El Guerrero De La Tierra

NARRADOR

El rey Craig había recibido una carta del oráculo, se decía que el oráculo era la única persona que podía comunicarse con el dios Kaayo, y que llevaba vivo desde el origen de los cuatro grandes magos, y que su muerte llegaría con su última profecía, que era nada más ni nada menos, que aquella que hablaba del renacimiento de los animales sagrados, hace unos días a palacio había llegado la tan esperada carta que anunciaba que al fin el gran Carnero volvería a pisar esta tierra por lo que partiría de inmediato junto con sus 4 duques, hacia la torre del oráculo.

Hace mucho tiempo, cuando el reino de la Tierra fue consolidado por el primer gran Carnero, este eligió a 4 de sus más leales amigos para formar los cuatro ducados de la tierra, el Ducado Lupain, el Ducado Tero, el Ducado Kasar y el Ducado Arazi, quienes a su lado hicieron crecer el reino hasta convertirlo en lo que es ahora, un reino próspero.

El oráculo, antes de que el primer gran Carnero muriera, predijo que en una de esas cuatro nobles familias elegidas por el gran mago de la tierra, nacería el siguiente gran Carnero, por lo que debían de ser muy cuidadosos con su descendencia, ya que de no ser así el gran Carnero podría nacer sin recibir la preparación necesaria para poder cumplir con su deber.

El rey Craig no tardó en ponerse en contacto con sus 4 duques para comenzar los preparativos del viaje, puesto que la torre del oráculo se encontraba muy lejos, a casi dos semanas de viaje desde la capital, en un punto donde los cuatro reinos convergían.

- Hijo mío, tú te harás cargo del reino mientras yo no esté, a pesar de ser joven, sé que harás un excelente trabajo – le dijo el rey a su hijo Peter, un joven de 16 años, quien era el orgullo de su padre

- Así será padre, puedes partir tranquilo, yo me aseguraré de que todo esté bien – le dijo el joven príncipe a su padre antes de verlo irse

Dos semanas después, el rey Craig llegó a la torre acompañado de sus 4 duques, y los 5 entraron a la torre donde se dieron cuenta de que no habían sido los únicos convocados, allí también estaban los reyes y duques de los otros reinos.

- Puedo ver que no fuimos los únicos en ser convocados, mi señor – le dice el duque Tero al rey, para el rey, el duque Tero es como un hermano, ya que ambos, al ser de la misma edad, crecieron juntos

- Así parece ser – le contesta el rey y los 5 toman asiento a la espera del oráculo

No tuvieron que esperar demasiado, puesto que uno de los monaguillos del templo del oráculo salió a hablar con los presentes.

- Sean bienvenidos, Reyes y Reinas de los cuatro elementos, creo que todos ya saben que es lo que hacen aquí, el oráculo los atenderá reino por reino, así que su majestad rey Craig, usted y sus duques van primero – les dice el joven quien los guía por los laberínticos pasillos hasta los aposentos del oráculo

Al entrar, los 5 hombres quedan mudos ante la hermosa mujer que se encontraba frente a ellos dentro de aquella habitación, era una belleza de ojos azules como el cielo o el mar, cabellos rojos como el fuego, piel morena como la tierra, de esbelta figura, la mujer tenía una belleza que no parecía ser real.

- Sean bienvenidos, es un honor para mí tenerlos aquí, como les comunique en mi carta, el dios Daotan muy pronto volverá, es por eso que el gran Carnero una vez más volverá a pisar esta tierra para salvar al mundo como lo hizo antes, el dios Kaayo ha hablado conmigo y me ha relevado que familia tendrá el honor de engendrar al siguiente gran mago de la tierra, Duque Kasar, da un paso al frente – dice el oráculo y el rey queda mudo ante esta noticia y ve a al duque Tero, quien luce tan confundido como él

El oráculo ajeno a lo que pasaba por la mente de los presentes, camina hacia el duque Kasar, quien, obligado por una fuerza desconocida, se arrodilla delante de la mujer, quien coloca su mano en la cabeza del duque.

- Tu primogénito será quien engendre al siguiente gran Carnero, un joven lleno de bondad, pero este joven no podrá hacer su misión solo, y no me refiero a los otros animales sagrados, sino a su compañera de vida, por lo que cuando su poder despierte, y solo cuando su poder despierte, el gran Carnero deberá desposar a la primogénita del príncipe Peter, ya que ella será un apoyo importante para él

Una vez acabada su profecía, con temor,  los presentes observan cómo aquella joven, que no parecía tener más de 20 años, envejece 20 años de golpe, ahora luciendo como una mujer de 40 años, que si bien ha envejecido, no ha perdido ni una pizca de su belleza.

- Es hora de que se vayan, esta es mi última predicción y es imperativo que se cumpla tal y como la dije, y no olviden que no todo es lo que parece – les termina de decir el oráculo y los 5 hombres abandonan aquella habitación guiados por el monaguillo

Al llegar a la sala donde estaban antes, el monaguillo guía a la reina y a los duques del aire, quienes son los siguientes en pasar a ver al oráculo.

- Lo sabía, mi familia está destinada a la grandeza, pero era de esperarse, somos los mejores y ya quedo demostrado – dice el duque Kasar con arrogancia mientras sale de la torre

- Puedes creerlo, él, y cuando estábamos tan cerca – se queja el duque Tero con el rey

- El duque Tero tiene razón, la familia Kasar está podrida, y cuando estábamos tan cerca de eliminarlos, pasa esto – dice el duque Lupain, quien era el mayor de todos

- Yo también estoy muy molesto, pero las palabras del oráculo son claras, y ahora poco podemos hacer, la noticia debe de darse a conocer, y eso impedirá que acabemos con el duque Kasar y su familia, ya que será un desgraciado, pero no es tonto, las cosas se han complicado, solo nos queda aminorar los daños en todo lo que podamos y rogar que lo que dijo el oráculo, sobre la bondad del joven, sea verdad, porque de no ser así, estamos acabados – dice el rey quien solo quiere entrar y preguntarle al oráculo ¿en qué diablos estaba pensando el dios Kaayo al elegir a tal familia para la venida del gran Carnero?, porque a sus ojos no había nadie más indigno que ellos, pero lamentablemente no podía hacerlo, por lo que solo quedaba esperar