Un hombre que es muy poderoso y dueño de todo un imperio tendrá que lidiar con una mujer que al principio le parecía la espía o enemiga sin saber que pronto se enamoraría de ella.
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Capítulo:2 Sombras del Pasado
El amanecer despuntaba con tonos rojizos sobre la ciudad, pero la calma del exterior contrastaba con la agitación dentro de la mansión Calderón. Alejandro había pasado la noche revisando los informes de seguridad y planeando sus próximos movimientos. A su lado, Mateo se mantenía alerta, siempre dispuesto a proteger a su hermano mayor.
Isabella, por su parte, despertó en una de las habitaciones de invitados de la mansión. Sabía que cada día que pasaba en ese lugar era un paso más cerca de su venganza, pero también un riesgo constante de ser descubierta. Mientras se vestía, no pudo evitar que sus pensamientos volvieran a los recuerdos de su propia familia y la razón por la que había jurado destruir a Alejandro.
Bajó al comedor, donde Alejandro ya estaba desayunando. Su presencia siempre parecía llenar la habitación, irradiando un poder casi tangible. Isabella se acercó y tomó asiento frente a él, intentando mantener una apariencia tranquila.
"Buenos días," saludó Alejandro sin levantar la vista de su periódico.
"Buenos días," respondió Isabella, esforzándose por parecer natural.
Mateo entró poco después, su expresión seria. "Hermano, necesitamos discutir los preparativos para la reunión de esta noche. Hay rumores de que algunos de nuestros aliados están considerando cambiar de bando."
Alejandro dejó el periódico a un lado y asintió. "Lo sé. Necesitamos asegurarnos de que nuestra posición sea clara y de que entiendan las consecuencias de la traición."
Isabella observó la interacción entre los hermanos, notando la dinámica de poder y la confianza implícita en sus palabras. Aprovechó la pausa para intervenir. "Quizás podría ayudar. Tengo algunos contactos que podrían proporcionarnos información sobre esos rumores."
Alejandro la miró con interés. "¿Y por qué harías eso?"
"Porque si estoy aquí, quiero que esto funcione. Mi seguridad depende de su éxito," respondió Isabella, manteniendo su mirada firme.
Alejandro sonrió ligeramente. "Muy bien. Mateo, trabaja con Isabella para obtener toda la información posible. Y asegúrate de que todo esté listo para la reunión de esta noche."
Mateo asintió, aunque su desconfianza hacia Isabella seguía presente. "Claro."
El día transcurrió con una tensión palpable en el aire. Isabella y Mateo pasaron horas revisando información y contactando a los aliados de la organización. A medida que trabajaban juntos, Mateo no pudo evitar notar la eficiencia y determinación de Isabella, aunque seguía siendo cauteloso.
Esa noche, la mansión se llenó de figuras imponentes y rostros serios. La reunión se celebraba en la sala principal, un espacio amplio decorado con obras de arte y muebles elegantes. Alejandro se encontraba en el centro, irradiando autoridad.
Los aliados llegaron uno a uno, algunos mostrando signos de nerviosismo, otros de desafío. Isabella se mantuvo en un rincón, observando y analizando cada movimiento y cada palabra. Sabía que esta noche era crucial para establecer su posición.
Alejandro tomó la palabra, su voz resonando en la sala. "Estamos aquí para asegurarnos de que nuestra organización se mantenga fuerte y unida. Los rumores de deslealtad no serán tolerados. Necesitamos saber que podemos contar con cada uno de ustedes."
Uno de los hombres, un capo menor, se levantó, su expresión desafiante. "¿Y qué pasa si algunos de nosotros creemos que hay una mejor oportunidad en otro lado? La lealtad no puede ser forzada."
Alejandro sonrió fríamente. "La lealtad no puede ser forzada, pero la traición tiene un precio. Si alguien decide abandonar este barco, se enfrentará a las consecuencias."
La tensión en la sala se hizo palpable. Isabella observó cómo algunos de los presentes intercambiaban miradas, la duda y el miedo visibles en sus ojos. Sabía que este era el momento de actuar.
"Señores," intervino, dando un paso adelante. "He traído información que puede interesarles. La policía está planeando una redada en uno de nuestros almacenes. Si no permanecemos unidos, no solo perderemos nuestras operaciones, sino también nuestras vidas."
Su declaración causó un murmullo entre los asistentes. Alejandro la miró con una mezcla de sorpresa y aprobación. "¿Tienes pruebas de eso, Isabella?"
Ella asintió y entregó un dossier a Alejandro. "Esta información proviene de una fuente confiable dentro de la policía. Si actuamos ahora, podemos evitar el desastre."
Alejandro revisó los documentos rápidamente y luego levantó la vista hacia los presentes. "Esto es solo una muestra de lo que podemos lograr si permanecemos unidos. La lealtad y la información son nuestras mejores armas. Aquellos que decidan quedarse con nosotros tendrán mi protección y mi gratitud."
La reunión concluyó con una renovada sensación de unidad y propósito. Isabella sintió una mezcla de alivio y triunfo. Había dado un paso crucial en su plan, ganando la confianza de Alejandro y sembrando las semillas de la desconfianza en sus enemigos.
Mientras los aliados se retiraban, Alejandro se acercó a ella. "Buen trabajo, Isabella. Parece que has encontrado tu lugar aquí."
Isabella sonrió, aunque su mente seguía enfocada en su verdadero objetivo. "Gracias, señor Calderón. Estoy aquí para quedarme."
Mientras la noche envolvía la ciudad, Isabella sabía que cada vez estaba más cerca de su venganza. Pero también sabía que el camino por delante sería peligroso y lleno de sombras del pasado que aún no habían salido a la luz.