¿Cómo inició? como para terminar de este modo. Frente al Archiduque Maximilian yacía la mujer que creyó muerta.
Aquella dama que todo el mundo creyó muerta. Pero ante la conmoción de todos en aquel banquete Imperial, la voz del principe heredero que no ocultaba su molestia frente a la situación resonó en todo el salón.
«¡¿Cómo te atreves?!»
Él era un hombre que estuvo en la guerra desde hace 15 años, pero lo que los sorprendía no era la cara del principe heredero lleno de un aura asesina, sino el niño pequeño que traía en sus brazos, uno que tenía su mismo cabello blanco.
Y para Maximilian la cara de la dama no era lo que él conocía.
Ella no podía ser Jadella, ella no podría ser su difunta esposa, ella no podía serlo, por qué la Jadella que él conocía... jamás lo miraría con tanto desprecio.
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UNA PERFECTA ESPOSA
Hace 6 años.
Una boda se celebró con gran elegancia.
El que se casaba era el Archiduque Maximilian Reiban con la hija menor del Ducado Horteira, un matrimonio que fue arreglado desde que eran unos bebés.
Siempre eran vistos juntos, aunque no eran niños tan normales se notaba el cariño entre ambos, A decir verdad parecían más maduros de lo normal, no solían ser tan desenfrenados cómo los demás niños nobles.
Y en esta ocasión de boda no resultó diferente.
Intercambiaron anillos y se besaron sellando su unión, ahora siendo marido y mujer.
Todos habían visto la boda con buenos ojos, así que eran muy admirados en la sociedad noble, no sólo por su belleza, sino por la forma en la que era cada uno.
Maximilian era un hombre de ensueño con un carácter frío, cabello rubio y ojos verdes, un hombre que ya tenía el título de su padre como Archiduque de Reiban. Talentoso con la espada y la administración.
Jadella era una mujer hermosa y con un carácter pacífico, no era alguien que se llegara a emocionar o molestar con exageración. Era como el agua calma de un río y era muy talentosa en la administración al igual que su marido.
Los círculos sociales adoraban a esta pareja, por supuesto había envidia incluida, pero nada fuera de lo normal.
«Jadella»
Ella que estaba en su habitación terminando de preparar luego de la noche de bodas, se puso muy nerviosa ante la voz de su ahora esposo Maximilian, después de todo, recordaba todo lo ocurrido en la noche después de la boda.
A pesar de lo vergonzoso que era mirarlo a la cara, se había preparado toda su vida para ser la esposa perfecta para Maximilian. Calmó sus nervios y lo miró con una ligera sonrisa.
«¿Qué ocurre Maximilian?»
«voy a estar fuera por un tiempo ¿Puedes hacerte cargo de la mansión?»
Esto fue inesperado, a penas si ya empezaban su vida como pareja casada y su esposo se marchaba. Tenía que ser una esposa perfecta, una esposa comprensiva...
«yo entiendo...»
Le respondió con dulzura mostrando cuanto lo comprendía y lo apoyaba sin importar la situación.
Maximilian le dio un breve beso en los labios y se marchó dejándola sola en aquella habitación con un...
«te amo»
Ella se sonrojó y se levantó, desde la ventana vió a su esposo montando a caballo, incluso así, Maximilian la notó y le dio una sonrisa brillante antes de marcharse.
Jadella suspiró enamorada y dejó la ventana para tocar una campana y al instante su doncella y amiga Cristal apareció.
«¿Me llamó Archiduquesa?»
«Cristal, prepara mi vestido, tengo que presentarme con la servidumbre de la mansión Reiban»
«si mi señora»
Los días eran pacíficos ya que la servidumbre la quería por su gentileza y tranquilidad. A veces iba a fiestas del té luego de terminar su papeleo administrativo en dónde sabía defenderse muy bien de los que intentaban presionar a cometer algún error.
«supe que su excelencia Maximilian se marchó hace un mes, ¿No se siente sola después de su boda?»
Jadella sonrió luego de tomar un sorbo de té.
«no, para nada, el que se haya ido y me haya confiado el poder me dice que me tiene mucha confianza»
«t-tiene razón Archiduquesa»
«se lo agradezco»
Otra dama en la fiesta de té preguntó emocionada.
«¿Como se imagina que serán sus hijos?»
«...»
«teniendo ambos buena apariencia, me imagino que serán unos lindos hijos, ¿Cuántos quisiera usted Duquesa?»
«la verdad, aún es temprano para eso ¿No creen?»
«Es cierto, apenas se casaron»
Otra dama interrumpió.
«pero es mejor dar un heredero lo más pronto posible al Duque, ¿No se acuerdan de lo que sucedió con la señorita Vanina?»
Todos asintieron con pena.
«era tan buena»
«nadie cree que se suicidó, su esposo debe haberla matado luego de no poder darle un heredero»
«debió ser doloroso que a pesar de ser la esposa, su esposo se atreviera a traer a su amante a la mansión. ¿Acaso no es suficiente razón para suicidarse?»
