Destino Inevitable
...¡Hola, queridos lectores! Espero que estén muy bien, quisiera informarles. Esta novela sigue en proceso de edición, los capítulos no se encuentran corregidos todavía, si encuentran errores ortográficos o alguna irregularidad es por esa causa. Ahora sí, los dejo adentrarse en la historia. ¡Un saludo! ❤...
^^^"Sé ese faro que me salve, guiándome en medio de esta inevitable tempestad"^^^
^^^–Laara–.^^^
–¡Mamá, mírame por favor! –Acarició sus pálidas mejillas, caminando apresurada a la vez que llevaban la camilla a toda velocidad–. No me dejes, por favor...
–Señorita, le pido que espere en la sala de espera, nos agilizará más el trabajo. –Quedó paralizada en el lugar viendo que desaparecían por las puertas de operaciones.
Aurore desolada se sentó en una de las sillas, solo estaba ella, eran las 23:25 pm de la noche.
No podía soportar más ese nudo horrible que llevaba horas oprimiendo en su garganta, cuando vio a su madre tendida sobre aquellos fríos azulejos en el centro de la cocina, ya no era capaz de aguantar esa imagen grabada en su mente. Había sucedido anteriormente, no era la primera vez que pasaba, pero no podía acostumbrarse a ello.
Estalló en lágrimas, sintió que se le desgarraba el alma, esta vez tenía un presentimiento vaporoso, una sensación de vacío en el pecho, como si fuese la última vez que vería a su madre.
Enterró su rostro entre sus manos, las cuales temblaban sin cesar.
Vivía siempre con el temor de perderla, en cualquier momento su peor pesadilla podía hacerse realidad y eso la atormentaba constantemente. Cuatro años después de la muerte de su padre, le habían detectado un cáncer de pulmón a su mamá. Desde ese instante tuvo que dejar los estudios, había terminado la educación secundaria cuando se vio obligada a trabajar de camarera; niñera, recepcionista y numerosas labores para sobrevivir y hacerse cargo económicamente de todo.
Su madre se negaba a su decisión, habían aceptado a Aurore en una universidad muy prestigiosa por sus notas de honor, estudiaría medicina especializándose en oncología, aunque era un sueño muy lejano, pudo haber curado a su mamá. Una vez le quitaron a su papá, el destino no podía ser tan injusto arrebatándole lo único que le quedaba en la vida.
Perdida en sus pensamientos y sumergida en la desesperación, escuchó el sonido de su teléfono.
Era Jake, su padrastro.
–¿Qué quieres? –Preguntó Aurore con tono despectivo hacia él. A pesar de tener carácter, a ella no le gustaba hablarle mal a nadie, sin embargo el comportamiento tan irresponsable de Jake la sacaba de quicio.
–¿E-estáis otra vez en el hospital? Acabo de llegar... a casa y no hay nadie.
–¿Estás borracho de nuevo? Y todavía te atreves a preguntar dónde estamos. Juro que no tienes vergüenza. –Sintió que iba a explotar de la impotencia.
–¡Cállate y responde, ingrata! –Se oyeron platos romperse.
–¡No te atrevas a aparecer aquí! –Su voz se quebró y terminó la frase sacando fuerzas que no tenía.
Se colgó del otro lado.
Su madre conoció a Jake hace cinco años, tenía la persistente idea de que necesitaban a un hombre para que las cuidara, jamás lo amó, se casó simplemente por ese motivo, para protegerlas y brindarles apoyo. Pero nada de eso se cumplió. En vez de ayudarlas, solo regresaba borracho a casa y la mayoría de las veces no aparecía en días incluso semanas.
Nunca vieron un centavo de su parte, parecía tener un buen trabajo por los caprichos costosos que se daba, como relojes y ropa de calidad, alquilando coches de lujo. Sin embargo, jamás les dijo cuál era su trabajo. Era un hombre misterioso, en ocasiones parecía querer mucho a Rose, la mamá de Aurore, pero en otras la trataba mal, ofendiéndola e hiriéndola.
