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Amor Bajo Contrato

Amor Bajo Contrato

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Matrimonio arreglado / Hija rica en bancarrota / Juego del gato y el ratón
Popularitas:7k
Nilai: 5
nombre de autor: America Blancas

Violeta Meil siempre tuvo todo: belleza, dinero y una vida perfecta.
Hija de una de las familias más ricas del país M, jamás imaginó que su destino cambiaría tan rápido.

Recién graduada, consigue un puesto en la poderosa empresa de los Sen, una dinastía de magnates tecnológicos. Allí conoce a Damien Sen, el frío y arrogante heredero que parece disfrutar haciéndole la vida imposible.

Pero cuando la familia Meil enfrenta una crisis económica, su padre decide sellar un compromiso arreglado con Damien.
Ella no lo ama.
Él tiene a otra.
Y sin embargo… el destino no entiende de contratos.

Entre lujo, secretos y corazones rotos, Violeta descubrirá que el verdadero poder no está en el dinero, sino en saber quién controla el juego del amor.

NovelToon tiene autorización de America Blancas para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La vida perfecta de Violeta Meil

**Capítulo 1:**La vida perfecta de Violeta Meil

(Desde la perspectiva de Violeta Meil)

Desperté con la luz del sol colándose a través de las cortinas blancas y suaves que cubrían mis ventanas francesas.

Los rayos dorados se extendían por toda mi habitación, iluminando los tonos rosa pastel y crema que la decoraban.

Las flores frescas en el jarrón de mi tocador desprendían un aroma dulce y relajante, y el suave sonido del agua de la fuente decorativa llenaba el silencio con su murmullo constante.

Podría decir que mi vida era perfecta.

Y, en teoría… lo era.

Soy Violeta Meil, hija única de Rodrigo y Amelia Meil, dos de los empresarios más poderosos del país M.

Mi apellido significa dinero, elegancia y, lamentablemente, también “compromiso arreglado”.

Miré mi reflejo en el espejo con una sonrisa.

Mi cabello rubio platinado caía en ondas suaves hasta mis hombros, y mis ojos azules —el rasgo que más resaltaba de mí— brillaban con emoción.

Aún no me llegaba la carta oficial, pero estaba segura de que Vlader Sen, la empresa más prestigiosa del país, me aceptaría.

Mis profesores me habían recomendado personalmente.

Habían dicho que yo era una de las mejores estudiantes de Administración de Empresas que habían tenido.

Y modestia aparte, tenían razón.

—Solo falta un paso más —me dije, mientras aplicaba una última capa de gloss en mis labios.

Había trabajado duro para llegar hasta aquí, aunque el mundo creyera que todo me lo daban servido.

Y sí, admito que muchas cosas en mi vida fueron fáciles, pero ganarme mi lugar en la empresa Sen sería mérito mío, solo mío.

Me puse un vestido blanco con detalles rosados y me senté frente al tocador, mientras acariciaba con la mirada los recuerdos de toda mi vida.

En las paredes, las fotografías con mis padres en los viajes familiares, mi diploma recién enmarcado y una pintura que mi madre mandó hacer de mí para mis dieciocho años.

Todo tenía un toque de perfección exagerada.

Y, sin embargo, detrás de todo ese brillo, había un miedo constante.

Uno que me acompañaba desde niña.

El miedo a no poder elegir.

En mi familia, el amor siempre fue un negocio.

Mis padres se casaron por conveniencia, uniendo las fortunas Meil y Lozano, y aunque jamás se amaron, se respetaban.

No puedo decir que tuve una infancia infeliz, pero crecí sabiendo que, algún día, yo también tendría que firmar mi destino con alguien elegido por otros.

Suspiré, girando en el asiento para mirar por la ventana.

Desde allí se veía parte de los jardines, el lago artificial y la fuente central de nuestra mansión.

Todo en mi vida parecía salido de un cuento… solo que yo no era la princesa libre, sino la pieza más brillante de un tablero de ajedrez.

