X. Imborrable.

Tres horas después.

El sonido de un teléfono despertó a Alessandro. Alguien llamaba. Somnoliento, agarró el aparato.

–Jefe, los cargamentos de petróleo no han llegado a Moscú todavía, y están muy molestos por ello.

–Mierda...

–¿Qué debo hacer? Exigen una explicación.

–Yo me encargo de ello.

–De acuerdo, Jefe.

Al colgar dejó escapar un suspiro, estaba dejando mucho trabajo pendiente, y no había pasado antes. Revisó la hora, era tarde. Había oscurecido fuera, en la habitación había una luz tenue. Dejó el teléfono en la mesilla de noche, giró para ver a Florentino pero se sorprendió al verlo abrazado de Aurore, estaba totalmente adormecida. ¿Qué se encontraba haciendo en su habitación?

Se veía tan inocente. La lágrima que se deslizaba por su mejilla, hizo que frunciera el ceño, ¿estaría teniendo una pesadilla? Ella abrió los ojos lentamente, no percató que la estaba mirando. Se sentó dándole la espalda, y empezó a llorar en silencio.

Alessandro la vio varios segundos, estaba llorando sin hacer ruido, para que no se dieran cuenta. La observó levantarse para salir, pero se lo impidió rodeando la cama y tomándola del brazo. Ella se volteó, y al verlo se secó las lágrimas rápidamente. Él quedó asombrado al verla a los ojos, estaban completamente rojos e hinchados, era obvio que había llorado bastante. La seguía sujetando del brazo con suavidad.

–¿Qué ocurre? ¿Por qué está así?

Aguantó las ganas de llorar.

–No es... Nada. –Dijo en casi un susurro.

Se acercó más a ella.

–Lo voy a repetir una segunda y última vez. ¿Por qué está llorando?

Aurore no quería contárselo, no deseaba tener más problemas. Se quedó callada, agachó la cabeza pero Alessandro al instante la agarró por el mentón obligándola a mirarlo a los ojos. La tomó por la cintura con el otro brazo para acercarla a él, estaba temblando en sus brazos, lo que provocó que se acercara embrujado, arrimando su rostro al de ella hasta quedar a unos milímetros de sus labios.

Aurore parecía hechizada, ese hombre la dominaba, su perfume se colaba por sus fosas nasales. Tan varonil y embriagador... Pero debía pararlo, era una locura. Ella alejó su rostro un poco, pero lo suficiente para volver a respirar. Se sentía totalmente confundida y aturdida.

–Esto... Es un error. –Las lágrimas caían sin poder contenerlas.

Alessandro se había quedado quieto durante unos extensos segundos. Era la primera vez que una mujer se le negaba. Su deseo crecía, esa mujer lo desquiciaba, con solo tocarla su instinto animal salía. Pero en el fondo tenía razón, se estaba dejando llevar por sus instintos. Sin embargo, al verla llorar algo pasó dentro de él, solo tenía ganas de abrazarla y protegerla de absolutamente todo.

–Sí... Tiene razón.

Ella seguía sollozando. Alessando secó con su dedo pulgar las lágrimas de su mejilla derecha aún agarrándola por la cintura. Le era difícil despegarse de ella.

–Dígame qué le sucede, intentaré solucionarlo.

Aurore debatía en su interior si contárselo o no, pero no tuvo tiempo de pensar cuando alguien abrió la puerta de sopetón sorprendiéndolos a los dos tan cerca, se alejaron como si quemaran al otro.

Era esa mujer, la que había visto bajar del auto ayer, miraba a Aurore de arriba a abajo con desdén.

–¿Qué se supone que es esto? ¿Quién es esta mujer, Alessandro? –Preguntó indignada.

–Tía, ¿cuándo llegaste?

Al escuchar cómo la llamó. Aurore quedó más confundida aún, se secó como pudo las lágrimas con la manga de su blusa.