Pues cuando ella estaba presente no lo permitía pero cuando se encontraba trabajando estaba segura de que sucedía, porque al volver a casa la veía llorando y varias cosas rotas al rededor. Eso no le hacía bien debido a su enfermedad, tenía que estar tranquila pero Jake únicamente le traía disgustos. Por eso lo detestaba tanto.
Habían pasado 2 horas.
Aurore estaba a punto de volverse loca, se sintió sofocada y salió un minuto fuera para tomar un poco de aire sabiendo que la operación duraba un par de horas más como de costumbre.
Después de un corto tiempo tenía la intención de volver, era una noche fría y nublada, otoño estaba por finalizar y el invierno se avecinaba. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, salió corriendo y solo se pudo poner lo primero que vio, vistiéndose mientras trasladaban a Rose a la ambulancia.
Llevaba puesto un jersey rosa palo, junto a unos vaqueros cortos azul marino; calzando botines negros con cordones. No solía maquillarse, pues la mayor parte del tiempo estaba en el trabajo, casi nunca salía. Igual su mamá le decía que no le hacía falta; con su tez colorada, y sus hoyuelos. Llevaba el cabello suelto con sus ondas naturales. Y por supuesto, el collar de su papá que la acompañaba siempre.
Al sentir una punzada en el pecho, solo podía estrechar con fuerza el collar que llevaba puesto, era de su querido y extrañado padre, se lo había regalado cuando cumplió doce años, se le fue entregado, y acompañado de palabras que jamás podría olvidar:
–¿Ves estos dos círculos? El pequeño eres tú y yo soy el gigante, mi flor. Están entrelazados porque sellan nuestro amor. Cuando estés triste, no olvides apretarlo con fuerza y estaré a tu lado siempre.
Siempre...
–Te necesito, papá. Daría todo porque estuvieras aquí... –Soltó estas palabras en un susurro.
No pudo evitar derramar un par de lágrimas viendo al cielo, secó su rostro húmedo con la manga de su jersey.
Cada vez hacía más frío, prefirió entrar de nuevo a la sala de espera, pero algo la paró, no podía creer lo que estaba viendo. Su padrastro con una botella de alcohol en la mano se acercaba a ella.
–¿Qué haces aquí, Jake? –Preguntó espantada, sabía que ese hombre era capaz de todo cuando estaba ebrio.
–¡¿Dónde está?! –Gritó tambaleándose de un lado a otro.
–Jake, te lo pido por favor, no hagas un espectáculo. No es el momento ni el lugar.
–¡Tú te callas! ¿D-Dónde está Rose?
Aurore desde que lo conoció nunca le temió, jamás le había puesto una mano encima ni a ella ni a su madre porque no lo permitía, tenía el suficiente carácter para rebelarse a él.
Pero lo conocía lo suficiente como para saber que era un sinvergüenza sin pudor, era capaz de armar un show dentro del hospital.
–Jake, vete... Yo te aviso cuando salgamos del hospital, ¿sí? –Intentó decir con una pacífica voz, intentando tranquilizarle.
–¿Piensas que soy estúpido? ¡Yo quiero verla ahora!
–Baja la voz, estamos en un hospital. –Dijo Aurore para advertirle.
No le hacía caso alguno, sólo bebía y gritaba. Casi ni se le entendía.
–¡Como no bajes la voz, Jake! ¡Llamo a la policía! –Esta vez la que gritó fue ella, estaba cansada de esos bochornosos momentos, la gente empezaba a verlos muy atentos.
Se río como si estuviese oyendo a un payaso en un circo.
–¿No me crees? –Procedió a sacar el móvil de uno de su bolsillo para llamar a la policía. Ella no era así de impulsiva, de hecho no tenía claro lo que estaba haciendo.
–Vale...vale...sí...¡me voy! Tú ganas, histérica. –Dijo esto último alejándose, estaba tan boracho que casi choca con una mujer que pasaba.
Aurore entró hasta estar convencida de que se había ido por completo.
3 horas después.
