Creí que mis padres, mis tíos, mis abuelos y hasta mi hermana estaban locos por enamorarse tan profundamente, pero sinceramente me arrepiento de mis palabras. Y me arrepiento, porque después de haber obtenido el título de casanova en el colegio y en la universidad, llegó una mujer que ha cambiado mi vida y me ha hecho no solo flotar, sino también estrellarme contra las estrellas.
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A mi no me conocen...
Sally... Sally... Amor ya son las 6:30 am. Debes levantarte mi princesa... Me levanto como una flecha al baño, me aseo y me peino, lo de siempre, una cola normal recogiendo mi largo y lacio cabello castaño.
Me miro en el espejo y como casi todos los días, batallo para no querer arrancarme los ojos. Mis padres siempre me dicen que ser normal es lo común, que ser como soy es la novedad. Pero ¡Carajo! ¡Cómo quisiera ser una persona normal, común y corriente! Desde que tengo uso de razón, se han burlado de mí por mi heterocromía. No es fácil crecer en una sociedad donde solo por no ser igual a los demás te hacen sentir como un bicho raro.
Ni hablar de los chicos... Ellos son otro dolor aparte. Es como si disfrutaran hacerme sentir como cucaracha. No les voy a decir que me enamore del chico más sexy del Cole, porque no fue así, pero si les puedo decir que amaba en secreto a mi profe de biología.
Mis padres han hecho siempre los mayores esfuerzos para enviarme a los mejores colegios y sacarle provecho a mis virtudes estudiantiles. Para tener 21 años, voy por encima de mucha gente.
Ahorita es que me estoy dando cuenta de algo... Y eso es que ustedes no me conocen. Hola, mucho gusto... Soy Sally, Sally Brent. Hija de una pareja que si bien es cierto no tienen mucho dinero, siempre me han dado lo mejor de ellos. Si, soy hija única. Me tuvieron después de que mi madre tuviese 7 perdidas. En aquel tiempo, no era tan famoso lo de la inseminación artificial y aparte de que no era famoso, tampoco era una opción para mis padres.
Les cuento... Mi padre Oliver Brent es un mecánico automotriz sumamente inteligente, pero que nunca pudo hacer una carrera universitaria. Mi madre Samantha Brent una profesora de ciencias naturales de una de las escuelas primarias de la ciudad. Sus alumnos la aman, sufrían con cada perdida que tenía y cuando yo nací, de parte del colegio le enviaron canastas con pañales, ropita (muchas de ellas eran ya usadas, pero en buen estado), biberones, en fin toda la ciudad me cuentan ellos que le hizo sentir a mi madre lo especial que era.
Al nacer yo, los médicos le dijeron que ya no podría volver a tener bebés, su útero era demasiado débil y esa era la razón por la que había tenido tantas perdidas. Yo fui un "milagro del cielo" así me describieron los doctores. El motivo de mi nombre es que Sally Ride fue la primera mujer en el espacio. Mis padres amantes del espacio y con todas las esperanzas puestas en su única hija, me enseñaron desde muy pequeña, el amor por el espacio, la física y la astronomía.
A la edad de 6 años, ya resolvía cuentas muy grandes, cuentas que un chico de bachillerato haría con dificultad, por lo que cuando mis padres se dieron cuenta de todo ésto, y también descubrieron que todo lo que yo veía, olía o experimentaba por primera vez, quedaba como un registro en mi memoria y no necesitaba nada mas que ni mente para ello, me llevaron al médico y este les dijo que tengo memoria fotográfica. El médico pensó que con el pasar de los años este síndrome desaparecería, pero no fue así. Ser callada y tímida solamente exacerbó este rasgo en mí. Soy muy detallista con lo que ven mis ojos, y si ya era rara por tener ojos de diferentes colores, con esto, solo lograba ser aún más rara.
A los 14 ya estaba estudiando física de partículas. Me apasiona todo el mundo del espacio y de como pequeñas y minúsculas partículas de algo juntas, pueden formar toda una galaxia. Mis padres estudiaron prácticamente conmigo. Al llegar a casa, todos los días les explicaba con lujos de detalles las clases que había visto.
Ellos eran no solo mis padres, también eran mis mejores amigos. Mi padre se volvió mi pilar. Se sentaba por horas mientras mamá corregía exámenes y hacía planes de evaluación, papá estaba a mi lado apoyándome.
Cuando ingresé a la NASA, papá no cabía en el del orgullo que sentía de que su hija trabajase en ese lugar. Por la situación de dinero, siempre estábamos al ras, por lo que hacerme un lente de contacto de color y con el aumento que necesitaba, era un lujo que no podía darme. Me acostumbré a las miradas prejuiciosas y a ser la burla de muchos.
