En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 1:La Oscuridad Reveladora
El mundo había cambiado, pero Ethan aún se despertaba cada día en su pequeño refugio en el corazón de Nueva York, un apartamento que parecía un santuario en medio del caos de una ciudad que nunca dormía. Las paredes estaban adornadas con fotografías enmarcadas, cada una capturando momentos de una vida que ahora se sentía lejana, como si perteneciera a un extraño. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando el polvo que danzaba en el aire, creando un espectáculo efímero que le recordaba la fragilidad del tiempo.
Era un día como cualquier otro, o al menos eso pensaba. Ethan se estiró en la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas contra su piel, un pequeño consuelo en su rutina diaria. Se levantó, se duchó y se preparó para enfrentar el día. La rutina era su ancla en un mundo que se sentía cada vez más inestable, un ciclo que lo mantenía a flote en un mar de incertidumbre.
Mientras preparaba su café, el aroma envolvente llenó la cocina, evocando recuerdos de momentos pasados: las risas compartidas con amigos en una cafetería, las mañanas tranquilas de los domingos. Cada sorbo le recordaba que, a pesar de la monotonía, había habido un tiempo en que la vida era vibrante y llena de posibilidades. Miró por la ventana, observando la ciudad que estaba viva, como siempre, con el bullicio de los coches y las voces de la gente que pasaba. Pero había algo en el aire, una tensión sutil que no podía identificar, como un presagio de lo que estaba por venir.
Mientras se vestía, su mente divagaba. Recordaba cómo, en los últimos años, la tecnología había avanzado a pasos agigantados. La realidad aumentada, la inteligencia artificial, y los dispositivos que parecían leer la mente. Todo había cambiado, pero él se sentía atrapado en una rutina monótona, como un actor en una obra que había olvidado sus líneas. La vida se había vuelto predecible, y eso le inquietaba.
De repente, un estruendo resonó en la distancia. Ethan frunció el ceño y se acercó a la ventana. Un grupo de personas miraba hacia arriba, sus rostros reflejaban confusión y miedo. Sin previo aviso, la ciudad se sumió en la oscuridad. Las luces de los edificios se apagaron, y el sonido de los coches se desvaneció. Un apagón. Un escalofrío recorrió su espalda. La electricidad era el pulso de la ciudad, y ahora, ese pulso había cesado.
Se acercó a su dispositivo, un pequeño gadget que siempre llevaba consigo, su conexión con el mundo. Pero al encenderlo, la pantalla parpadeó y un mensaje críptico apareció: "La realidad no es lo que parece". Ethan se quedó paralizado, el corazón latiendo con fuerza en su pecho. ¿Qué significaba eso? ¿Era una broma? ¿Un error del sistema? Con el apagón, la ciudad se había transformado en un lugar extraño y desconocido. Las sombras se alargaban, y el silencio era abrumador. Sintió una mezcla de curiosidad y miedo.
Decidió salir a la calle, atraído por la necesidad de entender lo que estaba sucediendo. Se puso una chaqueta y salió de su apartamento, cerrando la puerta tras de sí. Al pisar la acera, se dio cuenta de que no era el único que había salido. La gente se agrupaba, murmurando entre sí, buscando respuestas en los rostros de los demás. Ethan se unió a ellos, sintiendo la energía colectiva de la incertidumbre. Las luces de emergencia parpadeaban en la distancia, pero la mayoría de la ciudad estaba sumida en la oscuridad.
"¿Qué ha pasado?", preguntó una mujer a su lado, su voz temblorosa. Ethan encogió los hombros, incapaz de ofrecer una respuesta. La atmósfera era tensa, como si todos estuvieran esperando que algo sucediera. De repente, un grito resonó en la distancia, y todos se volvieron hacia la fuente del sonido. Un hombre corría hacia ellos, su rostro pálido y sus ojos desorbitados. "¡Es un ataque! ¡La red ha caído!", gritó, y la multitud se dispersó en un instante, el pánico apoderándose de ellos.
Ethan sintió que su corazón se aceleraba. ¿Un ataque? ¿Qué significaba eso? La paranoia se apoderó de su mente mientras buscaba un lugar seguro. Se adentró en una calle lateral, donde las sombras parecían más densas. La oscuridad lo envolvía, y el mensaje en su dispositivo resonaba en su mente. "La realidad no es lo que parece". ¿Era posible que todo lo que conocía estuviera a punto de cambiar?
Se detuvo un momento, tratando de calmar su respiración. Necesitaba pensar con claridad. Mientras se apoyaba contra la pared de un edificio, su mente comenzó a divagar. Recordó las noticias sobre la creciente desconfianza en la tecnología, sobre cómo las personas habían comenzado a cuestionar la realidad que les presentaban. ¿Y si este apagón era solo el comienzo de algo más grande? ¿Y si la realidad que conocía era una ilusión?
Ethan sacó su dispositivo nuevamente, pero la pantalla seguía mostrando el mismo mensaje. "La realidad no es lo que parece". Se preguntó si había alguien más que pudiera ayudarlo a descifrarlo. Tal vez había otros como él, personas que también habían recibido el mensaje. Con determinación, decidió buscar respuestas. Salió de la calle lateral y se dirigió hacia el centro de la ciudad, donde las luces de emergencia parpadeaban como estrellas en la noche.
La multitud se había dispersado, pero aún quedaban grupos de personas, algunos tratando de comunicarse, otros simplemente esperando. Ethan se acercó a un grupo que discutía acaloradamente. "¿Alguien más ha recibido un mensaje extraño?", preguntó, su voz resonando en la oscuridad. Un hombre de cabello desordenado asintió, su expresión grave. "Yo también lo recibí. Pero no sé qué significa".
La incertidumbre se apoderó de ellos, y Ethan sintió que la conexión con los demás era su única esperanza. Mientras la noche avanzaba, se dio cuenta de que el apagón había desatado algo más que la oscuridad física. Había una sensación palpable de cambio en el aire, como si el mundo estuviera a punto de revelarle secretos que había estado ignorando. Y en ese momento, supo que su vida nunca volvería a ser la misma. La realidad estaba a punto de transformarse, y él estaba decidido a descubrir