Capitulo 9

Después de cerciorarme que comiera todo me fui a mi casa, debía hacer la cena para Karen y yo. Ella llegaba cansada del colegio donde daba clases, los niños a veces eran como pequeños terremotos andantes, no la entiendo a veces si ellos son una lindura… Siempre soñé con ser madre y darle amor a mis hijos, dispuesta a dar mi vida por ellos pero… Eso ya no es posible, no para una mujer como yo

-¿Entonces si iras a esa cita a ciegas? –Me preguntó Karen más emocionada que yo

-No tengo opción… se lo prometí a mamá

-Bueno… la verdad estoy de acuerdo con tu madre, llevas mucho soltera y tal vez… sea comento de continuar y darte una oportunidad- La vi como si hubiera cometido un crimen y se calló avergonzada

-Sabes perfectamente porque no confío en los hombres. No necesito un hombre a mi lado y menos para salir lastimada

-Si es el indicado no saldrás lastimada, es al contrario, él te protegerá y te cuidará, te ayudará a sanar

-No necesito eso- La corte sosteniendo mi cuchara y dejé la comida a un lado- Iré a dormir

-Espera… ¿Ira a la cita?

-Sí, no es la gran cosa. De todas maneras no funcionará

-¿porque estas tan segura?

-Porque me encargaré de eso- Me acosté a dormir y pensé en todas las maneras posibles de arruinar una cita a ciegas, incluso busque en internet, desde no cepillarme o lavar al cabello, el atuendo, los modales, los temas de conversación… Todo lo tenía a mi alcance, pero eso no sería suficiente, además conociendo a mi madre me llamaría antes para ver cómo voy vestida y maquillada…

-¿Vas para tu cita a ciegas?-La voz de Karen me sacó de mis pensamientos

-Si- Le dije sonriendo y ella me miró de arriba abajo

-Crie que habría algún truco… Al parecer si pensaste en lo que te dije

-Oh por supuesto que sí, lo pensé toda la noche y- Una videollamada de mi madre apareció, efectivamente la conocía bien

-Hola cariño ¿Ya estas lista?

-Si mamá. Lo estoy

-A ver… déjame verte querida, aleja el celular- Lo alejé y me di una vuelta, me miraba bastante bonita y sencilla, amaba vestirme con ropa cómoda y sencilla. Aunque me la pasaba dibujando bocetos y creando diseños que soñaba con ser diseñadora de modas pero eso era… Muy riesgoso para mí, ni loca me metería en un mundo donde la belleza es lo único que importa y los hombres… abundaban

-Pero te ves hermosa hija. Me alegra mucho que hayas accedido

-Lo sé mamá… Voy a ir ya, no quiero llegar tarde, nos vemos

Colgué la llamada y Karen me estaba mirando con su mirada analítica que odiaba porque siempre me leía la mente

-¿Dónde está el truco?

-¿De qué hablas? No te entiendo

-Sabes de lo que hablo. ¿Cómo vas a arruinar la cita a ciegas?

-Bueno… Tal vez busque en internet cien cosas que no debo hacer para que una cita a ciegas salga bien, pero puede que… las haga todas

-¿¡Que!? ¿Estás loca? Puede que sea un buen hombre

-No me voy a arriesgar a averiguarlo, es mejor prevenir que lamentar

-¿Al menos sabes cómo se llama el hombre?

-Creo que es- Metí mi mano a ver la tarjeta con el nombre de él que mi madre me había dado, ni el nombre me sabia- Se llama Adrián Evans

-¿¡Por Dios, Adrián Evans!? ¿Ese dios griego? –Chilló emocionada, a veces parecía que yo era la mayor y ella la menor pero era totalmente al contrario

-No grites

-¿Cómo no voy a gritar? Si ese hombre es el sueño de cualquier mujer

-Pero no el mío. Nos vemos – Salí dejándola con la palabra en la boca y me dirigí al restaurante del cual mi madre me dio una dirección, pero antes… Fui por algo que encargue especialmente para la cita a ciegas

-Señorita firme aquí y podrá llevarse el articulo

-Claro, firme con una sonrisa y miré la caja feliz

-¿Es para algún familiar enfermo?

No, es para un asuntó más importante- La mujer me miro como si fuera una loca y bueno… tal vez no estaba tan lejos de la realidad, después de todo no todos los días una mujer en perfectas condiciones compra una silla de ruedas y se siente en ella fingiendo ser discapacitada.

