Ella es acusa injustamente por un delito que no cometió y al darse cuenta que el ser que aseguraron que ella asesino esta vivo, hará lo que sea para vengarse y hacerlo pagar por todo lo que ella tuvo que vivir.
Y en el camino hacia su objetivo encontrará a un fuerte aliado que sin darse cuenta los dos caerán rendidos ante las garras del amor.
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Sentencia.
Zazil
Al despertar, me di cuenta que estaba en el sofa, me dolía horrible mi cabeza, en verdad no recordaba que había pasado anoche, ni como es que había llegado a casa, hasta que me levante y al verme la ropa me asuste.
Estaba en total shock, no podía asimilar ni creer lo que mis ojos veían, baje mi vista y mis manos estaban teñidas de rojo, al igual que mi ropa.
A lo lejos las sirenas se escuchaban, seguía sin entender que pasaba hasta que una tos muy débil me hizo reaccionar escuchando su voz entrecortada.
— Zazil, ¿por qué lo hiciste?— me confundían sus palabras, me acerqué a él, al verlo tendido sobre el suelo en medio de un gran charco de sangre y un escalofrío invadió todo mi cuerpo al verlo asi— ¿por qué?, yo te di lo mejor de mí.
— mi amor, no te muevas, por Dios Claus, ¿qué sucedió?, ¿quién te hizo esto?— lo cuestione más que alterada intentando detener con mis manos temblorosas la sangre que brotaba de su gran herida en el pecho, mientras que en mi mente crecía cada vez más la interrogante de lo sucedido.
Hasta que un gran estruendo se escuchó tras de mi provocando que gritara por el susto, y voces de distintos hombres comenzaron a hacer eco en la estancia— ¡levante las manos y no se mueva!— me petrifique al escucharlos gritarme e hice lo que me pidieron y de un movimiento sentí que me jalaron para levantarme— queda usted detenida por intento de homicidio.
Abrí mis ojos de total sorpresa por lo que acababan de decir, mis manos las bajaron llevándolas hacia atrás de mi espalda y sentí el frío metal rodear mis muñecas— pero, pero yo no hice nada, ¡Claus!, ¡mi amor!, ¡sabes que sería incapaz de dañarte!.
Intente zafarme, pero fue imposible, sentí las esposas más justas, voltee a ver a Claus donde ya estaban los paramédicos auxiliándolo; por un instante su vista se posó en mí y juro que en sus labios se dibujó una sonrisa más que siniestra.
Volvieron a jalarme, no avanzamos ni cinco pasos cuando sentí una dolorosa bofetada y para mi sorpresa era la mamá de Claus— esto lo pagaras muy caro, niña y de mi cuenta corre que caiga sobre ti, todo el peso de la ley — su vista se dirigió al oficial que me llevaba y solo hizo un ademán— llévense a esta escoria.
El oficial me jalo llevándome hacia afuera de la casa, habia demasiadas patrullas y policías junto a una ambulancia y un montón de gente cerca del lugar, me llevaron hacia el auto, al abrir la puerta escuché una voz conocida, al voltear era él.
— lo siento Zazil, pero no podré ayudarte, mi familia tiene mucho poder— negué con lágrimas en mis ojos, mientras me subían a la patrulla.
— no te preocupes, tus palabras hoy tienen más sentido que antes, confío que esto solo sea un malentendido, tú sabes que nunca lo dañaría es tu hermano y al hombre que por desgracia aun amo— lo escuché suspirar asintiendo, tocó el cristal y solo se alejó.
Se escuchó un golpe en el techo del auto y solo comenzó a avanzar, alejándome de esa casa poco a poco, aun seguía sin entender que demonios había pasado, el camino fue tan corto que ya estábamos frente a la comisaría, abrieron la puerta y me jalaron para que bajara.
Subimos unos cuantos escalones hasta atravesar las puertas de cristal, de inmediato uno de los policías anoto toda mi información, volvieron a jalarme y entramos por una puerta donde había un pasillo poco iluminado hasta llegar a unas pequeñas celdas, abrieron una y antes de entrar me quitaron las esposas y cerraron con llave.
Me agarré de los barrotes viendo hacia el muro y solo fueron segundos donde sentí mis lágrimas bajar por mis mejillas, al soltarme giré dándome cuenta que había más personas en el mismo lugar.
Limpié mis lágrimas y caminé a una pequeña plancha de concreto, al sentarme me recargué en la pared fría, subí mis piernas y solo me abracé a ellas, escondiendo mi rostro y así me perdí por un buen tiempo hasta que un toque me hizo reaccionar.
Levante mi rostro y estaba junto a mí, una mujer de ojos azules— ¿por qué estás aquí?— no respondí su pregunta y solo volví a esconder mi rostro— a mí, me detuvieron por robarle dinero a unas personas.
Solo la escuché mientras mis lágrimas volvían a salir, palmeo mi espalda y sentí que se levantó, volví a verla y solo le conteste— a mí— al escucharme se volvió a sentar a mi lado— según ellos por lastimar a alguien, pero yo sería incapaz de dañar a Claus.
— y, ¿quién es él?— limpié mis lágrimas mientras la veía.