–Ayer, me dijeron que estabas enfermo y vine a ver cómo te sentías. Y mira con qué me encuentro...

–Aquí no pasa nada. Ella es la niñera de Florentino. –Dijo Alessandro al entender a qué se refería a diferencia de Aurore, que estaba totalmente desorientada.

–Sí, eso dices. Pero, ya conozco a esta mujerzuela.

Alessandro vio a su tía confundido, Aurore se alteró notablemente y él percató su reacción.

–¿Perdón? ¿Por qué me ofende, señora? –Aurore tenía los ojos cristalinos, pero esta vez de la rabia. ¿Qué pasaba en esa casa? Estaban todos locos.

–Tía ¿a qué te refieres? –Frunció el ceño.

–Yo sé lo que digo Alessandro, esta viene aquí a desviarse de su trabajo siempre que puede.

–Puede decirme, ¿por qué dice eso? –Aurore sentía que estallaba del enojo ante sus ataques.

La señora se carcajeó delante de los dos.

–Conozco a la perfección las de su clase, hace unas horas te estabas revolcando en la parte trasera de la casa con el jefe de seguridad, y ahora se hace la digna para capturar a mi sobrino.

La mirada fulminante de Alessandro se posó en Aurore, la veía con cólera. Ella al verlo negó con la cabeza, tenía que aclarar este asunto.

–No, señora. ¡Usted vio mal! ¡Eso no fue así!

Aurore se sentía horriblemente sensible ese día, otra vez esa opresión en el pecho y las ganas de llorar.

–Ajá sí, ¿a quién piensa que Alessandro creerá?

Él no había retirado la vista de Aurore. Maldición, le mataba la idea de imaginarla en brazos de otro hombre.

–¿Es cierto? –Preguntó a punto de reventar de la furia.

–¡No! Se lo juro, ese hombre intentó abusar de mí...

La mujer soltó otra carcajada sonora.

–Por supuesto, y también termina embarazada del patrón como en las novelas. Alessandro es una cualquiera, deberías buscar a otra para cuidar de Florentino. –Que justo se había levantado por el ruido.

Alessandro se tensó, apretó la mandíbula entrecerando los ojos.

–Señor Alessandro, digo la verdad. Puede preguntarle al señor...

–¡Así que en vez de cumplir con su trabajo, se entretiene fornicando con mis empleados! –Sus gritos retumbaron por todo el cuarto. Ya entendía por qué se le negó.

–¡Le estoy diciendo que eso no fue así! –Gritó de vuelta, su cuerpo vibraba de impotencia.

–¿Alessandro esta sirvienta te está gritando? Pero, ¿quién se ha creído que es?

–¡No te metas! –Fulminó a su tía que automáticamente calló, y volvió a Aurore.

–¿Ah, sí? ¿Me vio la cara de imbécil? –Sentía que cometería un disparate si seguía ahí.

–Déjeme explicarle, por favor... –La voz de Aurore dejó de tener fuerza, ya solo eran susurros.

–No me va a explicar nada. Está claro la calse de mujer que es.

Aurore no podía creerlo, sintió una punzada directa al pecho, le dolía que pensara eso de ella, le sostuvo la mirada a Alessandro con aflicción, las lágrimas se acumulaban en sus ojos, no les iba a dar gusto de verla llorar. Salió de ese cuarto sin mirar atrás, corrió por los pasillos hasta su habitación, y se encerró. Entre sus manos estrechaba con fuerza el collar de su papá, apoyó la cabeza en la puerta y cayó al suelo, estallando en un llanto desolado.

...----------------...

–Tía, encárgate de Florentino.

–¿Despedirás a esa cualquiera?

–Sabes que detesto que se metan en mi trabajo, así que no lo hagas.

–De acuerdo sobrino, no me meto. Pero cuidado, no permitas que te engañe.

Alessandro todavía afectado salió de ahí. Bajó a la segunda planta donde se encontraba el bar particular, también había una gran mesa de billar. Abrió una botella de Vodka Russo-Baltique, y se sirvió una copa.

