Encerrada por un destino, libertad por un amor... que ya era suyo.
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Capitulo 2
Estaba sorprendida, era la primera vez que escuchaba que mi esposo hablaba y no podía creer que por primera vez estuve cerca de escuchar su voz, de sentirlo un poco cerca de mí, quería saber más y pensé en preguntarle más cosas, pero justo cuando iba a seguir preguntando ella se retiró sin darme oportunidad de decir nada más.
Entre a mi habitación estaba harta de esto, mi vida pasaba y yo ya no quería vivir con miedo, menos en esta jaula de oro, tomé la computadora imprimí un acuerdo de divorcio que encontré en la web, dejé el espacio donde iba su nombre, puse el mío, cuando lo tenía impreso lo firme.
Lo deje en mi cama, me cambie con un pantalón de mezclilla y una blusa pegada a mi cuerpo de manga larga, agarre mi pelo en una coleta, ocupaba dinero para poder salir de aquí, pero en ese momento que me empezaba a sentir desanimada recordé que en el despacho había dinero en los cajones, solo tenía que esperar a que todos durmieran para ir a tomarlo y escapar de esa jaula.
Cuando se hicieron las 3 am yo sabía que todos dormían y esa era la oportunidad para salir, tome una maleta chica, abro la puerta de mi cuarto con cuidado me fijo que no haya nadie todo estaba oscuro, salgo del cuarto bajo las escaleras sin hacer ruido, el despacho estaba bajando las escaleras a mano derecha entro y sierro la puerta, prendo una lámpara que estaba sobre el escritorio que apenas si alumbraba el lugar.
Empecé a revisar todos los cajones y creo que corrí con suerte, cada cajón tenía varios paquetes de billetes, tome todos los que cupieron en la pequeña maleta, lo cubrí con un cambio de ropa, tome 5 billetes de 100 dólares, los metí en las bolsas de mi pantalón.
Salí de la casa con mucho cuidado sin hacer ruido, yo sabía que a estas horas el velador de la casa siempre se iba a dormir, al llegar al enorme portón de rejas trato de abrirlo, pero estaba cerrado con llave, los nervios me invadieron como demonios iba a salir no quería que me descubrieran.
Miro a mi alrededor la casa de vigilancia estaba cerca de la puerta me acerque a ella con cuidado, me asome por una de las ventanas y miro solo, entre, empecé a buscar en todo el sitio, en los cajones la desesperación aumentaba, mi reparación se agitaba, yo no podía seguir aquí, no quería.
Estaba por rendirme y regresar a mi cuarto cuando miro aún lado de la puerta de entrada colgada un par de llaves las tome esperando que una de esas fuera la llave de la puerta, intente con varias hasta que después de varios intentos logre abrir la puerta.
Salí de esa jaula, por fin empecé a caminar a mi derecha, no sabía bien donde estaba, solo caminé por la orilla de la carretera, ya tenía rato caminando, el sol empezaba a salir y nadie pasaba, eso me estaba inquietando.
Cuando llegue a un crucero, mire a los lados medí cuenta que el camino por donde venía era solo para llegar a la casa, si era cierto tenía hasta las 8 am para salir de ahí antes que se dieran cuenta de que me había escapado y salieran a buscarme.
Me sentía desesperada hacia qué lado debía ir, no miraba ningún letrero o algo que me indicara ir a un pueblo o ciudad más cerca; tomar la derecha o izquierda en eso estaba cuando un carro familia se paró frente a mí, sentía la necesidad de correr podría ser que me encontraron tan rápido, sentía una presión en el pecho no quería volver a esa jaula y seguro estarían molestos por el dinero que tome.
Pensé en aventar la maleta y empezar a correr cuando escuché la voz de una mujer que me dijo
— Señorita ¿está perdida?
Miro hacia donde escuche la voz, era una mujer, que tenía un bebe en sus brazos, que apenas se alcanzaba a ver, estaba en el asiento del copiloto; me sentía insegura, que les podía decir, pero pensé que tal vez ellos me indiquen donde estoy y a donde ir.
