NovelToon NovelToon

Cumpliendo Mi Deseo De Navidad.

Capitulo I. El pasado.

Eliza Rojas, es una mujer de 33 años, con deseos de ser madre. Como muchas mujeres postergó este momento por muchas razones. Primero debía estudiar y graduarse. Luego debía tener estabilidad económica. Cuando cumplió 30 se dió cuenta que le quedaba poco tiempo para ser madre y aún no tenía un novio que la ayudara en eso. Pero si tenía un hombre que la pretendía y le hacía lindos detalles.

La invitaba a salir y era muy detallista con ella. Cuando Eliza estuvo a punto de caer en sus brazos, por decirlo de alguna manera, descubrió que el hombre, era casado y solo buscaba un segundo frente, como dicen por ahí. Ella enseguida se alejo, sin escándalo, solo le dijo que ya no quería nada más con él, que muchas gracias por los detalles, pero que ella buscaba enfocarse más en su profesión. Algo que no era del todo falso. Eliza ejercía como administradora y quería poner un negocio pequeño donde pudiera vender ropa y accesorios para damas y niños inicialmente, y luego ir ampliando sus horizontes. Pero en lo que le dijo eso al hombre, este saco su verdadera forma de ser y trata de someterla para tener intimidad con ella. Pero ella fue más ágil y logro escapar de él. De ahí en adelante lo evito como a las moscas. No quiso, ni saludarlo más.

Al pasar el tiempo tuvo otro pretendiente con el cual sucedió algo similar. Era soltero, pero no quería casarse. Solo quería pasar el rato con ella. Lamentablemente, era muy detallistas y cariñoso. Pero a la hora de la verdad quería imponerse sobre ella y eso, Eliza, no lo iba a tolerar. Afortunadamente, se dió cuenta a tiempo y pudo dejar a este hombre también, y alejarse de él.

Luego de unos meses, volvió a abrir su corazón. Llegó Eduardo Flores a su vida. Eduardo fue simpático y detallista con ella desde el inicio. Pero Eliza, tiene sus límites con él, por lo ya vivido anteriormente con sus ex's. Así que limitaba sus acción y comportamiento con Eduardo.

Un día Eduardo le pregunto, ¿por qué era así con él? ¿qué le había hecho él para que no pudiera aceptar siquiera tomarse un café?

Eliza pensó en las palabras de Eduardo. En realidad él no le había hecho nada, pensó. Pero se dió cuenta que estaba tan asustada debido a sus pretendientes anteriores que no había dejado acercarse a Eduardo. Y para ese momento el tenía tres meses invitandola a tomar un café, luego del trabajo. Ya que él era un trabajador relativamente nuevo en la empresa.

Solo entonces, Eliza le sonrió y aceptó salir con él. Poco a poco Eliza y Eduardo se fueron conociendo. Y al pasar de las semanas fueron más unidos y comenzaron a surgir sentimientos entre ellos.

Eduardo era un hombre criado por su madre, la cuál nunca se casó, por ser madre soltera. Pero que lo crío con mucho amor y cariño a pesar de estar solo en la vida y ser padre y madre, como muchas otras mujeres. Para tener tiempo de estar con su hijo y no dejarlo solo desde pequeño, monto una bodega en su casa con un pequeño préstamo que le dió su hermana, y vendía artículos y víveres diferentes. También hacia tortas y helados que vendía allí, y así logro sacar adelante a su hijo.

Eduardo logro estudiar administración y graduarse. Y tuvo un trabajo anterior dónde duró dos años trabajando. Pero por cosas del destino tuvo que dejar ese trabajo y buscar otro más cerca de casa de su madre. Así es como estaba trabajando desde hace unos meses en la misma empresa que Eliza.

El sueño de Eduardo también era montar un negocio, donde su madre y él, tuvieran más libertad económica. De aquella bodeguita con la que su madre logró sacarlo adelante en su crianza y estudios, ahora existía la venta de tortas y helados. Y eso porque su madre le pidió que no la dejará sin hacer nada en la casa. Haciendo sus tortas y helados, se sentía útil y llegaban niños, jóvenes y algunas mujeres a su casa a comprar los manjares, y a veces se quedaban un rato a conversar con ella, y hacerle compañía. Su hermana, la única familia que le quedaba, aquella que le había hecho él préstamo el cual ella devolvió, ya había muerto, y ahora la señora estaba solita. Bueno, tenía a su hijo. Y esperaba que en algún momento, este le llevará a su futura nuera, y nietos a su casa. A veces la señora le decía, necesito que me des un nieto hijo. Debes buscar una buena muchacha para casarte. Pero su hijo solo le sonreía y le decía, todo a su tiempo, mamá.

