Pelea

Mi cuerpo sintió un desahogo liberal, Elián se atrevió a poseerme de la forma más brutal y placentera posible, como explicar lo que había pasado en ese diminuto lugar, sabía que su piel era prohibida para mí, afuera una mujer maravillosa esperaba por él. Acomode mi vestido y salí sin dejar ninguna pista de aroma a sexo, deslice mis manos por mi cabeza, no podía creer lo que había hecho, odiaba por completo a ese tipo, solo me tocaba resignarme y continuar.

Eduar sonrió alegremente, cuando me vio salir del baño de mujeres, se tomó algo de tiempo para buscarme ante la multitud y el inmenso lugar, a pasos ligeros se acercó.

- ¡Ven bonita!..- me desplazo por el gran salón.

- ¿Qué ocurre?- le pregunté.

- No aguanto más estas ganas de hacerte el amor- me dijo al oído. Yo tampoco podía aguantarme más, quería olvidar lo que hice el en baño, olvidar su olor, eh impregnar mi cuerpo con el aroma de Eduar, si quería salvarme de ir presa, tenía que borrar muchas evidencias, evidencias que Elián tenía acceso.

El palacio tenia muchos rincones donde esconderse, cuando estábamos por subir las escaleras de mármol, para buscar un sintió donde tener más intimidad, Mía nos detuvo, distrayendo mis pensamientos.

- No quiero interrumpir su juego, pero estoy buscando a Elián, ¿alguno de ustedes lo vio?- preguntó algo cansada y agitada, se había recorrido todo el lugar, intentando encontrar al detective.

Di media vuelta con la vista.

- Ahí viene- le dije, venía con el rostro sereno y tranquilo, tenerlo frente de mi otra vez me causaba repugnancia - ¿Tú y el detective son pareja?- quería matar mi curiosidad y le pregunté.

- Estamos comprometidos, aún no fijamos fecha, pero desde luego están invitados- respondió a mi pregunta.

- Mi amor ¿dónde te metiste?- le pregunto Mía tomándole del brazo.

- Estaba peleando con mi destino- le respondió dirigiendo su mirada hacia mí, mi enojó flotaba en el aire, tenia ganas de escupirle en la cara, pero tomé la calma.

- Pero si tu destino soy yo mi amor- dijo dándole un beso corto juguetón.

Elián sintió algo de incomodidad, por mi presencia.

- Nosotros ya nos vamos de la fiesta, tenemos una velada personal- les dijo Eduar y me llevó con él.

En medio del jardín me tropecé con un pequeño tronco y casi caí, Eduar reaccionó rápido y me tomo en sus brazos para no caer, lo tenia tan cerca de mi que no pude abstenerme más y lo besé con mucha intensidad, sus manos cubrieron mi cintura. Por el balcón Elián dirigía su mirada hacia mi, fruncía los dientes, su expresión facial y su postura corporal, era resultado de que su circuito cerebral trabajaban a full.

Nos apartamos para tomar algo de aire.

- Termina la noche conmigo Ariana... dijo suspirando.

- Eduar, no quiero meterme entre tus piernas esta noche, estoy muy agotada- murmure y di un paso para irme, tenía muchas cosas en que pensar después de está noche.

- Ariana, tu frialdad hace que te quiera más y más, una chispa enciendes en mi cada que te veo, no te das cuenta de que me vuelves loco, ¿de qué te ocultas?, dime... ¿por qué me rechazas?, ¿a qué le tienes miedo?.- dijo tomando mis manos. Muchas preguntas a la vez que nunca serían contestadas.

- Eduar, mira a tu alrededor, muchas mujeres muy sensuales está noche quisieran estar contigo, ¿por qué no les das una oportunidad?...

- Yo solo te quiero a vos, porque es tan difícil que lo entiendas maldita sea- levantó un poco la voz tomándose de la cabeza.

Nicolás no sé dé donde apareció, pero algo escucho de la conversación.

- Eduar, deja que se vaya- le dijo al notar todo el alcohol que había consumido.

- No te metas en este asunto Nicolás, tú también la miras de misma forma que yo la miró, y no te daré ese espacio- le grito.

Eduar no era nada tonto, había notado algo extraño en Nicolás, cuando le mencionaba mi nombre él no podía ocultar un brillo profundo en su mirada. Esta pelea de masculinos me aburría, mientras ellos disputaban, yo me subí al taxi y me fui a mi casa.

Mi raciocinio me obligo a canalizar y volver en sí, el detective sembró dos semillas en mi cabeza esa noche, era difícil descifrar lo que quería de mi. "¿por qué dejó que me acerque tanto a él?, ¿será que ya encontró algo de mi y quiere acercarse para sacarme más información?", muchas preguntas en mi cabeza daban vuelta. Abrí un poco la ventana del auto para tomar un poco de aire, vi como las ramas de los árboles se balanceaban con el viento, muchas hojas caían al suelo para volver a nacer en cualquier otro lugar, pero yo "¿cómo volvería a nacer?", me preguntaba, no estaba preparada para lo que venía.

