En el corazón de Londres, Nicolás Potter, heredero de una vasta fortuna, se enfrenta a un ultimátum impuesto por su abuelo: contraer matrimonio y formar una familia antes de su trigésimo cumpleaños para asegurar su herencia. Mientras tanto, Sofía Benson, una joven humilde, lucha por cuidar a su hermano enfermo mientras trabaja en una cafetería. Sus vidas se entrelazan cuando Nicolás y Sofía se encuentran en circunstancias inesperadas, desatando una serie de eventos que desafiarán sus creencias y los llevarán a descubrir el verdadero significado del amor y la familia.
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Encuentro en la Cafetería
En las elegantes calles de Londres, envueltas por la bruma matinal que confería un aire misterioso a los antiguos edificios, Nicolás Potter, un hombre de apariencia imponente y mirada gélida, caminaba con paso decidido hacia su destino. Heredero de una vasta fortuna, Nicolás era conocido por su inteligencia despiadada y su naturaleza fría como el hielo. Su única preocupación en ese momento era cumplir con la condición impuesta por su abuelo, Carlos Potter, para heredar: contraer matrimonio y tener un hijo antes de su trigésimo cumpleaños.
En una tranquila cafetería, situada en una pintoresca esquina de la ciudad, trabajaba Sofia Benson, una joven humilde y trabajadora que se había convertido en el sostén de su pequeña familia después de la muerte de su madre. Con una sonrisa amable y ojos llenos de determinación, Sofia atendía a los clientes con diligencia, mientras su mente divagaba en las preocupaciones por su hermano Jerónimo, quien padecía una enfermedad en el corazón.
A pesar de las dificultades que enfrentaba en su vida diaria, Sofia mantenía una actitud positiva y se esforzaba por hacer su trabajo lo mejor posible. La cafetería era su refugio, un lugar donde podía olvidarse de sus preocupaciones por un momento y concentrarse en las pequeñas alegrías que la vida le ofrecía.
Un día, el destino los unió de manera inesperada cuando Nicolás Potter entró en la cafetería en busca de un café.
Sofia: Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo?
Nicolás: Un café negro, por favor.
Sofia: Por supuesto, señor.
*Nicolás observa a Sofia con atención mientras ella prepara su café, su expresión impasible no revela sus pensamientos.*
Sofia: Aquí tiene su café, señor.
Nicolás: Gracias.
*Nicolás toma la taza de café y se dirige a una mesa apartada, pero antes de que pueda sentarse, sus ojos se encuentran con los de Sofia.*
Sofia: *(Para sí misma)* ¿Quién será ese hombre? Tan intrigante...
*Nicolás se sienta en su mesa, sumido en sus pensamientos mientras saborea su café.*
Nicolás: *(Para sí mismo)* Interesante... esa chica tiene algo especial.
*De repente, sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta de la cafetería al abrirse.*
*Mientras Sofia atendía a un nuevo cliente, su mente seguía vagando hacia Nicolás.*
Sofia: *(Para sí misma)* ¿Qué será lo que lo hace tan intrigante?
Cliente: Buenos días, ¿qué recomienda?
Sofia: Nuestro pastel de zanahoria es muy popular. ¿Le gustaría probarlo?
Cliente: Suena bien. Uno de esos, por favor.
*Sofia sonríe mientras toma nota del pedido, pero sus pensamientos siguen ocupados en el misterioso hombre que había llegado antes.*
Mientras tanto, Nicolás terminaba su café y se disponía a salir de la cafetería. Sin embargo, algo en el interior de su corazón le decía que ese encuentro con Sofia no sería el último. Había algo en ella que lo atraía de una manera inexplicable, algo que lo hacía desear volver a verla una y otra vez.
Con esa extraña sensación revoloteando en su pecho, Nicolás salió de la cafetería y se adentró de nuevo en las elegantes calles de Londres, con la esperanza de que el destino volviera a cruzar sus caminos con el de Sofia Benson, la joven camarera que sin saberlo había capturado su atención de una manera tan inesperada y profunda.
