Capitulo 12

—Coloca eso allá antes de que me arrepienta de haberte servido a ti también comida— Dije entregándole el plato y llevo la avena de él y Lukas, después yo llevé el plato con algunas frutas en formas de animalitos.

Me encantaba hacer pequeñas serpientes con frutas cortadas y unirlas con palitos de madera, encima le coloqué un poquito de azúcar para que el niño se las comiera todas.

—¡Qué rico! Gracias Lucí

—No me agradezcas… Solo asegúrate de terminar todito ¿Bien?— El niño asintió con una sonrisa y comenzó a comer, por otro lado, Adrián estaba en silencio, no dejaba de mirarme como si me analizara, lo cual me incomodara. Observé a todos lados a ver si la casa tenía cámaras de seguridad, o las salidas de emergencia. Debía estar preparada a todo

—¿Viven solos aquí, Lukas? Es bastante grande— Le pregunté al pequeño. Era mejor que hablar con el papá

—Vivimos papá y yo… pero el señor Alberto y los que cuidan y hacen oficio están en otro lado de la casa, allá— Me señaló una puerta en la esquina… Conocía eso, en la antigua mansión donde vivía también teníamos empleados… pero aun así nadie me ayudo ese día. Apreté mis puños y me concentré en el pequeño

—¿Entonces tu padre y tú viven en esta casa tan grande? ¿No te aburres?— Tenía curiosidad por su madre, pero sería demasiado preguntarlo

El pequeño guardó silencio y vio a su padre con una expresión de tristeza y empezó a jugar con sus deditos nervioso

—Sí, vivimos solos. ¿Por qué?— El tono despectivo de Adrián en guardia me hizo guardar silencio.

Terminaron de comer y Adrián le dijo a Lukas que se fuera a colocar ropa para dormir, la que yo le había colocado, ya estaba muy sudada y algo mojada por los pañitos que le hice. El niño subió las escaleras y Adrián hizo un carraspeo señalándome que habláramos

Se sentó en su sofá y me indico que me sentara al lado, pero referí sentarme en otro sofá alejada a él

—Es para no tener que hablar alto, que quería que te sentaras a mi lado —Aclaró incómodo

—Desde aquí lo puedo escuchar bien, señor Evans

—¿Ahora soy señor Evans? ¿No imbécil o tonto?

—Así es. Viene aquí a hablar de Lukas —Se cruzó de brazos y guardo silencio a lo que iba a decir

—¿Qué ocurre con mi hijo?

—Bueno… Como le explique anteriormente Karen, la educadora y cuidadora de los pequeños a donde asiste, Lukas me ha pedido venir en su lugar, ya que tuvo una emergencia. Básicamente, quería plantearle que nos preocupa lo introvertido que es Lukas, es bastante tímido, no tiene amigos y casi siempre mantiene alejado solo, se le dificulta hablar

—Me he dado cuenta… Pero… sinceramente no sé qué hacer

—Bueno, en estos casos… Es posible que sea por problemas desde casa, tal vez él lo que necesita es crear confianza con su familia, en estos casos ayuda mucho la presencia de papá y mamá. A él pasar tiempo con usted le debe significar mucho porque viven solos y por lo que veo… Trabaja bastante o me equivoco

—Tengo una colección de ropa que sacar en menos de una semana

—¿Le importa más eso que su hijo?

—Ese no es su problema. Además, estoy muy ocupado

—De hecho, si lo es, me importa el pequeño y quiero que su salud emocional mejore ¿Usted no?

Soltó un suspiro frustrado y me miró a los ojos para dejarme continuar

—Además de pasar tiempo con él, para un niño es muy importante el acompañamiento de una madre, ellas suelen brindas seguridad, amor, comprensión y presencia ¿No hay manera de que él pase tiempo con su madre al menos una vez por semana?

—No. Con ella no contamos para nada. Después de tenerlo me lo dejó y se fue a casarse con un hombre rico —Su tono dolido no pasó desapercibido por mí y el lugar fue invadido por un silencio incómodo

—Bueno… Y no tiene alguna imagen femenina en casa, una niñera, nana o alguien que le brinde ese calor de una madre

—No, ¿Tienes más preguntas?

No. Eso sería todo. En el colegio infantil trataremos de lograr que él se abra más e interactúa más con los niños, pero como le dije desde el hogar es fundamental que él tenga personas con las cuales relacionarse

—Lo sé.

—Perfecto – Guardé silencio al verlo a los ojos y él me vio directo a los míos también, ninguno quería despegarlos, era como una mirada retadora y yo odia perder, no podía dejar que creyera que podía tener algún control sobre mí. Me levanté y le hice una especie de reverencia para salir, él me iba a acompañar a la puerta y el pequeño Lukas bajó las escaleras corriendo

—¡Lucí, ya te vas!

—Si pequeño… Es muy tarde y ya hablé con tu padre lo que tenía que hablar

—Pensé que viniste a hablar conmigo— Empezó a gimotear y se alejó a punto de llorar, por lo que me arrodillé abriendo mis brazos y el vino tímidamente hacia mí

—Vine por ti y para hablar con tu padre, pero íbamos a hablar de ti. Le dije que en el colegio íbamos a jugar más seguido contigo ¿Te gusta la idea? – Él solo asintió y cuando me iba a parar, pero Lukas tomó mi mano con sus ojitos llorando

—¿Podrías quedarte conmigo?

