III. ¿Provocación?

Fue un trayecto corto, él conducía rápido para gusto de Aurore. Cada vez se adentraban en zona montañosa, parecían estar llegando y se notaba por el hecho de las fachadas lujosas que dejaban atrás, había villas enormes. Jake descendió la velocidad al encontrarse en frente de un portón de rejas, a simple vista parecía de oro, aunque no estaba segura.

Unos hombres trajeados de negro lo abrieron para proporcionarles el paso, había un inmenso y desmedido jardín al entrar, y una monumental fuente de agua en el centro, la cual parecía también de oro puro. El lugar se encontraba completamente rodeado de hermosas flores; de todo tipo.

Sin embargo, lo que más predominaban eran esos hombres vestidos completamente de negro, parecían vigilantes de seguridad.

–Jake...todo esto, ¿es de mi jefe? –Preguntó perpleja.

–Sí, esto no es nada, Alessando Ferrari es un magnate con propiedades y negocios por todos lados. –Aurore lo vio carraspear, como si hubiera dicho algo indebido.

Estuvieron varios minutos recorriendo el jardín hasta llegar a la mansión.

Un –wow–, salió de sus labios, era la mansión más hermosa y desmesurada que había visto en su vida. Poseía tres plantas, y se encontraba completamente rodeada por ventanales.

–¿Aquí trabajaré? –Preguntó curiosa.

–Aquí es, sí.

Jake terminó de bajar las maletas que inmediatamente desaparecieron en segundos, ya que varios empleados, supongo del mantenimiento del lugar habían trasladado dentro.

–Bueno, Aurore. Nos despedimos aquí, tengo que irme a trabajar. –Soltó apresurándose hacia el auto de nuevo.

–Pero, Jake...¡Espera! ¿A dónde me dirijo?

–Los empleados te ayudarán en todo, no te preocupes. –De inmediato se fue sin más, dejándola ahí plantada.

Parecía apresurado, seguro era algo importante. Pensó mientras miraba los alrededores, se encontraban vigilantes y jardineros.

–Es todo tan bonito... –Dijo cerrando los ojos un instante, hacía frío. Aún estando abrigada sentía escalofríos.

Los presentes no paraban de observarla, estaban a bastantes metros, pero la examinaban de arriba abajo. ¿No venía mucha gente por allá? Parecía ser que no. Eso, o traía algo fuera de lugar. Revisó su vestimenta, y tocó su cabello. No, estaba bien.

Era extraño.

Por alguna razón sentía una mirada pesada sobre ella, esa sensación que tenemos cuando alguien nos observa. Descartó esa idea y con la intención de encaminarse hacia la mansión, paró en seco al ver a alguien en la puerta principal, un hombre. A pesar de la distancia podía verlo claramente, no podía negar que era un hombre extremadamente atractivo.

Sin embargo, había algo que la perturbaba; su mirada. Era.... misteriosa; impasible, fría. Notaba su rostro arder, se sentía extraña con esos ojos sobre ella, de los cuales no descifraba el color.

No pasó un prolongado tiempo, solo segundos, pero para ella parecían ser horas, las piernas empezaban a temblarle. ¿Y si no la veía a ella? Giró sobre sus talones, pero no había nadie. Frunció el ceño, ¿realmente la miraba a ella? Entonces, ¿por qué la observaba con tanto detenimiento? ¿Había hecho algo malo?

Volvió a ver en esa dirección, no obstante, esta vez no hubo nadie. Suspiró. Nunca antes un hombre la había intimidado tanto, ¿sería el dueño? O, ¿un familiar?

–Respira... ¿qué te pasa? –Murmuró abanicándose la cara con discreción.

Cuando se recuperó de ese perturbador momento recordó qué se encontraba haciendo en ese lugar. Se dirigió a la puerta, donde una empleada yacía esperándola. Le mostró el camino a la entrada, si el hall era así no imaginaba las demás estancias. Más que una mansión, parecía un palacio.

La dirigió al que sería su dormitorio; los sitios necesarios para el cuidado del niño como las cocinas, comedores, salones, etc. Todo era espacioso, por poco se perdía en uno de los extensos corredores. El pequeño no estaba en aquel momento, le habían dicho que tenía una cita con el médico pero volvería pronto.