Sin darse cuenta se había quedado dormida entre dos sillas, la había levantado un fuerte dolor de cuello. Somnolienta vio el reloj, transcurrió mucho tiempo. Pensó en preguntar, pero sabía que no conseguiría nada. Unos treinta minutos después, salió el cirujano. Tenía un semblante extraño, ya lo conocía, operó varias veces a su madre, pero esta vez lo notaba extraño.
–Dígame doctor, ¿cómo se escuentra mi madre?
–No ha sido para nada una operación fácil, estuvimos a punto de perder a Rose.
Las últimas palabras fueron balas directas para Aurore, sintió que se empezaba a marear. El doctor notó su malestar.
–Srta, cálmese, pudimos salvarla pero las cosas se le están complicando mucho a mi paciente.
–¿A qué se refiere? Por favor, sea directo.
–Rose requiere de un trasplante pulmonar, el suyo no aguanta más, y lo necesita de urgencia. Hay varios donadores pero ese no es el inconveniente, el caso es que para este tipo de cirugías el seguro no lo financia. Y es una gran cifra.
–¿De cuánto estaríamos hablando? –A Aurore se le pasaron varias ideas por la cabeza, como pedir un préstamo en el banco. Seguro le darían una cantidad pequeña aunque fuese.
–Serían unos 200.000$.
El aspecto de ella cambió por completo al escucharlo, se le caía el mundo encima en un segundo, ¿dónde encontraría ella esa cifra? Si por suerte le llegaba para comer, y pagar el alquiler. Aunque pidiese numerosos préstamos, no alcanzaría lo que se necesita.
–¿Y no hay otra forma? –Sabía cuál era la respuesta pero estaba perdida, no sabía qué hacer.
–Lamento decirle que no, la cirugía tiene un plazo de un mes, pero si se procede lo antes posible sería la mejor opción.
–Doctor, ¿puedo ver a mi madre?
–El horario es a partir de las 10 am.
Soltando esto último, se despidió cortésmente y desapareció de la misma forma en la que vino.
Aurore estuvo mirando la puerta por donde se fue el cirujano durante varios minutos, sumergida en sus pensamientos. ¿Cómo iba a hacer para conseguir ese dinero? Si no lo conseguía la perdería, esas palabras retumbaban en su cabeza, mientras volvía a casa en metro.
Al llegar, encontró la puerta abierta, se alarmó pensando que había entrado ladrones, cuando la abrió fue entonces cuando observó a Jake tirado en el piso de la entrada. No era la primera vez que lo veía en esas condiciones.
Cerró la puerta y se dirigió a su habitación.
No pegó ojo en todo lo que restó de noche, eran las 9 am, ¿cómo iba a dormir con esa tormenta encima de ella? Ya vestida fue a la cocina para hacerse un café, lo necesitaba urgentemente, uno totalmente negro.
Mientras estaba terminando su café, escuchó gruñidos, sabía quién era perfectamente.
Vio entrar a Jake con una gran mueca en el rostro.
–Que puto dolor de cabeza... –Gruñó sentándose en la mesa.
–¿Qué esperabas? Bebiste todo lo que encontraste, sólo te faltaba el agua de los jarrones.
–No hables tanto y hazme el desayuno...
–Háztelo tú, tengo que ir al hospital.
–¿Al hospital? ¿Para qué?
Ella lo fulminó con la mirada, le parecía increíble el descaro que tenía, era un irresponsable. Se quedó en silencio y lo vió agrandar los ojos como si hubiera visto a un fantasma.
–¡ROSE! ¿Está bien? –Preguntó levantándose de la silla.
Ella desvío la mirada, esa angustia no la abandonaba ni por un segundo, recordó que tenía que conseguir ese dinero lo antes posible.
–¿Qué pasa? ¡Aurore, dime algo!
–Está bien, por ahora. Necesita un trasplante de pulmón y la cirugía es muy costosa.
–¿Cuánto? Lo pago yo.
Se sorprendió con lo que dijo, era la primera vez que aquel hombre quería ayudarlas en cuanto al dinero.
–Docientos mil dólares, Jake. –Le dijo en un murmullo, sintió de nuevo esas horribles ganas de llorar.
