Letra inspiracional y prólogo

...LA LEY Y LA TRAMPA...

Yo que fije las reglas,

Que llevé las riendas, que hice la ley.

Tú que ponías cara,

Carita de nada, dejándome hacer.

                     *

Yo que un amor dejaba,

Cuando otro llegaba sin comparecer.

Tú sin un solo alarde,

Poquito más tarde me hiciste caer.

                       *

En tu boca mordí la manzana

Carmín del deseo y la tentación

Pero no imaginé que dictando la ley

En la trampa caería yo.

                       *

Puras leyes, puras trampas,

Inventamos al amor,

Y seguimos adelante,

Corazón a corazón.

                       *

Ay florcita traviesa,

Pusiste entre rejas a este picaflor,

Y hoy tus leyes se cumplen,

Y mi barco se hunde en tu mar de amor.

                        *

Yo que inventé este juego,

De escapar a tiempo no me quiero ir,

Tú sin mover un dedo,

Me diste el señuelo que te puse a ti.

^^^Autores: Roberto Juan Ternavasio, Jorge Omar Mlikota ^^^

^^^Intérprete: Chaqueño Palavecino^^^

Prólogo:

Años después el 30 de junio. Estancia La Duquesa Gaucha, Neuquén, Patagonia, Argentina:

Ella, se refugiaba en lo alto de una de las bardas que rodeaban su territorio, sentada con las piernas abiertas sobre Centauro, un imponente Clydesdale de pelaje negro. Ella había conseguido tanto la hacienda, que ahora se conocía como La Duquesa Gaucha, como la confianza y lealtad de los habitantes de la estancia; además de la habilidad para montar a este majestuoso semental. Con su larga cola trenzada y sus elegantes crines ondeando al viento patagónico, él y ella, irradiaban una innegable mezcla de arrogancia y gracia. Nadie en la estancia, podía entender cómo Anahí, dominaba a semejante criatura, con tanta facilidad.

El majestuoso percherón, experimentaba una sensación de inquietud, percibido por la hostilidad que emanaba de ella, y ambos comprendían el motivo por el cual esto sucedía.

Anahí, estaba al tanto del autor del infausto ataque incendiario, contra su hacienda y su empresa, que terminó con la muerte de premiados especímenes, tanto equinos como vacunos. Durante mucho tiempo, la maldita y su secuaz, habían buscado la forma de arruinar su floreciente negocio de cría de caballos, donde ella había invertido miles de dólares en la construcción de un centro de fertilización veterinaria, que junto al de Bariloche, en la provincia de Río Negro, eran los más grandes de la Patagonia.

Con una sucesión de partos de primera categoría, había logrado una excelente camada, catapultando su hacienda a nivel internacional, superando incluso a los Stanton, quienes figuraban en el decimotercer lugar entre los veinte mejores criadores mundiales, mientras que Anahí ostentaba el octavo puesto.

El velo de la justicia, caerá sobre la maldita mujer; cuya maldad, la ha llevado a reinar con terror y opresión económica, en estos últimos años. Este apenas será el comienzo de su final.

En la historia que Joshua y Anahí compartían, el destino los llevó a un desenlace que culminó con la creación de alguien, que hoy es parte de su historia juntos. Por aquel entonces, Anahí había acordado con Damien Joshua Stanton el alejamiento de su nieto, firmando un documento, que la obligaba a mantenerse alejada tanto de Joshua como de los gemelos, que él y su esposa habían tenido un año atrás. Este acuerdo también especificaba, otras condiciones que debían ser cumplidas. Sin embargo, el anciano ya no estaba presente. Hacía cinco años que había muerto y desde entonces, ella se había mantenido alejada de los niños, porque aún tenía uno más con quien arreglar temas y ese era Damien Joshua Stanton hijo.

Él, era tan responsable como el viejo y la puta, de esta mierda de situación y vida. Eran culpables de su suerte y la de Ramón, que había sido aceptado muy felizmente por los hijos de Joshua, con quienes vivían juntos, pero escondiendo su verdadera identidad a casi todo el mundo. Además, estaba Pamela, que se había fugado de la estancia de Steven y logró llegar junto a su bebé a EE. UU.; para estar junto a Ramón. Mientras sonreía al cielo neuquino, se prometió que esto lo arreglaría con Lord por ayudarla.

Era tal el amor que los unía, que ella solo pudo sonreír, cuando logró contactarse con Ramón y este le pasó su mensaje, diciendo: “ni, aunque vengan todos los Ángeles Caídos juntos, me separas de él Ña Ysyry”, y de fondo, se sentía el llanto del bebé.

Pero también, estaba preocupada por su mejor amiga, Noel Luz Valsan, más conocida como “la Moro”. Ella estaba rara y arisca. Este último tiempo, estaba bastante osca con respecto a su normal carácter, con respecto a estar en contacto con ella, y había desaparecido varias veces después de que se rencontrara con Kellian. Más aún, después de que el médico le diera una dura noticia, luego de aquel último incidente en que juntas sobrevivieron, y este le dijo: “no podría volver a quedar embarazada nunca más”.

Eso era muy triste, y la culpa de esto ¿de quién era?… de Anahí, solo de ella. Esa vez, en que la había llevado a una misión, para la que necesitaba su apoyo logístico y operacional; en la cual un mal cálculo por parte de Anahí, los guardaespaldas de los dos magnates rusos, al sentir el disparo perforante que realizó contra el Cadillac convertido en limusina, que usaran siempre que llegaban a Nueva York, abrieron “fuego a discreción” contra lo que caminara, y entre ellas estaba Noel. Las esquirlas del vidrio del escaparate del negocio que observaba, se alojaron en sus piernas y algunas en su bajo vientre, provocándole una lesión muy grave en el útero que le imposibilitaría tener bebés para siempre; ya que, si quedaba embarazada, moriría ella y el o los bebés gestantes.

Pero esto no había parado a Noel y Kellian. Habían intentado tener un hijo mediante inseminación, porque naturalmente no lo habían conseguido, pero todos los intentos habían sido infructuosos, y ambos habían llorado y despotricado contra Anahí.

Por eso, ella les regalaría lo que ambos tanto anhelaban, y después cobraría venganza contra la Stanton. Estaba cansada de sus maquinaciones y abusos. El fin de esta lacra tenía una fecha y hora, la cual ella la cumpliría a tiempo porque este cartero ya llamó dos veces.

Llegando en un caballo criollo ruano, cruza con percherón, una voz muy suave y llena de preocupación, la sacó de sus pensamientos.

—Maíma…

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