Capitulo 13

—Ohhh hola Lukas. ¿Listo para la historia?

—Si… Mi papá está conmigo —Me mostró a Adrián que me miró con una sonrisa incómoda

—Me di cuenta. Hola señor Evans

—Hola señorita Morales— Asentí y traté de olvidarlo para sentarme solo en Lukas

—Bueno… Lukas ¿Empezamos la historia?

—Si… Quiero un cuento para dormir

—Está bien… ¿Y cuál quieres?

—Uno tuyo. Ya me sé todos los de los libros. Mi papá antes me leía cuentos para dormir

—Entonces te puedo inventar uno… ¿Hacemos el intento?

—Siiii —El niño festejó y se acomodó con el celular a un lado de la cama, Adrián era quien lo sostenía y el pequeño se acomodó en los brazos de su padre para que yo comenzara a contarle la historia

—Bueno… Había una vez una hermosa princesa de ojos azules que se enamoró de un príncipe muy amable y amoroso de un reino muy lejano. Ellos eran muy queridos por todos y el rey de la región se encantó con ellos, por lo que aprobó su matrimonio y ambos empezaron a gobernar su pequeño, pero rico y amable reino.

—Pasaron los años y el príncipe y la princesa tuvieron una niña que heredó los ojos de su madre, el papá de la niña le encantaba cargarla en sus brazos y decirle que sus ojos eran como el océano y amaba mirarlos… La niña creyó que siempre le escucharía decir eso a su padre, pero un día su padre a quien tanto amaba murió por una misteriosa enfermedad, el reino de la pequeña se destruyó. La pequeña princesa Lu quedó sola con su madre; la reina.

—La reina tenía un hermano que era el duque, era un hombre ambicioso que fingía ser amable… Fingía ser el mejor con todos, pero en realidad era un lobo disfrazado de oveja… La reina quedó destruida por la muerte de su esposo y dedicó a su hija, pro ente el duque tomó el control del reino, fingía ser amable y querido por todos… Incluso era amable con la princesa pequeña Lu

Pero un día el duque quiso hacerle daño a la princesa, él planeaba matarla para quedarse con el reino solo para él

—¿Y lo logró? ¿Le hizo daño a la princesa Lu?— No me había dado cuenta de lo concentrados que estaban ambos, una lágrima de dolor salió de mis ojos y las limpie rápidamente… Me encantaría poder decir que él no logró hacerle daño a la princesa… Pero si logró matarla

Vi la mirada brillante de Lukas y no me permití hacerlo llorar, quería seguir mirando esa sonrisa. Así que le describí el cuento como me gustaría que hubiera sucedido

—No… No logró hacerle daño. El día que le quiso hacerle daño a la princesa y la amarró en una gran torre escondiéndola de su madre, llegó un príncipe de otro lejano reí al escuchar sus gritos de auxilio. Rápidamente, sin tenerle miedo al peligro, subió la torre y rescató a la princesa

—¡Qué valiente fue el príncipe! ¿La princesa se queda con él? —Lukas es bastante inteligente por lo que veo

—La princesa quedó muy agradecida, ya que tenía miedo de morir, pero en cuanto iban bajando la torre, el duque apareció con la reina; la mamá de la princesa Lu. La princesa Lu tenía mucho miedo, pero le daba más miedo perder a su madre, el príncipe se dio cuenta de eso, lanzó su poderosa espada en el pecho del duque y el duque calló al suelo muerto

—Siiii— Festejó el pequeño Lukas— ¿Y qué pasó con la princesa Lu y la reina? ¿Y el príncipe?

—Bueno… La reina se dio cuenta de que aún podían salvar el reino, así que con ayuda de las personas remodelaron el lugar y quitaron todo lo dañado de ahí. El príncipe que solo pensaba irse de viaje se enamoró de la princesa Lu… Pero la princesa Lu tenía miedo de los hombres porque le recordaban a su tío; el malvado duque cuando la lastimó, así que se encerró en su habitación sin ver a nadie

—¿Entonces no vivieron felices por siempre?— No pude evitar notar que Adrián escuchaba con mucha atención como si tratara de descifrar cuanto de la historia era ficción o si había, aunque sea una pizca de realidad en ella

—Esa es la mejor parte… El príncipe amaba tanto a la princesa Lu que empezó a buscar una poción mágica del olvido para ayudar a la pequeña princesa a olvidar lo que le daba miedo, busco y buscó por mucho tiempo. Incluso peleo con un dragón para conseguirla

—¿Y la consiguió? —El plan era que Lukas se durmiera, pero estaba sentado superatento

—Si… Finalmente, encontró la posición, el príncipe se la llevo y ella la bebió. El día siguiente la princesa había olvidado todo, y era como si jamás hubiera dejado de sonreír y ver el mundo de la manera maravillosa en la que lo veía antes de que el duque le hiciera daño. Había olvidado todo su dolor y miedo, entonces sin dudarlo besó al príncipe y se casaron

—¿Y vivieron felices por siempre?

