Cumpliendo Mi Deseo De Navidad.

Cumpliendo Mi Deseo De Navidad.

Capitulo I. El pasado.

Eliza Rojas, es una mujer de 33 años, con deseos de ser madre. Como muchas mujeres postergó este momento por muchas razones. Primero debía estudiar y graduarse. Luego debía tener estabilidad económica. Cuando cumplió 30 se dió cuenta que le quedaba poco tiempo para ser madre y aún no tenía un novio que la ayudara en eso. Pero si tenía un hombre que la pretendía y le hacía lindos detalles.

La invitaba a salir y era muy detallista con ella. Cuando Eliza estuvo a punto de caer en sus brazos, por decirlo de alguna manera, descubrió que el hombre, era casado y solo buscaba un segundo frente, como dicen por ahí. Ella enseguida se alejo, sin escándalo, solo le dijo que ya no quería nada más con él, que muchas gracias por los detalles, pero que ella buscaba enfocarse más en su profesión. Algo que no era del todo falso. Eliza ejercía como administradora y quería poner un negocio pequeño donde pudiera vender ropa y accesorios para damas y niños inicialmente, y luego ir ampliando sus horizontes. Pero en lo que le dijo eso al hombre, este saco su verdadera forma de ser y trata de someterla para tener intimidad con ella. Pero ella fue más ágil y logro escapar de él. De ahí en adelante lo evito como a las moscas. No quiso, ni saludarlo más.

Al pasar el tiempo tuvo otro pretendiente con el cual sucedió algo similar. Era soltero, pero no quería casarse. Solo quería pasar el rato con ella. Lamentablemente, era muy detallistas y cariñoso. Pero a la hora de la verdad quería imponerse sobre ella y eso, Eliza, no lo iba a tolerar. Afortunadamente, se dió cuenta a tiempo y pudo dejar a este hombre también, y alejarse de él.

Luego de unos meses, volvió a abrir su corazón. Llegó Eduardo Flores a su vida. Eduardo fue simpático y detallista con ella desde el inicio. Pero Eliza, tiene sus límites con él, por lo ya vivido anteriormente con sus ex's. Así que limitaba sus acción y comportamiento con Eduardo.

Un día Eduardo le pregunto, ¿por qué era así con él? ¿qué le había hecho él para que no pudiera aceptar siquiera tomarse un café?

Eliza pensó en las palabras de Eduardo. En realidad él no le había hecho nada, pensó. Pero se dió cuenta que estaba tan asustada debido a sus pretendientes anteriores que no había dejado acercarse a Eduardo. Y para ese momento el tenía tres meses invitandola a tomar un café, luego del trabajo. Ya que él era un trabajador relativamente nuevo en la empresa.

Solo entonces, Eliza le sonrió y aceptó salir con él. Poco a poco Eliza y Eduardo se fueron conociendo. Y al pasar de las semanas fueron más unidos y comenzaron a surgir sentimientos entre ellos.

Eduardo era un hombre criado por su madre, la cuál nunca se casó, por ser madre soltera. Pero que lo crío con mucho amor y cariño a pesar de estar solo en la vida y ser padre y madre, como muchas otras mujeres. Para tener tiempo de estar con su hijo y no dejarlo solo desde pequeño, monto una bodega en su casa con un pequeño préstamo que le dió su hermana, y vendía artículos y víveres diferentes. También hacia tortas y helados que vendía allí, y así logro sacar adelante a su hijo.

Eduardo logro estudiar administración y graduarse. Y tuvo un trabajo anterior dónde duró dos años trabajando. Pero por cosas del destino tuvo que dejar ese trabajo y buscar otro más cerca de casa de su madre. Así es como estaba trabajando desde hace unos meses en la misma empresa que Eliza.