Salí del lugar en silla de ruedas y coloque el bolso en mis piernas, luego llegue al restaurante. Por un momento me sentí diminuta ya que el lugar era mucho más lujoso y prestigioso de lo que creía

-Bueno… No hay vuelta atrás – Me dije a mi misma y entre en la silla de ruedas, un camarero se me acercó con una sonrisa incomoda y me preguntó si tenía una reservación

-Si… Una con el señor Adrián Evans ¿Sabe si ya llegó?- Le pregunté con naturalidad y lo vi mirarme de arriba abajo

-¿Segura de que a quien espera es usted? ¿O acaso usted es alguna de sus admiradoras que busca darle lastima?- No pude pasar desapercibido su burla y me dieron ganas de pararme de la silla y darle un puño pero me contuve

-No soy su admiradora, y a decir verdad no lo conozco y su pudiera no habría venido. Así que solo dígame en que mesa esta para ir

-Cla-claro… -Algo avergonzado se acercó a un hombre que estaba sentado de espaldas y luego miré que el hombre volteo hacia atrás deteniendo su mirada en mi con confusión. Al parecer arruinar la cita era más sencillo de lo que creí

Pensé que solo le diría al camarero que me echara, si lo hacía yo saldría por mi cuenta bastante feliz, pero en vez de eso se levantó y se dirigió a la entrada donde estaba yo. Lo vi a los ojos y percibí cierto disgusto en su mirada. De seguro le enoja verme en silla de ruedas, pensará que lo abre engañado y le hice perder su tiempo

-¿Usted es la señorita Lucia Morales?- Me preguntó con un tono frio y bastante despectivo

-Lo soy ¿Algún problema?-lo reté con la mirada y me vio con una sonrisa burlesca e incluso despectiva

-Ninguno-Soltó sin verme a los ojos y suspiró, luego miro al camarero y él se fue.

-¿Vamos a comer o me puedo ir ya? No tengo mucho tiempo- Le dije sarcásticamente me dedicó una sonrisa de burla como si dijera “Apuesto a que no tienes nada más que hacer o al menos no más que yo”

-Sí, acabamos con esto rápido- Dijo con disgusto y no pude evitar reír. Había logrado mi objetivo

-Perfecto, entonces- Gire mi silla de ruedas dispuesta a irme pero de la nada sentí como me jalaba -¿Qué hace?- Casi entro en pánico pero lo reconsidere cuando me di cuenta que solo me llevó a la mesa donde estaba sentad antes

-¿Por qué hico eso?- Le pregunté a la defensiva

-Porque estabas obstruyendo el paso de las personas en la entrada ¿No es obvio?

Asentí frustrada de no haberme podido ir antes. Supongo que me tocara colocar el plan en acción. “Operación arruinar la cita a ciegas”

Primero empecé a golpear los dedos en la mesa por el silencio incomodo, mire a todos lados menos a él. Según la cita, ignorar a tu pareja causaba que la cita pasara de verde a rojo en gran manera, así que evitaba verlo de todas las manera posibles y me concentré en mi celular fingiendo que él no existía, pero me di cuenta de que el imbécil estaba haciendo lo mismo que yo. ¡Así no llegábamos a ningún lado!

Después llegaron los meseros y empezaron a servir los platos, se veía realmente delicioso

Vi que en medio de ellos había un postre de maracuyá, yo era alérgica al maracuyá y estaba segura que mi madre había colocado eso en mi perfil de citas a ciegas, así que use eso a mi favor

“Fase dos de arruinar la cita a ciegas: Ser berrinchuda”

-¿Acaso no te importo? ¿Cómo puedes ser tan desconsiderado?- Empecé  chillar en voz alta y las personas voltearon a vernos a ver que sucedía, de seguro se sentiría humillado

- ¿Acaso se te olvido que soy alérgica al maracuyá? ¿Tan poco te importo? ¿Me quieres matar? –Cubrí mi rostro fingiendo llorar\, pero la verdad es que estaba por reventar de la risa\, él tenía su rostro rojo de la vergüenza o el enojo\, no lo sé\, pero estaba rojo mirando a todos lados y las personas lo veían mal

-O-oye… No lo sabía. ¿Discúlpame si? Dejémoslo pasar-Dijo en voz baja y aproveché para llorar más duro

-¡¿Dejarlo pasar?! ¿Tan poco te importo? ¿Sabes lo importantes que son las alergias? ¿Y así dices amarme? – Empecé a gritar entre chillidos, pensé que se iría corriendo pero solo tomó un poco de vino y me vio con media sonrisa burlona, así que lo vi de reojo y me percaté de que también me estaba mirando directo a los ojos

-¿Terminaste? ¿Alguna vez te han dicho que eres mala actuando? – Peor que carajos… Me acababa de descubrir. Ya no valía el plan, era mejor decir la verdad y ya ¿No?... Creo que les complacerá saber que no lo hice

-¿Me acabas de llamar berrinchuda? Uy perdón no sabía que hablaba con Mr. Sobriedad. –No se inmuto ante mi sarcasmo

-¿Algo más que decir berrinchuda? Ni siquiera puedes actuar bien

-¿Disculpa? No sabía que estaba frente al mismísimo Leonardo DiCaprio o Bratt Pitt ¡Me disculpo si lo ofendí con mi actuación!, señor… A verdad, ni siquiera sé cómo te llamas o tal vez es que ni siquiera me importa saberlo

-¿Si no querías venir porque rayos estas aquí berrinchuda? ¿Sabes cuánto me habría ahorrado y habría ganado si estuviera trabajando?

