Toda vida enamorada, sufriendo humillaciones, para nada, sin darme cuenta deje que un amor enfermizo, acabará con mi amor propio. hasta que mi verdadero amor me salvo.
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confección y rechazo.
Claudia.
Camila llegó rompiendo el mal ambiente que se había formado, de las tres Camila es la más sensata, es la que nos da consejos y nos escucha cuando tenemos problemas.
- Que se traen ustedes dos.- nos pregunta Camila.
Cosas sin importancia camila.- le contesto.
Quizás estoy exagerado, pero la verdad no quiero que Pablo vaya a malinterpretar las cosas entre Alejandro y yo.
Decidí dejar el tema a un lado, y continuar concentrándome en la clase, todo el día transcurrió cómo de costumbre, entre clase y charla.
Las semanas pasaron volando y llegó el día de la fiesta de fin de semestre, la cual sería en la universidad, durante casi dos semanas estuve buscando qué vestido usar, debo está hermosa, ya que tome la decisión de confesar mi amor a Pablo, no quiero perder más tiempo y demostrarle lo mucho que importa.
Sé que quizás no acepte mis sentimientos, pero de igual forma quiero hacerlo, sea lo que sea lo aceptaré con madurez.
…
Pablo.
Cuando tenía 11 años mis padres compraron una hermosa casa, vecina a un viñedo, estaba acostumbrado a la vida de la ciudad, pero la verdad me encanto el lugar, la casa vecina vivía una familia numerosa, y entre ellos estaba una hermosa niña. Claudia, nos volvimos buenos amigos, ella se convirtió en esa hermana que nunca tuve, siempre la había cuidado, pero las cosas fueron cambiando con el tiempo, ella fue creciendo y con ella su belleza, ahora es toda una mujer y que decir que su hermosura, más de uno está loco por ella, pero ella solo tiene ojos para mí, se preguntarán cómo lo sé, pues la verdad es muy obvio, con su mirada demuestra muchas cosas.
Ella me atrae y mucho, pero no puedo ofrecerle lo que ella quiere, soy hombre que le gusta la vida libre, odio los compromisos, lo mío son las relaciones de una noche, aunque no les puedo negar que deseo tenerla en mi cama, escucharla gritar mi nombre de placer. Pero Claudia es muy importante para mí, así que no le puedo hacer ese daño, no a ella, quien me ha demostrado ser una mujer maravillosa que vale oro.
Aun así me es casi imposible controlar mis celos, cuando alguien la mira, o se le acerca, siento mi sangre hervir.
El comentario que hizo lucero su amiga, me molestó mucho, la conozco y sé que lo hizo a propósito, pero una vez más tuve que respirar profundo para calmarme. Hoy es la fiesta de fin de semestre de la universidad, Alejandro llega temprano a mi casa para alistarse aquí y salir juntos.
Estás listo.- me pregunta Alejandro tocando mi puerta.
- Sí, en un momento bajo.- le contesto.
Después de cinco minutos bajo y salimos en mi coche rumbo a la universidad, ya estaba bastante de noche, así que tuve que conducir despacio.
Al llegar busco dónde parquear mi coche, luego ingresamos al salón en dónde ya había mucha gente. Buscamos una mesa y nos acomodamos, un mesero nos ofreció algo de tomar.
Le hablaba a Alejandro, pero este estaba entretenido viendo algo, no sabía que era, hasta que entre la gente pude divisar, a Claudia.
Era una completa locura, todo estaban embobados con ella, ese vestido le quedaba perfecto, resaltando su hermoso cuerpo, era plateado con mucho brillo, toda su espalda estaba descubierta, Su cabello estaba recogiendo en un hermoso moño, dejando a la vista, la hermosa piel de su espalda, no les voy a negar que sentí celos, al ver cómo todos la miraban, incluyendo a Alejandro, ellos se odian, pero esta vez, en su mirada vi algo más, y no era odio.
Mi cuerpo reaccionó, y camino a donde ella se encontraba, la tome de la mano y la saqué del salón. La llevé a uno de los jardines de la universidad.
Una vez hay, la solté y le di la espalda, necesitaba calmarme.
- Pablo que ocurre.- me preguntó ella.
Yo estaba de espalda, estaba tratando de calmarme, sentía mi sangre hervir, al recordar cómo todos esos bastardos la miraban. No sé en qué momento me gire y la bese, sus labios, eran algo inexpertos, pero sabían bien, su dulce sabor, me embriagó, era algo con lo que había soñado y había deseado, trate de evitar que los sentimientos me dominarán, pero esto que siento es más fuerte que yo.
- Odio, cuando alguien más te mira.- le confieso cuando deje de besarla.
No sé en qué estaba pensando, prometí no lastimarla, pero no podía negar que mis sentimientos por ella, eran fuerte. La reacción de ella a mis palabras me asustó, nunca espere escuchar su confección.
Pablo, tú me gustas, he estado enamorada de ti, desde que tengo memoria.- sus palabras hicieron saltar a mi corazón.
Sabía de sus sentimientos por mí, Pero me llenaron de miedo, aceptar sus sentimientos era comprometerme, y es algo que no estoy dispuesto, ha hacer, llevo una vida tranquila. Así que reaccione y le hable con claridad.
- Lo siento Claudia, pero yo no siento lo mismo por ti, no voy a negar que me atraes, pero es igual como cualquier otra mujer, espero y entienda y no dejes que esto dañe nuestra amistad.- me odie a mí mismo, por lo que estaba diciendo, pero era por su propio bien. No quería lastimarla.
Pablo, no tienes de que preocuparte, no te confieso mi amor, con el fin de que tomes responsabilidad de él, solo quería ser sincera, nada de esto cambiará nuestra amistad de año.
- sus palabras me tranquilizaron. - Me alegra escuchar eso.- le dije y volvimos al salón.
...
Claudia estaba batallando, Para mantener la compostura, ella era para el igual que las demás, sus palabras la habían lastimado, pero eso no cambio lo que sentía por él.
Las cosas ahora se tornaría extrañas, pero era algo que debía hacer, peso Claudia.
Cuando volvieron al salón, más de uno se le quedó viendo, estaban a la expectativa de lo que había pasado en el jardín.
...
Claudia.
Las cosas no habían ocurrido como lo había planeado, estuve todo el día, ensayando como confesarle mi amor a Pablo.
Pero todo fue un desastre, empezando por el momento en el que me dice que para él soy igual que las demás, sentí rabia y dolor.
Sin embargo debía ser madura y aceptar que él no siente lo mismo.