—¿Eh?— Vi a Adrián y él me miró igual de sorprendido que yo —No pequeño yo…

—Por favor… Mi cama es muy grande, también tenemos muchas habitaciones ¿Cierto papá? —Adrián asintió y me miró a los ojos incómodo

—Pero pequeño… ¿Por qué?… Solo nos conocemos hace poco

—No importa. Tú me tratas bien, te quiero… Pensé que tú también me querías… ¿Tú-tú no me quieres?

—Por supuesto que te quiero pequeño, o si no, no habría venido a verte. ¿Qué tal si mejor duermes con tu padre?

—No… duermo con él casi siempre. Quiero dormir contigo ¿Podrías ser mi mamá?

—¿Qué?

—¡Lukas!–El tono frío y serio en el que Adrián lo llamó causó que el niño se escondiera detrás de mí, por lo que miré de manera acusadora a Adrián y evito mi mirada. Luego suspiró y trató de acercarse a Lukas — No quería asustarte, hijo… Pero ella no se puede quedar, ya tiene que irse

El pequeño empezó a llorar, realmente me sentía mal, no me gustaba verlo llorar y menos por falta de amor o cuidado, se notaba que quería sentir el amor de una madre. Pero quedarme en un lugar desconocido con un hombre no ea una opción

—Tengo una idea Lukas —Me arrodillé de nuevo para verlo a los ojos y él se limpió las lágrimas

—¿Qué te parece si te doy mi número y cuando llegue a mi casa te llamo y hacemos una videollamada? Te puedo contar una historia desde ahí, ¿Qué te parece?

—¿En serio?— Miro a su papá expectante y Adrián asintió un poco desconcertado

—Si… Lo haré. Te llamaré en cuanto llegue a mi casa ¿Bien?

—Siiii— El niño comenzó a saltar y le quitó el teléfono a su padre del pantalón y me lo pasó a mí, Adrián se sorprendió y yo carraspeé incómoda

—Está bien… Si es para contarle historias no me opongo— Anoté mi número de teléfono y abracé al pequeño antes de irme, cuando estaba por llegar a la entrada principal de la mansión sentí que alguien me tomó del brazo y sin pensarlo le lancé una patada en medio de las piernas

—¿Adrián?— Se colocó sus manos en sus partes y calló de rodillas al suelo

—¿Qué acaso no puedes dejar de golpearme loca? ¡¿Tanto me odias?!

—Tú fuiste el que me toco. Te dije que no lo hicieras ¿Y por qué rayos me seguiste? ¿Qué querías hacerme? —Saque el gas pimienta de mi bolso y se lo apunté a la cara

—¿Por qué supones que quería hacerte algo? ¿Podrías bajar eso? Solo quería agradecerte por lo que hiciste

—No lo hice por ti. Solo lo hice por Lukas

—Lo sé. Aun así… Lo salvaste

—No es para tanto, su salud está bien

—Claro

—Si eso es todo, ya me voy

Espe-Volteé y él estaba a punto de tocarme de nuevo, pero antes de hacerlo alzó sus manos a la altura de su cabeza

—No te toqué— Parecía asustado

—Lo sé. ¿Qué quieres?

—Es muy tarde ¿Te irás sola?

—Es mejor estar sola que mal acompañada

—No pretendía acompañarte loca. ¿Sabes manejar auto?

—Si ¿Por qué?

—Toma— Me lanzó una llave que atrapé en el aire— Son las llaves de uno de mis coches, me lo puedes devolver mañana cuando vaya a dejar a Alex al colegio

Iba a devolvérselas, pero antes de hacerlo se fue dejándome con la palabra en la boca, vi a mi alrededor y en la parte de atrás había cuatro autos parqueados en un garaje. Apreté el botón de las llaves y sonó un auténtico Ferrari color rojo, abrí mis ojos sorprendida. Dude si subirme o no, pero realmente era de noche y no era seguro andar sola para tomar un taxi hasta la avenida, ya que no tenía batería en mi celular para llamar un Uber

Me subí al auto y Wow, conduje a la máxima velocidad que pude y llegue rápido a casa, incluso me daban ganas de dormir ahí por lo cómodo que era, pero no quería dañarlo y meterme en problemas, si le sucedía algo ni trabajando toda la vida podría pagar un auto como esos

Al entrar a casa Karen me estaba esperando con los brazos cruzados superemocionada

—¿Y ese auto? ¿Quién te trajo?

—Nadie… Es prestado

—¿En serio? ¿Quién? ¿Por qué? ¿Adrián Evans no quería que estuvieras rondando sola en la noche y te dejó su propio auto?— Su sonrisa coqueta me desconcertó

— ENTONCES SABIAS QUE IBA A VERLO A ÉL ¿O NO? —Empezó a burlarse —No tenías ninguna emergencia, me enviaste directo a su casa aun sabiendo que era mi cita a ciegas

—Ay amiga. Ambas sabemos que ese hombre lo vale, traté con él en el colegio infantil y es muy amable

—Como sea. No me interesa

—¿A dónde vas?

—A cargar mi celular, debo llamar al pequeño Lukas

—Así que no te importa, pero te llevas bien con su hijo

—¿En qué documento dice que no nos podemos llevar bien con niños pequeños sin estar interesados en sus padres? Su papá me da igual, me importa el pequeño y sabes por qué

—Bueno… Como digas. Pero ten cuidado, puede que se encariñe demasiado contigo, el hombre es soltero

—¿Y qué tiene? Él no me importa

—Pero el niño querría verte como su madre

—No tengo problema con ello, yo estaría encantada con tener un hijo así como él… Pero no puedo… déjame disfrutar este momento y ya

Me encerré en mi cuarto y me cambié de ropa colocándome una más cómoda, mi celular ya había cargado un poco y marqué al número de Adrián

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