DESPUÉS SALE EL SOL

¿Por qué mierdas él estaba tan interesado en venir a mi casa? En realidad no pude rechazar su insistencia. ¡Ahora mi corazón tenía un deseo caliente! Y la realidad también estaba comenzando a jugar con mi corazón.

—¿Te ofrezco algo de beber? —Puse mi mochila en la barra de la cocina.

—No, estoy bien así.

—Bueno. Toma asiento. Ya sea en la sala o aquí.

Se acercó a un banco metálico y se sentó. Sus ojos quedaron justamente en frente de mí. Yo si tenía sed, serví un vaso con agua y hielo. ¡Refrescante!

—¿Has pensado donde hacer tus prácticas? —Fue lo primero que pregunto.

—No. La verdad aún no estoy checando lo de una pasantía.

—No es obligatorio, pero, si quieres tu diploma de especialidad, entonces las prácticas son obligatorias.

Asentí. Bebí un poco.

—Lo pensaré.

Hubo un silencio que inundó la habitación. ¿Qué se supone que pasaría entre nosotros? ¿A qué se refería él con lo de "tener un encuentro conmigo"? Se me ocurrió que tal vez, este era un buen momento para pedirle a Alexa que pusiera un poco de música.

—¿Y entonces? —Se animó a preguntarme.

—¿Entonces qué?

Sonrió, su reacción me causó intriga.

—¿Tendrás el encuentro con...?

—¡Cállate! —No lo deje terminar—. Estuvo mal que yo estuve muy distraído en tu clase, pero, estuvo todavía más mal que leyeras mi conversación. ¡Eso no tiene ética!

Parecía que estaba procesando mi reclamo.

—¿Hasta cuándo seguirás grabando contenido para adultos?

No esperaba escuchar una pregunta como esa.

—Alexa. Pon Peso Pluma en volumen tres.

—Peso Pluma en Spotify —Respondió la bocina inteligente.

—¿Te gusta esa música? El tipo no sabe cantar.

Me reí ligeramente.

—Aunque cante feo o no sepa hacerlo, me gusta el sentimiento que irradian sus letras. Además, factura más que tú.

Porque en realidad, siempre solemos centrarnos en la apariencia superficial, ¿y dónde están los sentimientos de aquella apariencia sin talento? Todos cargamos con un sentimiento más allá de nuestra simple apariencia cotidiana.

—Bueno. Como tú digas.

—¿Solo has venido a criticar mis gustos musicales? El que seas mi profesor, no te da el derecho de...

—¿Te gusta la vida que llevas? —Interrumpió sin miedo.

Me quede en silencio por algunos segundos, era como si sus ojos me estuvieran retando a dar una respuesta profunda.

—¿Por qué no debería gustarme? Estoy vivo y eso es ganancia.

—Tienes razón. Pero, ¿eres feliz?

—Sí. No tengo nada que me haga sentir mal.

—¿Y tu familia? —Fue ahí que su pregunta me hizo pensar más.

No respondí de inmediato. Era evidente que mi familia era un desastre y efectivamente, eso sí, me lastimaba mucho.

—A veces suelo decir que no tengo familia, en realidad no la tengo, aunque mamá y mi hermano estén vivos.

—¿Por qué?

—Tú siempre andas de metiche, queriendo saber sobre mí.

Asintió con una ligera sonrisa en el rostro.

—Es verdad. Me intrigas mucho y ya lo sabes, quiero ayudarte.

Pero aún, yo no era capaz de entender cómo podría ayudarme un tipo como Francisco.

—Está bien. Te contaré sobre mi familia.

Bebí un poco y el sonido de la trompeta me hizo sentir libre. ¡Los corridos tienen un sentimiento escondido!

—Te escucho.

Respire profundo, hice contacto visual con él y me arme de valor.