No podía evitar que la inquietud la carcomiera. Sobre todo recordando a ese hombre y cómo la miró. ¿Será que lo volverá a ver? Agitó la cabeza eliminando el pensamiento.

Después del pequeño tour, le permitieron dirigirse a su habitación. Dejó escapar el aire, depositó su mochila en el sillón cerca de su cama. Y observó con más detención la estancia, ya que antes solo la vio un corto tiempo. Sonrió, le gustaba, era lo suficientemente grande para ella. Y predominaba su color favorito; el blanco.

El baño estaba a mano derecha y el vestidor en la dirección contraria. Lo que más llamaba la atención era la cama por su tamaño, no pudo evitar lanzarse a ella. No había tenido un viaje largo, pero teniendo en cuenta que llevaba todo el día en el hospital y las prisas de empacar sus cosas, habían terminado con su energía. Aún con todo eso, no podía dormirse todavía, debía recibir al niño. Miró el reloj, eran las 23:00 pm. ¿Una cita en el médico? ¿A esta hora? Le parecía bastante extraño.

Transcurrieron alrededor de veinte minutos, los cuales pasó admirando las vistas por el ventanal, desde esa posición el jardín poseía una magnitud mayor, tanto que no parecía tener fin.

Dio un salto en su lugar al oír unos leves golpecitos en la puerta, no tardó en ir a abrir, era Olivia, si no recordaba mal, el ama de llaves, una señora de mediana edad muy amable.

–Buenas noches, Srta. Quería informarle de la llegada del pequeño.

–Gracias, iré ahora mismo. –Le respondió con una sonrisa.

Notó cómo Olivia le veía los hoyuelos al sonreír, la miraba con cariño.

–La noto cansada, ¿desea un té?

–No quisiera darle más trabajo... –Respondió cohibida.

–No es nada, ya verá que le reconfortará ese té. –Dijo con una afectuosa sonrisa.

Era encantadora.

–Olivia, llámeme Aurore –Era inevitable no sonreírle a esa mujer.

–De acuerdo, Aurore. A mí todos me llaman Olivia. No dude en llamarme para lo que sea necesario.

–Le agradezco su amabilidad, Olivia.

–¿Por qué no se puso el pijama? Estará cansada ya de vestir la misma ropa.

–Esperaba el uniforme... –Dijo confundida.

Olivia sonrió alegremente.

–El señor no les solicitó a las anteriores niñeras el uso de un uniforme. Ha sido así siempre. –Explicó.

–Oh, ya veo...

–No se preocupe. Ese pequeño es la alegría en esta casa. Vaya y póngase el pijama para conocerlo.

–Así será. –Contestó sonriente.

Después de retirarse Olivia, fue corriendo al vestidor, ya había desempacado las maletas. Una mueca se asentó en sus labios, no tenía pijamas adecuados para la ocasión. Amaba dormir cómoda. Y además, hacía años no compraba nada nuevo. No estaba segura de que alguno le sirviese. Rebuscó buscando el más apropiado.

Al final se decidió por un conjunto rosado, de camisa y pantalón largo. Supuso que iba a ser suficiente, pero al ponérselo la parte de arriba era muy pronunciada, mostrando la forma de sus senos. Resopló exasperada. Pensó en cambiarse, pero estaba tardando mucho. No quería que la tomaran como irresponsable, por llegar tarde. ¿Qué debía hacer? ¿Ir así? No, no estaría bien. Recordó que tenía una bata negra, no muy ancha para su lamento, pero era suficiente.

Suspiró de alivio.

Se echó un vistazo en el espejo. Pensó en recogerse el cabello, pero lo dejó suelto sin más. Terminó por salir y dirigirse a la habitación del pequeño donde había dicho Olivia, se suponía que era todo recto a la izquierda, estando ya en el lugar había dos puertas. ¿Era la derecha o la izquierda?

Insegura iba en busca de Olivia para consultarlo, entonces vio la que estaba entreabierta, supuso que era la del pequeño esperándolo, estando en frente empujó con suavidad. Se llevó una sorpresa, no fue como creía, era un despacho ostentoso, se notaba que lo habían hecho a medida como cada estancia. Aunque no se encontraba nadie, no pudo evitar observar la estancia con curiosidad.