Lo observó abrir los ojos como platos, daba vueltas como un loco por todos lados.
–Mierda... Mierda...
–Voy al banco después del hospital, pediré un préstamo, trabajaré horas extras y...
No la dejo terminar.
–¿De verdad piensas que eso funcionará? ¿Sabes lo que son docientos mil dólares? No seas ilusa, por favor. –Terminó soltando una carcajada irónica.
–Y según tú, ¿qué tengo que hacer, eh? ¿Acaso prefieres que me quede mirando cómo mi vida se va junto a la de ella? Dime, ¿qué hago? –Se le quebró la voz y salió sin verle a la cara.
En el metro de camino al hospital, su móvil sonó:
Era Ámbar, su compañera de trabajo y mejor amiga.
–Ámbar... –Susurró con voz débil.
–¿Qué te pasó, Aurore?
–Se me va mi mamá. –Sollozó, reprimiendo el llanto–. No sé que hacer...
–¿Dónde estás? –Preguntó muy preocupada.
–Voy de camino al hospital.
–Perfecto, me tienes allí en nada.
Al llegar, Ámbar ya estaba esperándola, corrió a abrazarla.
Le contó todo, la operación, el dinero necesario.
–Ay, Aurore. ¿Cuándo Rose y tú podrán ser felices de nuevo?
–¿Crees que si trabajo horas extras todos los días y con un préstamo del banco consiga el dinero? –Todavía tenía la esperanza de conseguirlo a pesar de las palabras tan duras de Jake.
–Es muy difícil lograrlo de esa forma, Aurore. Pero en 6 o 7 meses seguro conseguirás más de la mitad, yo también te ayudaré amiga.
Aurore se puso pálida, su amiga lo notó.
–¿Qué pasó?
–Necesito el dinero en un mes, cada día que pasa es más peligrosa la cirugía.
Vio la reacción de sorpresa y tristeza en Ámbar.
–¿Quieres la verdad? Es imposible hacerlo de esa manera, aunque te ayude; no podremos reunir todo ese dinero.
–¿Voy a perderla? Si ella se va no sé que será de mí. Ya no tendría sentido seguir, Ámbar...
No soportó esa idea y las lágrimas caían sobre sus mejillas, su amiga la abrazo muy fuerte.
Las visitas ya se podían realizar, Aurore entró a la habitación en la que se encontraba Rose.
Se veía tan hermosa, estaba dormida. Se quedó admirándola un rato largo.
Besó su frente.
–Mami te pondrás bien, te lo juro. Haré lo que sea para que vuelvas a sonreír, y me veas con esos bellos ojos que tienes...
...--------------...
El poderoso magnate, Alessandro Ferrari se encontraba sentado en su despacho; enorme, y lujoso, donde predominaban los colores beige, negro y madera. Adornado de cuadros únicos de cifras indescriptibles, con largas bibliotecas rodeándola.
Era el único dueño de todo ese imperio, poseía empresas y negocios a nivel internacional, de diferentes funciones y categorías, los cuales producían cifras incalculables.
Su teléfono sonó:
–Jefe, está todo hecho. Ya mandaron los depósitos a Pekín y Moscú.
–Bien.
–Jefe, ¿puedo pedir dos horas libres? Necesito ir a un lugar urgentemente. –Preguntó dudoso.
–¿Cuántos hombres hay?
–Doce en la parte de atrás, y catorce delante y al rededor de la casa.
–Puedes irte.
–Gracias, seré puntual.
–¿Jake está aquí? –Su tono pasó a ser amenazador.
–No, llega otra vez tarde.
–Cuando llegue ese maldito lo quiero aquí de inmediato, ¿entendido?
–De acuerdo, jefe.
Colgó.
Sus facciones cambiaron por completo. Todo el mundo sabía, que una vez lo traicionaran, no había vuelta atrás.
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Updated 88 Episodes
Comments
Mary Ruiz
se lee interesante
2024-04-06
0
Lorena Larios
pobre chica
2023-09-23
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Merry
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2023-09-10
0