Maya Watson, una chica de 17 años de secundaria hija de una buena familia, es inteligente, dulce, ingenua y muy hermosa, pero su belleza es oculta tras mucha ropa que la hacen parecer gorda y su aspecto es de la típica, ratón de laboratorio, esto hace que la pobre chica sea víctima de bullying por parte de sus compañeros.
Los grupos en esa secundaria se dividen en nerds, populares niños lindos, que habitualmente andan de punta en blanco y son aparentes niños perfectos y los populares chicos malos que son los traviesos, los mala conducta por así decirlo, pero igual de atractivos y hasta más, también están los solitarios aquellos que no pertenecen a ningún tipo de grupo peor que nerds los inadaptados y aquí es donde entra Maya solitaria solo estudia y no tiene amigas.
Ella será víctima de Tommy Becker quien se acercara a ella solo para pasar sus exámenes e intentará tomar su virginidad mientras la graba esto hará que Maya con la ayuda de un chico malo popular pase de oruga a mariposa.
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Pequeña Picasso.
Me despierto y voy al baño, me ducho y me visto, me coloco unos jeans de bota ancha un poco holgados, un suéter negro y mis converses negros bajos a la cocina y después de desayunar y ver que mi hermana sale con Jake su novio quien me cae muy bien voy al parque.
Tengo rato en el parque, me traje mi radio y me puse a bailar, si soy una excelente bailarina empiezo a cerrar los ojos y me dejó llevar olvidando, toda esa es mi vida de escape.
Después de muchas horas de baile, camino de regreso a la casa de mi hermana y
Pero soy tan distraída que me pierdo y aparezco por un callejón donde están tres tipos queriendo golpear a un chico de hecho uno lo golpea, pero él se defiende es muy guapo es un chico como de dieciocho años, pero es guapísimo quiero seguir caminando e irme, pero no lo puedo dejar solo en ese callejón, pienso rápido, pues, esos hombres lo agarran para que el otro lo golpeé que hago Dios mío, veo a un lado del callejón implementos de pintura y bolsos de trabajadores hay una pistola de pintura neumática tiene un gran compresor la agarro y pongo el nivel máximo y los apunto.
— Déjenlo tranquilo, rufianes.— digo intentando parecer intimidante, pero me estoy muriendo de miedo, pero no puedo dejar que lo dañen, que me lo hagan a mí es diferente, ya me acostumbré al maltrato.
— Y que harás fenómeno, nos harás un dibujo, usa eso para pintarte, a ver, si te vez mejor.— Dice uno de ellos.
Entonces enciendo el compresor y los empiezo a rociar de pintura la verdad que es muy fuerte la puse a máxima velocidad El joven es soltado lo miro y le digo que corra él se queda un rato y le grito que corra que se vaya que yo me quedo los sujetos tratan de acercarse, pero les echo muchísimo más no dejo de apuntarlos ni de rociarlos entonces siento que me toman de la cintura y me cargan.
— Corre niña vámonos — Dice el chico poniéndome en el suelo y corriendo tomando mi mano.
Escucho a los sujetos gritar, corremos y nos metemos en un contenedor de basura, luego salimos de allí todo sucios después de estar rato corriendo y de cerciorarnos que no nos siguen, nos reímos con las manos en las rodillas tratando de recuperar el aire.
— Gracias, pequeña Picasso, pero no debiste y si te hubiesen agarrado.— Dice el chico mirándome con esos hermosos ojos que tiene.
— Me hubiesen golpeado de seguro, pero tengo años de práctica aguantando eso, así que no pasa nada.— Le digo encogiéndome de hombros y restándole importancia a la locura que hice.
— Como quien te ha maltratado niña no debes dejar que te dañen.— Dice el chico junto a mí.
Lo observo y aún lleno de basura se ve hermoso.
— Vamos a la casa de mi hermana, hay que limpiar, nos apestas, ja, ja, ja.— Digo tapándome la María y riéndome.
— Tu también pequeña Picasso.—
— Vamos a casa de mis abuelos a cambiarnos, está muy cerca.— Dice él y accedo a ir con él.
Me entrega ropa y me dice que me cambié, voy al baño y después de hacerme algo con la ropa que me dio no es de mi estilo, pero es linda con todo lo que paso, mis lentes se arruinaron, salgo y allí está el todo hermoso.
Ropa de maya.
Salgo vestida con lo que medio un poco avergonzada y sin mis lentes, pues, se arruinaron.
— Que hiciste con la pequeña Picasso dónde está.— Dice y se ríe.
— gracias por la ropa, pero no me siento cómoda, vestida así.— Digo sonrojada ante su mirada.
—Bromeas verdad por qué demonios te escondes en tanta ropa.— Pregunta confundido.
— No me gusta llamar la atención.— Digo en un susurro.
— Ya lo haces, pero de mala manera por cierto soy Evans y tú.— Dice extendiéndome su mano.
— Soy Maya un placer.— Después de pasar un rato hablando me acompaño a casa de mi hermana y eso fue lo más emocionante de mi semana, todo lo demás fue normal, mi hermana al verme vestida así se alegró y me llevo de la mano un centro comercial donde creo que lo compro entero dijo que enviaría todo a casa después luego ya había llegado domingo y regrese a casa para mañana regresar a la tortura.