De repente, escuchó un carraspeo tras ella. Del susto casi cae al suelo, logró agarrarse del pomo. Al voltearse y ver quién era, los nervios la traicionaron. Ese hombre, el de la mirada intensa, la veía de esa manera de nuevo, de arriba abajo, sus ojos se centraron en su pijama.

El rubor se apoderó de sus mejillas. Estaba a menos de un metro de ella.

–Perdón... –Se aclaró la garganta al tartamudear–. Estaba buscando la habitación de Florentino. –Dijo sosteniendo su mirada con dificultad.

–Esa no es su habitación, ¿no le mostraron cuál es cuando llegó?

Su voz la ponía aún más nerviosa, era extremadamente ronca.

–Sí... Pero vi dos puertas. Pensé que era esa. Lo lamento. –Se cerraba la parte superior de la bata continuamente, sentía que estaba desnuda ante esos ojos color avellana.

–Mañana la quiero en mi oficina, ¿sabe dónde queda? –Tenía un tono audaz.

Él sabía que la intimidada, no era difícil darse cuenta, veía cómo intentaba cubrirse a pesar de que la bata no ayudara y se ciñera a su cuerpo.

Aurore entendió que era su jefe al escucharlo decir eso. Era evidente su tono irónico.

–¿Se está burlando de mí? –Preguntó ella viendo el despacho que tenía detrás.

–Si quiere verlo de esa forma. –Claro que le agradaba lo que veía; esa bata y ese rostro, ni hablar de esos labios...

Por como la miraba en cualquier momento se desmayaba, ¿por qué la observaba así? Trabajó en otros lugares y sus antiguos jefes no la veían de esa manera.

–¿A qué hora debo estar presente? –No sabía qué contestarle, daba gracias a dios que pudiera gesticular palabras.

–A las 8 am. –Notaba cómo se ruborizaba, estaba lo suficientemente cerca. Y eso le hacía tener curiosidad. Algo inusual en él.

–De acuerdo... Estaré aquí sin falta. –Volvió a aclararse la garganta–. Realizaré mis deberes, señor. Buenas noches...

Soltó el pomo que llevaba agarrando con fuerza todo ese tiempo, tocó la puerta de al lado. Segundos después oyó una vocecita decir –adelante–. Entró dejando la puerta entreabierta, no quería cerrársela en la cara, no lo veía pero notaba su insistente mirada.

Cuando entró seguía tensa y nerviosa, pero al ver a esa criatura se tranquilizó, era tan pequeño y adorable, le había dicho Jake que tenía a penas cinco años, estaba jugando en su cama y de pronto posó sus ojos en ella.

–Hola... Florentino, ¿verdad? –Dijo acercándose a él. Parecía analizarla con esos grandes ojos azules y sonrosados mofletes.

–Hola, ¿quién eres? –Preguntó bajándose de la cama y viniendo hacia ella. La veía desde abajo atento.

–Soy Aurore, tu nueva niñera, desde ahora pasaremos mucho tiempo juntos.

–¿Seremos amigos? –Su pregunta causó en ella una sonrisa.

–Algo así.

–¿Y qué hacen los amigos?

–Digamos que un montón de cosas, entre ellas aprender, jugar. Lo pasaremos genial, ¡ya verás! –Contestó poniéndose de rodillas para estar a la misma altura.

–Y... ¿saldremos a jugar al jardín con Peter? –Tocaba el cabello de Aurore jugando con sus ondulaciones.

–¿Peter, es un amiguito tuyo? –Le divertía verlo jugando con su melena.

–¡Sí! ¡Es un perro! ¡Muy grande! –Denotó elevando los brazos para expresar lo grande que era.

Aurore no pudo contener la risa.

–¡Wow! ¿Será más grande que nosotros dos juntos entonces? –Acarició sus mejillas.

–¡Sí, es gigante!

Florentino llevó su pequeño dedo índice a uno de los hoyuelos de Aurore, los veía asombrado.

–¿Qué es esto, Aurore?

