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Alana

Alana

Status: En proceso
Genre:Malentendidos / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Diferencia de edad
Popularitas:3.8k
Nilai: 5
nombre de autor: NELSI BLANCO

Alana Alvarado Blanco solía sentarse en un rincón de su pequeño cuarto en el orfanato y contar los huecos visibles en la pared, cada uno representando un día más sin la compañía de sus padres. En su mente infantil, imaginaba que cada uno de esos agujeros era un recuerdo de los buenos momentos que había compartido con ellos. Recordaba con cariño aquellos cinco años en los que su vida había sido casi perfecta, entre risas y promesas. La melodía de la risa de Ana Blanco, su madre, resonaba en su corazón, y la voz firme de Vicente Alvarado, su padre, aún ecoaba en su mente: “Volveremos por ti en cuanto tengamos el dinero, pequeña”. Sin embargo, ese consuelo se había transformado en una amarga mentira, la última vez que le repetían esas palabras había sido poco antes de que la pesada puerta de madera del Hogar de San Judas se cerrara tras ella, sellando a la fuerza su destino y dejando su vida marcada por la ausencia. En ese instante, la esperanza que una vez brilló en sus ojos comenzó a de

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capítulo 1

Alana Alvarado Blanco solía sentarse en un rincón de su pequeño cuarto en el orfanato y contar los huecos visibles en la pared, cada uno representando un día más sin la compañía de sus padres. En su mente infantil, imaginaba que cada uno de esos agujeros era un recuerdo de los buenos momentos que había compartido con ellos. Recordaba con cariño aquellos cinco años en los que su vida había sido casi perfecta, entre risas y promesas. La melodía de la risa de Ana Blanco, su madre, resonaba en su corazón, y la voz firme de Vicente Alvarado, su padre, aún ecoaba en su mente: “Volveremos por ti en cuanto tengamos el dinero, pequeña”. Sin embargo, ese consuelo se había transformado en una amarga mentira, la última vez que le repetían esas palabras había sido poco antes de que la pesada puerta de madera del Hogar de San Judas se cerrara tras ella, sellando a la fuerza su destino y dejando su vida marcada por la ausencia. En ese instante, la esperanza que una vez brilló en sus ojos comenzó a desvanecerse, atrapándola en un lugar que no era hogar.

Trece años.

Trece largos años de noches frías y solitarias, en las que el único alivio que encontraba era el llanto silencioso que envolvía mi tristeza, ahogado en una almohada que compartí en su momento con alguien que ya no está. El calor de un abrazo se ha convertido en un recuerdo desvanecido, una imagen que se repite en mi mente, pero que ya no se siente. A lo largo de todo este tiempo, el dinero nunca llegó, como una sombra que se niega a hacerse carne. Ellos, aquellos que alguna vez fueron parte de mi vida, nunca regresaron, dejando un vacío que parece imposible de llenar.

A la edad de dieciocho años, Alana no solo recibió su diploma de bachillerato con honores; también se liberó de la soledad que la había acompañado durante gran parte de su vida. Si bien se sentía libre, esa libertad iba acompañada de una inquietante urgencia. Para ella, el orfanato dejó de ser un lugar que pudiera llamar hogar y se convirtió en una trampa con una fecha de caducidad inminente. Sin dinero y sin la compañía de una familia, la posibilidad de vivir en la calle se convertía en una amenaza concreta y aterradora. Alana necesitaba desesperadamente un apoyo, un refugio sólido contra la implacable corriente de la vida.

Ese refugio, o al menos eso era lo que ella creía, era Fernando Fuente.

Su relación durante los años de preparatoria había sido como una burbuja de dulzura en medio de la amargura que había caracterizado su vida. Fernando, un joven apuesto, lleno de confianza y con un apellido que evocaba imágenes de opulencia, le prometió un amor que para Alana sonaba tan suave y reconfortante como una canción de cuna. Así que, el día en que cumplió la mayoría de edad y dejó atrás el orfanato, cargando con una vieja maleta de cartón que contenía sus escasos recuerdos, no dudó en dirigirse de inmediato a buscarlo.

Cuando Alana llegó a la casa de Fernando, fue recibida no solo por él, sino también por sus padres. Ellos la acogieron con amabilidad y curiosidad, y Alana no tardó en contarles todo lo que había vivido. Fue entonces que los padres de Fernando le reveló una propuesta de matrimonio.

no había surgido de Fernando, sino de sus padres, los influyentes Fuente. Estos vieron en Alana a una joven frágil y desamparada, y decidieron integrarla a su mundo a través de un arreglo sencillo pero contundente: un matrimonio que le brindaría seguridad a cambio de su compañía y su situación.

Fernando, aunque mostraba reticencias y tenía un sinfín de amantes secretos, terminó por aceptar la propuesta. Para él, Alana representaba una buena acción, una forma de redimirse en su vida llena de excesos; era, a sus ojos, un trofeo de caridad. Por su parte, para Alana, Fernando se convirtió en su única tabla de salvación, el único hilo que la conectaba con un futuro menos incierto y peligroso.

La boda se desarrolló como una ceremonia de ensueño, digna de un cuento de hadas, aunque detrás de esa apariencia mágica se escondía un arreglo de conveniencia. Los Fuente, familiares de Fernando, les obsequiaron una casa imponente, un verdadero palacio hecho de cristal y mármol en el que Alana no podía evitar contemplar con ojos deslumbrados y una profunda sensación de alivio. Por fin, había logrado escapar de la soledad que había sentido durante su tiempo en el orfanato.

Alana estaba inmensamente feliz de convertirse en la esposa de Fernando. Durante sus años en la preparatoria, él le había demostrado un amor sincero y constante, algo que ella siempre había deseado. Ella también lo quería con gran intensidad, encontrando en él un refugio en un mundo donde la ausencia de sus padres la había dejado una herida profunda. Para Alana, el amor de Fernando representaba no solo una relación romántica, sino una nueva vida llena de posibilidades y esperanzas, alejándola del vacío que la había acompañado en su infancia.

Los primeros tres meses de su matrimonio fueron como un espejismo perfecto para Alana. Había comenzado la universidad, y por fin, se sentía estable y en control de su vida. Fernando, su esposo, se mostraba atento y dedicado, cumpliendo con todas las responsabilidades que conllevaba su relación marital. Para Alana, la seguridad que él le ofrecía era un pilar fundamental en su vida.

Durante ese tiempo, disfrutaban de numerosos momentos juntos; salían a cenar, paseaban de la mano y compartían risas, llenando su día a día con muestras de amor y cariño. Alana se sentía inmensamente feliz y no podía evitar expresar su gratitud por tener a Fernando a su lado.

Sin embargo, al llegar al primer aniversario de su matrimonio, Alana comenzó a darse cuenta de que la ilusión que había construido estaba empezando a desvanecerse. Esa visión cristalina de su vida juntos se había fracturado de una manera que ella nunca habría imaginado.

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Omis Mendoza
está muy buena La novela no demore mucho los capítulos quiero ver La cara del aristócratico sin celebró dé Fernando
Omis Mendoza
que maldito ojalá ella sea más inteligente y sé largue de ese infeliz y sé haga una mujer fuerte y empoderada
Omis Mendoza
era dé esperarse ésa situacion todo lo que brilla no es oro
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