Eduardo si había tenido alguna que otra novia. Y algún que otro encuentro casual con algunas compañeras de clases en la universidad, y luego, con compañeras de trabajo. Pero siempre se cuidaba. Nunca se le ocurrió hacer algo sin protección. No quería dejar a sus hijos regados por allí. Y tampoco fuera que acostumbrara hacer eso todo el tiempo, como algunos de sus compañeros de trabajo. Esa fue una de las razones de dejar su anterior trabajo. Pero esa es otra historia.

La primera semana que entró a la empresa dónde trabajaba Eliza, fue de adaptación. Ver cómo eran los procedimientos y luego verificar las cuentas que debía llevar. Luego de eso, se fijó en una hermosa joven de cabello y ojos castaños. Con el cabello largo y ondulado, que casi siempre se recogía en un moño. Esa chica era muy linda. Averiguo su nombre. Eliza. Y trabajaba en un departamento asociado al suyo. A partir de allí, al llegar al trabajo lo primero que hacia era buscarla con la mirada. Y allí estaba Eliza. Siempre sonriendo, bella con su cabello recogido y algunos mechones de cabello enmarcando su rostro.

Eduardo sentía que estaba enamorado a primera vista de esa mujer. Hasta que un día se decidió y la invitó a salir. A tomar un café dijo él. Y Eliza se puso sería y lo rechazo. Diciendo que no salía con los compañeros de trabajo. Golpe bajo para Eduardo. Nunca se imagino que ella lo rechazará. Era la primera vez que la veía sería. Casi diría que estaba asustada de la propuesta de salir con él. Pero no pensó más en eso. Se disculpo y se alejó de ella. Ese fue el primero de muchos rechazos.

Habían pasado tres meses y Eduardo se dijo que hoy sería la última vez que la invitaría. No podía seguir así. Se estaba enamorando de Eliza y ella no cedía. Y ahora él tenía deseos de formar una familia. Pero si ella en serio no quería nada con el, entonces se alejaría para que ella fuera feliz con quién quisiera y él también estaría feliz buscando a alguien de su agrado. Aunque pensaba que sería difícil luego de conocer a Eliza.

Así que en el almuerzo fue a buscarla. La encontro en el cafetín sentada con una de las compañeras de trabajo de su departamento empresarial. Charlaban y reían amenamente. Esa sonrisa que tanto le gustaba. Así que se acercó sonriendo y saludo

- Buenos días, damas. ¿cómo están? ¿Puedo sentarme con ustedes? - Preguntó Eduardo sonriendo. Antes que Eliza pudiera contestar, Carolina respondió.

- Claro, Eduardo. Sientate en mi puesto. Ya terminé y no quiero dejar a Eliza solita comiendo. Que tengan buen provecho. - dijo ella sonriendo, se levantó agarrando sus cosas y salió sin dejar que Eliza dijera algo. Al mirar atrás vio a Eliza con expresión molesta con ella y Carolina le pico un ojo, divertida.

Carolina sabía que Eduardo tenía sentimientos por Eliza. Y que no había sucedido nada aun porque Eliza no lo había permitido. Así que Carolina pensó en darles un empujoncito.

- Hola, Eliza. ¿cómo estás? - le pregunto Eduardo mientras se acomodaba tomando sus cubiertos para comer

Eliza lo miraba con los labios apretados.

- Hola. Bien, Señor Eduardo. Yo... - dijo ella siendo formal, pero fue interrumpida.

- Llámame por mi nombre. No te preocupes. Somos compañeros de trabajo. - le dijo amable Eduardo.

- Si, disculpe. Creo que mejor no, Señor. Me voy a trabajar. - dijo Eliza levantándose.

- Espera...- dijo Eduardo tomandole la mano. La miro triste - ¿Qué te he hecho para que me rechaces cada vez que me acerco a ti? ¿Tan malo ha sido en mi trato contigo? - dijo el.

Eliza abrió los ojos por la sorpresa. No sé había dado cuenta que había rechazado tanto a Eduardo como para llegar al punto de lastimar los sentimientos del hombre.

- E-eduardo... - dijo en un suspiro Eliza sentándose de nuevo, y recuperando su mano. - no es por ti. Es por mi. No estoy preparada para una relación en este momento. Y veo que tus intenciones no son solo amistad. Creo que es mejor que te mantengas alejado de mi. - le dijo ella suavemente, pero sin sonreír.

