una novela de 4 adolecentes estudiantes 2 chicas y dos jóvenes que eran parejas de novios pero a medida del tiempo 2 de ellos se dieron cuenta que estaban con la pareja equivocada porque ellos se gustaban
NovelToon tiene autorización de Johnny mendez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
** Capítulo 1: El Comienzo de la Amistad**
** Capítulo 1: El Comienzo de la Amistad**
Era un día soleado en la ciudad, y el campus de la universidad vibraba con la energía de los estudiantes que se movían de un lado a otro. En medio de este bullicio, cuatro jóvenes se encontraban reunidos en un rincón del parque que adornaba el campus. Santiago, Vanessa, Tomás y Laura eran amigos desde su primer año en la universidad, y su vínculo se había fortalecido con el tiempo, convirtiéndose en una parte esencial de sus vidas.
Santiago era el más alto del grupo, con una melena oscura que caía desordenadamente sobre su frente. Tenía una sonrisa franca y una risa contagiosa que podía iluminar cualquier habitación. Era un joven apasionado por el cine y la literatura, siempre soñando con ser guionista. Sus amigos lo conocían por su carácter optimista y su habilidad para convertir cualquier situación en una aventura.
Vanessa, por otro lado, era la antítesis de Santiago en apariencia, pero complementaban sus personalidades a la perfección. Con su cabello rubio y rizado, siempre hacía alarde de un estilo desenfadado que reflejaba su creatividad. Estudiaba diseño gráfico y tenía un talento innato para plasmar sus ideas en papel. Era una soñadora, con una mente llena de historias e imágenes que anhelaba compartir con el mundo. Su risa era contagiosa y su espíritu, libre.
Tomás, el tercer integrante del grupo, era más serio, con una mirada profunda que a menudo denotaba su inteligencia y su capacidad de análisis. De cabello castaño y piel bronceada, era el más responsable del grupo, siempre con un libro bajo el brazo. Estudiaba ingeniería y era conocido por su meticulosidad. A pesar de su carácter a veces reservado, tenía un sentido del humor agudo que sorprendía a sus amigos en los momentos menos esperados.
Por último, estaba Laura, la voz de la razón del grupo. Con su cabello lacio y oscuro, y ojos que brillaban con curiosidad, era una estudiante de psicología. Siempre se preocupaba por el bienestar de sus amigos y tenía un talento especial para escuchar. Era empática y sabía cuándo dar un consejo o simplemente estar ahí para alguien que lo necesitaba. Su presencia brindaba un aire de calma y seguridad al grupo.
Aquella tarde, los cuatro amigos se sentaron en el césped, riendo y compartiendo anécdotas de sus días. Era un ritual que habían creado a lo largo de los años, un momento de desconexión del estrés académico. Santiago comenzó a contar una historia divertida sobre un proyecto de clase que había salido mal, provocando carcajadas entre sus amigos.
—Y entonces, en lugar de presentar la idea, terminé mostrando un video de gatos —dijo Santiago, mientras todos se reían a carcajadas.
—No puedo creer que hicieras eso —exclamó Vanessa, llevándose las manos a la cara en un gesto de incredulidad. —¿Y qué dijeron tus profesores?
—Se rieron, pero al final, me dieron una buena calificación por la creatividad —respondió Santiago, encogiéndose de hombros.
Tomás, siempre analítico, intervino con una sonrisa irónica. —Tal vez deberías considerar una carrera en comedia en lugar de cine.
Vanessa miró a Santiago y, con complicidad, añadió: —O quizás deberías hacer un documental sobre gatos. Eso sería un éxito.
La conversación fluyó de un tema a otro, desde los sueños y aspiraciones de cada uno hasta las inseguridades que a veces los acompañaban. Laura, atenta a las palabras de sus amigos, notó que había cierta tensión en el aire, especialmente entre Vanessa y Tomás. Aunque eran pareja, a veces se sentía como si hubiera un espacio invisible entre ellos.
—¿Cómo va el proyecto de su clase de historia? —preguntó Laura, tratando de romper la tensión.
—Bien, supongo —respondió Tomás, con un tono que no convenció a nadie. —Pero hemos tenido algunas diferencias sobre cómo abordar el tema.
Vanessa frunció el ceño, pero no dijo nada. Santiago, con su instinto protector, decidió intervenir.
—Lo importante es que se comuniquen. A veces, un desacuerdo puede ser el inicio de una gran idea —sugirió, mirando a ambos.
—Tienes razón —dijo Tomás, mirando a Vanessa. —Debemos hablarlo. Lo siento si he estado un poco cerrado.
Vanessa sonrió, agradecida por el apoyo de Santiago. —No hay problema. Simplemente necesitamos encontrar un punto en común.
