VI

Despertaron cuando comenzaba a amanecer. Shun se levantó al instante y terminó de extinguir el pequeño fuego que aún se encontraba encendido en su fogata, luego se giró hacia Chari, ella aún se encontraba acostada en el suelo. Se restregó los ojos, para luego parpadear un par de veces intentando acostumbrarse a la luz.

—Buenos días. —dijo Shun sonriéndole—. Vamos al lago que se encuentra cerca, puedes alistarte allí. Yo cargaré algo de agua —se acercó a ella para ayudarla a levantarse.

Ambos caminaron un par de kilómetros hasta llegar al lago que Shun había mencionado. Como habían dicho, el guardia cargó su cantimplora mientras la princesa se lavaba la cara intentando despabilarse para seguir camino.

Una vez que estuvieron listos, comenzaron camino nuevamente. Ya no tenían camino hasta el siguiente pueblo, por lo que debían seguir atravesando el bosque. Como antes, a medio camino, Chari se quitó los zouri para no terminar cayendo.

Pasado el mediodía, se detuvieron para descansar, Shun revisó su mapa; tal vez podría encontrar algún riachuelo u otro lago donde poder asearse aquel día. Mientras, Chari se ocupaba de buscar frutos para que ambos comiesen. Decidió alejarse un poco para buscar, a pesar de que Shun intentaba que no lo hiciera, por temor a que terminase perdiéndose. La princesa sonrió cuando se topó de frente con un manzano, comenzó a tomar las manzanas que se encontraban en las ramas más bajas, tomó unas cuantas, para luego volver con Shun.

—Mira lo que encontré. —dijo sentándose a su lado—. Tienes hambre, ¿no? —Shun asintió, desenfundó el tantou que llevaba en la cintura junto a su katana y extendió una mano para que ella le diese una manzana. El guardia la peló y cortó, para luego extenderle la fruta cortada, la princesa comenzó a comer—. Shun, —lo llamó—, cuéntame algo de ti —él la miró un segundo y luego desvió la mirada a la manzana que estaba pelando.

—¿Qué quieres saber? —le dio un mordisco a su manzana.

—¿Qué edad tienes?

—Veintiuno —la princesa asintió.

—Dijiste que tienes un hermano. —ésta vez asintió Shun—. ¿Cómo se llama? ¿Es muy pequeño?

—Mikko. —contestó—. Y… algo así, ha cumplido once años hace dos meses —una sonrisa triste apareció en su rostro.

—Lo extrañas, ¿verdad? —inquirió no dejando escapar aquel detalle, Shun asintió tristemente—. ¿Llevas mucho sin volver a tu casa?

—Desde los dieciséis que no vuelvo a mi casa, he estado entrenando todo ese tiempo.

—¿Cómo es que llegaste al palacio?

—Un conocido de mi padre. —le dio otro mordisco a su manzana—. Él era un samurai de alto rango y se encargaba de entrenar a los guardias reales. —la miró—. Cuando mi padre falleció, le solicité el empleo, ya que mi hermano apenas tenía seis años y era muy dependiente de mi madre. Decidí que yo me encargaría de conseguir algo de dinero. —Chari se le quedó mirando unos instantes en completo silencio—. Hace un año terminé mi entrenamiento y su padre recibió la recomendación de mi maestro —le sonrió.

—Así que… ¿no ves a tu madre y a tu hermano hace cinco años? —Shun asintió, la princesa sintió pena por su guardia—. Luego de que me case con ese idiota, te daré un par de días para que puedas ver a tu familia —él se sorprendió al escuchar aquellas palabras de la princesa.

—No es necesar…

—No te estoy preguntando, Shun, será una orden. —sentenció ella, para luego sonreírle—. Te ves triste hablando de ellos así. —dijo—. Has pasado mucho tiempo lejos de ellos —colocó su mano sobre la de él, provocando que las mejillas de Shun se sonrojasen.

Bajó la mirada rápidamente, intentando evitar que la princesa lo viera, aunque fue en vano, ya que Chari ya había visto como sus mejillas se ruborizaban. Ella no hizo más que dedicarle una pequeña sonrisa; por alguna razón, la princesa encontraba aquello tierno. Ver como se sonrojaba por haberlo tomado de la mano se le antojaba dulce.