Eduardo la miro con seriedad para luego decir,

- Acéptame una salida y si no sale bien, dejo de insistir. - le pidió él - por favor...-

Eliza lo miro. Era la primera vez que alguien le insistía tanto para salir. El corazón se le partió de verlo tan triste y casi suplicando. Así que Eliza bajo sus defensas y acepto.

- Está bien. Pero si me siento incómoda o algo malo pasa, ni te molestes en hablarme de nuevo. - le exigió ella.

- Lo prometo. - Le confirmo él. - ¿puedes salir conmigo está tarde? - le pidió enseguida ahora que tenía ventaja - solo un café - aclaro él. Eliza suspiro.

- Está bien. Solo un café -

Así comenzaron a salir.

En vista de la dificultad que tenía para entablar relaciones personales con los hombres, Eliza había planeado hacerse una inseminación artificial para ser madre. sabía que no era algo cien por ciento seguro, y que era costoso. Pero ya se había informado y estaba reuniendo y planificando sus controles con el médico para tal fin. En unos días se realizará los exámenes correspondientes e iría a la consulta médica y allí le dirían el procedimiento a seguir para que funcionara.

Pero a medida que fue saliendo con Eduardo, sus planes comenzaron a cambiar. Si se hizo los exámenes y fue a la consulta. Dónde le dijeron que todo estaba bien, y ahora debía hacerse un eco pélvico y comenzar con el tratamiento hormonal. Pero ese eco y el tratamiento, no los hizo. Porque ya era más cercana a Eduardo, y vio la posibilidad de que él fuera el padre de su hijo.

Así su relación de amistad, se convirtió en un noviazgo, ya que él logro que ella confiará en él y le contará muchas cosas que había pasado en su vida, y le conto hasta los planes que había dejado a un lado de su inseminación artificial. Eduardo se emocionó porque ella decidió dejar a un lado sus planes de ser madre soltera para confiar en su relación con él. Y así llegaron al momento de su matrimonio, un año después de su primera cita.

El matrimonio fue hermoso. Ella de blanco, con su velo y una corona de flores. Y él, de traje oscuro y, camisa blanca y, corbata plateada y blanca. Se veía guapo. Ese fue el mejor día de sus vidas. Ya que estaban la madre de Eduardo y algunos compañeros de trabajo y su amigo de la universidad, que fue su padrino. Y Eliza solo tenía a su hermana, que fue la madrina, su cuñado, y dos sobrinos. Fue una hermosa ceremonia y una muy bonita fiesta.

La noche de bodas fue muy esperada para ambos, porque los traumas de Eliza hicieron que nunca pudiera tener un acercamiento íntimo con Eduardo, sin embargo si llegaban a besos y abrazos. Para ambos eso era suficiente. En la noche de bodas, él fue gentil y amable con ella y la fue guiando. Y aún cuando ella le había dicho que no había tenido intimidad con nadie, se sorprendió un poco al confirmar que era virgen. Eliza, ya tenía 33 años, y nunca había estado con nadie físicamente. Eso emocionó a Eduardo. Eliza se entregó a él, en cuerpo y alma por primera vez, con pasión, deseo y amor. Ambos esperanzados en formar una familia, tan anhelada, juntos.

**********

Capitulo II. El pasado II.

Para la luna de miel decidieron alquilar una cabaña en la playa. Y disfrutar del sol y la arena, de bañarse en el agua del mar. Disfrutaban cada mañana de la vista hermosa de palmeras, la brisa marina movimiento sus hojas al mismo son de las olas del mar. Y disfrutar de las caminatas, sintiendo la textura de la arena entre los dedos de sus pies.

Caminaban abrazados por la orilla de la playa, dándose besos de amor y jugando entre ellos. Y cada noche, se sentaban en la terraza de su cabaña a ver la luna y las estrellas en el inmenso cielo, y el horizonte donde se unen el cielo con el mar, sin poder distinguir donde comienza uno y termina el otro. Luego entraban a su habitación, y cada noche se entregaban a la pasión. Decidieron no usar protección porque querían hijos rápido. Así que disfrutaban cada momento de su noche y madrugada 🤭 Uno en brazos del otro.

Pasaron una semana de luna de miel. Y volvieron a la realidad, al inicio de su vida juntos como esposos. Para no dejar a la madre de Eduardo solita, se fueron a vivir con ella. La señora Rosa era un amor con Eliza. La entendía y a veces le daba consejos cuándo la veía angustiada por no salir embarazada.

