Continuación de la novela La esposa del emperador...
Marcos ha conocido a la mujer que va a ser su emperatriz y hará todo para tenerla a su lado.
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Capítulo 1
Hoy era el último día difícil en la vida de Ema, hoy comenzaba una nueva etapa para ella. Mientras el sol se ocultaba por fin detrás de las nubes, dando paso a la fría noche, su cuerpo era sacado a rastras del sótano donde había estado encerrada durante días. Ese había sido su castigo desde que su padre había salido desde hace una semana, ya que iría a dar un paseo por sus tierras, dejándola, sin saberlo, a merced de su madrastra.
Ema siempre ha tenido una vida difícil. Claro, ha tenido buenos momentos, pero esos han sido pocos. Su madre murió cuando ella nació y al poco tiempo su padre, Rogelio, se casó con Antonia, quien desde entonces es su esposa para darle a ella una madre. Lo que él no sabía y jamás imaginó es que ella era la peor pesadilla de Ema desde muy pequeña.
Cuando Ema cumplió cuatro años, empezó su verdadero calvario, cada día en que su padre tenía que salir era un día de tortura para ella. A veces a Antonia le bastaba con solo unos cuantos golpes y la dejaba tranquila, había otros en los que ella era tratada como una simple empleada más de la casa y otros en los cuales era privada de su libertad como hoy. Nada de esto era dicho a su padre por los sirvientes, pues, le tenían mucho miedo a la mujer.
La única persona que se había atrevido a siquiera pensar que podía interponerse en los castigos, fue la vieja nana de Ema cuando ella tenía solo seis años, la cual Antonia eliminó de forma terrible enfrente de varios de los empleados y de la misma Ema alimentando más el miedo.
Ella tampoco le había dicho nada a su padre, pues, no quería amargarle la vida, ya que él amaba a su esposa y no quería ponerlo entre la espada y la pared en tener que elegir entre su esposa o su hija. Es por eso que ella con mucho esmero se esfuerza por tratar de hacer todo lo posible para que Antonia y su media hermana, Luisa, estuvieran cómodas y contentas con ella. Ya después el miedo fue muy grande, para siquiera pensar en abrir la boca.
Hace como un año su padre la comprometió, con quien ella creyó era un buen hombre y su posible escape de las garras de su madrastra; sin embargo, desde que eso pasó ella ha podido escuchar como se ha corrido el rumor que él estaba enamorado de su hermana y que ella se metió en medio. Ema no sabía nada de eso, y cuando quiso ir a hablarlo con él, lo encontró a los besos con Luisa, ya casi por tener sexo. Cuando les reclamó solo se burlaron de ella y la encerraron en el sótano hasta que su padre llegó en la noche.
Fue allí que ella se dio cuenta de que él también sabía todo lo que le pasaba a ella en esa casa, porque ni siquiera le preguntó a Luisa que hacía con ella, de una la agarró y la llevó bruscamente para encerrarla en el sótano. No necesitó pedir indicaciones.
Desde ese momento ella también lo odio a él, cada vez que lo veía por más que era en alguna fiesta no podía no expresar su descontento al verlo, él le causaba mucha repulsión. Delante de su padre, demostraba ser un hombre cariñoso y cortés. Cuando Rogelio no estaba, él en compañía de Luisa y de Antonia le hacían la vida imposible.
Esa fue su vida durante un año, hasta que de pronto hace un mes empezó a notar algo extraño. Los castigos que ella recibía cuando su padre no estaba solo estaban escalando y las horas en las que era dejada en el sótano se hacían cada vez peores, ya que ni siquiera un poco de agua o pan le daban y eso que llegaba a pasar la noche allí.
Cuando se dio cuenta de que era lo que pasaba, ya era muy tarde. Estaba tirada sobre el frío piso de ese mugroso sótano cuando su alma salió despedida de su cuerpo, mejor dicho de lo que quedaba de él. Como hace ya una semana entera que no comía nada, solo los insectos que rondaban por el lugar, ella estaba piel y huesos. Agua tampoco le habían dado, solo había tomado la que se filtraba por las paredes, pero eso no fue suficiente.
Como solo llevaba un vestido, el frío que hacía allí también le jugaba una mala pasada, por lo cual era normal que después de aguantar por casi siete días enteros, ella solo no pudiera resistir más y terminara muriendo.
Al cerrar los ojos, fue como si estuviera en otro lado, donde podía ver a una mujer acostada en una especia de altar de piedra. Sin ningún temor, ella se acerca hasta allí y justo cuando iba a tocar a la mujer, quien en realidad era una versión de ella misma más bella y sana, escucha una voz detrás de ella que le dice.
-Si la tocas, le darás a ella la oportunidad de vivir otra vida en tu cuerpo. Sin embargo, tú ya no tienes ninguna oportunidad más. Eras poderosa y no lo supiste aprovechar.
-¿Quién eres tú?
Preguntó extrañada por esa voz, que por más que la buscó por todos lados no pudo hallar la fuente. Solo podía ver espejos por todos lados, que antes no había notado. Su reflejo era diferente al que ella recordaba, ahora se veía como la mujer en el altar, eran como dos copias idénticas.
-Digamos que soy una deidad y dispongo de dar oportunidades a aquellos que en mi criterio si lo merecen y tú, mi niña, no aprovechaste tu potencial. Te dejaste matar como si de una simple lechuga se tratara. Estoy segura de que esa mujer sabrá como manejar tu vida y tus poderes.
-¿Qué poderes?
Preguntó confundidísima, Ema no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando.
-Eras una bruja, una muy poderosa y no te diste ni cuenta. ¡Qué decepción!
Después de un largo suspiro, la voz dice:
-Si la tocas, todo acabará bien. Estoy segura de que ella hará que las personas que te lastimaron paguen las consecuencias de sus actos y que tu padre sea feliz.
Sin más que pensarlo, Ema la tocó, haciendo que su cuerpo en el sótano abriera los ojos de inmediato.