—¿Por qué no terminamos de comer y seguimos camino? —apartó la mano, Shun asintió.

Terminaron de comer en completo silencio. Luego se levantaron y, con algunas manzanas para el camino, siguieron viaje. Durante el camino, Chari no dejaba de hacerle preguntas sobre el entrenamiento que había recibido antes de llegar a ser su guardia personal y la persona que la había salvado de un soldado chino. Después, se centró en hablar sobre lo idiota que creía que era su padre.

De repente, un ruido de entre los árboles hizo que ambos se quedaran en silencio. Como acto reflejo, Shun puso rápidamente a la princesa detrás de él y se preparó para desenfundar su katana. Escucharon un gruñido y el crujido de las plantas, el guardia se giró al instante hacia la dirección en la que provenían los sonidos; estaba un poco tranquilo, puesto que seguramente se trataría de un animal y no de un soldado. Repentinamente, divisó a un jabalí que comía en aquel lugar. No quería matar a aquel animal, por lo que, tomó la mano de la princesa y comenzó a caminar lentamente rodeándolo para que éste quedase de espaldas a ellos. Escucharon más gruñidos de más jabalíes, pero intentaron no llamar su atención para no terminar siendo atacados por estos. Una vez que se alejaron ilesos, Shun soltó un suspiro de alivio y volteó hacia la princesa.

—Pudimos escapar de ellos sin provocar que nos ataquen. ¿Te encuentras bien? —Chari simplemente asintió desviando la mirada hacia el lugar de donde venían; nunca había visto jabalíes tan cerca, se sentía fascinada y algo asustada.

—Será mejor que nos alejemos más —dijo Chari luego de unos instantes de silencio, Shun asintió, percatándose que continuaba sosteniendo la mano de la princesa sin que ella se diera cuenta. Se sintió avergonzado nuevamente, pero realmente le gustaba sostener la mano de la princesa. Ella desvió la mirada hacia su guardia, esbozó una pequeña sonrisa, sabiendo que él no la estaba mirando—. Vamos, Shun —dijo retomando el camino sin soltar su mano.

Continuaron caminando de la mano unos pocos metros, hasta que Shun no pudo aguantar la vergüenza que le provocaba esto y la soltó. Ambos se mantuvieron en silencio el resto del camino, por alguna razón se encontraban tensos ahora. Chari, cada tanto, intentaba disipar la tensión entre ellos haciendo comentarios sobre lo que se le ocurría, recibiendo respuestas escuetas.

—Está oscureciendo —comentó ella intentando que Shun respondiera más que con un “sí” o un “no”.

—¿Quieres parar? —desvió la mirada hacia la princesa.

—Aún no. —le mostró una pequeña sonrisa—. Pero más tarde, me gustaría que nos acostásemos a ver las estrellas. Realmente me gustaría que lo hiciéramos, si no te es molestia —Shun negó rápidamente ante lo último que dijo la princesa.

—Me gustaría hacerlo. —desvió la mirada de ella—. Tendremos que buscar otro claro para que los árboles no estorben mucho.

Como habían dicho, buscaron un claro, dónde Shun hizo una fogata, mientras Chari se sentaba en el suelo a esperarlo. Cuando la fogata estuvo encendida, el guardia se sentó junto a la princesa y se sacó el kabuto, para dejarlo a su lado. Ella levantó la mirada hacia el cielo y esbozó una sonrisa; aquella pequeña libertad que tenía de repente le sentaba muy bien.

—Te ves contenta —comentó Shun dedicándose a mirarla, ella le devolvió la mirada y sonrió.

—Lo estoy. —se giró nuevamente al cielo—. Nunca he estado tan lejos del palacio. Nunca me he sentido tan libre para ser yo misma, sin que mi padre esté ahí para molestarme o regañarme. —cerró los ojos unos instantes y suspiró—. Además, me siento bien estando contigo —Shun no pudo evitar sonreír ante esto último.

