Águila Harpía
Rakia es una joven que desde el día de su nacimiento es despreciada por su madrastra y su media hermana, y a su padre poco le importa lo que le ocurra, por lo que la joven debe de luchar cada día para sobrevivir, pero todo cambia un día en el que un antiguo poder despierta en su interior, lo que provoca que toda su vida cambie por completo, entrelazando su destino con el de otras tres personas para derrotar un mal ancestral que se acerca.
En un camino lleno de cambios, Rakia deberá de enfrentar muchos obstáculos para lograr su objetivo, pero no lo hará sola, ya que a su lado estará alguien quien sin conocerla, la esperado toda su vida y que la protegerá aun cuando no sea necesario.
Esta es la segunda historia de la tetralogía Los 4 Guerreros de los Elementos, la primera lleva por nombre “El Guerrero de la Tierra”
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Capítulo 2
NARRADOR
En el palacio del reino de Aire se encontraba una hermosa mujer, la cual veía con gran intensidad la carta en su mano, carta que había llegado hace solo unos instantes, pero que para aquella mujer parecía una eternidad.
Sin perder más el tiempo, aquella mujer salió de su oficina y fue al encuentro de su esposo, al cual puso al tanto de la situación y lo dejó a cargo de preparar todo para el viaje mientras ella se ponía en contacto con los demás involucrados.
Esta mujer es la reina Samira, quien quedó realmente sorprendida por la carta del oráculo, puesto que si bien sabía que este momento llegaría tarde o temprano, nunca creyó que ella sería parte de tan importante acontecimiento, pero no podía hacer nada, los designios del dios Kaayo eran claros y su deber era seguirlos, por lo que rápidamente se puso en contacto con sus duques, para que así estos se preparan para partir lo más pronto posible hacia la torre del oráculo.
El reino del aire contaba con tres grandes ducados, siendo los duques o duquesas, los descendientes de los que hace mucho fueron los compañeros de la primer gran Águila, las personas a las que esta bendijo y que pasaron dicha bendición a sus primogénitos.
Eficiente cono siempre, el rey consorte tuvo todos los preparativos listos en menos del tiempo que la reina le había brindado, y así la pareja partió con un pequeño número de guardias, junto con sus duques rumbo a la torre del oráculo, dejando a cargo del reino a su hija, una joven de carácter frío como sus padres, pero igual de eficiente que ellos, por lo que el reino estaba en buenas manos.
El trayecto fue algo largo, puesto que la torre se encontraba en un punto donde los 4 reinos convergían, siendo este sitio único en su tipo y se encontraba alejado de la capital del reino del Aire.
El camino transcurrió sin ningún incidente, llegando la reina Samira junto con sus 3 duques, el duque Rivotra, la Duquesa Airea y la Duquesa Hava, a la torre del Oráculo, donde son recibidos por uno de los habitantes del templo, quien los guía hasta una enorme sala de espera, donde también se encuentran los reyes y reinas de los otros reinos.
- Así que no fuimos los únicos convocados – dice la reina Samira, quien toma asiento elegantemente a lado de su esposo.
- No, su majestad, no fuimos los únicos – le contesta la duquesa Airea.
- Es algo lógico, es imposible que solo despierte uno de los grandes magos, deben de ser los cuatro o nada – dice la reina, quien espera pacientemente su turno.
Los primeros en ser llamados son los nobles del reino de la Tierra, los cuales no se ven muy contentos al salir, algo que no paso desapercibido por la reina Samira, quien tacha de inaceptable la actitud del monarca y los suyos, puesto que demostrar tus emociones, a los ojos de la mujer era algo vulgar, sin importar cuál fuera tu estatus era importante saber controlarse, ya sea en el habiente público o en privado, a ella le habían inculcado que debía de ser alguien fría si quería ser una buena monarca.
- Su majestad, Reina Samira, la oráculo solicita su presencia – dice aquel mismo joven que los guio hasta allí, por lo que la reina, junto con su comitiva, siguen al joven hasta los aposentos del oráculo.
Al entrar a la habitación, lo primero que notaron fue a la hermosa mujer en medio de la habitación, de aproximadamente 40 años, la mujer frente a ellos era más que preciosa, de ojos azules como el cielo o el mar, cabellos rojos como el fuego y una piel de un tono marrón terroso, le daban a la mujer frete a ellos una belleza sobrenatural, que dejaba mudo a cualquiera que la viera.
- Es un placer para mí y para los míos estar ante su presencia – dice la reina, haciéndole una reverencia al oráculo.
- El placer es todo mío, como explique en la carta que hizo llegar hasta su reino, el dios Daotan ya ha despertado, y con él, el caos en el mundo, es por eso que dios Kaayo ha elegido la familia en la que reencarnará la nueva gran Águila, como se había predicho desde la época de la primera gran Águila, esta renacerá en una de las tres familias que fueran bendecidas, y que ahora ostentan el cargo de duques es su reino – comienza a hablar la mujer.
Entonces esta se acerca lentamente hacia sus invitados, y se coloca frente al duque Rivotra, quien se queda inmóvil ante la impotente presencia de la mujer frente a él, entonces como si una fuerza desconocida controlara su cuerpo, el duque se arrodilla frente al oráculo, y esta pone su mano sobre la cabeza del hombre.
- Duque Rivotra, en tu linaje reencarnará la gran Águila, tu familia es la elegida para concebir a tan importante ser, tu primogénito será el padre de una joven, una joven valiente, amable y justa, una joven con la fortaleza suficiente para convertirse en nuestra guardiana, pero no lo hará sola, la princesa del Aire dará a luz a su compañero de vida, quien será su guardián – dice la Oráculo y se aleja lentamente del duque.
- Mi familia está honrada por ser bendecidos con tal honor – dice el duque mientras se levanta.
Entonces algo increíble pasó, puesto que frente a ellos, la oráculo envejece 20 años de golpe, dejando mudos a los presentes y algo asustados.
- Ahora deben de retirarse, sé que tienen obligaciones que atender, así que no les haré perder más tiempo – les dice la oráculo a lo que todos hacen una reverencia en modo de despedida y se van de allí – una cosa más, recuerden que las cosas sueles ser más de lo que se ve a primera vista – les dice el oráculo justo antes de que salgan.
- Duque Rivotra, tengo muy altas expectativas en su primogénito y la hija que este tendrá, de igual manera mi hija será estrictamente preparada para criar a un guerrero digno de esa niña, así que no decepcione al reino – le dice la reina al duque, quien solo puede asentir ante las palabras de la reina, pero en el fondo está muy preocupado, puesto que la actitud de su hijo deja mucho que desear, y pensaba hablar con la reina para pensar en una manera para que fuera si hija quien heredara el ducado y no su hijo, quien no tenía las aptitudes de un buen duque, y mucho menos de un hombre capaz de preparar al alguien para llevar sobre sus hombros una responsabilidad tan grande, como lo sería la gran Águila.
- En definitiva, estoy acabado – dice el duque, quien no sabe qué hacer.