—Papá enfermo. Ya sabes, de esas enfermedades que aparentemente tienen cura y al final resulta que no. Él era dueño de un mega lote de autos y eso nos permitía tener una estabilidad económica alta. Con la enfermedad, papá le pidió a mi madre que se hiciera cargo del negocio, pero ella le dio esa encomienda a mi hermano. ¿Por qué lo hizo? Germán siempre ha tenido el don de hablar mucho y convencer a multitudes. Todo parecía acomodarse, papá parecía no sufrir y se estaba recuperando mucho. Yo era el que más se encargaba de cuidarlo, pasaba mis días después de clase con él y me gustaba. ¡Papá no merecía estar enfermo! Pero supongo que eso me enseño a ser fuerte. Días antes de que él muriera, mi hermano hizo un negocio turbio con un cliente que en realidad era narcotraficante y eso hizo que perdiéramos mucha capital del negocio, porque mi hermano resultó estafado. Papá murió, eso implico más gastos y poco a poco, mi hermano termino de hundir todo lo que mi padre había logrado sacar a flote. Entonces, después del funeral, él me usó para pagar una deuda. Me acuerdo que, me emborracho, me hizo beber hasta que perdí el control de mi cuerpo. Amanecí en la cama de un hombre al que yo nunca había visto y Germán se encargó de que mi madre descubriera la escena. ¡Me sentía tan mal! Neta que me daba mucho coraje saber que mi hermano era una basura. Mamá se enojó mucho conmigo y me corrió de la casa. Ese hombre volvió a contactarme después y entonces, se me iluminó el foco con la idea de grabar porno.

—¿Pero por qué grabar? Digo, tu hermano te jugó chueco, pero, creo que había otras formas de poder...

—No tenía a donde ir. Literalmente me echaron a la calle y cuando este hombre se ofreció a estar conmigo de nuevo, no dude en ponerle un costo a ese encuentro. Eso pasó por algunas ocasiones hasta que él se mudó y jamás he vuelto a verlo.

—¿Y cuánto tiempo planeas seguir así?

—Creo que ya te lo había dicho. Soy creador de contenido para adultos solo por un tiempo. Aún no sé cuánto más grabaré o si ya estoy listo para dejarlo. En realidad, también estoy terminando de pagar una deuda que mi familia adquirió cuando papá murió. ¡Mi hermano y mi madre le deben dinero al hombre que me uso!

—¿Y no sientes que estás viviendo sin un propósito?

La voz de la doble P me hizo sentir frágil.

—A veces creo que el futuro es incierto. No sé, lo de mi papá me hizo ver que en realidad debes centrarte siempre en vivir un día a la vez.

—¿Y te está funcionando?

Sonreí.

—Sí. Estoy vivo y eso es ganancia.

—¿Y sobre el chico que se te propuso en clase?

—Exhibirte en internet es fácil, en realidad es más fácil exhibirte y sexualizarte que aprender a vivir con que la gente te identifique por gemir bien rico. No creas que para mí es fácil aceptar y escuchar lo que murmuran sobre mí en la escuela o en la calle. ¡Todos los días intento sentirme bien! En realidad no he hecho nada malo o al menos eso creo. Pero, para una persona como yo, tener a alguien de forma romántica en mi vida no es algo sencillo.

—¿Te han ofrecido propuestas así antes de él?

—Sí. Pero también me he dado cuenta de que algunas propuestas solo son un juego y yo no estoy para perder mi tiempo con hombres inseguros de lo que quieren.

—¿Y...?

—Podrías dejar de jugar al detective conmigo. Es suficiente por hoy.

Sus labios se dibujaron con una sonrisa. Asintió. Parecía pensar en algo y entonces hablo.

—Te agradezco mucho el que me hayas contado todo esto. ¡A esta clase de encuentro me refería!

—¿Esta clase de encuentro? —No entiendo a qué se refiere.

—Quería conocer tu parte sensible que no muestras a cualquiera. ¡Te agradezco! Ya sé en qué debo ayudarte, conozco tu pasado.

Me saco un poco de onda su comentario.

—¿En qué me vas a ayudar?

El timbre de mi casa sonó. Parecía que alguien estaba esperando a que yo le abriera.

—Iré a abrir.

—Por supuesto. Pasaré a tu sanitario.

Camine hasta la puerta, me asome a la mirilla y cuando vi su rostro, me sentí bien. Abrí la puerta.

—¡Hola guapo! —Se acercó a besar mi mejilla y su perfume me hipnotizó por algunos segundos.

¿Qué estaba haciendo él aquí?

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