Capitulo 1 – El recuerdo de un reencuentro – Parte VIII

Ella no tenía idea de lo que hacía para su corta edad y nula experiencia. Noel solo se entregó a la belleza de aquel beso que la dejó atónita, sintiendo un placer ilógico y demasiado caliente, como en esas novelas de Corín Tellado®, que se devoraba todos los fines de semana, gracias a Anahí que se las conseguía en una biblioteca local. Su cuerpo vibró y se aferró a ese beso como si fuera el último que tendría, y suspiró deseosa cuando él, le separó y obligó a su boca a abrir ligeramente sus labios, dejando a su lengua vaguear, reconociendo a la de ella. En un instinto de proclamación que la reclamó entre sus labios; Kellian la apretó aún más fuerte contra su cuerpo, dejándoselo en claro mientras terminaba ese delirio.

Pero en ese mismo instante, la lucidez se hizo presente y la vergüenza profunda lo corroyó por dentro

—Iré preso si no paro ahora mismo contigo —su miembro estaba demasiado duro como para ocultar esa verdad.

—Iré al cielo esta noche cuando duerma, recordando este primer beso —ella lo miró como si él fuera un príncipe.

—No vuelvas a decir eso —dijo él, mientras observaba esa sonrisa soñadora, que nunca había visto en el rostro de ninguna mujer con la que había estado y lo hacía sentirse peor.

— ¿Por qué? —era un sueño hecho realidad, que ella mantendría siempre consigo.

Era su primer beso y ella lo conservaría; y se prometió, a sí misma, que jamás lo compararía con el de otro hombre.

—Porque soy débil y yo, no quiero hacerte daño. No soy un príncipe —eso era una realidad, él no era un príncipe azul de novela. Sin embargo, se consideraba un príncipe de la muerte y las tinieblas.

—En este momento sí; solo un beso más y luego podrás olvidarte de mí, no soy una mujer experimentada. Solo dame un beso para mi memoria. —suplicó ella y no tenía la menor idea de por qué pedía eso.

—Este fue el beso para tu memoria; pero escucha esta mi promesa, seré el primero entre tus muslos y seré tu dueño, no me obligues a matar al bastardo que intente acercase a ti. —eso era una realidad, solo él la marcaría para siempre, como el primero.

Sin saber, Por aquel entonces, que su promesa se cumpliría con creces y demasiado dolor.

— ¿Es una promesa o más bien orden? —dijo ella, mientras él le recorría el labio inferior con el dedo gordo de su mano izquierda.

—ambas cosas —dijo mirándola a los ojos, con una mirada que prometía verdad en sus palabras. — ¡heaa! —grito y espoleó suavemente, con los tacos de sus borceguíes, al animal para que retomara la marcha.

Se acercaron al caballo de Anahí y lo que vieron los dejó helados y calientes a la vez. Con sus diecisiete a unas semanas, Anahí sabía mucho más del acto, que cualquiera de su edad: y no solo era por su amiga obstetra Andrea Reinal, sino que también por unos cuantos “buenos muchachos” (1) que la educaron para no caer en “las redes de los sinvergüenzas o los blancos (2)”.

Sin embargo, esas enseñanzas, parecían que no serviría de mucho en este momento, ni en un futuro próximo, que también fue demasiado doloroso para Anahí.

Noel y Kellian sabían muy bien que lo que estaban haciendo no solo con la boca, sino también con las manos, era un acto criminal y sería condenado por la justicia de todo el planeta y de los universos paralelos.

—Basta ustedes dos, ya terminen —dijo Kellian, enojado y mirando el lamentable espectáculo de su amigo. Ella apenas tenía casi diecisiete por Dios.

—Anahí suéltalo ahora mismo de… donde lo tengas agarrado —gritó Noel apoyando las palabras de Kellian y compartiendo el pensamiento.

—Fuck —dijo Joshua mientras le daba un último beso, y le soltaba uno de sus senos que tenía agarrado con su mano derecha.

—Justo ahora…—ella iba a darle mil besos a su amiga por salvarla de la locura momentánea —creo que es lo mejor que nos pudo pasar.

—Para ti… para mí será un infierno —respondió carraspeando los dientes, mientras él se acomodaba la dureza en sus calzoncillos que lo estaban matando, pero miró a su amigo y le dijo “Gracias”, con esa penetrante mirada miel.

—No te quejes Joshua y deja de pensar con la verga y mueve las ancas de ese animal, si no Jonathan nos comerá los cojones. —“De nada” le respondió con la mirada Kellian, después de esa demostración de enojo, que era tan falsa como la sonrisa de los actores dramáticos.

—Andando Gavilán, que el Moncho nos espera —le habló Anahí al caballo, e hizo que marchara al trote, esto no era lo que ella había planeado y la enojaba mal.

— ¿Quién es el Moncho? —le preguntó Kellian a Noel, mientras continuaba la marcha.

—Su Patrón este mes; y tío de cariño, por parte madre. —respondió ella.

