Después de un accidente de auto, quedé en sillas de ruedas, mi novia habia fallecido. Pasé años en depresión, hasta que un día, cuando mi hermana Antonella y yo salimos a la plaza y la vía ella, una chica sentada en una de las banquetas que estaba junto a la estatua del general.
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EL CLUB
YARA CORTEZ
María me recibió en su casa.
— Perdón por pedirte este favor.
— Tranquila Yara, fuimos compañeras de clase.
— Tu casa es muy bonita y sobre todo grande— quería darle un cumplido.
María es la hija de la ministra, la casa parecía un pequeño palacio.
— Es hora de cenar, puedes acompañarnos. Ya le dije a mi mamá que tengo una invitada, puedes quedarte hasta que consigas un cuarto.
— Gracias. Perdón por pedirte ayuda.
— Está bien, no te preocupes.
Bajé a cenar con la familia de María.
— Deberías llevar a tu amiga al club campestre. Mañana hay una exposición de caballos.
— Si ella quiere ir, la llevo— Vi un poco incómoda a María.
—No puedo. Mañana voy a una entrevista de trabajo y de paso voy a buscar un cuarto— Sonreí mientras bajaba mi rostro por la incomodidad.
Terminé de cenar y me fui al cuarto.
Un mensaje de Marketplace, era la chica que le había vendido la bufanda roja.
— Hola, me ha encantado la bufanda, quiero dos más, una de color negro y otra de color rosa. ¿Puedes entregarme mañana?
— Buenas noches, por el momento no estaré recepcionando los pedidos, tuve un problema con mi máquina de coser.
— ¡Qué mal! Tu trabajo es muy bonito.
— Gracias. Pasá buenas noches— me despedí.
Entré a marketplace y borré todas mis publicaciones dónde ofrecía el servicio de costura.
Salí muy de mañana de la casa de María y me fui como siempre a la banqueta junto a la estatua del general. Fui a organizar mis ideas. Ver ese mundo que pasa por mis ojos, pero desde la mañana.
Caminé de un lado a otro buscando algún rótulo de empleos. Me detuve en uno, era en una tienda de ropa. Entré y hablé con la señora.
— Nececito tu currículo y fotocopias de documento de identidad.
— Voy a un ciber café, por favor no le dé el trabajo a nadie más, de verdad que lo necesito.
— Está bien, solo no dilates— la señora quitó el rótulo y lo guardó — aquí te espero jovencita.
Salí casi corriendo de la tienda. Busqué un ciber cercano y pedí una computadora. Redacté mi currículum y saqué un juego de copias de mis documentos. Llegué nuevamente a la tienda. Le entregué mis documentos para solicitar empleo formalmente.
— Muy bien, por formalidad, mañana realizarás la entrevista con mi jefe.
— Está bien.
Salí de la tienda un poco decepcionada, porque yo creía que ya tenía el trabajo en mis manos, pero tiene razón, por formalidad debería hacer la entrevista.
No me había fijado, pero la tienda es bastante grande y la ropa no es cualquier ropa.
Regresé antes del mediodía a casa de María.
— Saliste muy temprano que no desayunaste.
— Salí a buscar empleo, siendo honesta me siento un poco avergonzada contigo, por quedarme aquí en tu casa. Te agradezco por tu ayuda.
— No trajiste ropa. ¿Qué fue lo que pasó realmente? Cuéntame.
—Mi padre se casó y me echaron de la casa. Alguien, me robó mi maleta y ahora solo tengo lo que llevo puesto.
— ¿Y tu mamá?
— Mi madre ya falleció.
— Lo siento, no sabía. Sabes, creo que tengo ropa que no uso, tú eres más o menos de mi talla— me tomó de la mano y me llevó a su habitación.
Ella tenía una máquina de coser y unos maniquíes hermosos.
— Que bonito, se nota que estudiaste Moda— le hice el comentario.
— Estudié Moda como un hobbies, estoy estudiando ciencias políticas actualmente.
Ella sacó una caja de su closet.
— Mira si te queda, la ropa está bien cuidada. Puedes medirte aquí, no hay problema. Ahí está el baño.
Entré al baño y me medí un pantalón y una camisa y salí para mostrarle.
— Yo sabía, que éramos de la misma talla. Bueno, te lo regalo. Puedes usarlo. Si no estás ocupada a las 3 de la tarde, puedes acompañarme al club.
— No te sentirás incómoda conmigo.
— No. No pienses así, sabes que cuando estudiábamos juntas, siempre me pregunté por qué no socializabas con nadie. Llegabas a clases y te ibas cuando terminaba, prácticamente salias corriendo.
— Por qué trabajaba después de clases, me encanta coser. Así que hacía bufandas, pañuelos, trajes, y todo lo que pidieran. Yo no tuve las mismas posibilidades que tú tienes, así que tengo que esforzarme al doble.
— Entiendo. ¿Y mi número como lo tienes?
— Hay un grupo que dice exalumnos, de ahí lo tomé.
— Ya. Bueno, eres una chica muy elocuente y agradable. ¿Te parece que almorcemos y luego nos alistemos muy pretty para irnos al club?
— Si— Le sonreí.
Ha cambiado mi opinión sobre María, ella es muy agradable.
Almorzamos y Luego nos fuimos a su cuarto a arreglarnos. Llegamos al club casi puntualmente.
Era la primera vez que visito un club, se nota que solo van las personas que tienen dinero.
A lo lejos reconocí la bufanda que le hice a la chica del Ferrari. Ella iba con un chico que lo llevaba en una silla de ruedas.
— María, ¿ella quien es? La chica de la bufanda.
— Ella es mi prima Antonella, ¿La conoces?
— ¿Tu prima?
María levantó la mano dándole la ubicación a su prima. Ella se acercó con el chico.
— Yara, ella es mi prima Antonella y él es mi primo Adrián. — El chico miró de reojos a Antonella y dirigió su mirada a un lado.
— Un gusto.
— María, ya la conocía, ella es la chica que hace estás hermosas bufandas. Es agradable encontrarla aquí. ¿Cómo se conocen?
— Ella es mi amiga y excompañera de clase y está de visita en mi casa.
Antonella miró de reojos a Adrián.
— Vamos a sentarnos.
— Te alcanzamos prima.
Diez minutos después solo se acercó Antonella.
— ¿Dónde está Adrián? — preguntó María.
— Vino el chófer por él, se sintió un poco mal.
— Está bien. Siempre le molesta el ruido y la gente.
Terminó la presentación y regresamos a casa.
— ¿Te gustó el club?
— Muy hermoso todo.
— No sabía que ya conocías a Antonella y que era una clienta.
— Si. Ayer me compró esa bufanda. Tu primo, Adrián, ¿por qué está en silla de ruedas?
— Es una historia larga de contar, pero él es un buen chico, tiene nuestra edad y es muy guapo, ¿verdad que si?, él era modelo antes del accidente.
No quise preguntar más. Cada quien vive algo diferente, seamos pobres o ricos, feos o bonitos, cada quien vive sus propios problemas.