El sueño de Eduardo también era montar un negocio, donde su madre y él, tuvieran más libertad económica. De aquella bodeguita con la que su madre logró sacarlo adelante en su crianza y estudios, ahora existía la venta de tortas y helados. Y eso porque su madre le pidió que no la dejará sin hacer nada en la casa. Haciendo sus tortas y helados, se sentía útil y llegaban niños, jóvenes y algunas mujeres a su casa a comprar los manjares, y a veces se quedaban un rato a conversar con ella, y hacerle compañía. Su hermana, la única familia que le quedaba, aquella que le había hecho él préstamo el cual ella devolvió, ya había muerto, y ahora la señora estaba solita. Bueno, tenía a su hijo. Y esperaba que en algún momento, este le llevará a su futura nuera, y nietos a su casa. A veces la señora le decía, necesito que me des un nieto hijo. Debes buscar una buena muchacha para casarte. Pero su hijo solo le sonreía y le decía, todo a su tiempo, mamá.

Eduardo si había tenido alguna que otra novia. Y algún que otro encuentro casual con algunas compañeras de clases en la universidad, y luego, con compañeras de trabajo. Pero siempre se cuidaba. Nunca se le ocurrió hacer algo sin protección. No quería dejar a sus hijos regados por allí. Y tampoco fuera que acostumbrara hacer eso todo el tiempo, como algunos de sus compañeros de trabajo. Esa fue una de las razones de dejar su anterior trabajo. Pero esa es otra historia.

La primera semana que entró a la empresa dónde trabajaba Eliza, fue de adaptación. Ver cómo eran los procedimientos y luego verificar las cuentas que debía llevar. Luego de eso, se fijó en una hermosa joven de cabello y ojos castaños. Con el cabello largo y ondulado, que casi siempre se recogía en un moño. Esa chica era muy linda. Averiguo su nombre. Eliza. Y trabajaba en un departamento asociado al suyo. A partir de allí, al llegar al trabajo lo primero que hacia era buscarla con la mirada. Y allí estaba Eliza. Siempre sonriendo, bella con su cabello recogido y algunos mechones de cabello enmarcando su rostro.

Eduardo sentía que estaba enamorado a primera vista de esa mujer. Hasta que un día se decidió y la invitó a salir. A tomar un café dijo él. Y Eliza se puso sería y lo rechazo. Diciendo que no salía con los compañeros de trabajo. Golpe bajo para Eduardo. Nunca se imagino que ella lo rechazará. Era la primera vez que la veía sería. Casi diría que estaba asustada de la propuesta de salir con él. Pero no pensó más en eso. Se disculpo y se alejó de ella. Ese fue el primero de muchos rechazos.

Habían pasado tres meses y Eduardo se dijo que hoy sería la última vez que la invitaría. No podía seguir así. Se estaba enamorando de Eliza y ella no cedía. Y ahora él tenía deseos de formar una familia. Pero si ella en serio no quería nada con el, entonces se alejaría para que ella fuera feliz con quién quisiera y él también estaría feliz buscando a alguien de su agrado. Aunque pensaba que sería difícil luego de conocer a Eliza.

Así que en el almuerzo fue a buscarla. La encontro en el cafetín sentada con una de las compañeras de trabajo de su departamento empresarial. Charlaban y reían amenamente. Esa sonrisa que tanto le gustaba. Así que se acercó sonriendo y saludo

- Buenos días, damas. ¿cómo están? ¿Puedo sentarme con ustedes? - Preguntó Eduardo sonriendo. Antes que Eliza pudiera contestar, Carolina respondió.

- Claro, Eduardo. Sientate en mi puesto. Ya terminé y no quiero dejar a Eliza solita comiendo. Que tengan buen provecho. - dijo ella sonriendo, se levantó agarrando sus cosas y salió sin dejar que Eliza dijera algo. Al mirar atrás vio a Eliza con expresión molesta con ella y Carolina le pico un ojo, divertida.

Carolina sabía que Eduardo tenía sentimientos por Eliza. Y que no había sucedido nada aun porque Eliza no lo había permitido. Así que Carolina pensó en darles un empujoncito.

- Hola, Eliza. ¿cómo estás? - le pregunto Eduardo mientras se acomodaba tomando sus cubiertos para comer

Eliza lo miraba con los labios apretados.

- Hola. Bien, Señor Eduardo. Yo... - dijo ella siendo formal, pero fue interrumpida.

- Llámame por mi nombre. No te preocupes. Somos compañeros de trabajo. - le dijo amable Eduardo.