–Son hoyuelos, aparecen cuando sonrío.

–Son tan bonitos, como tú Aurore. Tío, ¿a que sí? –Preguntó mirando hacia la puerta.

Ella giró un tanto la cabeza, y ahí estaba ese hombre otra vez, apoyado sobre el marco de la puerta. Para su sorpresa la observaba fijamente, ¿había estado ahí todo este tiempo?

–Hay que ir a la cama, campeón –Dijo evitando su pregunta sin dejar de mirarla.

¿Es que en algún momento pararía de verla? La descolocaba.

–¿Tío conociste a Aurore? –Preguntó de nuevo abrazándola.

Aurore estaba completamente enamorada de ese pequeñín, lo abrazó de vuelta besándole un moflete.

–Sí, ya la conocí –No la perdía de vista ni un segundo.

Ella intentaba no verlo, poniendo su atención en Florentino.

–Ya es hora de dormir. –Dijo mirando su reloj.

Aurore sabía que era su trabajo acostarlo, lo ponía en el contrato o al menos lo que logró leer.

–Vamos, cariño... Ya es tarde. –Florentino la tomó de la mano dirigiéndose a la cama.

–¿Me lees un cuento, Aurore? Tío, ¿también quieres que te lea un cuento para dormir?

Ella quedó atónita al verlo sonreír, por un momento pensó que ese hombre no sonreía nunca.

Se veía aún más atractivo...

–Otro día será, Florentino. –Contestó volviendo a verla de nuevo–. Buenas noches, no tarde mucho en leerle el cuento.

Ella asintió. Cerró la puerta al salir dejándolos a los dos solos.

Alessandro se sentó en su sillón de cuero negro, se maldecía a sí mismo por desear a esa mujer, ¿qué tenía que lo alteraba tanto? Sabía que la podría tener cuando quisiera pero era la maldita niñera de Florentino.

Se masajeó la nuca.

–Y se pone esa bata para provocarme la muy astuta... –Resopló–. No va a conseguir nada, todas son igual de interesadas.

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Comments

Guadalupe Aviles

Guadalupe Aviles

pues no aurora es demasiado buena herencia. entérate

2024-12-27

0

༆♡Mary ♡2☸︎

༆♡Mary ♡2☸︎

que emocion

2024-12-24

0

Emma Flores Johnson

Emma Flores Johnson

florentino, como que no es un nombre adecuado para hombres, no me gusta, pero es el que eligió la autora

2023-10-06

0

Total
Capítulos
1 I. Temor.
2 II. Destino.
3 III. ¿Provocación?
4 IV. Reglas.
5 V. Presa.
6 VI. Diferente.
7 VII. Recuerdos.
8 VIII. Perdóname.
9 IX. Espanto.
10 X. Imborrable.
11 XI. ¿Segura?
12 XII. Opuestos.
13 XIII. Nunca.
14 XIV. Fiera.
15 XV. Amenaza.
16 XVI. Indiferencia.
17 XVII. Viaje.
18 XVIII. Peligro.
19 XIX. Prueba.
20 XX. Obsesión.
21 XXI. Confesiones.
22 XXII. Perdón.
23 XXIII. ¿Muerta?
24 XXIV. Desobediencia.
25 XXV. Misterios.
26 XXVI. Descontrol.
27 XXVII. Cambio.
28 XXVIII. Magia.
29 XXIX. Protección.
30 XXX. Adiós.
31 XXXI. Infierno.
32 XXXII. Escoria.
33 XXXIII. Peligrosa.
34 XXXIV. Aurore.
35 XXXV. Noticia.
36 XXXVI. Plan.
37 XXXVII. Roto.
38 XXXVIII. Por ti.
39 XXXIX. Confianza.
40 XL. Desolación.
41 XLI. Presentimiento.
42 XLII. Falsedad.
43 XLIII. Decepción.
44 XLIV. Castigo.
45 XLV. ¿Real?
46 XLVI. Inexistente.
47 XLVII. Acechados.
48 XLVIII. Loco.
49 XLIX. Amor.
50 L. Ayuda.
51 LI. Disculpa.
52 LII. Confesión.
53 LIII. Sentimientos.
54 LIV. Monstruo.
55 LV. Fuego.
56 LVI. Lujuria.
57 LVII. Pesadilla.
58 LVIII. Eternamente.
59 LIX. Sorpresa.
60 LX. Calidez.
61 LXI. Insaciable.
62 LXIII. Desvanecimiento.
63 XLIV. Secuestrador.
64 XLV. Durmiente.
65 LXVIII. Vida.
66 LXIX. Asesino.
67 LXX. Negocios.
68 LXXI. Creer.
69 LXXII. Amnesia.
70 LXXIII. Ubicación.
71 LXXIV. Flor.
72 NOTA INFORMATIVA.
73 LXXV. Advertencia.
74 LXXVI. Vivo.
75 LXXVII. Escapar.
76 LXXVIII. Verdades.
77 ACLARACIÓN.
78 LXXIX. Carnada.
79 LXXX. Cena.
80 LXXXI. Pasado.
81 LXXXIV. Necesidad.
82 LXXXV. Mensaje.
83 LXXXVI. Terror.
84 LXXXVII. Engendro.
85 LXXXVIII. Rojo.
86 LXXXIX. Momia.
87 XC. Odio.
88 XCI. Locura. (Final: 1°Parte)
89 NOTA INFORMATIVA 2.0
Capítulos