Maldita sea.

Esa mujer sabía lo que hacía, con el huía y lo evitaba, pero con otros pasaba muy bien el tiempo. No sabía por qué estaba así, no debería sentirse ofendido, jamás le importó qué hacían las mujeres con su vida, y esa en especial no era nada suyo. Sin embargo, le enloquecía la simple idea de imaginarla con otro acariciándola; besándola, haciéndola suya...

Terminó la copa, y se sirvió otra. Tenía que salir de ahí, sacó su teléfono del bolsillo y llamó a Eliza, una modelo conocida, y muy experimentada. Siempre que estaban juntos salía desfogado, así se olvidaría de ese asunto de una vez por todas, y podría quitarse el estrés.

–¡Alessandro, mi amor! –Lo saludó con una voz chillona.

–¿Eliza nos podemos ver? –Dijo terminándose su segunda copa.

–¡Claro que sí! ¡Te extrañé tanto, esperaba tu llamada!

–En el mismo hotel de siempre, ¿ok?

–Ahí estaré, Alessandro. –Dijo la modelo mandando un beso ruidoso y exagerado por el teléfono.

Al colgar Alessandro fue a cambiarse de ropa a su dormitorio, vistió casual e informal pero sin perder la elegancia, pantalón azul de rayas, camiseta blanca pegada, zapatos de piel en color marrón y un suéter beige. Bajó al aparcamiento saliendo con un ferrari laferrari aperta, deportivo descapotable.

Condujo hasta el hotel ubicado a una hora de la mansión, bastante lujoso y sofisticado. Era media noche, al entrar en el vestíbulo, era el centro de atención, las mujeres lo devoraban con los ojos. Subió a la suite que le comunicaron, pasó la tarjeta y al entrar observó a la despampanante pelirroja acostada en la cama con una lencería amarilla de encaje diminuta.

Cuando Eliza lo vio no tardó ni dos segundos en abalancearse sobre él, comiéndoselo a besos.

–¡Mi amor! Te extrañé tanto. –Exclamó besando su cuello con besos húmedos–. ¿Y tú?

Sin responder la besó apasionadamente, ella rodeó su cuello con las manos triunfante. Sabía lo apasionado y experimentado que era en la cama, estaba loca por él, le daba los mejores orgasmos de su vida. Se sintió dichosa cuando el magnate la agarró por sus nalgas elevándola a su cintura para caer con ella en la cama.

–Ahhh... –gimió frenéticamente cuando empezó a toquetear todo su cuerpo. Sin darse cuenta, la pelirroja ya le había quitado las prendas de arriba dejándolo con su gran torso descubierto–. No sabes cuántas veces suspiraba por esto... –Confesó tocando y besando su pecho.

Se deshizo del sujetador, volvió a besarla con fogosidad bajando y deslizando su lengua por su cuello, hombros, y pezones extremadamente erectos. Le quitó la parte baja de la lencería dejándola totalmente desnuda a la vez que su pantalón y boxer desaparecían, y en un movimiento rápido ella se puso encima de él, sentada a horcajadas se movía provocadoramente sobre su miembro que no tardo en ponerse viril.

En seguida entraron en calor.

–¡Ahh! Alessandro... Hazme tuya. –Decía la pelirroja entre gemidos.

Alessandro impaciente y ansioso le dio la vuelta poniéndose encima de ella, agarró el condón que se encontraba en la mesilla y lo deslizó por su palpable y enorme erección. Se introdujo entre sus piernas con fogosidad, adentrándose en su interior. Con cada movimiento en ella se escuchaban sus gemidos suplicantes de más. La pelirroja alucinaba con ese hombre, estaba totalmente embelesada con él. La volvía loca; ese cuerpo escultural, esa fuerza, la forma en la que la hacía suya era única, su poder y seguridad la trastornaban totalmente.