Le decía,

"Será cuando deba ser. Y sino llega, no te angusties, vive tu vida con tu esposo que te ama tanto y te comprende. Recuerda que para mí, eres la hija que nunca tuve"

Eso hacia sonreír a Eliza y le devolvía el ánimo.

Paso un año de casados y lamentablemente la señora mamá de Eduardo murió. En esos días, Eliza se sentía mal. Y la señora le preparaba unos tés para el estómago, ya que se levantaba con náuseas y no podía pasar la comida. Ya después podía comer solo un poco y comenzó a perder peso. Fue entonces que la señora le pregunto,

"¿Será la bendición, hija?"

Con los ojos iluminados de que pudiera ser el tan ansiodo nieto. Así que, alegres las dos, y sin decirle nada a Eduardo se fueron a la clínica, a confirmar sus sospechas.

Le hicieron los estudios y les dieron la noticia. Si era cierto. Estaba embarazada. Luego de un año por fin había salido embarazada.

La emoción fue tanta que a la señora, le comenzó a dar palpitaciones de tanta alegría.

- No te preocupes, hija. Vamos a decirle a mi hijo. Se va a emocionar mucho. - le dijo la señora emocionada.

- No será mejor que esperemos a que me haga el eco, señora Rosa. - le dijo Eliza alegre pero insegura de decirle a Eduardo. Aún no estaban seguros de cuánto tiempo tenía. Pero el médico estimaba que apenas tendría seis semanas. Si no hubiera sido por los síntomas, tal vez no se hubiera dado cuenta hasta más adelante.

- Tranquila, hija. Todo va a estar bien. El estará muy contento, ya verás. -

Así que pidieron un taxi para regresar a su casa. Pero en el camino tristemente, tuvieron un accidente. Que marco la vida de Eliza y Eduardo.

En el accidente, la madre de Eduardo murió. Y Eliza quedó muy herida. Eduardo al llegar al hospital se enteró de lo que había pasado con su madre. Y se preguntaba porque ellas habían salido de casa, si Eliza tenía licencia médica por estar enferma. No había necesidad de salir. Y una de las enfermeras que las habían atendido previamente, le explicó a Eduardo que ellas fueron a confirmar el embarazo de la mujer. Que Eliza tenía ocho semanas aproximadamente de embarazo. Y que ambas mujeres parecían muy contentas.

Eduardo se quedó congelado. Sorprendido por la noticia. "¿Cómo podía sentirse triste y alegre a la vez?" se preguntó. Solo entonces recordó que era probable que Eliza hubiera perdido al bebé durante el accidente. Así que le dijo a la enfermera que le preguntará al médico. El médico al enterarse pidió que fuera el obstetra y, realizará el eco que había sido programado para dentro de una semana. El médico había estabilizado a Eliza, pero tenía varios tubos y cables conectados a su cuerpo.

Eduardo esperaba en la sala de la clínica, cuando vio llegar al cirujano junto a otro médico. Se apresuró a levantarse e ir hacia ellos.

- ¿Cómo está mi esposa, Doctor? - Preguntó angustiado Eduardo

- Bueno, su esposa está estable. Y el obstetra confirmo el embarazo con un eco. Pero no le tenemos buenas noticias. - explico el médico.

- Su esposa tiene aproximadamente ocho semanas de embarazo - intervino el obstetra, explicándole - Sin embargo es increíble que este embarazada porque tiene una deformidad en el útero, este es más pequeño de lo normal. Aunque no perdió el producto en el accidente, tiene un alto riesgo de perderlo en el transcurso de estos días debido al trauma del accidente. Tenemos un plan a seguir pero ... Lo siento. - concluyó el obstetra.

- Que quiere decir con eso. No entiendo. Porque me dice eso. - comenzó a decir Eduardo angustiado, con dolor por la perdida de su madre, que Eliza este internada y no lo dejen verla, y ahora le dicen que su bebé va a morir en cualquier momento.

Los doctores trataron de calmarlo. Eduardo estaba solo, en ese momento llego su amigo de la universidad, el que fue padrino de su boda y llegó la hermana de Eliza. Ana se acercó a los médicos viendo a su cuñado así. Ya Carlos abrazaba a su amigo y trataba de consolarlo. Los médicos le explicaron a Ana lo que había pasado, y estaba pasando. Eliza debía estar en reposo absoluto para intentar salvar el embarazo. Ana con lágrimas en los ojos entendió la situación. Pidió que le avisarán de cualquier cambio. Y se quedó con su cuñado dandole el pésame por lo de su madre.

