Elizabeth es una mujer de veinte años con condiciones de vida precarias, luchando por sugir en una sociedad empeñada a darle la cara difícil de la moneda, trabaja y estudia en la universidad, tiene ua familia numerosa, su madre y sus hermanos, su padre los abandono cuando eran pequeños, por ende su madre siempre fue su apoyo.
Las cosas comienzan a ponerse mas difíciles para Elizabeth cuando una tarde normal de su dia a dia es secuestrada por unos traficantes, luego es llevada a una gran subasta realizada solo para los grandes magnates de la alta sociedad, con ella siendo la pieza principal de dicho evento. Su comprador resulta ser un hombre alto, de cuerpo fornido, quien promete liberarla luego de que esta le pague el costo de su compra con intereses incluidos, mientras el será su dueño.
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CAPITULO 2
Al llegar al club nocturno Frederick bajo del auto de forma segura y decidida, no importaba el precio, fuera como fuera debía conseguir sacarla de allí, miro el reloj en su mano izquierda, ya eran las doce de la noche.
Bienvenido señor Rutterford, ya está lista su mesa, pase por aquí por favor - lo recibió una mujer, encargada de atender a los clientes.
Al entrar en el salón reservado para la subasta en el cual estaban reunidos las peores calañas podridas que la ciudad podía tener, Frederick vislumbro a alguien sentado en la mesa que estaba ubicada frente a la tarima.
- Quiero sentarme en esa mesa - le dice a la mujer, señalando la mesa donde el hombre se encontraba sentado.
- Pero señor Rutterford ya esa mesa se encuentra ocupada - la mujer se puso nerviosa.
- ¿Que no oíste lo que te pedí? - le demanda con voz fuerte.
- Sí, sí señor, pero en este momento la mesa se encuentra ocupada por.
- Señor Rutterford - llegó el gerente del club - me parece excelente que allá tomado la decisión de venir está noche, pensé no lo haría, ya que ha sido renuente a todas las veces que se le ha invitado.
- Está noche tienen un artículo que me llamo la atención - le dice con voz sería y mirada firme.
- Excelente, excelente - sonríe de forma maliciosa - ahora dígame en qué más puedo ayudarlo - hace un ademán con la mano.
- Quiero sentarme en esa mesa- señala nuevamente hacia la mesa donde el hombre está sentado.
- Lo lamento señor - el hombre se pone nervioso - esa mesa está ocupada por otro comensal, pero si usted lo desea, mandaré a preparar otro justo al lado.
- No me entendiste, me sentaré en esa mesa - camina hacia donde se encuentra la mesa reservada por el hombre.
- Señor, señor Rutterford - el hombre comenzó a seguirlo. Frederick llegó hasta la mesa y planto su presencia frente al hombre que estaba sentado.
- Oye, quita de en medio - dijo el hombre con tono molesto y altanero - Que no me escuchaste - sube la cabeza para ver a quien estaba a punto de mandar a sacar - Se, señor Rutterford - su rostro se tornó de un blanco total -Disculpe señor, no tenía idea de que se trataba de usted. - Frederick no le dirigió palabra alguna.
-Disculpe señor, si lo desea podemos ubicar una mesa aquí al lado - Frederick solo le dirigió una mirada muerte al gerente, el hombre instintivamente notó el peligro.
-Tranquilo, no tengo problema alguno en ceder mi asiento al señor Rutterford - el hombre se levanta de la silla. - tiene otra mesa que pueda ofrecer para mí? - le pregunta al Gerente sin quitar su vista de Frederick, como si temiese dejar de ver a un gran y amenazante animal salvaje que está esperando un solo movimiento para matarlo.
Si, si por favor, pase por acá - el gerente atónito por la escena que había sucedido solo dio media vuelta y comenzó caminar hacia la mesa antes reservada para Frederick.
Bien, Señor Rutterford, espero que tenga buena noche y que logré tener una excelente compra - (No me compares contigo asqueroso alimaña) dijo Frederick para sus adentro mientras veía al hombre alejarse detrás del Gerente.
El hombre al cual Frederick acababa de quitar el asiento y humillar de forma pública se llamaba Grigori Novikov, quien en ese momento ocupaba el cargo de alcalde de la ciudad, una simple rata asquerosa que ayudaba con esos tipos de negocios tapando todas las evidencias de las desapariciones las cuales en su mayoría son de niños que secuestran para asesinarlos y sacarles los órganos y venderlos.
Frederick sabía tales cosas debido a que en algún momento antes de ascender a lo que es hoy en día él fue uno de esos niños secuestrados, para su suerte él tenía una familia con la suficiente cantidad de dinero como para que lo pudieran entregar en una sola pieza a sus padres quienes seguían vivos en aquel entonces. Luego de ascender Frederick averiguo quienes fueron sus secuestradores (los mato) para quien trabajaban (elimino a su jefe ) y las personas que estuvieron incriminadas, excepto a esa alimaña, debido a que el parásito que está esperando que la alimaña muera para el apoderarse de su cargo, es diez veces pero de asqueroso. Debido a eso Frederick le perdonó momentáneamente la vida controlando para no dispararle el día que lo tuvo cara a cara con tan solo un centímetro de distancia entre la cabeza de Grigori y la pistola de Frederick.
Procura que no vea tu asquerosa cara, no sé si pueda controlarme la próxima vez - recordó el momento y las palabras que utilizo.
En ese momento todas las luces del lugar de apagaron y se encendieron en un segundo las luces del escenario dejando ver a un hombre de traje negro parado sobre él.
Bienvenidos damas y caballeros, gracias por haber asistido está noche a nuestra subasta exclusiva, les prometo que las piezas de esta noche les encantarán - dijo el hombre mientras se movía y realizaba gestos con sus brazos. - Sin más preámbulos comencemos - se va hacia un escritorio alto de poca anchura y empieza a presentar las piezas (las personas secuestradas ) que serían subastadas esa noche. - Nuestro primer artículo se trata de una mujer caucásica de unos treinta años, cabello castaño natural, un rostro hermoso y buena tonalidad corporal, comencemos la puja por unos cien mil dólares - los interesados comienzan a levantar sus paletas con su número de apartado en ellas, mientras la mujer se encontraba de pie frente a ellos, totalmente desnuda, encadenada y a juzgar por su calma al ser vendida, también estaba drogada.
Frederick tuvo que tolerar toda la subasta de personas hasta que sacarán a quien el estaba buscando, incluso subastaron a una pareja de niños gemelos de unos tres años de edad, hasta que por fin.
Bien señoras y señores ya hemos llegado al final de esta subasta, hemos guardado lo mejor para el final - Sacan cargada a una hermosa mujer y la dejan en el suelo, está quien estaba totalmente débil y drogada no pudo ni siquiera levantarse, por lo cual uno de los hombres la sentó en el piso. - esta última pieza es una bellísima mujer de cabello rojo, ojos verdes, una piel blanca y tersa con labios rojos y carnosos - Dice el hombre señalando a la chica desnuda tendida frente a ellos - Aún hay más, está mujer es completamente virgen por ambos lados- le hace señas al hombre que tiene sostenida a la mujer y este le abre bien las piernas para que pudieran apreciar su pureza. - Bien, comencemos la subasta con unos quinientos mil.
Diez millones - Dijo Frederick, antes de que le diera tiempo a otro de levantar su paleta. - En efectivo.