Estaba pensando ¿qué decirles?, como preguntarles ¿dónde estaba?, pero creo que pensé por mucho tiempo, por qué escuche nuevamente a la mujer – Dios mío jovencita ¿Qué te paso? Estás golpeada, mira tu rostro, esta con esos moretones, tu ojo morado y tu labio tan hinchado.
Por un momento me pregunté a qué se refería, pero era cierto mi mamá me había dejado algunas señales de violencia en el rostro y en ese momento espontáneamente le dije – Mi esposo me golpeo, estoy tratando de escapar de él, me podrían indicar hacia donde debo de ir, me gustaría llegar a un pueblo o ciudad antes que se dé cuenta de que escape de casa.
Una vez escuche en una película esta frase y según facilitaba las cosas espero funcione; porque no puedo volver a esa casa y en ese momento la escuche – maldito, desgraciado, ven, sube al carro, nosotros te sacaremos de aquí, tienes que denunciarlo a la policía, no debes permitir que te vuelva a pegar.
La escucho tan preocupada por mí, se sentía lindo, aunque era una extraña que se sintiera preocupada por mí me agrado; tal vez esa película tenía razón cuando uno dice que el marido la violenta todos se preocupan por uno, tal vez me sirva más adelante.
Me subí al carro, ellos me dijeron que iban a la ciudad, prometieron dejarme en la estación de policía para que denunciara a mi esposo por maltrato.
Cuando llegamos a la estación de policías yo les di las gracias, estaba por bajar cuando el hombre me pregunto si traía dinero, yo escuché sobre lo que pasa cuando alguien se entera de que traes mucho dinero pueden robarte, o matarte, así que le dije que no.
El hombre me dio 100 dólares y me dijo que comprara algo para comer mientras encontraba a mi familia o amigo que fuera por mí, le di las gracias y se fueron.
Yo estaba parada enfrente la comisaria tenía que buscar donde descansar, dormir y comer tenía hambre; estaba por retirarme cuando una mujer policía se me acerco
— Señorita ¿está bien?
Al igual que la mujer cuando me vio se alteró y empezó a preguntar quién me había golpeado que le podía decir, me decía que le tuviera confianza.
Se miraba como una buena policía, pero yo no podía demandar a nadie, más bien tenía que esconderme; la mujer se acerca a mí me toma de las manos y me lleva a sentar a una de las bancas y me empezó a decir – señorita ¿quién te hizo eso?, aquí te vamos a proteger, solo tienes que demandarlo yo te apoyaré en todo.
Era tan linda, me inspiraba confianza, pero no podía confiar en nadie de todo lo que había leído en mi vida siempre mencionaban la desconfianza y en las noticias siempre hablaban de la corrupción de los policías.
¿qué puedo decirle? Tal vez si sigo con mi historia un poco más, me sierva para salir de aquí, pensé bien mis palabras y empecé a decirle.
— Mi esposo me golpeo, pero no tiene caso demandarlo es un hombre muy poderoso no tendría caso hacerlo, quiero esconderme de él, no quiero que me encuentre ¿podría ayudarme con eso?
La mujer me miraba sorprendida creo que iba a seguir insistiendo tengo que convencerla de que me deje ir.
Recordé un caso que salió en las noticias que mire de una mujer que estaba casada con un hombre muy rico y que le fue muy mal a ella; podría tomarlo de referencia tal vez a si la convenza, le dije – recuerda el caso de la esposa del señor Castle, mi esposo es mucho más poderoso que ese señor necesito esconderme, no quiero que me pase lo mismo.
Creo que eso funciono su rostro parece entender lo que trate de decirle y si derramo unas lágrimas tal vez así suene más convincente; pensé en todo lo malo de mi vida y ese sentimiento de dolor me invadió mis ojos empezaron llorar, esperando que eso terminara de convencerla, para poder salir de ahí, poder escapar, esconderme para no volver a esa jaula de oro.