Pasaron las semanas, y los médicos decidieron no decirle nada de la muerte de su suegra a Eliza. Querían saber si en verdad podía continuar con el embarazo. Según ellos si pasaba la barrera de las 12 semanas era probable que el embarazo se desarrollara con normalidad, Pero aún sería un embarazo de alto riesgo.

En cuanto Eliza despertó, le dieron de alta. Fue muy duro para Eduardo decirle mentiras sobre su madre a Eliza, ya que ellas eran muy unidas. Le pidió a Ana que se quedara con ella unos días y los ayudará.

Y lamentablemente, llegó lo que nadie quería y lo que Eliza no sabía que iba a suceder, porque nadie se lo dijo. Los médicos no quisieron decirle para no acelerar las cosas. Solo le dijeron que debía tener reposo por lo del accidente.

Una mañana, Eduardo despertó primero que Eliza, y noto algo mojadas las sábanas, se incorporo y vio las sábanas rojas debajo de ambos y las colchas igual. Eduardo solo lloró, Eliza despertó y vio las sábanas y comenzó a gritar y llorar, y seguidamente entró su hermana. Que intento calmarlos a los dos. Llamo una ambulancia, su esposo sacó a Eduardo de la habitación para que se duchara y cambiara en otra parte. Y Ana ayudó a su hermana a cambiarse, y ducharse.

Ana contrato a un servicio para que limpiaron el cuarto y botaran y cambiarán lo que hiciera falta, mientras ellos estaban en el hospital. Allí se confirmó que efectivamente Eliza había tenido un aborto espontáneo debido a la deformidad de su útero, y probablemente el accidente influyo en el mismo. Pero Eliza pensó que era solo por el accidente. Cuando le pidió a Eduardo hablar con su suegra, este empezó a llorar y a abrazarla sin saber cómo decirle lo de su madre. Y allí a Eliza se dió cuenta que le habían dicho mentiras acerca de su suegra.

Eso fue una ruptura entre los dos. Las mentiras sobre la muerte de su suegra y el aborto, alejó a Eliza y a Eduardo. Pero luego de un tiempo, retomaron su relación, porque se amaban de verdad.

Está vez ambos se hicieron controles médicos para saber cómo estaban. Y en el caso de Eliza para hacerle seguimiento a su situación luego del accidente. Allí fue cuando le dijeron a Eliza sobre la deformidad en su útero, era más pequeño de lo normal, y que un pequeña probabilidad de que volviera a embarazarse. Que inclusive la primera vez había sido un milagro.

Para ella enterarse de eso, fue doloroso. Y saber que Eduardo y no le había dicho nada, fue más doloroso aún. Sin embargo los médicos le dijeron que aún había posibilidad de que se embarazara y con cuidados, se logrará el embarazo. Eliza lloró. No quiso saber nada más del asunto. Embarcarse de nuevo en tratamientos de fertilidad, para no lograr un embarazo, siendo la posibilidad tan lejana.

Sin embargo luego de haber pasado el dolor inicial, y conversar con su esposo, decidieron tratar el asunto diferente. Ya Eliza tenía 38 y Eduardo 37 años. intentarían recolectar los óvulos para fertilización in vitro. Y mientras tanto, intentarían concebir espontáneamente, de nuevo.

Así se embarcaron en una travesía de horarios de ovulación, de posiciones posibles para salir embarazada, de indicaciones médicas y de gente que recomendaba y aconsejaba sin saber nada del asunto. De inyecciones para la ovulación, y de idas al médico para extraer los óvulos y conservarlos para procesos posteriores.

Algo que con el paso del tiempo fue saturando a la pareja. Hasta que ya casi no conversaban sobre otra cosa que no fuera cuando era más probable un embarazo. Y solo tenían relaciones en las posiciones aconsejadas para el útero de Eliza, porque así era más fácil concebir en su caso. Poco a poco su esposo comenzó a perder el deseo de estar con su esposa solo para eso. Porque estaba aturdido con la misma situación todo el tiempo.

Y Así llegamos al momento presente.

Han pasado dos años del accidente. cinco años de casados.

Ya Eliza está en su límite para salir embarazada. Si no logras un embarazo este año. Entonces, ya no podra hacerlo. La edad les está ganando a ambos, Pero sobre todo a ella. Con 38 años la fertilidad en la mujer baja, Pero aunado a eso, Eliza tiene un útero más pequeño de lo normal, lo que significa menos posibilidades de concebir.