Nicolás continuó su camino por las calles de Londres, pero su mente seguía volviendo a la imagen de Sofia. A pesar de su reputación de hombre frío e imperturbable, algo en ella había despertado una chispa de interés que no podía ignorar.
Mientras tanto, Sofia continuaba con su día en la cafetería, pero su encuentro con Nicolás la había dejado con una sensación de intriga y curiosidad. ¿Quién sería ese hombre misterioso y qué lo había llevado a su humilde cafetería?
Días después, Nicolás volvió a la cafetería, esta vez con la intención deliberada de volver a ver a Sofia. Al entrar, sus ojos buscaron instintivamente a la joven camarera entre la multitud de clientes. Cuando la encontró, una leve sonrisa se curvó en sus labios.
Sofia, al notar su presencia, sintió un ligero estremecimiento de sorpresa y nerviosismo. ¿Por qué aquel hombre elegante y distinguido volvía a su cafetería?
Nicolás se acercó al mostrador, donde Sofia lo recibió con una sonrisa profesional pero amigable.
Sofia: Buenos días, ¿qué le traeré hoy?
Nicolás: Otro café negro, por favor. Y también... ¿podría acompañarme por un momento?
La solicitud de Nicolás tomó a Sofia por sorpresa, pero antes de que pudiera responder, su jefe llamó desde la cocina, requiriendo su atención inmediata.
Sofia: Lo siento, ¿podría esperar un momento? Tengo que atender algo en la cocina.
Nicolás asintió, ocultando su ligera decepción tras una máscara de indiferencia.
Nicolás: Por supuesto, tomaré asiento y esperaré.
Sofia se apresuró hacia la cocina, sintiendo una mezcla de emociones confusas. Aunque parte de ella deseaba saber qué quería Nicolás, la prudencia le aconsejaba mantener cierta distancia con aquel hombre tan enigmático.
Mientras tanto, Nicolás aguardó pacientemente en su asiento, con la esperanza de que Sofia accediera a hablar con él en privado y así desentrañar el misterio que la rodeaba.
Después de unos minutos de espera, Sofia emergió de la cocina con una disculpa en los labios. Sin embargo, Nicolás pudo notar la expresión preocupada en su rostro, lo que lo llevó a comprender que algo urgente había surgido.
Sofia: Lo siento mucho, señor. Surgió un problema en la cocina que necesitaba resolver de inmediato. ¿Puedo ayudarlo en algo más?
Nicolás ocultó su decepción detrás de una sonrisa cortés.
Nicolás: No se preocupe, entiendo. Pero me temo que ya no tengo tiempo para esperar. Será en otra ocasión entonces.
Sofia asintió, sintiendo un atisbo de remordimiento por no poder atender a Nicolás como él esperaba. Sin embargo, sabía que su responsabilidad en la cafetería tenía prioridad.
Sofia: Lo siento de nuevo. Espero que tenga un buen día.
Nicolás le devolvió la sonrisa, aunque esta vez con un deje de resignación.
Nicolás: No hay problema. Gracias de todos modos. Hasta la próxima, Sofía.
Con un gesto de despedida, Nicolás abandonó la cafetería, dejando a Sofia con una sensación de arrepentimiento y curiosidad. Mientras observaba cómo se alejaba por las calles de Londres, una parte de ella lamentó profundamente no haber podido atender su solicitud. Sin embargo, otra parte de ella, más cautelosa, se alegró de haberse mantenido fiel a sus responsabilidades.
A medida que el día avanzaba, la imagen de Nicolás Potter seguía rondando en la mente de Sofia, despertando una mezcla de emociones contradictorias. ¿Qué sería capaz de llevar a ese hombre tan distante y misterioso a su modesta cafetería? Con esa pregunta flotando en su mente, Sofia volvió a su trabajo, decidida a no dejar que aquel encuentro la distraiga de sus responsabilidades.
me gustaría q Sofía y Nicolás pudieran superar sus problemas y el tal Jeremy recapacite y los deje en paz y la tal mikaela también se alejen de ellos y puedan ser una vida en flia 🤗