«qué triste»
«era tan alegre»
«ahora su esposo esta planeando la boda con aquella amante»
«qué desalmado y con lo alegre que era la señorita Vanina»
Jadella escuchaba también lamentando aquello. La señorita Vanina era una buena mujer, no le cabía duda, era lamentable terminar así.
Cuando la fiesta terminó y se despidieron, Jadella decidió caminar por la ciudad llegando a los barrios bajos en dónde entró tranquilamente a una taberna en dónde todos eran mercenarios.
Los hombres musculosos no se atrevieron siquiera a mirarla ya que tenían prohibido hablarle a menos que Jadella les preguntará primero y está orden fue dada por...
«¡Jadella!»
Una mujer musculosa y con algunas cicatrices en el cuerpo, pero hermosa se lanzó a abrazarla y Jadella sonrió con sutileza al ver a la líder de este grupo de mercenarios.
«Rophelia»
«jajaja, que gusto verte, ¿Qué te trae por aquí?»
«nada particular, sólo, me siento un poco sola»
«¿Eh?, ¿Por qué?»
«Maximilian se fue hace un mes y no creo que vuelva pronto»
«¡¿Qué?!, ¿Cómo puede dejarte cuando apenas se casaron?, ¿Debo ir a emboscarlo?»
«gracias por preocuparte Rophelia, pero esta bien, es un Archiduque con muchas responsabilidades-»
«pero al menos debió decirte para dónde y por que se iba»
«...bueno..., tal vez tengas razón en eso. No lo pensé en ese momento»
Rophelia le dió un pequeño golpe en la frente.
«siempre eres tan despistada cuando lo miras, siempre fue así desde que somos pequeñas, cada vez que estabas frente a Maximilian te quedabas embobada, ¿Qué tanto podría gustarte?»
Jadella se sonrojó.
«no me molestes»
«mientras no te haga daño, algo así como engañarte o amedrentarte lo toleraré»
La mercenaria sonrió cambiando de tema rápidamente.
«pero me alegra que hayas venido, tal vez no iba a poder despedirme de ti»
«¿Despedirte?»
«verás, el príncipe heredero que está luchando con los bárbaros ha contratado nuestros servicios»
«¿No es muy peligroso?, ¿Qué pasa si te hieren de gravedad?»
«comparado contigo yo soy completamente capaz de luchar, además nos pagaron demasiado bien como para rechazarlo»
«...ya veo, ¿Cuando partirán?»
«está noche»
«¿Por qué tan rápido?»
«están teniendo algunos problemas con los suministros, nos pagaron muy bien debido a que debemos llevar comida a la frontera nevada»
«¡!»
«eres muy inteligente, no creo que no sepas que en una región tan fría la comida es difícil de conseguir y más cuando se está en guerra durante años»
«comprendo»
«oye Jadella»
Rophelia le dio una sonrisa confiada.
«no te preocupes, no por nada soy la jefa de todo ese grupo de mercenarios»
«...lo sé Rophelia, yo esperaré tu regreso»
Jadella miró a todos los mercenarios en el bar.
«Cuando regresen les invitaré a comer a todos ¿Qué dicen?»
Todos los mercenarios mostraron una sonrisa amistosa asintiendo a la Archiduquesa Reiban.
Este era un refugio para Jadella y Rophelia era como una hermana del alma.
***
Pasaron un par de semanas y un paquete llegó a la mansión, Jadella recibió al pintor y sus ayudantes.
El pintor se inclinó ante la Archiduquesa.
«mis saludos a la Archiduquesa Reiban, ¿Él Archiduque se encuentra?»
«no, está fuera por el momento, ¿Acaso ocurre algo?»
«... bueno... la verdad tengo prisa por un viaje y terminé este cuadro que me encargó el Archiduque antes de lo previsto»
«¿Un cuadro?»
«ya me han pagado el servicio, así que por favor recibalo en lugar del Archiduque, yo... de verdad estoy con prisa»
«claro, vaya con cuidado»
«gracias»
El pintor dio medía vuelta, pero antes de irse por completo dijo a la Archiduquesa...
«pero debe saber que el Archiduque mandó a hacer este cuadro como un regalo especial para la Archiduquesa»
«¡!»
«ahora si me retiro, con su permiso»
El pintor se fue y Jadella miró el cuadro cubierto por una tela muy sonrojada.
[Un cuadro para mi]
Tomó la tela y no resistió a tirar de el para ver el enorme cuadro. Cuando lo vio; sus pupilas se dilataron de emoción...
«oh...»
Esbozó una sonrisa cálida, la pintura era de ambos estando juntos en la boda. Jadella se sintió realmente conmovida, jamás pensó que su esposo pediría algo así para ella, parecía tan frío, pero era tan cálido con ella...
Sin embargo, no sabía que muy pronto, aquel hermoso cuadro realizado con una pintura tan viva sería opacada y deformada por la tragedia.
Sigue adelante 💪