La tarde avanzó, y mientras el sol comenzaba a ponerse, el grupo decidió dar un paseo por el campus. Se detuvieron en una cafetería, donde pidieron café y algunos pasteles. La conversación continuó fluyendo, entre risas y reflexiones, mientras se sentaban en una mesa al aire libre.
Mientras disfrutaban de sus dulces, Laura observó a sus amigos. Había algo especial en la dinámica entre ellos, una conexión que iba más allá de la amistad. Sin embargo, también había momentos de tensión que la inquietaban. Sabía que el amor y la amistad podían entrelazarse de maneras complicadas, y temía que, si no se resolvían ciertos problemas, las cosas podrían cambiar.
Santiago, ajeno a las preocupaciones de Laura, comenzó a hablar sobre un festival de cine que se acercaba. Su entusiasmo era contagioso, y pronto todos estaban debatiendo sobre las películas que esperaban ver.
—Deberíamos ir todos juntos —sugirió Santiago, sus ojos brillando de emoción. —Sería una gran oportunidad para disfrutar y desconectar de los estudios.
—Me encantaría —respondió Vanessa, sonriendo. —Siempre he querido ver una película en pantalla grande.
Tomás asintió, pero Laura notó que su expresión era más reservada. —Está bien, pero ¿qué pasará si tenemos que estudiar para los exámenes?
—Podemos organizarlo —dijo Santiago, decidido a hacer que todos se divirtieran. —Pondremos el estudio primero, y cuando terminemos, iremos al festival.
Finalmente, acordaron asistir juntos y comenzaron a hacer planes. La conexión entre ellos era evidente, y Laura se sintió aliviada al ver que, a pesar de las tensiones, la amistad prevalecía.
Al caer la noche, se despidieron en la entrada de la universidad, prometiendo mantenerse en contacto y cumplir con los planes del festival. Cada uno se fue por su lado, y Laura no pudo evitar pensar en la complejidad de las relaciones. Sabía que, aunque la amistad era fuerte, el amor podía complicar las cosas de maneras inesperadas.
En los días siguientes, las tensiones entre Tomás y Vanessa continuaron creciendo. Laura decidió hablar con ambos por separado, tratando de entender sus puntos de vista. Durante una charla con Vanessa, esta le confesó que sentía que Tomás no la escuchaba, que había una desconexión entre ellos que la preocupaba.
—A veces siento que estamos en mundos diferentes —dijo Vanessa, con la voz entrecortada. —No sé cómo solucionarlo.
Laura le sugirió que hablara abiertamente con Tomás, pero sabía que no sería fácil. Por otro lado, cuando conversó con Tomás, él expresó su frustración por la falta de comunicación y cómo sentía que Vanessa estaba distante.
—No sé cómo hacer que se dé cuenta de lo que siento —dijo Tomás, frustrado. —Quiero que funcione, pero no sé cómo.
Laura, en su papel de mediadora, trató de ayudar a ambos a encontrar un terreno común. Pero, a medida que se acercaba el festival de cine, la tensión parecía aumentar. Laura sabía que el evento podría ser un punto de inflexión, y esperaba que la experiencia les ayudara a reconectar.
Finalmente, llegó el día del festival. Todos llegaron emocionados, vestidos para la ocasión. Santiago, como siempre, era el más entusiasta, mientras que Vanessa y Tomás intentaban dejar de lado sus diferencias por un día. Laura se sintió optimista al ver a sus amigos sonreír, aunque en el fondo sabía que las cuestiones no resueltas todavía estaban presentes.
A medida que avanzaba la noche, las risas y la diversión parecieron aliviar la tensión. Disfrutaron de las películas y compartieron sus impresiones, pero también había momentos en los que la distancia entre Tomás y Vanessa se hacía evidente. Sin embargo, en los interludios, Santiago logró hacer que todos se sintieran incluidos, creando un ambiente de camaradería que les permitió disfrutar del momento.
Cuando la noche llegó a su fin, la luna brillaba sobre el campus, y los cuatro amigos se despidieron, sintiendo que, a pesar de las complicaciones, su amistad seguía siendo fuerte. Sin embargo, Laura sabía que las cosas no podían permanecer así para siempre. Los sentimientos y las tensiones no resueltas estaban ahí, esperando a ser confrontados.
Mientras caminaba hacia su casa, pensó en cómo el amor y la amistad pueden entrelazarse de maneras inesperadas, y se preguntó si estaban preparados para enfrentar los desafíos que se avecinaban. En el fondo, deseaba que todos pudieran encontrar el camino hacia la felicidad, sin importar cuán complicado pudiera ser.
El capítulo se cerró con la promesa de que, en los días siguientes, cada uno de ellos tendría que tomar decisiones que cambiarían el rumbo de sus vidas. El amor cruzado estaba a punto de comenzar, y nada sería igual.