La Viuda Y El Mafioso

Capítulo 2

Los días pasaban en entera normalidad, Mariella y Ornella estaban ordenando las vitrinas con las nuevas creaciones del joyero, cuando de pronto algo atrapó la atención de Ornella. No podía creerlo, estaba una mujer observando los aparadores en compañía de un hombre que se veía temible, y sin miedo a equivocarse esa mujer era idéntica a su desaparecida hermana aunque usaba lentes oscuros y vestía ropa muy fina. Cuando volvió en si, salió rápidamente de la joyería sin decir una sola palabra, quería asegurarse de que se trataba de ella.

A lo lejos observó como caminaban hacia una camioneta de lujo, y con mucha vigilancia a su alrededor. Se cuestionaba ¿como era posible?, era su única oportunidad de saber si era su hermana Allegra. Caminaba deprisa con un solo objetivo descubrir la verdad, estaba apunto de llegar cuando la seguridad de aquel hombre la detuvo.

—Suélteme, necesito hablar con esa mujer. Allegra!—gritó sin dudarlo pero la mujer no volteó y subió a la camioneta

—Para atrás, te voy a dar la oportunidad de largarte si no quieres problemas con el jefe, nadie interrumpe a Petrov Volkov.—

—Esa mujer es mi hermana Allegra, y ha estado tres años desaparecida. Pregúntele y lo comprobará.—

—Si es o no, ya es propiedad de los Volkov así que vete de aquí.—dijo el guardaespaldas y la empujó fuertemente contra el suelo.

Casualidades de la vida, Bastian estaba en un desayuno de negocios, de inmediato reconoció a Ornella. Dejo a sus clientes para ir en su ayuda.

—Como se atreve a tocar a una dama.—

—No es su asunto.—respondió el guardaespaldas mientras le mostraba su arma, la seguridad de Bastian también mostraron sus armas.

Bastian se acercó para ayudar a Ornella, se había roto su tacón y lastimado el tobillo, más los raspones que eran evidentes.

—¿Qué sucede aquí?—pregunto Petrov

—Yo solo quería saber si la mujer que lo acompaña es mi hermana Allegra, pero su seguridad me lo impidió.—respondió Ornella

—No, no lo es. Ella es mi esposa. Hasta donde tengo entendido no tiene familia, disculpe el altercado señor Leroy.—Petrov sacó su billetera para pagarle a la joven su zapatilla rota.

—No hace falta, tengo más en mi casa. Disculpen, merci señor Leroy estaré bien.—al ver que caminaba con dificultad, Bastian no dudó en ayudarla.

—Me permites, será mejor si te cargo.—

—No por favor, usted es un hombre muy importante y si lo ven haciendo esto mañana tendrá toda la prensa anunciando un romance con una simple vendedora. Debe cuidar su imagen, adiós.—

—Insisto.—

—Señor Leroy creo lo esperan.—Ornella tenía razón, estaban sus clientes esperándolo y observando lo que sucedía.

Mientras tanto Petrov Volkov se disculpó una vez más con Bastian, y subió a su camioneta.

—Así querida que ella es tu hermana.—

—Si, ella es mi pequeña hermana Ornella.—

—Tiene carácter, no me tuvo miedo y eso es de admirarse, por lo que pude observar no tardará nada en ser una de las tantas amantes de Bastian Leroy.—

—Nosotras no fuimos educadas para ser la amante de nadie, por favor Petrov deja que le avise a mi abuela que estoy bien, si Ornella está aquí eso quiere decir que está sola y que necesita mi ayuda.—

—No, no quiero que tengas relación con ellas, recuerda que me perteneces, pagué mucho dinero por ti. Además tuviste la suerte de que me casara contigo, somos tu única familia. No lo olvides, tu lealtad le pertenece a los Volkov. Basta, ya deja de llorar.—

Allegra había sido raptada, para ser vendida en otro país, pero el líder de la mafia rusa había decidido quedarse con ella. Había tenido suerte entre comillas, porque su destino hubiera sido terminar en un burdel con las demás victimas de esos rufianes.

Ornella caminó de vuelta a la joyería, ahí Mariella le ayudó. Afortunadamente ella siempre traía zapatillas de repuesto.

—Te has vuelto loca, no tienes idea de quién es Petrov Volkov.—

—Un delincuente de seguro.—

—Es el líder de la mafia rusa, es muy buen cliente de aquí. Convierten su dinero en diamantes para de cierta manera volverlo legal, pero nunca había traído a su esposa. ¿Estás segura que es Allegra?—

—La reconocería en cualquier lugar, pero que hace con el. No hay manera de que se conocieran, y si él fue quien la rapto. Mi abuela tiene que saber esto.—

—Ornella basta, el mundo no funciona así, delincuente o no ese infeliz tiene poder. Si es tu hermana, ahora pertenece a ellos. Jamás podrías acercarte a Allegra, solo te pondrías en peligro a ti y a tu abuela.—

—Si es ella, es evidente que no le importamos. Estos años hemos estado en la miseria, y ella teniendo tanto, hasta vestida con ropa fina y joyas que jamás podría permitirme. Como es que no pudo hacer algo para ayudarnos, pero no la necesitamos. Cuando construya mi propio imperio, le daré la vida de reina que se merece mi abuela.—

Mariella abrazaba a su mejor amiga, poco a poco algo cambiaba dentro de Ornella. Estaba enojada, frustrada y decidida a cambiar de vida. Pero por otro lado Bastian no dejaba de pensar en lo ocurrido, así que decidió hacer algo que rompería sus propias reglas.

Al día siguiente Ornella estaba vendiendo una gargantilla de diamantes para la esposa de un jeque, el asistente tenía la encomienda de llevar un regalo único para la esposa de su jefe. Sin esperarlo entró Bastian a la joyería.

—Señor Leroy bienvenido, le llamaré de inmediato al joyero.—dijo Mariella

—No hace falta, estoy aquí para hablar con Ornella.—

Pero ella seguía atendiendo a su cliente, había tenido mucha suerte había logrado vender la gargantilla. Era muy costosa, así que tendría muy buenas comisiones.

—Ornella te busca el señor Leroy.—Sin decir una palabra se acercó a Bastian.

—En qué puedo ayudarle señor Leroy.—

—Quería saber, ¿cómo estás?—

—Estoy bien gracias.—

—Me quedé sorprendido al ver que rechazaste el dinero que te ofreció el señor Volkov.—

—Mis zapatos son económicos, porque si fueran finos no se hubieran roto. No tenía caso que pagara tanto, lo único que quería del señor Volkov era que me permitiera saber si su esposa, era mi hermana Allegra.—

—Ellos son una familia peligrosa, tuviste mucha suerte. A decir verdad fuiste muy valiente, también me quedé pensando en lo que me dijiste ayer. En que fuera prudente, que cuidara mi imagen.—

—Soy una simple vendedora, usted es el dueño de la farmacéutica más grande de Europa. Y de otros negocios, sale con modelos y actrices. No es justo que manche su reputación con una simple mujer como yo.—

—Deja que yo decida eso, podemos ser amigos.—

—Está bien seamos amigos.—

Bastian quería descubrir que lo atraía a ella, que era lo que había hecho para hechizarlo desde el primer día que la conoció no podía dejar de pensar en ella.