—Así es… Vivieron felices por siempre… Incluso tuvieron un muy lindo hijo. Se llamaba Lukas

—¿¡Como yo!?

—Siiii. Como tú, es que eres muy popular ¿Te gusta?

—Sí, me gusta.

—Bueno. La princesa Lu se casó con el príncipe y juntos tuvieron se convirtieron en el nuevo Rey y Reina del lugar, tiempo después tuvieron al príncipe Lukas, el cual fue igual de feliz que su madre; la princesa Lu e igual de valiente a su padre; el príncipe

—¿Y el príncipe no tiene nombre?

—Así es ¿No tiene nombre el príncipe?— Esta vez fue Adrián el que preguntó curioso

—No, no tiene— Aseguré… Porque en mi historia no había un príncipe real

—¿Y si le colocamos al príncipe como mi papá? Si yo soy el príncipe Lukas, papá puede ser el Rey Adrián y tú puedes ser la princesa Lucí

—Claro… después de todo es solo una historia, no tengo problema— Dijo Adrián y yo solo asentí algo desconcertada. ¿¡En qué rayos me había metido!?

—Claro… solo una historia— Sumida en mis recuerdos, negué con mi cabeza apartándolo y sonreí al celular. —¿Te gusto la historia Lukas?

—¡Sí! Me encantó, eres muy buena

—Y a mí me encantó contártela… Es hora de dormir ¿No es así, señor Evans?

—Así es hijo, y mañana tienes que ir al colegio

—Bueno. Buenas noches, Lucí, gracias por la historia. ¡Ah Lucí!, ¿Puedo llamarte todas las noches? Me puedes contar más historias

—Claro, siempre que quieras puedes llamarme, pero la próxima vez procura hacerlo sin tu padre, la historia es solo para dos— Dije sarcásticamente y él frunció el ceño

—Te recuerdo que es mi celular

—Y yo que es mi historia

—Y yo que son mis oídos

—Y yo que es mi tiempo

—Al igual que el mío. Yo decido en que desgastarlo, así que si decido desgastarlo escuchando historias es mi problema

—Entonces debo decirle que bajó sus estándares. Después de todo el gran Adrián Evans se rebaja a escuchar historias improvisadas

—Lo sé. Pero no es la gran cosa. Ya presencié una actuación muy mala de una berrinchuda alérgica al maracuyá ¿No? —Si lo tuviera frente a mí le lanzaría lo primero que encontrara. Le hice una mueca de disgusto, pero no se me ocurría que responderle, no me quería dejar ganar

—¿Qué pasó? ¿La actriz de silla de ruedas se quedó sin palabras?— Su tono burlesco me desquiciaba

—Como sea— Rodé los ojos y él soltó una sonrisa seca que ignoré y colgué dejando el teléfono a mi lado

—Aj en que me metí. Ni porque tuviera talento para contar historias —Me dije a mí misma y me metí al baño a lavarme el rostro

La historia que le conté a Lukas vino a mi mente, vi mi reflejo distorsionado en el espejo por el vapor y pasé mi mano dejando ver solamente mis ojos en mi reflejo

—A mí también me hubiera gustado que ese príncipe hubiera llegado… Y que existiera esa poción— Susurre mirándome al espejo, mis lágrimas empezaron a salir, cuando me veía al espejo me daba asco a mí misma, me sentía sucia, usada, perdida. Lancé una crema que rompió el vidrio en pedazos y Karen llegó corriendo, pero no pudo abrir la puerta, ya que tenía seguro

—¿Lu? ¿Está todo bien ahí?

—Si-si… No te preocupes— Musité en voz baja— Solo se me calló algo y quebré el espejo sin querer, ve a dormir tranquila

—Lu… ¿Estás segura?

—Si-si… Vea a dormir, tranquila

—Bueno… Pero sabes que aquí estoy si necesitas hablar

Escuché que la puerta de mi habitación se cerró, así que me agaché y tomé una cesta donde empecé a colocar los vidrios rotos en ella, fue una mala opción porque me corte con una la palma de la mano al apretarlo fuerte, me empezó a salir muchas sangre, pero eso no me importó, la dejé salir… Tal vez eso era una mejor opción… dejarla salir

Terminé de echar los vidrios rotos en la cesta y tome una blusa vieja que usaba, la arranque y tome un pedazo donde me envolví la mano, luego me dejé caer a la cama, me sentía cansada, exhausta, como si tuviera al mismísimo Titanic sobre mis hombros y no hubiera nadie que me ayudara a sostenerlo.

Seguir llorando en mi cuarto en silencio que no sentí cuando me dormí

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