Updated 89 Episodes

1
I. Temor.
2
II. Destino.
3
III. ¿Provocación?
4
IV. Reglas.
5
V. Presa.
6
VI. Diferente.
7
VII. Recuerdos.
8
VIII. Perdóname.
9
IX. Espanto.
10
X. Imborrable.
11
XI. ¿Segura?
12
XII. Opuestos.
13
XIII. Nunca.
14
XIV. Fiera.
15
XV. Amenaza.
16
XVI. Indiferencia.
17
XVII. Viaje.
18
XVIII. Peligro.
19
XIX. Prueba.
20
XX. Obsesión.
21
XXI. Confesiones.
22
XXII. Perdón.
23
XXIII. ¿Muerta?
24
XXIV. Desobediencia.
25
XXV. Misterios.
26
XXVI. Descontrol.
27
XXVII. Cambio.
28
XXVIII. Magia.
29
XXIX. Protección.
30
XXX. Adiós.
31
XXXI. Infierno.
32
XXXII. Escoria.
33
XXXIII. Peligrosa.
34
XXXIV. Aurore.
35
XXXV. Noticia.
36
XXXVI. Plan.
37
XXXVII. Roto.
38
XXXVIII. Por ti.
39
XXXIX. Confianza.
40
XL. Desolación.
41
XLI. Presentimiento.
42
XLII. Falsedad.
43
XLIII. Decepción.
44
XLIV. Castigo.
45
XLV. ¿Real?
46
XLVI. Inexistente.
47
XLVII. Acechados.
48
XLVIII. Loco.
49
XLIX. Amor.
50
L. Ayuda.
51
LI. Disculpa.
52
LII. Confesión.
53
LIII. Sentimientos.
54
LIV. Monstruo.
55
LV. Fuego.
56
LVI. Lujuria.
57
LVII. Pesadilla.
58
LVIII. Eternamente.
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LIX. Sorpresa.
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LXI. Insaciable.
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LXIII. Desvanecimiento.
63
XLIV. Secuestrador.
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XLV. Durmiente.
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LXVIII. Vida.
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LXIX. Asesino.
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LXX. Negocios.
68
LXXI. Creer.
69
LXXII. Amnesia.
70
LXXIII. Ubicación.
71
LXXIV. Flor.
72
NOTA INFORMATIVA.
73
LXXV. Advertencia.
74
LXXVI. Vivo.
75
LXXVII. Escapar.
76
LXXVIII. Verdades.
77
ACLARACIÓN.
78
LXXIX. Carnada.
79
LXXX. Cena.
80
LXXXI. Pasado.
81
LXXXIV. Necesidad.
82
LXXXV. Mensaje.
83
LXXXVI. Terror.
84
LXXXVII. Engendro.
85
LXXXVIII. Rojo.
86
LXXXIX. Momia.
87
XC. Odio.
88
XCI. Locura. (Final: 1°Parte)
89
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