Y pronto se quedará sin pareja, ya que su esposo está saturado con tantas situaciones médicas, solo para tener un hijo.

¿Que hará Eliza para mejorar su relación de pareja?

¿Eduardo seguirá apoyando a su esposa Eliza, en su idea de concebir de forma natural?

**********

Capitulo III. Tomemos una decisión.

Hoy, Eduardo llega temprano a su casa. Ya no vivían en la que había sido la casa de su madre. Habían comprado un apartamento en el tercer piso de un edificio de diez pisos, en un conjunto residencial. Este tenía balcón, y con puertas de vidrio. De noche, se veía una vista espectacular de la ciudad y sus luces. Claro, poco se veían las estrellas y la luna. Eso lo extrañaba Eliza de su luna de miel.

Eduardo llegó, abriendo con su llave. Entro y colocó sus llaves en la mesita de la sala, se comenzó a quitar la chaqueta. Camino hacia la cocina y se sirvió un vaso con agua. Entonces vio a su esposa salir del cuarto en una bata de dormir, casi transparente. Verla así lo único que le recordó fue que día era hoy. Era un día de ovulación y debía hacer la tarea con su esposa.

- Hola, amor. Llegaste temprano del trabajo? - pregunto, mientras veía como ella caminaba y se acercaba a él. Y sin decir palabra lo besaba, y comenzaba a quitarle la camisa

- Hey, espera . Estoy cansado, Eliza. Además no me he bañado y quiero comer. Tienes que esperar. - le dijo agarrando las manos de su esposa y alejándola de él. Le dió la espalda para prepararse un sándwich.

Eliza suspiro. Eduardo tenía razón.

- Disculpa, amor. Tienes razón. Te sirvo la comida. Hay pollo a la plancha con ensalada y arroz. - le dijo ella caminando hacia la cocina para calentar la comida.

El negó, a lo que ella dijo.

- No, amor. Con este sándwich es suficiente. - dijo el tomando su comida para salir al balcón y sentarse viendo el paisaje.

Eliza se quedó parada ahí. Así que solo le quedó guardar la comida en el refrigerador. Salio al balcón, y le dijo,

- ¿Quieres algo más, amor? - le pregunto Eliza.

- Quiero estar un momento a solas, princesa. Por favor. - solicito en voz baja, su esposo.

Eliza con un susurro dijo que si. Se sintió rechazada. Ya su esposo no quería estar con ella. Parecía que él no entendía que era importante tener relaciones en esos días. Estaba ovulando. Era el mejor momento para hacerlo.

"Lo dejaría descansar un rato y le diría nuevamente" pensó Eliza.

Ella se fue a su habitación. Y se acostó solo esperando y anticipando que su esposo iría a su habitación. Lamentablemente, ahora dormían en habitaciones separadas. Por culpa del deseo (más bien obsesión) de Eliza de ser madre. No dejaba al hombre descansar. Así que él se mudó a otra habitación. Fue la única manera de descansar algo.

Sin querer, Eliza se durmió. Cuando Eduardo se asomo a la puerta de su cuarto la vio dormida y parecía inquieta. El entró y se acercó. La iba a acariciar el rostro para tranquilizarla. Pero recordó la vez que lo hizo, y ella se despertó. Tuvo que tener relaciones con ella, sin quererlo. Así que se detuvo en tocarla y salió de la habitación ajena, cerrando la puerta.

Se fue a su habitación, se dió una ducha, y se colocó solo el pantalón de su pijama. Se quedó un rato mirando por los ventanales del balcón, la hermosa vista de la ciudad.

"¿Cómo llegamos a esto?" pensó Eduardo.

Debía conversar con ella. Debían tomar una decisión sobre lo que iban a hacer. Él solo quería vivir nuevamente la vida con ella. No importaba sino tenían hijos. Y si tanto era su deseo, entonces buscarían otra manera que no los involucrara a ellos directamente. Podía ser adoptar. Estaba cansado de tener relaciones con ella solo por obligación. Quería vivir una normal. Cómo era su vida antes de esto. Ya no queria verla sufrir por las pruebas negativas de embarazo que se hacía. Ya no. Quería pasar la página y seguir con sus vidas. Tal vez ser padre, no era para él. No era para ellos, pensó con dolor.

Ya se retiraba a su cuarto cuando escucho a Eliza sollozar. Él fue a ver cómo estaba. Ella se removía inquieta en su cama. Así que Eduardo se sentó en la orilla de la cama y comenzó a acariciar su rostro. Sabía que eran esos sueños. Soñaba con su embarazo y el accidente. Se lo había dicho varias veces. Pero que podía hacer él.