-Me da igual, se te ve que solo eres un adicto al trabajo. Voy a comer- Ante lo que dije quedó boquiabierto y lo ignoré. Quité el postre de maracuyá que me había traído y se lo coloque en su plato, el resto lo tomé para mí. No había porque desperdiciar comida.

Aquí un consejo para los que quieren arruinar su cita. Comer como cerdos, eso hice yo.

Me metí todo lo que cabía en mi boca, él solo hacía gestos de desagrado y yo le sonreía sin importarme, incluso las personas me miraban con disgusto, pero me daba igual, de todas maneras no me importaba volverlo a ver, ni a ninguna de las personas que estaban ahí

-¿Quieres?- Le ofrecí de la cuchara que yo había babeado y el negó con la cabeza sin poder gesticular palabra alguna- Bueno, tú te lo pierdes –Le dije burlándome e hizo una mueca de desagrado

-No lo creo. Prefiero seguir vivo a morir atragantado

-¿Acabas de decirme hambrienta? ¿A mí? ¿Me dices cerda y marrana?-Grite en voz alta a punto de llorar de nuevo y el miro a otros lados avergonzado, así que aproveché eso y empeche a llorar, incluso voté alguna comida que tenía en mi plato fingiendo ser arrebatada pero de la nada llegaron las meseras que nos atendieron

-Señores… Les podemos que por favor bajen la voz, hay muchas personas que quieren disfrutar pero nos han manifestado que ustedes no los dejan

-Sí, una disculpa- Les dijo él y las mujeres se fueron, luego me miró como si quisiera matarme y me tomó de la mano fuerte que no pude ni reaccionar del susto

-Que ni se te ocurra hacer otro berrinche o te ira mal. No me interesa saber porque estás aquí o porque tu mala actuación pero esta tontería se acaba ahora si no quieres que llame a la policía y te meta a un manicomio ¿Me entendiste loca demente?– Me dijo claramente enojado en voz baja como si tuviera inyectada sangre en sus ojos

Al parecer lo que hice surtió efecto, se veía bastante enojado

-Primero que nada, mi berrinche es bastante bueno porque si logre sacarte de quicio, en segundo lujar jamás habría venido a una cita a ciegas si lo hubiera podido evitar así que no te sientas la gran cosa. Y si pensaste que tu dinero o riqueza me iba a hacer temblar pues te equivocas. He pasado mucho más de lo que crees así que solo mueve tu trasero a tu auto y vete de aquí –Le dije en el mismo tono con la mirada firme y el me miro atónito

-Espero no volverte a ver Lucia Morales-Me dijo al levantarse de la silla mientras le hacía señal a la mesera a que viniera

-Pues el sentimiento es Mutuo Adrián Evans – Le respondí al ver que iba a pagar la cuenta y se la quité

– No me interesa deberte nada. Así que- Miré a la mesera- Señorita por favor divida la cuenta a la mitad – Le dije con la mirada dándole mi tarjeta y le mujer la tomó

Adrián solo me miraba como si trataba de descifrar porque había pagado lo mío así que lo confronté

-¿Qué? ¿Tan raro es que una mujer pague por lo suyo? No todas somos unas mantenidas materialistas, o al menos yo no lo soy- Le dije con la mirada seria y me levanté de la silla de ruedas. Eso lo dejó más atónito aún

-Espero no volverte a ver en mi vida Adrián Evans- Me fui del lugar y más de uno quedó espantado porque salía caminando. Quería reírme pero el plan era salir con la cabeza en alto y segura de que ese hombre jamás quiera volver a verme, pero al parecer debí esforzarme más porque mientras esperaba un taxi afuera del restaurante él me tomó del brazo y por instinto le di un puño en la cara

-¿Acaso estas demente? – Me preguntó tapándose la nariz

-¡El demente eres tú por tocarme! ¿Acaso te crees que está bien tomarme del brazo?

-Estás loca, solo te iba a devolver el bolso, lo dejaste en la silla de ruedas-Me gritó con su mano aun en su nariz y yo quedé pasmada... como que habia metido la pata

-…

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