—Bueno, princesa, al menos eres una pieza hermosa —me dije entre risas, encogiéndome de hombros.

Justo en ese momento, la puerta se abrió con suavidad.

Mi madre, Amelia Meil, apareció con su elegancia habitual.

Siempre impecable, vestida con tonos neutros, su cabello castaño perfectamente recogido y ese perfume caro que anunciaba su presencia antes de que hablara.

—Buenos días, hija. —Su voz sonaba dulce, pero firme—. Olivia te está esperando en la sala.

—¿Tan temprano? —pregunté mientras me levantaba, acomodando el lazo de mi vestido.

—Dijo que tenía algo importante que contarte.

—¿Podrías decirle que suba, por favor? —respondí con una sonrisa traviesa—. Sabes que me da flojera bajar tan temprano, y además… mi habitación es más bonita.

Mi madre rodó los ojos con una mezcla de ternura y resignación.

—Eres incorregible, Violeta.

—Lo sé, pero me amas así.

Ella sonrió apenas.

Era su forma de decir “sí” sin palabras.

Cuando salió, volví a mirarme en el espejo.

Todo estaba perfectamente en su lugar, y aun así, sentía que algo me faltaba.

Quizá libertad.

Quizá emoción.

O quizá simplemente una vida que no estuviera tan planificada.

Pocos minutos después, la puerta volvió a abrirse.

—¡Violeta Meil! —gritó Olivia, entrando como un torbellino de energía.

Vestía una falda corta color lila y una blusa blanca con encaje, su cabello castaño cayendo en ondas perfectas.

Era hermosa, segura y divertida, la mezcla exacta de todo lo que una mejor amiga debía ser.

—¡Olivia! —corrí a abrazarla—. Pensé que estabas de viaje con tus padres.

—Volvimos anoche. Y, sinceramente, necesitaba verte.

—¿Me extrañaste tanto? —pregunté fingiendo vanidad.

—Más de lo que quieres admitir —contestó ella con una sonrisa, dejándose caer en mi cama, rodeada de cojines rosados.

Mi habitación siempre fue su refugio.

De hecho, ambas solíamos decir que era “nuestro lugar sagrado”.

Entre las paredes blancas con detalles dorados, los cuadros delicados, los peluches y la gran ventana con vista al jardín, era imposible no sentirse en paz.

—¿Sabes qué me di cuenta? —dijo Olivia de repente—. Eres demasiado hermosa para estar encerrada aquí todos los días.

—¿Otra vez con eso? —resoplé, cruzándome de brazos.

—Sí, otra vez. Violeta, tienes veintitrés años, eres graduada, inteligente y, literalmente, podrías hacer que cualquier chico se enamore de ti con una sola mirada. ¡Y sigues sin salir a divertirte!

—No es mi culpa que todos los hombres que conozco sean unos interesados —contesté en tono divertido.

Olivia se echó a reír.

—Interesados o no, deberías salir. Vamos al antro esta noche, no acepto un “no” como respuesta.

Puse los ojos en blanco, pero una sonrisa se escapó de mis labios.

—¿Y si me quedo en casa esperando mi carta de aceptación?

—¡Violeta! —protestó, levantándose—. La carta llegará igual, pero la juventud no se repite. Vamos, anda. Te prometo que será divertido.

—Eres una mala influencia —dije, levantándome del tocador.

—Soy la mejor influencia que podrías tener —respondió ella, posando como modelo.

Reímos juntas.

Ella tenía esa habilidad de hacer que mis preocupaciones se volvieran pequeñas.

Desde que éramos niñas, había sido mi otra mitad, mi hermana de otra madre.

—Está bien, iré —dije finalmente, levantando las manos en señal de rendición—. Pero solo porque necesito despejarme un poco.

—¡Eso quería escuchar! —exclamó Olivia triunfalmente—. Esta noche, Violeta Meil, vas a brillar.