— mi esposo— abrió sus ojos, solo me observo por unos segundos hasta que posó su mano sobre la mía.
— es grave por lo que te acusan, pero te soy sincera, solo con verte puedo asegurarte que tú no lo hiciste— asentí en medio de un suspiro.
Ella se quedó junto a mí, mientras veíamos a algunas de las mujeres que estaban en la misma celda ser liberadas, no sé cuanto tiempo había pasado cuando un policía golpeó los barrotes y me hablo, al levantarme vi entrar a Deo.
— no tengo mucho tiempo Zazil, solo te traje un poco de comida y para decirte que seas fuerte para lo que se viene— no dije nada y solo tome la bolsa— solo cuídate por favor.
— Gracias Deo— intente sonreír, pero me fue imposible y solo salió una lágrima recorriendo mi mejilla el cual, él limpió con su pulgar— solo vete o tu familia se dará cuenta de que viniste a verme.
Él asintió y solo salió, me volví a sentar, abrí la vianda y dentro había un número anotado y por el número sabía que esa lada provenía de mi país, memorice el número, al terminar de comer solo hicimos añicos la tapa.
Los segundos avanzaron y volvió un oficial, abrió la puerta e hizo señas— tienes derecho a una llamada.
Asentí y salí de la celda, al estar frente al teléfono con nerviosismo digité los números, sonó un par de veces hasta que escuché una voz y aunque tenía años de no saber de ellos, su voz seguía siendo inconfundible.
📞 Mario, ¿eres tú?— su voz se escuchó para afirmar ante mi pregunta— soy, soy yo, Zazil— grito con efusividad por el teléfono— escúchame hermanito, no tengo mucho tiempo solo necesito que me pases a mamá.
📞 hermana, ¿dónde estás?, te extrañamos Marcos y yo— suspire al escucharlo— lo siento Zazil, mi mamá no está, pero— se escuchó la voz de mi padre regañar a mi hermano hasta que él contesto— ¿qué quieres?.
📞 papá, necesito de su ayuda, no se que paso, pero estoy detenida por algo que no hice— lo escuché chistar.
📞 y, ¿qué pretendes?, Zazil, tu te metiste en ese problema y sola tendrás que arreglártelas, te pediré un gran favor, no vuelvas a llamar.
Y antes de que cortara la llamada logré escuchar a mi madre, para luego finalizarla sentí un gran nudo en mi garganta, el oficial me agarro del brazo y me llevo de nuevo a la celda.
Me senté hasta abrazar mis piernas mientras lloraba y sentía asfixiarme, no sé cuantos minutos pasaron hasta que un hombre se presentó diciendo que sería mi abogado de oficio.
Me llevaron a una habitación con un gran espejo, me sentaron esposándome en la mesa, me dejaron sola hasta que entró otro oficial.
Y comenzó a cuestionarme sobre lo sucedido, pero después de nuestra discusión y reafirmar una y otra vez que no recordaba nada, ni como es que se lastimó Claus, pero aun así me tuvieron por horas en ese lugar, al salir me llevaron a otra celda donde estaba mi abogado esperándome.
Solo para notificarme que al día siguiente sería el juicio, toda la noche no pude dormir, al amanecer un oficial me entregó una bolsa, su contenido era ropa y al ver la mía, estaba sucia, me cambié como pude y solo fueron minutos cuando volvieron para esposarme y llevarme.
Tenía miedo de lo que pudiera suceder, me subieron a una camioneta hasta llegar a los juzgados de inmediato me llevaron a un pasillo, me sentaron mientras los veía poner esposas en mis tobillos, sintiéndome como la peor criminal y un monstruo, abrieron una puerta y entramos a la sala.
Me sentaron en una silla junto a mi abogado y del otro extremo estaba la mamá de Claus con su abogado, me llamó la atención, ya que ella vestía de negro al igual que el papá y Deo.
El juicio había comenzado, viendo pasar a muchos testigos a favor de Claus de los cuales sus rostros jamás los había visto, pero al avanzar el tiempo y al ver a mi abogado que no hacía nada, entendí que no saldría de este lugar.
Hasta que se levantó mi abogado e hizo preguntas tan irrelevantes y sin sentido, volvió a su lugar y el turno fue del otro abogado donde mostró fotos de él, en el hospital.
Despues llamaron a la señora Cristel al estrado y relato una historia distinta llena de demasiadas mentiras, al bajar pensé que yo también pasaría, pero jamás me llamaron, el juez golpeó con fuerza su mazo.
Vi a las personas del jurado levantarse y le entregaron un papel al juez y en solo segundos pude escuchar mi sentencia.
— Zazil Xul, de pie — me levanté sintiendo mi corazón latir con rapidez— por el cargo de homicidio, su sentencia será a doce años de cárcel sin derecho a fianza.
Al escuchar, mis sentidos se cerraron y mi equilibrio lo perdí cayendo de rodillas en el suelo y solo rompí en llanto, grité con todas mis fuerzas para intentar sacar este dolor que sentía por dentro.
Dolía saber que Claus, el único hombre que conocí y por desgracia llegue a enamorarme perdidamente, hoy estaba muerto; empecé a sentirme muy mal, el aire comenzaba a acercarme mucha falta y todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas hasta que me desmayé.