—Me alegra que así sea, princesa —se acercó un poco a ella, para luego recostarse, Chari imitó su acción quedando junto a él.

Se pasaron horas acostados mirando el cielo estrellado, hablando de lo que se les ocurría hasta que Chari se quedó dormida. Por su parte, Shun se quedó mirándola, recostado sobre su lado izquierdo, frente a ella. Debía quedarse despierto toda la noche para vigilar los alrededores, no se aburriría mirándola.

—Realmente eres bonita. —se permitió pensar mientras acercaba su temblorosa mano al rostro de ella con la idea de acariciarlo sin despertarla, pero se arrepintió; si la princesa se daba cuenta de aquello, tal vez se enojaría. Soltó un pequeño suspiro, colocando su mano en el suelo de nuevo—. Me gustaría sostener de nuevo tu mano. —ésta vez la miró con un dejo de tristeza—. Ya no quiero cumplir la misión —reconoció en su cabeza, tomando suavemente la mano de la princesa y acariciando de la misma manera sus nudillos, Chari no hizo más que esbozar una pequeña sonrisa entre sueños, lo que hizo que Shun la contemplara completamente idiotizado.

Unos minutos después, soltó la mano de la princesa y se sentó, miró a su alrededor y soltó un suspiro casi imperceptible. ¿Por qué se sentía así con la princesa? ¿En qué momento se había desviado tanto de su lugar como guardia real? De verdad quería dejar de sentirse un idiota cerca de Chari, sentirse nervioso o avergonzado al tenerla muy cerca. Lo cierto era que Chari se casaría pronto y Shun tendría que verlo él mismo. La miró unos instantes nuevamente, ella estaba plácidamente dormida, ésta vez, acostada boca arriba, luego desvió la mirada a la fogata que aún estaba prendida y les daba algo de luz.

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Shun no se dio cuenta de cuando se quedó dormido, solo se percató de aquello cuando los primeros rayos de sol de la mañana le dieron en la cara obligándolo a despertar. Se sentó y miró automáticamente a la princesa, ella seguía dormida profundamente, por lo que no se habría dado cuenta de que su guardia se había quedado dormido. Shun tomó un trago de agua de su cantimplora y se enjuagó la boca. Luego apagó la pequeña llama de la fogata. Volvió a sentarse en el suelo junto a la princesa y se pasó los siguientes minutos revisando su mapa, hasta que Chari despertase.

—Buenos días. —dijo Chari restregándose los ojos—. ¿Has estado toda la noche despierto nuevamente? —Shun negó rápidamente con la cabeza sin levantar la mirada del mapa.

—Será mejor que aprovechemos el día para avanzar. —guardó el mapa y desvió la mirada hacia ella—. Cuanto más pronto sigamos, más rápido llegaremos al próximo pueblo —tomó el kabuto, se levantó y se lo colocó en la cabeza. Chari no hizo más que asentir levantándose. Ella se colocó los zouri y echaron a caminar mientras se recogía de manera simple el cabello.

Caminaron unas cuantas horas, era casi mediodía cuando encontraron un riachuelo, donde decidieron parar a descansar unos minutos y a asearse. Chari resolvió que sería la primera en tomar un baño mientras Shun se alejaba un poco para vigilar. El guardia se sentó cerca de espaldas a donde se encontraba ella, comenzando a sentirse nervioso; realmente no le importaba el hecho de que Chari se encontrara detrás de él desnuda, lo que le ponía realmente nervioso era que, luego, él debía desnudarse estando cerca de la princesa, corriendo peligro de que terminase descubriendo lo que esconde.

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Comments

Yuki-lee

Yuki-lee

Un sexto capitulo muy interesante intrigante dónde vemos cómo nuestro guardia/niñero comienso a desarrollar sentimientos por la princesa mientras intenta no ser descubierta 10/10

2024-09-21

1

☆Nanu☆

☆Nanu☆

Pobre Shun, ahora tendrá que rebuscarselas para no exponerse.
fabuloso capítulo!!!👏👏👏

2022-07-22

1

Lili Chacon Ribon

Lili Chacon Ribon

muy interesante el capitulo

2021-12-31

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