Eliza se calmó cuando él comenzó a acariciar su rostro. Cuando Eduardo se iba para su cuarto, ella lo llamó.

- Eduardo, no te vayas. Solo quédate conmigo. No me dejes sola. - le dijo Eliza a Eduardo.

Él asintió. Y se recostó a su lado. Y la abrazo. Cómo antes de esto. Así abrazados se quedaron dormidos. Y su sueño fue tranquilo.

**********

En la madrugada, sonó la alarma en el otro cuarto. Eduardo no la escucho, pero Eliza si. Y se despertó. Viéndose en los brazos de su amado esposo. En ese momento no pensaba nada. Solo reaccionó a su cercania. Comenzó a acariciar el rostro ajeno dormido, y luego su pecho. En verdad, lo amaba. Solo no sabía cómo sobrellevar la situación.

Siguió acariciando hacia abajo hasta que él despertó y, le sostuvo la mano.

- No, Eliza. Duérmete. - le dijo él con los ojos cerrados y colocando la mano ajena en su pecho.

- Por favor, sin posiciones, ni recomendaciones, ni nada. Solo tu y yo en la oscuridad. - le susurró Eliza en el oído a su esposo. En este momento, solo lo deseaba a él.

Eduardo suspiro. La besó en la frente. Y siguió besando su rostro y labios. Afirmando en silencio a su petición. Se acomodó para quedar sobre ella y acariciarla como le gustaba hacerlo. Y ella pudo sentir, que su esposo ya estaba preparado para ella. Algo que no ocurria desde hace mucho, de forma natural. Entonces, ambos se dejaron llevar, y dieron rienda suelta a la pasión y el deseo que se tenían, uno al otro. Y que habían dejado de lado desde hace mucho. Y luego de llegar a esa tan ansiada explosión cumbre, quedaron exhaustos uno en brazos del otro. Y se durmieron relajados y satisfechos.

**********

Días después.

Eliza y Eduardo, no volvieron a compartir habitación desde ese día. Surgió un nuevo problema. Eduardo le puso un ultimátum, que ya dejara la obsesión por tener un hijo. Que a él no le importaba si tenían hijos o no.

- Eres inhumano. ¿Cómo me vas a decir eso? ¿Cómo desprecias mis deseos de tener un hijo nuestro? - dijo Eliza llorando.

- Querrás decir un hijo tuyo. Porque yo soy solo un donante de esperma para ti. Por favor, resolvamos esto de otras maneras. Entiendo que quieras hijos. Pero no podemos de forma natural. Vamos a adoptar. Hay montones de niños solos en los orfanatos... - Eliza no lo dejo terminar de hablar.

- Yo quiero un hijo nuestro. Tuyo y mio. Yo sé que puedo... - dijo casi gritando Eliza.

- NO PUEDES. NO PUEDES. ES QUE NO ENTIENDES QUE VAS A TERMINAR ROMPIENDO NUESTRA RELACIÓN DEFINITIVAMENTE. - grito exasperado Eduardo. Respiro profundo cuando se dió cuenta de lo que había dicho. - Por favor, princesa. ¿Adoptemos si? O podemos alquilar un vientre. Contratemos a alguien que lleve en su vientre a nuestro hijo. ¿Te parece? - A todo lo que él decía, Eliza negaba con la cabeza. - Por favor, princesa. Piénsalo. - le suplicó Eduardo.

- ....- Eliza no sabía que responder.

- Si no tomamos una decisión en esto, voy a tener que tomar distancia de ti. Esto no es saludable, Eliza. Nos estamos haciendo daño y no está bien. Por favor, toma una decisión. Y hablala conmigo. - Le pidió Eduardo.

- Sino voy a tener que tomar una decisión drástica con respecto a nuestro matrimonio. - continuó él en un murmullo triste.

- Eduardo, yo te amo... - le afirmó Eliza llorando, como si eso fuera a curar todas las heridas surgieron por esta situación.

- Yo también te amo, princesa. No quiero separarme de ti. Pero no puedo seguir viviendo así. - le dijo él triste. - Me voy al trabajo. Nos vemos en la cena. - murmuró él y salió del departamento.

Eliza lo vio irse. Tenía muchos años con la idea arraigada en su mente que debía salir embarazada. Mucho antes de conocer a Eduardo. Y él hecho de haber estado embarazada una vez, hacia difícil renunciar a esa idea. Ver su vientre creciendo día a día. Saber que no lo iba a poder vivir. Sus sueños e ilusiones se iban por la ventana.