—Haaa —investigaría a esta niña casi mujer, en realidad a las dos.

—Sip —para Noel ese “haaa” en la boca de este colorado era para problemas; tenía dos hermanos y siete primos varones, eran todos mayores y cuando decían esas cuatro letras, eran problemas mayúsculos.

Ellos los siguieron y lo que vieron no presagiaba nada, pero nada bueno.

—A la mierda eso no fue buena elección —Dijo Kellian al ver volar a Joshua por el aire, e inmediatamente la Flaca bajarse en un ágil movimiento.

Clavando sus pequeños pies en las patas delanteras, haciendo que el caballo corcovee hacia adelante, mientras Joshua de culo al piso fue a parar y al parecer le dolió, porque se levantó con una mirada fría y asesina. La Flaca desmontó, y agarrándolo desprevenido nuevamente de “las joyas”, y en un susurro le dijo:

—Gracias por eso, pero lástima porque soy menor de edad: y no creo que te gustaría meterte en problemas, mejor andate y recordá esto, solo como lo que fue, un agradecimiento —le respondió sonriendo, acariciándole el ya sobresaturado escroto con la mano izquierda, cubriendo el movimiento con su pequeño cuerpo de la vista del resto.

—Toma lo que sucedió, como una promesa para cuando seas mayor —respondió Joshua —porque voy a volver a cobrarme esto, y la zurra que te voy a dar no te va a gustar. —dijo mientras la acercaba a su cuerpo, para que nadie viera lo que disfrutó de ese lapsus.

—Palabras, palabras, palabras —decía la Flaca, mientras le gesticulaba con su mano derecha, como si hiciera un pico de ave.

—No mi querida, es una promesa. —Le agarró el pelo tirando de su cabeza hacia atrás; y la besó como solo un hombre hambriento lo hace, aunque ella fuera una adolescente.

Kellian observaba esa imagen, y sabía que nada bueno traería esa pasión que habían hecho crecer en esas tres horas, o talvez, ¿sería de antes? Sabía muy bien que cuando Joshua prometía algo, siempre lo cumplía.

—Manga de tortolitos… pueden soltarse, que el bote se tiene que ir —dijo Steven en español, con tono sínico y tratando de ocultar una risa.

—Steven… ¡silencio! —lo silenció Maison en inglés, el más duro había caído al fin; pensó, y por una cosita diminuta.

Pero que él sabía perfectamente bien, quién era ella en realidad y que, a causa de fuerzas oscuras de la vida, era de titanio por dentro, aunque por fuera y en este momento, se viera suave como la seda.

El otro duro, aunque quería ocultarlo, no podía, su gran mano sostenía el vientre de la “veteada”, y proclamaba inconscientemente “es mía.”

—Mierda —justo cuando separó su boca, de lo que hubiera sido la revancha.

Sin más, alejándose, la Flaca corrió hacia donde se fue el caballo que montaba, y a su vez, Joshua se sentía un pervertido, pero no lo lamentaba para nada.

—Noel, vamos tu hermano, dio la alarma. —Los tambores de la batucada de la Comparsa Tupinamba, sonaban en el aire en una fiesta, que se desarrollaba en la orilla del balneario Itapé.

—Joder —dijo Joshua pasándose la mano por su cabeza, mientras Kellian descendía del caballo de la Moro.

—Que alarma —Tocando la culata de la Glock, preguntó Jonathan en inglés. Eso no le gusto, mientras el resto de los hombres se apuraba a bajar el equipo del tercer animal.

—Los ruidos de surdones avisan que llegó mi tío al otro lado de la costa, se adelantó seis horas, y eso no era lo planeado. Adiós a todos y buena suerte. —dijo ella en inglés y lanzándole un beso a Joshua por el aire, montando de un ágil salto al animal.

—Adiós Kellian, saludos gentlemans —saludo en español Noel, compartiendo una mirada con Kellian, que no pasó desapercibida para el grupo.

Y eso era una promesa que ellos habían hecho; “volveré” le dijo él con su mirada penetrante, a sus ojos marrones. “Te esperaré” le respondió ella a sus ojos azules.

Ambas, al galope, se perdieron en la enramada de la isla, y ellos las vieron partir, sintiéndose mitad pervertidos, mitad enamorados; aunque ellos no quisieran reconocerlo… en ese momento.

“Fin del recuerdo”

A Kellian el recuerdo se le hacía demasiado doloroso; en especial, porque siempre venía acompañado por las imágenes de él y Noel gimiendo y rogando placer en los brazos del otro, unos años después.

.

.

.

Nota de la autora:

(1) “buenos muchachos”: En la Jerga legal antigua de mi país, Argentina, se les decía a los delincuentes de poca o nula monta. Hoy la terminología policial los llama “los Natalia, Natalia” por la terminología legal de N.N.

(2) “los sinvergüenzas o los blancos”: al igual que lo anteriormente mencionado, se les decía a los que abusaban a jovencitas o la secuestraban para su venta en burdeles, hoy conocido como “trata de persona para explotación sexual”

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play