Las gemelas Aziz, vivirán cada una asu manera el maltrato emocional por parte de sus esposos, pero la valentía y determinación de una de ellas, las motivara a revelarse y pondrán a estos hombres de rodillas ante ellas, con el apoyo de su hermano.
NovelToon tiene autorización de ERUMED para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
CAPÍTULO 1
...**** NOTA DE LA AUTORA****...
Hola mis fieles lectores, aquí vamos de nuevo, espero que les guste, los invito a agregarse en mi Grupo "FIELES LECTORES", para que vayan compartiendo conmigo los pormenores del desarrollo de mis historias.
Por favor no olviden dejar sus comentarios, darle Me gusta👍 a cada CAPÍTULO, dejar sus regalitos🎁😁, sus votos y calificar la novela con las 🌟🌟🌟🌟🌟, la idea es llevar la novela a la cima del Raking , así ustedes con unos pocos segundos de su tiempo, recompensan mis horas de trabajo. No lo olvides tu apoyo es importante para mi ☺☺🏆🏆
...**** FIN DE LA NOTA****...
CAPÍTULO 1
En Tabuk, en el noroeste de Arabia Saudita. Un matrimonio árabe que pertenece a una familia adinerada. Organiza una pequeña reunión con la crema y nata de la sociedad árabe, con el fin de presentar a sus dos hijas.
Las hermanas Aziz son gemelas idénticas, y según su padre, ya están en edad de contraer matrimonio. Pero sus jóvenes y hermosas hijas, según algunas costumbres árabes a sus dieciocho años, ya están mayores.
Debido a que, en Arabia Saudita es totalmente legal, el matrimonio infantil y las niñas de ocho años ya son forzadas casarse.
Pero Halan Aziz, tenía descendencia americana y para él esto era un acto atroz. Por eso mantuvo a sus hijas, casi ocultas para que ningún hombre poderoso se antojara de casarse con ellas y lo ha logrado hasta ahora. Que se propone conseguirle un buen marido.
Sin embargo, en la fiesta solo ofrecerá a su hija Adila. Porque su gemela Amira, ya está comprometida con Hakim Ayad, un jeque árabe de 30 años que ha estado perdidamente enamorado de ella desde hace 3 años.
Hakim la conoció en el mercado, cuando se tropezó con Adila. Pero ella se presentó con el nombre de su hermana. Ese hombre se quedó enamorado de ella y fue a pedir su mano. En ese momento Amira tenía 15 años y aunque el jeque realizó innumerables ofertas, su padre no le concedió casarse con ella. Lo único que logró fue un compromiso de matrimonio, para cuando Amira cumpliera los 18 años,
Tres años pasaron...
Y al fin esa fecha ha llegado. En este mismo momento están en los preparativos de la boda. Ya estaba decidido él se casaría con Amira. Porque casarse está lejos de los planes de Adila, su alma es libre y su espíritu rebelde, ella ha aprendido a leer y a escribir e incluso sabe usar la computadora y el teléfono con la ayuda de su hermano de 16 años que le prometió enseñarles toda la información que recibe en sus clases y Adila ha aprendido todo y ha obligado a su gemela Amira a aprender con ella.
Pero su padre, está enterado del enredo y quiere obligar a Adila a asumir su responsabilidad.
Adila se niega a casarse, ha tratado innumerables veces de convencer a su padre para que cancele el compromiso o que cambie la novia, ya que Amira está enamorada del idiota jeque.
Pero su padre se niega, dice que ella se casará, incluso con el nombre de su hermana.
Adila se presentó ante el jeque, con el nombre de Amira, solo por ayudar a su gemela. Porque su hermana babea por el jeque. Mientras que a ella no le gusta, le parece estúpido y arrogante.
Los días pasaban y Adila seguía tratando de librarse de ese estúpido compromiso. Pero todos los esfuerzos han sido en vano. Ya faltaban pocos días para su boda.
Adila para tratar de despejarse, fue a comprar a la tienda y al salir se tropezó con un hombre que al verla a los ojos quedó fascinado. Era un hombre alto, fuerte, guapo y con un aura arrogante, tenía cabello negro, una barba bien arreglada, unos ojos profundos
—Perdón señorita, pero que torpe he sido —dijo el hombre, terminando de derretir a Adila con su gruesa, pero dulce voz.
Adila en un impulso, se bajó el hiyab, mostrándole su rostro a ese hombre desconocido. Que para ella era su ángel caído del cielo, pues algo le decía que este hombre era su salvación.
D'Angelo quedo hechizado con su belleza, pero esa mujer, había llegado tarde a su vida
—¿Puedo saber su nombre? —preguntó con miedo a ser rechazado
—Adila Aziz —dijo muy sonriente.
El hombre le sonrió tomó su mano y la besó.
Una corriente eléctrica se sintió con el roce de sus labios.
Adila estaba más que decidida a no casarse.
Pero con lo que ella no contaba. Es que el jeque no quedó idiotizado por su físico, sino por ese brillo de rebeldía en sus ojos. Ella lo tropezó y no se disculpó, no bajó su mirada, como debería haber hecho. Ella se quedó mirándolo fijamente y hasta se atrevió a voltearle los ojos, dejando al jeque con la boca abierta.
Por eso el jeque era una de las pocas personas que podían diferenciarlas, aunque ella aún no lo sabía. A él a veces le parecía divertido este tonto juego. Pero cuando la verdadera Amira salía a conversar con él. Se inventaba cualquier excusa para marcharse.
En realidad al jeque le aburría la personalidad de la verdadera Amira, era sumisa y respetuosa de las leyes y las costumbres. Lo más rebelde qué había hecho su vida era aprender a leer y a escribir. Aparte de usar la tecnología y eso realmente porque fue obligada por su hermana.
Mientras tanto, Adila seguía escaneando al hombre frente a ella y debía reconocer, que ahora fue ella quien quedó hipnotizada, ante tan hermoso ejemplar
D'Angelo, se sintió intimidado ante la mirada descarada de esta hermosa mujer y decidió sacarla de su trance
—Es un placer bella dama. Mi nombre es D'Angelo Manzini, para servirle hoy y por el resto de mi vida,
—Hola, —dijo Adila. Apenada por haber sido descubierta, escaneando al hombre desde los pies a la cabeza.
—¿Le ocurre algo?, ¿necesita ayuda? —le preguntó él, con mucha sutileza. Porque conoce perfectamente las absurdas leyes árabes, en cuanto al trato hacia las mujeres
—No, no gracias, estoy muy bien
—Me alegra. Pero de todas maneras, estoy alojado en el Hotel Imperial, en la suite presidencial. Si necesita algo no dude en buscarme.
—¿Y no tienes un número de teléfono? —preguntó Adila con toda confianza. Dejando a D'Angelo más sorprendido.
—Si por supuesto, pero pensé que no sabías usarlo, —D'Angelo sacó de su bolsillo una tarjeta y se la entregó
—Pues si sé —respondió ella guiñándole un ojo y alejándose rápidamente.
D'Angelo se quedó de pie petrificado. Aunque esta mujer le encantaba, era muy lista para lo que él, la necesitaba. Por eso seguirá buscando una mujer sumisa e ingenua
Mientras que él, la observaba fijamente. Adila tomó su tarjeta, ignorando la fuerte conexión que sintió al rozar su mano con ese apuesto hombre.Ella le dio una última mirada, le guiñó un ojo y siguió su camino.
Mientras tanto, D'Angelo se quedó embelesado, observándola contonear sus caderas hasta que dobló en la esquina.