Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 24
En la tarde...
Lucía se dirigía junto con Tatiana al palacio. Luego de que la chica fue rescatada por Lucía, la joven había decidido quedarse a su lado como su doncella y aunque Lucía no le gustaba eso de tener tantos sirvientes, Tatiana era más una amiga para ella que una dama de compañía. Al llegar al palacio ambas bajaron del carruaje y siendo guiadas por el consejero imperial hacia el salón del trono, Lucía iba observando todo a su alrededor, podía notar que el lujo con el cual vivían los monarcas en ese imperio era algo excesivo. De pronto llegaron a la entrada del salón y el consejero dijo.
– Por favor señorita William, a partir de este punto puede seguir sola.
Lucía asintió y tomando las carpetas que había traído con ella, le indicó a Tatiana que esperará allí hasta que saliera. Luego volteó e ingresando al salón pudo notar que el salón se encontraba lleno de hombres de la corte, además de los emperadores y por último su mirada recayó en el príncipe heredero, quien también se encontraba allí presente. Sin más Lucía se inclinó en forma de saludo y una vez el emperador se lo indico, esta se presento.
— Saludos, sus majestades... Alteza... Mi nombre es Lucia William, hija única del marqués William y he venido aquí con el propósito de conocerlos y de que ustedes me conozcan...– La joven se inclinó nuevamente y el emperador al oírla dijo.
— Señorita William, es un honor por fin conocerla. Debo admitir que he oído más de usted en estos últimos días que en toda su vida, el marqués William jamás la había mencionado antes.
— Bueno eso es porque como sabrá mi padre no se había casado nunca y aunque soy su única hija, ante sus ojos siempre he sido una bastarda.– Los nobles al oír esto empezaron a murmurar y el emperador dijo.
— Comprendo señorita William... pero como sabrá, el motivo por el cual la envié a llamar es porque los consejeros y nobles de esta corte no están de acuerdo con que una joven dama lleve el título y propiedades del difunto marqués...
— Comprendo... pero me gustaría saber sí... ¿Eso es porque soy mujer o porque tienen miedo de que no sepa administrar bien los negocios de mi difunto padre?
El emperador miró a la chica y al ver que la joven parecía no estar intimidada ante este pedido contestó.
— ¿Eso hace alguna diferencia? El marqués tenía muchos negocios con la mayoría de los funcionarios aquí presentes y creo que su inquietud proviene por su falta de experiencia y juventud...
— Aun así, creo que de haber nacido hombre no se estaría cuestionando mi reclamo de título, al igual que si estaría o no preparada para tomar el cargo. De hecho estoy más que segura que tampoco importaría el hecho de que fuera un hijo ilegítimo, puesto que estoy segura de que no es la primera vez que un Lord le hereda sus títulos y propiedades a un hijo bastardo. — El emperador al ver que la joven era muy audaz dejó que continuará hablando – Entiendo sus inquietudes caballeros, pero he recibido la mejor educación y sabré llevar muy bien los negocios pendientes que aún les queda con mi difunto padre. Comprendo que al igual que yo a ustedes, no nos conocemos y necesitamos tiempo para saber si vamos a ser capaces de seguir manteniendo esta relación de negocios, como hasta ahora se venía llevando, aunque entregue mi título, que por derecho me pertenece, sin contar que esa fue la última voluntad del difunto marqués, aun así los negocios, tierras, y comercios me pertenecen, tengo todos los papeles que lo avalan y como única heredera de mi padre no pretendo ceder mis tierras.
Los nobles al ver que la joven no parecía verse intimidada por esta intervención, uno de ellos se levantó de su asiento y dijo.
— Veo que la señorita aún no sabe como dirigirse ante un caballero y mucho menos ante esta corte.
— Oh... lo siento, lamento si mis palabras pudieron llegar a ofender a alguno de los presentes, pero como a nadie le importo si yo resultaba ofendida con esta reunión, creí que cada uno podía opinar y decir lo que quisiera.
El emperador sonrió fascinado con la personalidad de la señorita William e intervino para que las cosas no se salieran de control.
— Señorita William, nadie aquí quiso ofenderla, solo quisimos informarle sobre la inquietud que tenían los nobles al saber que una mujer empezaría a administrar los negocios del marqués.
— Lamento si esta situación llega a irritarme majestad, pero como mencioné antes aun si entregara el título nobiliario, la fortuna de la familia William aun así seguiría siendo mía. No pueden desheredar a un hijo, sea legítimo o no, y si ese es el caso, yo no sería la única que tendría que entregar mi título y tierras.
La emperatriz al ver la valentía y firmeza que demostraba la chica tener, sonrió y brindando su apoyo dijo.
— En ese punto la señorita William tiene razón y viendo lo bien que está sabiendo manejar este asunto, creo que lo mejor sería ver que tal lo hace sola por un tiempo. Si maneja sus negocios con la misma firmeza que está demostrando en este momento para defender su legítimo reclamo, bueno, caballeros sobra decir que su inversión y negocio están seguros...
El emperador al igual que la emperatriz apoyo a la señorita William y dando por terminada la reunión pido a la señorita que se quedara para hablar con ella a solas. Los nobles al ver que no pudieron hacer nada, se retiraron uno a uno y en cuanto la señorita William se quedó a solas con sus majestades y el príncipe, el emperador volvió a hablar.