–¡Sí! ¡Mi amor, sigue! ¡Quiero más!

Y así siguieron prolongado tiempo, teniendo sexo desenfrenado y ardiente. Cuando llegaron a la liberación agotados, se quedaron boca arriba sobre la cama.

–Cielos, Alessandro. Eres una fiera, me fascinó... –Dijo esta con la respiración todavía entrecortada–. Fue increíble... –Lo halagó, satisfecha.

Él estaba totalmente callado, no podía decir lo mismo que ella, se encontraba perturbado. Mientras estaba teniendo sexo con Eliza el rostro de Aurore aparecía en sus pensamientos sin poder evitarlo. ¿Cómo era eso posible? Acababa de intimar con una mujer bonita, con un buen cuerpo como para satisfacerle bien, de hecho siempre lo estaba cuando mantenía relaciones con aquella mujer.

En cambio esa vez no sintió absolutamente nada. Se levantó de la cama poniéndose el boxer. La pelirroja al verlo se levantó y fue a su dirección acariciando sus pectorales.

–¿Alessandro, no te quedas más tiempo? –Preguntó mirándolo de forma seductora.

–No, tengo cosas que hacer. Es un poco tarde.

–Mi amor, ¿por qué estás tan serio?

–Eliza, ¿hace falta que te recuerde que esto solo es sexo? –Recogió su ropa del suelo.

–Sí, lo sé. Pero no hace falta que lo digas tan duramente. Tú eres el que no quiere nada más, si por mi fuera...

–No pasará nada más, por lo menos en esta vida. Así que sácate esas ideas, desde el principio dejamos las cosas claras. –Dijo con vigor y apatismo.

–De acuerdo Alessandro, no te enojes. Si al menos de esta forma puedo estar contigo, no me importa.

Alessandro se dio una ducha rápida, salió de la suite despidiéndose de la pelirroja que disimulaba su disgusto y enfado. El camino no fue largo, así que llegó deprisa a la mansión.

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Comments

Lorena Larios

Lorena Larios

menso ya estás hasta las manitas por ella

2023-09-24

1

Flaquita Toledo

Flaquita Toledo

tía metiche, no tendrá nada que hacer

2023-08-15

0

Victoria Serrano

Victoria Serrano

Hola! Hay Alicia a mi también, ojalá no se le hubiera parado. Bruto en vez de haberle preguntado y esperar que ella le dijera.

