Él solamente debía estar a su lado para protegerla y evitar que cometiera errores que le costarían muy caro. Ahora deberá elegir entre su verdadero ser y la mujer que le hizo sentir cosas que jamás imaginó...
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El ángel desobediente
En el resplandor de la aurora celestial, entre los intersticios de la realidad y lo divino, Azael, un ángel de la guarda destinado a velar por la humanidad, dotado de alas luminosas y la sagrada misión de guiar a aquellos encomendados a su cuidado, se debate entre la obediencia celestial y una inquebrantable inclinación por involucrarse más allá de los límites establecidos. A pesar de la solemnidad de su deber, Azael es conocido en los corredores celestiales por desafiar las directrices divinas. Su corazón benevolente y bastante rebelde ( algo no demasiado apropiado para un angel) lo impulsa a trascender las fronteras impuestas por sus superiores, sumergiéndose en las vicisitudes humanas con una devoción apasionada. A medida que el velo entre los mundos se desvanece, Azael se encuentra enredado en dilemas morales y conflictos cósmicos, enfrentándose a las consecuencias de sus desobediencias en un cosmos donde la línea entre la luz y la oscuridad es tan sutil como las alas que adornan su figura celestial.
-¿Qué es lo que estás haciendo?- le preguntó Uziel a su amigo mientras lo veía observando con mucha atención hacia la multitud de personas que iban por las calles de la ciudad de Airón.
-Tratando de adivinar quien será mi castigo esta vez- respondió sin mucho entusiasmo su amigo Azael.
-¿Otra vez?- indagó Uziel, negando con la cabeza, y sonriendo casi con diversión, Azael asintió- ¿Y qué es lo que hiciste ahora?- continuó, pues sabía a la perfección que su amigo no pensaba antes de actuar y el otro simplemente se encogió de hombros restándole importancia al asunto. Uziel suspiró con resignación, ya había perdido la cuenta de todas las veces en que su amigo había sido castigado por incumplir alguna de las reglas establecidas. Las reglas eran pocas, pero por alguna extraña razón Azael siempre se las arreglaba para cometer alguna infracción. Cada una de las otras veces había sido en un lugar diferente, generalmente algun pueblo tranquilo, donde la mayoría de sus habitantes eran gente mayor y muy tranquila. Pero al parecer ahora le tocaría pagar en una ciudad bastante agitada.
-¿Y ya sabes cuando te van a designar?- preguntó Uziel.
-Nop- respondió él muchacho restando importancia a la pregunta de su amigo- pero supongo que pronto voy a ser notificado al respecto.
-Pues déjame decirte, amigo mio que este lugar no me gusta para nada- se lamentó Uziel, palmeando la espalda de su compañero.
-A mi tampoco, pero creo que allí será- comentó Azael, moviendo la cabeza, afirmando.
Ambos jóvenes se quedaron observando desde las alturas a la gente que se movía de un lado a otro sin detenerse ni siquiera para ver a quienes pasaban a su lado.
Mientras tanto en una lujosa oficina, llena de luz y armonía dos de los superiores de Azael y Uziel discutían sobre el futuro del joven desobediente.
-¿De verdad piensas hacer eso?- preguntó Jofiel algo preocupado al comprender lo peligrosa que podía resultar la idea que tenía Miguel para darle una lección a Azael.
-Así es- respondió con mucha seguridad Miguel, sin inmutarse ante la advertencia de su hermano.
-¿Sabes que tu plan puede resultar muy mal? ¿Verdad?- replicó Jofiel, quien era de los hermanos el más sabio e inteligente.
-Lo sé- respondió Miguel- pero es un riesgo que estoy dispuesto a tomar- agregó - Es que no encuentro la manera de que ese muchacho comprenda como deben hacerse las cosas.
-Ok- replicó con resignación Jofiel- tú eres quien decide como manejar esos asuntos, pero hermano mío ten mucho cuidado y recuerda que te advertí que esto puede salir mal, muy mal.
- Te repito que lo entiendo, pero ya es una decisión tomada y no voy a cambiarla- afirmó con mucha seguridad Miguel.
Mientras tanto, Azael y Uziel seguían ensimismados observando la multitud de personas que iban de un lado a otro en la urbe, apresurados, pensativos, ocupados cada uno en sus propias vidas, sin observar a quienes eran sus pares.
-Es triste- dijo de pronto Azael llamando la atención de su amigo.
-¿Qué cosa?- preguntó el otro.
-Que tengan todos tanta prisa- respondió el muchacho- que no se den cuenta de que la vida se les va muy rápido y se pierden de disfrutar muchas cosas.
-Es cierto, pero, ya sabes que nosotros no podemos intervenir- replicó Uziel encogiéndose de hombros.
-Ajá, pero tú también sabes que eso a mí se me hace casi imposible- dijo Azael sonriendo.
-¡Ja! Lo sé y por eso mismo estás en problemas- comentó Uziel con consternación- solamente espero que un día no vayas a enojar demás al jefe.
-No lo creo- dijo Azael ignorando que en esos mismos momentos su destino se había sellado- él es un ser muy paciente.
Uziel se encogió de hombros y tras un suspiro se marchó...
El resplandor celestial iluminaba la majestuosa sala donde Miguel, el arcángel, convocaba a sus subordinados. Entre las columnas de luz, luego de ser convocado, Azael se presentó con su característica elegancia, pero su expresión angelical no lograba ocultar cierto atisbo de rebeldía. Afuera de la sala se hallaba su amigo Uziel.
-¿Llegó la hora?- indagó Uziel
-Así es, ha llegado la hora de la verdad.- respondió Azael con resignación- Solamente espero que no sea ningún mafioso, ni tampoco alguna niñita de papá, esas son muy muy complicadas de encaminar y sobre todo de proteger- agregó el ángel para luego encaminarse a tocar la gran puerta que se hallaba frente a él.
Luego de tocar un par de veces, desde el interior le fue dada autorización para ingresar, él así lo hizo, con mucho cuidado, en absoluto silencio y con el mayor de los respetos se quedó de pie, a la espera de que le fuera permitido tomar asiento.
Allí de espaldas, mirando a través de un enorme cristal se encontraba Miguel ( el arcángel, el protector absoluto de los humanos, quien estaba a punto de designar al joven ángel para su siguiente misión)
-Ven aquí- le dijo, y Azael caminó hacia donde Miguel se encontraba, con mucha solemnidad se detuvo a su lado- Observa- agregó el arcángel y por varios minutos ambos se mantuvieron en silencio mirando la multitud de personas que iban y venían de un lado a otro con mucha prisa.
-¿Qué opinas de lo que ves?- indagó Miguel al cabo de unos minutos.
-Mmmm...bueno...me parece que tienen demasiada prisa, muchos de ellos ni siquiera se detienen a valorar sus posibilidades o su futuro- respondió Azael mientras Miguel hacia un gesto afirmativo con su cabeza.
-Bien...sigue observando- ordenó el arcángel, y por un lapso de tiempo aún mayor ambos se quedaron observando a la humanidad que no tenía ni idea de que desde los lugares celestiales, sus protectores observaban e intentaban que ellos tuvieran mejores oportunidades.
fascinada con los personajes de Azael y Adalyn 😍 el amor de los más puros.
Fuerzas malignas trataron de separarlos pero al final perdieron 🤷♀️
Gracias por escribir ✍️ una hermosa historia
Dios la bendiga 🙏 éxitos 🙌
Pero regresó Azael y está vez para quedarse con ella para toda la vida 😍
y cuál es él precio a pagar 🤷♀️