Lo mismo paso con mi ropa. La mayoría era heredada de mis primas que son más grandes que yo, que son más fuertes que yo, y cuando lograba comprar ropa para mí, lo que menos me importaba era que fuese de marca, o que fuese ajustada a mi cuerpo. De igual manera, yo voy al trabajo es a eso, a trabajar, no a andar en una pasarela de modas como lo hacen mis compañeras de trabajo.
Esta soy yo. De pequeña, mi papi me compró un huskies que era igual que yo, un ojo azul y el otro era como marrón. Me buscaba flores que también tenía 2 colores diferentes y me decía que millones de perros, gatos, flores salían del mismo color, pero que como yo, o mi perro o esas flores que me traía, no había muchos. ¿La razón? Porque éramos especiales. Me creí el cuento de hadas hasta que estuve en 7mo grado y no hacían más que molestarme y fastidiarme la vida con sus insultos hacia mí.
En la universidad ya de por sí era una cosa rara, con 14 estaba estudiando una carrera a la que muy pocas mujeres se le miden. Por lo que por todos lados era una "freak"
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Graduarme fue el pináculo de mi vida y de mis metas como hija. Darles este título a mis padres me hace sentir feliz. Me gradué como la mejor de la facultad de física. Esto me abrió las puertas a la NASA y ahora ese es mi trabajo. Hago colaboraciones e investigaciones en conjunto con departamentos como el de astrofísica y astronomía. Ambos departamentos son súper cool, pero no cambio mi física de partículas por ninguna otra carrera.
Un día, me enviaron a que diera una mano y una asesoría sobre un proyecto de una estrella que está muriendo y lo que ocurrirá luego de esto. Las personas creen que las estrellas son todas iguales y las imaginan hasta con formas, pero la verdad es que las estrellas son individuos completamente diferentes y las explosiones o implosiones de estas, crean un nuevo espacio de estudio para nosotros.
Llego a la oficina en la cual se supone que el Dr. Johnson está esperando por mí, pero allí dentro no hay nadie. Espero afuera en la puerta porque me parece grosero entrar a un espacio donde hay pertenencias y objetos de otras personas. 10 minutos, 15 minutos y nada. Cuando me volteo y comienzo a caminar hacia la oficina principal del piso de astrofísica, me tropiezo con una pared humana.
Un hombre alto, de complexión super musculosa, un rostro que parece que lo formaron a la perfección me mira directamente a los ojos y siento que me está desnudando el alma. No sé porqué, pero me siento intimidada. Cuando sonrió, recordé cuántas veces me han mirado solo para burlarse de mí. Lo primero que hago es dejar que mis propios temores hablen más fuerte que yo y salgo despavorida llorando. Me escondo en uno de los depósitos donde se guardan únicamente las cosas del aseo de ese piso.
Lloro y ni siquiera sé por qué lo hago. Ese hombre me hizo sentir como una partícula en el universo. Así de diminuta me sentí. Escuché una pequeña conmoción afuera, pero me quedé allí en silencio. Luego de que todo estuvo en calma, fuí al baño, me lavé la cara, me calmé a mi misma y volví con mi jefe directo quien me dice que si logré hablar con el Dr. Johnson, pero le digo que espere 15 minutos y nada que apareció. No se preocupe Dra. Brent, ya mismo me contacto con él.
Hizo unas llamadas, y al cabo de 10 minutos alguien toca la puerta. Adelante dice mi jefe y cuando siento a la persona sentarse, se me erizó toda la piel. Dra. Brent, le presento al Dr. Felipe Johnson el astrofísico con el que estará haciendo la colaboración por los próximos meses... Cuando volteo, me encuentro con una mano gigante. Es la mano del famoso Doctor Johnson. En mi mente imaginaba a un señor de unos 60 y punta, pero resultó ser la pared humana con la que había chocado hace unos 20 minutos.
Me está mirando y tiene una sonrisa de sorpresa y satisfacción en su rostro. Al darle la mano, sentí casi como si 1000 voltios de energía me estuviesen atravesando. Su mirada jamás abandonó la mía y aunque no soy una experta en relaciones con hombres (porque nunca he tenido una), este hombre huele a peligro para mí.
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Hermosas... Estamos de vuelta en el juego. Cómo les prometí, después de tomarme unas cortas vacaciones, volví y ahora vamos con la historia de Felipe y a quien acabamos de conocer, Sally. Gracias por su compañía y apoyo constantes hacia mí... Las adoro, Juli... 😘💜💕😘💜💕😘💜💕