Un mundo de magia donde cinco alumnas tendrán el honor de aprender del brujo más poder de todos los tiempos.
Pero no todo será dulce... el destino del mundo dependerá de ellas.
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Introducción
—¡No, tú no puedes pedirme eso!—Gritaba la directora con mucha desesperación.—¡No me obligues, debes recapacitar por favor!
Le suplicaba desde su escritorio a un hombre que estaba parado en la ventana de su oficina. Uno que llevaba puesta una capucha negra que le impedía revelar su rostro. Su silueta era humanoide pero era muy escalofriante. Le rodeaba una energía muy espesa e intimidante, sin conocerlo y viéndolo por primera vez se podría definir como un ser poderoso.
—Ya lo he decidido y no hay vuelta atrás.—El hombre encapuchado tenía una voz muy gruesa y seria que daba miedo incluso escucharla a lo lejos.—Supongo que no te atreverás a negármelo. No es una cosa tan difícil.—Sonrió macabramente—No se diga más, nos vemos pronto.
El individuo saltó por la ventana sin importarle la cantidad de pisos que había hasta el suelo.
—¡No, espera por favor!
Sus últimos gritos y súplicas fueron en vano pues su acompañante se había marchado.
Steysi era el nombre de la mujer desesperada y era la máxima autoridad de ese lugar, se caracterizaba por tener un carácter duro y difícil de ceder a algo que no consideraba oportuno para sus intereses. Una mujer con un rostro maduro, como de 50 años pero que con su basto conocimiento en la gama de hechizos de belleza, lograba tener una apariencia más joven. Era una persona que le gustaba ser admirada y siempre bien vista por todos, usaba ropa elegante que lucía con su notable cuerpo bien proporcionado; escotes, vestidos cortos, todo era válido para robar miradas.
—¡Señora directora!, ¿Qué sucede?—Su asistente había llegado muy agitado para saber el motivo de esa angustia.—¿Por qué grita así?
Cuando entró, solo se encontró con su jefa sentada con las manos en su cabeza y esta recargada en el escritorio en señal de desesperación.
Desplazó su mirada para observar si había otra persona o algo anormal ahí pero no encontró nada más que la oficina ordenada como siempre. Observó que la ventana estaba abierta y esto era algo que no le gustaba a la directora. Sin obtener respuesta por parte de ella, él se asomó para analizar el panorama pero no vió algo extraño en las instalaciones de aquel instituto.
—¡Por favor hábleme!—Giró la cabeza para intentar hacer comunicación nuevamente.—¿Qué le sucede?
—Él estuvo aquí y me pidió algo que no me puedo negar a hacer.—Su mirada delataba su preocupación.
—¿Quién es él, señora?, ¿a qué se refiere?
—Ajaw, ese estúpido se presentó aquí para hacerme una petición para él mismo.
—Ese nombre me suena pero no puedo recordar.—Colocó su mano en la barbilla para hacer memoria y entender la situación.—Pero, ¿Qué clase de petición le hizo?
—Él quiere que busque entre los alumnos cinco personas que tengan mucho talento sin pulir para llevárselas a entrenar él mismo.
—Pero si él es tan bueno como dicen, ¿no sería un honor para las personas elegidas aprender con él?
—¡Estás loco!—se alteró demasiado solo de imaginarlo.—Por muy bueno y poderoso que sea, es un monstruo que no sabe enseñar, sus entrenamientos son más una tortura que exprimirá y desquiciará a quien esté a su lado.
—No tenía idea que sus métodos fueran así de salvajes.—Se sentó para seguir conversando con la directora.—Entonces, ¿por qué no solo decir que no?
—Porque eso nos pondría en un dilema aún mayor. Ese hombre podría desquitarse si es que contradecimos un deseo suyo.—Su mirada era el reflejo del estrés absoluto.—Además, sin ese brujo y lo que hizo no tendríamos este instituto de pie. Él ayudó a vencer al congreso de brujos de la sangre. Un grupo que deseaba utilizar el poder para dominar a todos. Tampoco deseaban que el conocimiento de la magia fuera mostrado a personas sin linaje. Digamos que eran todo lo opuesto a nosotros y cuando el conflicto llegó… nos hubieran vencido si Ajaw no hubiera intervenido.—Se quedó en silencio un poco de tiempo y levantó su rostro para mirar por la ventana.—Sin contar que le debo un par de favores personales y desea cobrarse uno de ellos.
—Ya veo, es el brujo legendario que no aparece mucho en los relatos por miedo a que las personas se asusten o quieran seguir sus pasos. Además son tan orgullosos que no permitirán que se sepa que un solo hombre venció a nuestros enemigos y gracias a eso, la hechicería blanca puede enseñarse en estos días. Todo un dilema…
El instituto "Gold Huay" es uno de los pocos que existen en el mundo. Se encuentra en México y es un lugar de sueño para todas las personas con habilidades para la hechicería que desean pulir sus talentos.
Un lugar que como base tiene la medicina naturista. Técnicas como acupuntura, reiki, herbolaria y muchas más, son enseñadas y usadas para atender pacientes. Pero dentro de sus instalaciones, el uso de la magia es una gran herramienta para seres humanos que desean despertar en este campo. Uno que oficialmente es reconocido por las instituciones del país y que no necesita estar en el anonimato. Se practica libremente aunque solo debe hacerse dentro de ese lugar en un orden disciplinario como cualquier instituto educativo.
Con formaciones básicas como materias, exámenes, calificaciones y ascenso a los siguientes niveles. Cuenta con maestros calificados de todo el mundo bajo un sistema de enseñanza que implementó la propia directora para beneficio de todos. Siendo ella la que decidía cuando avanzaba alguien, cuando era aceptado y su posición posterior al terminar su aprendizaje básico ahí.
—Pero entonces ese brujo debe estar preparando algo muy malo para querer robarse a los alumnos más prometedores de este año. ¿Por qué quiere hacer algo así?
—Lo mismo le pregunté yo y su respuesta fue muy simple. Con su espantosa sonrisa me dijo: "Lo hago porque estoy aburrido"