Su entusiasmo me contagió, aunque en el fondo seguía sintiendo una pequeña punzada de preocupación.

Mientras Olivia hablaba sobre la nueva música del antro y los chicos guapos que probablemente encontraríamos, mi mente viajó a otro lugar.

A las conversaciones que había escuchado entre mis padres.

A las miradas serias de mi madre y el tono preocupado de mi padre al hablar de “alianzas”, “acuerdos” y “compromisos”.

Sabía lo que eso significaba.

Los Meil no eran solo una familia poderosa.

Eran una marca.

Y una marca necesitaba mantenerse fuerte.

Mi matrimonio, tarde o temprano, sería una estrategia más en su tablero de negocios.

Suspiré, tratando de disimular la molestia que me provocaba ese pensamiento.

—¿Otra vez pensando demasiado? —preguntó Olivia, notando mi expresión.

—Solo… cosas de familia —dije, restándole importancia.

—Déjame adivinar —dijo con un tono pícaro—. ¿Tu mamá ya empezó con su discurso de “necesitas casarte con alguien digno del apellido Meil”?

—Más o menos —reí sin ganas—. Ya sabes cómo es. En esta familia, el amor no se elige, se firma.

Olivia me miró con compasión.

—A veces me da rabia que tengas que cargar con eso.

—Es el precio de ser una Meil —dije con un tono irónico—. Nacer entre diamantes, pero no poder decidir qué hacer con ellos.

Ella sonrió con tristeza.

—Al menos tienes clase mientras lo haces.

Reímos otra vez, aunque en el fondo sentía esa punzada amarga en el pecho.

Envidiaba la libertad de Olivia.

Sus padres eran poderosos, sí, pero también más modernos.

Nunca la forzarían a casarse con alguien que no amara.

En cambio, en mi casa, el amor era una palabra prohibida.

“Una gran fortuna debe ser cuidada”, solía decir mi padre. “

Y la forma más segura de hacerlo es uniéndola con otra igual o más fuerte.”

Era casi un mantra familiar.

Y aunque él lo decía con orgullo, yo solo podía sentir resignación.

Miré a Olivia, que seguía hablando emocionada sobre el atuendo que debía ponerme para la noche.

Y no pude evitar sonreír.

Quizá tenía razón.

Tal vez necesitaba distraerme un poco, vivir algo fuera de mi burbuja.

—Está bien, pero tú eliges la ropa —le dije.

—¿En serio? ¡Ay, no te vas a arrepentir! —dijo emocionada, y corrió hacia mi vestidor.

Mi vestidor era prácticamente una boutique privada.

Estantes de zapatos alineados por color, vestidos de diseñador y perfumes que brillaban bajo la luz del espejo.

Olivia empezó a sacar prendas mientras hablaba sin parar.

—Esto, con estos tacones… y este collar. ¡Perfecto!

—¿No es demasiado? —pregunté riendo.

—Nada es demasiado para una Meil —dijo con una sonrisa traviesa.

La observé mientras organizaba todo.

Era imposible no amarla.

Su energía, su libertad, su forma de disfrutar cada segundo.

A veces desearía ser un poco más como ella.

—Oye, Liv… —dije, con voz más suave—. ¿Alguna vez has pensado en casarte por obligación?

Ella se detuvo y me miró, seria por un momento.

—No, y no pienso hacerlo jamás. El día que me case será porque amo a esa persona, no porque alguien lo decida por mí.

Asentí lentamente.

—Qué suerte la tuya.

—No es suerte, Vi. Es decisión. Y tú también podrías tomarla, si te lo propusieras.

Sonreí con tristeza.

—No es tan fácil cuando llevas el apellido Meil.

Ella no respondió. Y por unos segundos, el silencio se apoderó de la habitación, solo roto por el suave zumbido del aire acondicionado.

En ese momento, mi teléfono vibró sobre la mesa de noche.

Lo tomé sin pensar… y mi corazón dio un salto.

