Ambos creían haber encontrado su final feliz, pero les rompieron el corazón de la forma más cruel.
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Capítulo 1
Una vez existió una pareja de jóvenes enamorados, los cuales darían su vida por estar con el otro. Pero el destino decidió separarlos y obligarlos a tomar caminos distintos.
Él es mí prometido, y ella es mí prima.
...Oriana....
Faltaba tan sólo una semana para mí boda, ¡Una maldita semana! Y ella tuvo que regresar.
Me refiero a Irina, mí prima, la ex-novia de mí prometido.
Ellos habían sido novios de la infancia y, ciertamente se amaban muchísimo. Hasta a mí me gustaba su relación y nunca me atreví a mirar a su novio de forma incorrecta.
Todos creíamos que ellos iban a casarse, hasta que cumplimos diecinueve años de edad. Ella tuvo que mudarse a Alemania con su madre, así que decidió que lo mejor era romper con Kaleus, ya que no veía futuro en una relación a distancia.
Kaleus quedó destrozado, pero con el tiempo pareció superarlo.
Tres años luego de su partida, Kaleus y yo nos topamos en una fiesta y congeniamos, comenzamos a charlar más. Él era muy divertido, dulce y atento, poco a poco nos fuimos acercando más íntimamente y, un año más tarde, Kaleus me pidió que fuera su novia, lo hizo mientras estábamos en un parque de diversiones, en el carrusel.
Luego de dos años de relación, Kaleus me propuso matrimonio, creí que ese era nuestro final feliz, hasta que una semana antes de la boda, mí prima, Irina; regresó de Alemania. Y, lo peor, regresó con un niño, tenía seis años de edad. Exactamente la misma cantidad de tiempo que ella estuvo fuera.
Su regreso causó tensión en nuestra relación, al principio ella se mostró comprensiva ante nuestra unión, pero conforme se acercaba el día de la boda, le confesó a Kaleus que aún lo seguía amando y que no lo había olvidado. Y, como si fuera poco, dijo que el su hijo también era hijo de Kaleus. Ni siquiera hacia falta prueba de paternidad, porque el niño era exactamente igual a mí prometido.
Lo hizo mientras estaba ebria, en una cena familiar, literalmente fue en mí propia cara.
Pude ver cómo el comportamiento de Kaleus cambió drásticamente, ahora mantenía distancia de mí y comenzaba a llegar tarde a casa. Pasaba mucho tiempo con ese niño y, en consecuencia, con Irina. Traté de ser comprensiva al respecto, pero me dolía demasiado.
A tres días de la boda, no pudo soportarlo más y me lo dijo.
—Oriana... No puedo hacer ésto.
Me quedé en shock, habíamos planeado la boda desde hacía mucho tiempo.
—¿Por qué...? –Logré susurrar–.
—Aún amo a Irina. –Reveló–. Luego de haber escuchado su confesión y haber pasado tiempo con ella, todo mí ser entró en dudas y, me dí cuenta que nunca dejé de amarla. –Mi corazón se rompía con cada palabra que él decía–. Perdóname, mí amor, pero ya no puedo seguir engañandome de éste modo, ya no puedo seguir con ésta mentira.
—¿Una mentira? –Dije y mis lágrimas comenzaron a caer–. Eso es lo que nuestro amor fue para ti, ¿Una simple mentira? –Mi voz se cortó y la culpa llenó su rostro, trató de acercarse pero retrocedí–.
—No es así... Te quiero mucho, Oriana, de verdad. Pero Irina... –Su nombre salía repleto de anhelo–. Ella es mí primer amor, yo nunca dejé de amarla, incluso cuando estaba contigo. Y, saber que ella también me ama... Me da esperanzas... –Cada palabra de amor hacia ella, era una daga de dolor para mí–. Por favor no me odies... Tengo que hacer ésto, por ella, por nuestro hijo, por mí...
No podía escuchar más, lo interrumpí abruptamente.
—¡¿Y qué hay de mí?! ¡¿Qué pasa conmigo?! ¡¿Se supone que debo quedarme sentada mientras veo a MI PROMETIDO regresar con su ex-novia?! –Espeté, me dolía mucho el corazón, las lágrimas no dejaban de caer, no podía creer que el amor de mí vida me estuviera traicionando así–.
Su rostro se llenó de tristeza, le dolía, pero no dió marcha atrás.
—Ya tomé mí decisión, Oriana, la elijo a ella.
Sentía que mí mundo comenzaba a desmoronarse a mí al rededor, me faltaba el aire y todo comenzaba a dar vueltas.
—N-No... –Mi voz se cortó, tomé su brazo y supliqué–. Por favor no me dejes, mí amor, te amo demasiado. –Lloré, lloré como nunca antes lo había hecho, él dudo y cuando estuvo a punto de negarse, hablé nuevamente–. Mañana... Te daré tiempo hasta mañana, te esperaré en el parque de diversiones, en nuestro carrusel. Piénsalo bien, mí amor, no tires a la basura nuestra relación. –Susurré, mientras intentaba detener mis lágrimas–. Si no llegas, sabré que la eliges a ella, pero si vas... Sabré que me eliges a mí, a nosotros.
Él no respondió, parecía estar meditandolo y finalmente, accedió. Llenándome de esperanzas. Él se fue esa noche y, al día siguiente fuí al parque como había prometido.
Realmente creí que él llegaría, creí ciegamente que me eligiría... Pero Kaleus nunca llegó.
cómo estas
cuentame