- Si, disculpe. Creo que mejor no, Señor. Me voy a trabajar. - dijo Eliza levantándose.

- Espera...- dijo Eduardo tomandole la mano. La miro triste - ¿Qué te he hecho para que me rechaces cada vez que me acerco a ti? ¿Tan malo ha sido en mi trato contigo? - dijo el.

Eliza abrió los ojos por la sorpresa. No sé había dado cuenta que había rechazado tanto a Eduardo como para llegar al punto de lastimar los sentimientos del hombre.

- E-eduardo... - dijo en un suspiro Eliza sentándose de nuevo, y recuperando su mano. - no es por ti. Es por mi. No estoy preparada para una relación en este momento. Y veo que tus intenciones no son solo amistad. Creo que es mejor que te mantengas alejado de mi. - le dijo ella suavemente, pero sin sonreír.

Eduardo la miro con seriedad para luego decir,

- Acéptame una salida y si no sale bien, dejo de insistir. - le pidió él - por favor...-

Eliza lo miro. Era la primera vez que alguien le insistía tanto para salir. El corazón se le partió de verlo tan triste y casi suplicando. Así que Eliza bajo sus defensas y acepto.

- Está bien. Pero si me siento incómoda o algo malo pasa, ni te molestes en hablarme de nuevo. - le exigió ella.

- Lo prometo. - Le confirmo él. - ¿puedes salir conmigo está tarde? - le pidió enseguida ahora que tenía ventaja - solo un café - aclaro él. Eliza suspiro.

- Está bien. Solo un café -

Así comenzaron a salir.

En vista de la dificultad que tenía para entablar relaciones personales con los hombres, Eliza había planeado hacerse una inseminación artificial para ser madre. sabía que no era algo cien por ciento seguro, y que era costoso. Pero ya se había informado y estaba reuniendo y planificando sus controles con el médico para tal fin. En unos días se realizará los exámenes correspondientes e iría a la consulta médica y allí le dirían el procedimiento a seguir para que funcionara.

Pero a medida que fue saliendo con Eduardo, sus planes comenzaron a cambiar. Si se hizo los exámenes y fue a la consulta. Dónde le dijeron que todo estaba bien, y ahora debía hacerse un eco pélvico y comenzar con el tratamiento hormonal. Pero ese eco y el tratamiento, no los hizo. Porque ya era más cercana a Eduardo, y vio la posibilidad de que él fuera el padre de su hijo.

Así su relación de amistad, se convirtió en un noviazgo, ya que él logro que ella confiará en él y le contará muchas cosas que había pasado en su vida, y le conto hasta los planes que había dejado a un lado de su inseminación artificial. Eduardo se emocionó porque ella decidió dejar a un lado sus planes de ser madre soltera para confiar en su relación con él. Y así llegaron al momento de su matrimonio, un año después de su primera cita.

El matrimonio fue hermoso. Ella de blanco, con su velo y una corona de flores. Y él, de traje oscuro y, camisa blanca y, corbata plateada y blanca. Se veía guapo. Ese fue el mejor día de sus vidas. Ya que estaban la madre de Eduardo y algunos compañeros de trabajo y su amigo de la universidad, que fue su padrino. Y Eliza solo tenía a su hermana, que fue la madrina, su cuñado, y dos sobrinos. Fue una hermosa ceremonia y una muy bonita fiesta.

La noche de bodas fue muy esperada para ambos, porque los traumas de Eliza hicieron que nunca pudiera tener un acercamiento íntimo con Eduardo, sin embargo si llegaban a besos y abrazos. Para ambos eso era suficiente. En la noche de bodas, él fue gentil y amable con ella y la fue guiando. Y aún cuando ella le había dicho que no había tenido intimidad con nadie, se sorprendió un poco al confirmar que era virgen. Eliza, ya tenía 33 años, y nunca había estado con nadie físicamente. Eso emocionó a Eduardo. Eliza se entregó a él, en cuerpo y alma por primera vez, con pasión, deseo y amor. Ambos esperanzados en formar una familia, tan anhelada, juntos.

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Comments

RiYue87🇻🇪

RiYue87🇻🇪

que bellos los dos 🥰

2025-04-11

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