**CORREO: **“Vlader Sen – Confirmación de solicitud.”

Sentí cómo el aire se atascaba en mi garganta.

—¡Liv! —grité, sin poder contener la emoción.

—¿Qué pasa? —preguntó corriendo hacia mí.

—¡Es la carta! ¡La respuesta de la empresa Sen!

Ambas nos miramos con los ojos muy abiertos.

—¿La abres o la abro? —preguntó ella nerviosa.

—¡Yo! —dije riendo. Mis manos temblaban mientras tocaba la pantalla.

**CORREO: “Estimada señorita Meil: Nos complace informarle que ha sido seleccionada para formar parte del equipo administrativo de Vlader Sen. Su talento y desempeño académico han sido altamente recomendados.”

Leí y releí la frase varias veces.

No podía creerlo.

—¡Me aceptaron! —grité al fin, saltando de alegría.

Olivia me abrazó, riendo tan fuerte como yo.

—¡Sabía que lo lograrías! ¡Eres brillante!

Reímos, giramos, gritamos como niñas.

En ese instante, todos mis miedos desaparecieron.

Todo lo que importaba era esa sensación de triunfo, de haber conseguido algo por mí misma.

Mi futuro comenzaba ahora.

Lo que no sabía… era que ese mismo futuro estaba a punto de volverse un torbellino de emociones, orgullo y un amor tan imposible como inevitable.

Pero esa noche, no pensaba en eso.

Solo quería celebrar.

—Vamos al antro —dije, aún sin creer que lo había dicho yo misma.

Olivia me miró con una sonrisa triunfal.

—Sabía que lo dirías.

Y mientras me ponía los tacones que ella había elegido, sentí que algo en mi interior despertaba.

Una nueva versión de mí misma, lista para enfrentar el mundo… sin imaginar que el primer paso hacia mi independencia me llevaría directo al hombre que cambiaría mi vida para siempre...

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Jessica Gonzalez
espero que no se quede con el
Jessica Gonzalez
asta ahora me gusta mucho está novela el ego de Damien es muy grande pero se encontrará con ella que no se dejará pasar a llevar
maria alejandra landaeta
excelente 😘
maylen urquiza
por favor querida escritora no me hagas sufrir más a nuestra querida violeta deja que ese mamón se de cuenta de la arpía que es esa mía pero que sea demasiado tarde y que ya violeta se le haya borrado ese amor y que le pongas a alguien que si la ame de verdad y que ese idiota de Damien se coma su hígado cuando se de cuenta que perdió a la mejor mujer que pudo tener a su lado gracias y espero su actualización 🥰🥰🥰
bela
por favor en lo mejor...espero que se valla que mande todo por un caño un asco de hombre.....espero que actualicé y que conozca la bruja que esta poniendo en su propia casa No aguanto esto ....que asco
maylen urquiza
uf querida escritora me tienes con los nervios de puntas y loca por ver cómo termina está belleza de novela que me tiene loca desde que la empecé a leer por favor actualiza rápido y que tan lindo como hasta ahora gracias 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
Gladys Torin
Que horror, me dejas en ascuas, no se vale
maylen urquiza
hola querida escritora me tienes loca con esta novela espero que nuestra querida violeta no sufra tanto y espero que el idiota de Damien se de cuenta de lo que está perdiendo por ser un tonto de lo peor y que cuando se de cuenta de no sea demasiado tarde para recuperar a nuestra querida violeta espero que siga así de linda y hermosa tu novela como hasta ahora la cual me gusta mucho 🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
querida autora me tienes enganchada con la novela por favor sigue actualizando así rápido 🥰🥰🥰🥰🥰🥰
maylen urquiza
hasta ahora excelente escritora espero y hagas que ese estúpido se arrepienta de haberla tratado como lo hizo y que cuando quiera regresar ella ya lo haya olvidado que se encuentre un hombre que la ame de verdad y la respete por lo que es y por favor no la embarazes de ese estúpido porque no se la merece ella merece algo mejor
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