Pero al pensar en todo, lo que más le dolía era que estaba alejando a Eduardo de su lado. A su amado esposo. Él compañero que le envío Dios para estar a su lado.

"¿Qué estoy haciendo?" reflexionó Eliza.

Entonces, se dijo a sí misma que debía tomar una decisión. Seguir en su obsesión de salir embarazada y perder su matrimonio. O buscar otra manera de tener un hijo junto a su esposo.

Y pensó,

"¿Y si no existe manera alguna de tener un hijo?"

No sé angustiaria por eso. Ahora solo iría al trabajo, lo realizaría como siempre, eficientemente. Y regresaría a hablar con su esposo durante la cena. Tal vez en el transcurso del día, se le presentaría la respuesta.

**********

El día paso normal en el trabajo para ambos. Eliza al salir del trabajo recibió una llamada de su hermana Ana.

- Hola, hermana. Cómo están? Cuéntame. - le saludo Eliza mientras abría la puerta de su auto. Se subió cerrando la puerta y se quedó sentada detrás del volante luego de ponerse el cinturón de seguridad.

- Hola. Estamos bien. Tenemos que hablar. Creo que te va a interesar la información que te tengo. - le dijo alegre Ana.

- ¿Información? ¿Sobre que? - pregunto Eliza.

- Ya verás. Nos vemos en el café en media hora. ¿Te parece? - pregunto Ana.

- Está bien. - respondió Eliza y le escribió un mensaje a Eduardo.

"Iré un rato con mi hermana a la cafetería X. Nos vemos más tarde, amor." le escribió Eliza a Eduardo.

Bloqueo el celular y encendió el auto para avanzar por las calles y avenidas de la ciudad.

Llegó a la cafetería y estacionó. Y se sentó en una mesa cercana a un parque. Le gustaba la vista porque el parque estaba bien mantenido y había mucho colorido por las plantas con flores ornamentales, y muchas luces debido a que se acercaban a la época decembrina. Y ya los negocios y algunas personas desde temprano decoraban sus casas y negocios de navidad.

La cafetería no era la excepción. Estaba hermosamente decorada por la época decembrina.

"Tan hermosa época, opacada por mi deseo de ser madre." pensó poniéndose triste de repente. Volviendo de nuevo a su dilema y a la decisión que debía tomar junto a su esposo.

En ese momento, veía a una joven pareja y a dos niños jugando en el parque mientras ellos los vigilaban, tal vez sus padres. En ese momento, llegó su hermana Ana.

- Hola, hermanita. ¿Cómo estás? - saludo Ana abrazando a Eliza.

- Bien, hermana. ¿Y los niños? ¿Mi cuñado? ¿cómo están? - saludo Eliza con una sonrisa.

- Están bien. Los niños creciendo mucho. - respondió Ana sonriendo. Se sentó y también pidió una taza de café con leche.

- Dime qué quieres contarme. - pregunto Eliza.

Ana se puso sería y tomando la mano de su hermana, le explicó,

- Hermana, sé de tu situación médica con respecto a tener hijos. Y puedo ver qué tú matrimonio se va desmoronando por esto. Yo vine a ofrecerte prestar mi vientre para que puedan tener un hijo. - dijo su hermana. Eliza estaba sorprendida por el ofrecimiento de Ana. - Ya lo hablé con mi esposo y está de acuerdo en ayudarlos. - concluyó Ana.

Eliza la miró con recelo. Nombrar a su esposo no fue buena idea. Ella quiere mucho a su cuñado, es buen esposo y padre. Pero es muy malo en los negocios.

- ¿Cuánto quiere tu esposo por ayudarnos? -

- ¿Eliza, cómo vas a decir eso? -

- ¿Cuánto quiere, Ana?. - Preguntó de nuevo - sé que tienen problemas económicos. Si está pidiendo algo que esté a nuestro alcance, podría ayudarlos. - dijo Eliza, tratando de no ofender a su cuñado.

"¿Por qué no me ofreció esto antes?" pensó de repente Eliza.

- Quiere este monto, hermana. - le dijo Ana en tono de disculpa, pasándole un papelito a su hermana.

- No puede ser. ¿Tanto así? - dijo Eliza sorprendida. El monto era mucho mayor a sus tratamientos de fertilidad.

**********

Download MangaToon APP on App Store and Google Play

novel PDF download
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play