— Ahora comprendo por que su padre consideró que usted sabría como manejar sus tierras y negocios sola. Pero tenga cuidado señorita, no roce el grado de la arrogancia, los señores de esta corte buscarán la forma de doblegarla y aunque me agrada su personalidad, no podré intervenir si sus negocios se ven afectados por su actitud.
Lucia sonrió delicadamente y asintiendo contestó.
— Descuide majestad mi intención no es crear un conflicto, ni tampoco ser una molestia... ni para los caballeros de esta corte, ni para ustedes. Solo espero que esto no vuelva a suceder, o me veré en la necesidad de defenderme.
La emperatriz sonrió y luego de validar su legítimo reclamo a las tierras, propiedades, título, y fortuna del marquesado, invitó a una fiesta de té a Lucía, puesto que quería integrar a la joven a la sociedad lo antes posible. La emperatriz hacía mucho que no conocía una joven que le llamara tanto la atención, y estaba segura de que si lograba convencer a su hijo de casarse, la pondría a ella en su lista de candidatas.
Cuando Lucía se despidió, salió del salón y al no ver a Tatiana, le preguntó a un sirviente del palacio por ella, y luego de que este le indicará que la joven estaba afuera, Lucía salió encontrándose con que a la chica la rodeaban dos viejos de la corte, al acercarse más pudo escuchar como uno de ellos decía.
— Tu amo hizo bien en venderte a la señorita William, veo que ella sabe como puede sacarte todo tu potencial. ¿Dime esclava cuanto pide tu señora por ti?
Lucia no podía contener su enojo, odiaba ver que esos hombres se atrevieran a querer tocar a su amiga y mucho más que pensaran que ella iba a permitir esos abusos. Sin más Lucía se paró a un lado de los caballeros y atrayendo a Tatiana a su lado dijo.
— Señores, ¿Qué se les ofrece? ¿Por qué intimidan de esa forma a mi doncella?
Los sirvientes y soldados que estaban por allí se detuvieron para mirar toda la escena de lejos y los nobles al ver esto, uno de ellos dijo.
—Señorita William, solo le preguntábamos a su criada por su precio, su padre solía alquilar a sus esclavos y...
Lucia sonrió y acercándose más a ello dijo.
— Así es, y llevaba un registro de todos los nobles a quienes él se los alquilaba, pero a diferencia de mi padre, yo no tráfico con esclavos, es más mi gente es libre. Así que me veo en la obligación de recordarles que según las leyes de este imperio, un esclavo libre tiene los mismos derechos que cualquier ciudadano de este imperio. Vuelve a acercarse a mi doncella de esa forma o a hacerle alguna insinuación de ese tipo y no solo lo reportaré en la corte, sino que sacaré a la luz el registro del marqués y veremos que pasa cuando la sociedad entera sepa quiénes son los nobles de esta corte.— Lucia volteó a ver a Tatiana quien se encontraba con los ojos llorosos, nunca nadie la había defendido y menos de esa manera, pero antes de que pudiera preguntar de como estaba la chica, el vizconde tomo el brazo de Lucía, para luego apretarlo con fuerza.
— ¿Me está amenazando?
Sin mucha paciencia, Lucía tomo uno de los dedos de la mano del vizconde y aplicando una llave dijo.
— Por favor caballero no me vuelva a tocar, odio cuando lo hacen sin mi permiso — el hombre estába sintiendo que la joven le estaba rompiendo su dedo, Lucía por su parte siguió ejerciendo fuerza hasta que escuchó la voz gruesa de alguien detrás de ella.
— ¿Qué sucede aquí?
Sin más Lucía soltó al vizconde y volteando a ver de quien provenía esa voz dijo.
— Alteza...— Lucia se inclinó al igual que los caballeros y con una cálida sonrisa agregó — Nada solo habíamos de negocios con los caballeros.
Ambos Lord miraron furiosos a la chica, puesto que esta parecía querer disimular ante la falta que está acababa de cometer, y el vizconde dijo
— Eso es mentira... la señorita me agredió y...
— Ay... por favor. Ni que le hubiera apretado tan fuerte. La próxima vez se lo pensará dos veces antes de querer tocarme.
El príncipe miró la mano del vizconde y en efecto, Lucía le había logrado torcer un dedo al hombre. El príncipe al ver esto dijo.
— Señorita William acompáñame a dar un paseo por el jardín. Hablaremos muy seriamente de este incidente... guardias lleven al vizconde Santoro con el médico del palacio, debe curar su mano, señor — El vizconde asintió furioso, pero en cuanto estuvo por decir algo más el príncipe dijo.— Y descuide yo me encargo de disciplinar a la señorita William.
El vizconde sonrió y asintiendo se marchó junto con el otro noble hacia donde le indicaban los caballeros. Lucía por su parte miró al príncipe y al ver que este le sonreía dijo.
— ¿Qué?
— Creo que su presencia en esta corte harán mis días más entretenidos... acompáñame a dar un paseo, me gustaría conocerla un poco más...
Lucía al ver que sin querer había logrado llamar la atención del príncipe, asintio y siguió al joven príncipe, esperaba no equivocarse esta vez y poder formar una alianza con su Alteza...