta la llegada del verano cuando comenzó a ir todos los días sin falta.
Aunque todavía no lograba hacer que Mai quisiera verse con los chicos, Kaito seguía a su lado, aunque Mai seguía siendo algo distante, él podía notar el cambio en ella.
quizás Mai ya no reía como antes, tampoco hablaba como solía hacerlo, pero no había duda de que en su mirada había una pequeña pero lejana chispa de esperanza, de que todo podría mejorar.