El CEO Odia A Los Omegas

POV Ethan

Yo, Ethan Lloyd, llevaba casi un mes viviendo en la bulliciosa capital de Londres que se alzaba ante mí con sus imponentes rascacielos de cristal, pero que igualmente eran hermosos, adoraba la idea de después de 24 años de haber vivido en una aburrida ciudad, por fin tenía la libertad de estar en una de las capitales más importantes del mundo.

Esos días buscaba desesperadamente una oportunidad para establecerme. Yo era un beta de una pequeña ciudad, un estudiante promedio que había sacado su título de una no reconocida y pequeña universidad local, pero que había logrado terminar mis estudios y ahora buscaba dejar esa vida atrás y vivir en la gran metrópolis.

Siempre había soñado con dejar mi ciudad natal, que era aburrida, fría y fea, e irme a la capital, llena de cosas por hacer y cosas por ver, aparte de que la mayoría de mis amigos se habían ido hacia Londres y yo era el último que lo había hecho.

Ya en la ciudad, a pesar de mis esfuerzos, vivía de trabajos inestables y el poco dinero que mis padres me enviaban, pero aun así, cada día enviaba innumerables currículums y recorría la ciudad en busca de alguna oferta de trabajo más prometedora, cosa que hasta ahora había sido en vano, al parecer debido a mi falta de experiencia, por lo mismo incluso comencé a considerar trabajar de repartidor, pero no tenía ni motocicleta ni licencia.

Mientras comía un trozo de pizza que compré en el supermercado, llegó una llamada de una de las muchas empresas a las que había postulado, pero esta no era cualquier empresa, era una de las más importantes de Consultoría Financiera de la ciudad, que hace poco su control había pasado a manos del alfa dominante Alexander Stone, hijo del difunto Leonard Stone, uno de los empresarios más importantes del país.

Estaba sorprendido de que una empresa tan importante estuviera interesada en mí, pero me llenaba de esperanza y emoción, como si por fin se me estuviera dando el valor que merecía, aún así estaba lleno de nerviosismo.

La llamada transcurrió con normalidad, al parecer cumplía con todos los requisitos para una vacante de secretario que necesitaba urgentemente ser ocupada, así que realmente tuve suerte. Dijeron que creían que tenía potencial y al final de todo, la voz al otro lado de la línea fue insistente en que debía tomarme unos exámenes de sangre que corroboraran que mi casta era Beta, y pensé que eso no sería un mayor problema, yo no tenía nada que ocultar ni demostrar, solo quería un empleo bien pagado.

Aunque en un inicio la insistencia en que yo fuera un beta no llamó mi atención, al caer la noche mi cabeza en una de sus jugadas ansiosas se comenzó a preguntar el por qué debía llevar exámenes médicos que mostraran mi casta, se sentía como algo ilegal la discriminación por casta, pero tal vez había algún vacío legal que la empresa podía usar. Al final llegué a la conclusión de que me daba igual mientras me trataran bien y me pagaran.