2023-06-24

0

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Capítulos
1 I. Temor.
2 II. Destino.
3 III. ¿Provocación?
4 IV. Reglas.
5 V. Presa.
6 VI. Diferente.
7 VII. Recuerdos.
8 VIII. Perdóname.
9 IX. Espanto.
10 X. Imborrable.
11 XI. ¿Segura?
12 XII. Opuestos.
13 XIII. Nunca.
14 XIV. Fiera.
15 XV. Amenaza.
16 XVI. Indiferencia.
17 XVII. Viaje.
18 XVIII. Peligro.
19 XIX. Prueba.
20 XX. Obsesión.
21 XXI. Confesiones.
22 XXII. Perdón.
23 XXIII. ¿Muerta?
24 XXIV. Desobediencia.
25 XXV. Misterios.
26 XXVI. Descontrol.
27 XXVII. Cambio.
28 XXVIII. Magia.
29 XXIX. Protección.
30 XXX. Adiós.
31 XXXI. Infierno.
32 XXXII. Escoria.
33 XXXIII. Peligrosa.
34 XXXIV. Aurore.
35 XXXV. Noticia.
36 XXXVI. Plan.
37 XXXVII. Roto.
38 XXXVIII. Por ti.
39 XXXIX. Confianza.
40 XL. Desolación.
41 XLI. Presentimiento.
42 XLII. Falsedad.
43 XLIII. Decepción.
44 XLIV. Castigo.
45 XLV. ¿Real?
46 XLVI. Inexistente.
47 XLVII. Acechados.
48 XLVIII. Loco.
49 XLIX. Amor.
50 L. Ayuda.
51 LI. Disculpa.
52 LII. Confesión.
53 LIII. Sentimientos.
54 LIV. Monstruo.
55 LV. Fuego.
56 LVI. Lujuria.
57 LVII. Pesadilla.
58 LVIII. Eternamente.
59 LIX. Sorpresa.
60 LX. Calidez.
61 LXI. Insaciable.
62 LXIII. Desvanecimiento.
63 XLIV. Secuestrador.
64 XLV. Durmiente.
65 LXVIII. Vida.
66 LXIX. Asesino.
67 LXX. Negocios.
68 LXXI. Creer.
69 LXXII. Amnesia.
70 LXXIII. Ubicación.
71 LXXIV. Flor.
72 NOTA INFORMATIVA.
73 LXXV. Advertencia.
74 LXXVI. Vivo.
75 LXXVII. Escapar.
76 LXXVIII. Verdades.
77 ACLARACIÓN.
78 LXXIX. Carnada.
79 LXXX. Cena.
80 LXXXI. Pasado.
81 LXXXIV. Necesidad.
82 LXXXV. Mensaje.
83 LXXXVI. Terror.
84 LXXXVII. Engendro.
85 LXXXVIII. Rojo.
86 LXXXIX. Momia.
87 XC. Odio.
88 XCI. Locura. (Final: 1°Parte)
89 NOTA INFORMATIVA 2.0
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1
I. Temor.
2
II. Destino.
3
III. ¿Provocación?
4
IV. Reglas.
5
V. Presa.
6
VI. Diferente.
7
VII. Recuerdos.
8
VIII. Perdóname.
9
IX. Espanto.
10
X. Imborrable.
11
XI. ¿Segura?
12
XII. Opuestos.
13
XIII. Nunca.
14
XIV. Fiera.
15
XV. Amenaza.
16
XVI. Indiferencia.
17
XVII. Viaje.
18
XVIII. Peligro.
19
XIX. Prueba.
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XX. Obsesión.
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XXI. Confesiones.
22
XXII. Perdón.
23
XXIII. ¿Muerta?
24
XXIV. Desobediencia.
25
XXV. Misterios.
26
XXVI. Descontrol.
27
XXVII. Cambio.
28
XXVIII. Magia.
29
XXIX. Protección.
30
XXX. Adiós.
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XXXI. Infierno.
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XXXII. Escoria.
33
XXXIII. Peligrosa.
34
XXXIV. Aurore.
35
XXXV. Noticia.
36
XXXVI. Plan.
37
XXXVII. Roto.
38
XXXVIII. Por ti.
39
XXXIX. Confianza.
40
XL. Desolación.
41
XLI. Presentimiento.
42
XLII. Falsedad.
43
XLIII. Decepción.
44
XLIV. Castigo.
45
XLV. ¿Real?
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XLVI. Inexistente.
47
XLVII. Acechados.
48
XLVIII. Loco.
49
XLIX. Amor.
50
L. Ayuda.
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LI. Disculpa.
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LII. Confesión.
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LIII. Sentimientos.
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LXI. Insaciable.
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XLIV. Secuestrador.
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XLV. Durmiente.
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LXVIII. Vida.
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LXIX. Asesino.
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LXX. Negocios.
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LXXI. Creer.
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LXXII. Amnesia.
70
LXXIII. Ubicación.
71
LXXIV. Flor.
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74
LXXVI. Vivo.
75
LXXVII. Escapar.
76
LXXVIII. Verdades.
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ACLARACIÓN.
78
LXXIX. Carnada.
79
LXXX. Cena.
80
LXXXI. Pasado.
81
LXXXIV. Necesidad.
82
LXXXV. Mensaje.
83
LXXXVI. Terror.
84
LXXXVII. Engendro.
85
LXXXVIII. Rojo.
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