El viaje terminó, cuando llegue a mi casa me llevé una gran sorpresa, cuando puse mis pies en el suelo quise sacar algo punzante de mi bolso y clavárselo en los ojos, mis reacciones neuronales hicieron que inhale aire y me tranquilice, Elián estaba parado frente al edificio donde vivía, caminaba de un lugar a otro, mirándose de vez en cuando en la fachada, cuando me acerqué enseguida se abalanzó donde mi, me besó con una gran pasión, rápidamente lo aparte de mí, pero antes mordí sus labios y le saque algo de sangre. No quería hacer esto otra vez, pero estaba obligada a ensuciar mi cuerpo con el suyo, si quería descubrir lo que quería de mi.

Le invite a pasar a mi casa, ninguno decía ninguna palabra, mientras subíamos en el ascensor, cuando llegamos abri la puerta y tire el bolso en el sillón grande que tania y amaba, me saque los zapatos, me tomé un vaso de whisky y luego despacio me quite el vestido, llevaba poca ropa, él me observaba detenidamente a cada movimiento que hacía, en su mente dibujaba mi figura femenina no de una manera morbosa sino más bien romántica. Di dos pasos para ponerme en frente de él, quería jugar un poco con él, tomé su corbata y le vende los ojos, le quite la camisa, vi como sus pectorales hacían que su cuerpo sea deseable, con mi lengua explore su cuerpo, quería dejar mi sabor en su piel, baje su pantalón me arrodille y con mis labios estudie su anatomía, era la cosa más grande que mis labios habían sondeado, Elián nunca olvidaría este día, nuestros cuerpos se estaban conectando para indagarse y rastrearse. Le estiré del cabello para poseerlo, lo llevé a mi cama y ahí fue cuando sin temor me toma en sus brazos y sin parar me penetra una y otra vez, volviéndose loco entre mis piernas, también pierdo el control y me entrego sin medir ninguna consecuencia, mis gemidos retumbaban en mis paredes vaginales, su sudor era una mezcla de sentimientos para él, en cambio, para mí solo era sudor causado por la adrenalina de nuestros cuerpos.

Elián en su libreta de notas que llevaba en su cabeza, describiría este momento como el mejor, ya no había salida ni vuelta atrás, había sido capturado por mis encantos y los misterios que ocultaba en mi inconsciente.

- No me arrepiento de estar en este momento contigo, tenías mucha razón cuando dijiste que yo era tu destino- me dijo con su voz suave tocando mi cara con sus dedos.

El vocablo que sus labios articulaban no era de mi interés, me levante de la cama y me fui a la ducha, quería quitarme su sudor, porque sabía que mis poros emanaban su olor, cuando salí ya estaba muy vestido.

- Ariana, provocas muchas cosas en mí, pero estoy comprometido con Mía, espero lo entiendas- dijo, creyendo como si me importará.

- Ja, ja, ja... Solté una gran carcajada.

- Tu situación sentimental para mi no tiene importancia, puedes estar casado, comprometido, de novio o estar con mil mujeres, lo que pasó aquí ambos lo disfrutamos, cierra la puerta antes de irte- Fue lo último que dije y me acosté en mi cama.

Esa noche Elián sin darse cuenta me metió en su corazón, lástima que se enamoró de la mujer incorrecta con un pasado mutilado por sus culpas, y por las cicatrices disfrazadas en encanto.

Esa noche Eduar y Nicolás se fueron a las trompadas, Nicolás no solo era su secretario sino el mejor amigo de Eduar. Nunca fue mi intención enamorarlos, solo quise sacarme la carga que me pesaba y la única forma era teniendo sexo con los hombres más sexis que se cruzaban en mi camino.

No tenía amigas ni amigos de confianza, todo lo que me pasaba lo compartía conmigo misma, vivía a través de una bola de misterio que solo giraba a mi alrededor, los sentimientos que había en mí estaban enterrados en un rincón de mi corazón, era una egoísta porque no permitía que nadie abra ese cofre, y el que intentaba llegar ahí salía lastimado.

Elián esa noche dejó a Mía en su casa, lo que pasó en el baño retumbó su mente y sus ansias de querer poseerme una vez más, recordaba cada caricia arisca que nos dimos, quería olvidarlo, pero sus labios no podían borrar el sabor de mi boca, sabía donde vivía, ya no podía escapar de sus pensamientos, su lujuria le llevó a mi casa, corriendo riesgo de todo, su único miedo era que yo llegue con alguien y él no pueda controlarse.

Elián esa noche sabía que había cometido un error, pero se negaba a volver atrás, su mente revivía cada recuerdo vivido en mi cama, ya no veía las cosas igual, solo pensaba en mí, cuando llegó a su casa, Mía estaba ahí.

- ¿De dónde vienes?- algo enojada le preguntó, notando qué no había llegado a casa.

- ¡Mi amor!... ¿Qué haces tan tarde aquí?- Respondió, acercándose para darle un beso, en ese momento Mía sintió en la ropa de Elián un perfume a mujer, y vio una marca en su cuello y le empujó.

- Hueles a mujer, ¿con quién estabas?... - Levantó la voz.

- Mía, vamos a casa y te explico, lo que quieras- intentó calmarla.

- ¡No!... no quiero!... solo dime si estuviste con una mujer.

Él asintió con la cabeza, Mía derramó unas pequeñas lágrimas y se fue.

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