Capítulo XIII

He terminado la mitad de la tarea pendiente, son las 18:45, la fiesta empieza a las 20:00, debería arreglarme para no llegar tarde. Aunque no estoy segura de si a Ambrose le molestó la idea.

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-Los chicos irán a una fiesta y me gustaría ir con ellos, ¿puedo ir?-- pregunto mirándolo, él tiene su atención puesta en el camino pero noto que sus nudillos se ponen blancos.

-¿Una fiesta?-- pregunta un tanto tenso.

-Sí, Maddison me invitó, será en la casa de un chico de la universidad, se llama Sam-- digo despreocupada.

-No creo que pueda llevarte-- responde él.

-No hay problema, Martin, mi compañero de clases, nos pasará a recoger a Maddison y a mí-- digo obviando la solución del problema.

Ambrose acelera más y pronto llegamos al penthouse, después de estacionar, él baja del auto, yo lo sigo y entramos al penthouse.

-Yo te llevaré-- dice mientras afloja su corbata y luego sube las escaleras y entra en su habitación.

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Si me lo preguntan, sí, me pareció bastante extraña su reacción, pero no sé, no le tomé importancia, solo supuse que estaba cansado. Es que, trabajar todo el día y luego tener que lidiar conmigo debe ser agotador, creo que estoy siendo una molestia para él. Tendré que conseguir un chófer, así Ambrose no tendrá que preocuparse por mí. Esa sería la mejor solución, desde ayer que no lo veo, sé que está en casa porque lo ví cuando llegó hoy y se encerró en su habitación.

Termino de ducharme y me coloco un vestido (como siempre suelo usar) en tono violeta de tirantes y mangas en tela transparente, en mi torso va pegado a mi piel hasta mi cintura y ancho en mis caderas hasta mis muslos, me coloco unos tacones a juego y me ato el cabello en media coleta y lo adorno con un lazo blanco que combina con las perlas en mis mangas.

Echo un último vistazo a mi atuendo mientras termino de maquillarme y luego aplico un poco de perfume en mi cuello y muñecas. Salgo de la habitación y no veo a Ambrose por ningún lugar.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

-¿Ambrose? ya estoy lista-- digo a través de la puerta de su habitación. Mi teléfono vibra, miro la pantalla, son las 20:03 y la notificación es de Maddison

*Ya Martin vino por mí, nos vemos en la fiesta-- dice Maddison en el mensaje de texto.

Me dispongo a responder, pero la puerta de la habitación se abre y Ambrose sale, su cabello está un poco húmedo (lo que indica que acaba de salir de la ducha) y lleva puesto un pantalón y una camisa negra con dos botones sueltos. Luce muy guapo y por un momento olvido lo que iba a hacer.

-Vamos-- dice él y empieza a bajar las escaleras -Te busco a las 22:00, ¿te parece?-- pregunta él.

Yo me quedo pensando porque no tengo idea. Ya en el auto él vuelve a preguntar.

-No lo sé, tengo que preguntarle a Maddison a qué hora regresaremos. Puedo enviarte un mensaje-- respondo, noto que él mueve sus manos en el volante un tanto extraño, luego lleva su mano derecha a la palanca de cambios y acelera más.

-De. Acuerdo-- dice él, debo agregar que su tono es un tanto extraño, pero no sabría el por qué.

Al llegar a la casa de Sam, la fiesta está en desarrollo, la música se escucha alto, la casa de Sam es grande y hay universitarios por todas partes. Ambrose mira alrededor con el ceño fruncido, apenas y le dan espacio para aparcar el auto.

-Ah, mierda-- dice Ambrose frustrado mientras toca el claxon para que abran espacio.

-Puedo bajar aquí-- digo y trato de encogerme, Ambrose luce enojado y eso me asusta un poco.

-No, yo te acompañaré dentro y luego me iré-- dice mientras acelera el motor y este ruge haciendo que las personas alrededor se asusten y abran espacio.

Apaga el auto y se baja para abrirme y luego me acompaña dentro de la casa hasta que veo a Maddison y ella a mí.

-¡Isabella!-- exclama Maddison mientras corre hacia mí y me abraza.

-Hola, Maddie-- digo mientras le devuelvo el abrazo, ella se tensa al notar a Ambrose detrás de mí.

-Ay, hola-- dice algo incómoda.

-Hola-- responde él seco. Yo me acerco a Maddison y le hablo al oído.

-Oye ¿a qué hora termina la fiesta?-- pregunto, necesito darle la respuesta a Ambrose.

-No lo sé, las fiestas de los de último año duran toda la noche-- responde Maddison despreocupada, yo me sorprendo un poco y volteo a ver a Ambrose que está esperando.

Santo Dios, ¿qué le voy a decir? No puedo durar toda la noche aquí, mañana tengo que hacer más tarea.

-¿Y?-- empieza a hablar -¿A qué hora paso por ti?-- pregunta él.

No lo sé, pero percibo algo extraño en su voz grave.

-A las 22:30, ¿está bien?-- pregunto cruzando los dedos para que no se moleste.

-Está bien-- responde calmado. En realidad no sé por qué me da tanto miedo hablar con él, si él nunca me ha dicho ni tratado mal, creo que lo que me confunde es su actitud a veces amable, a veces fría.

Ambrose mira alrededor y luego se acerca a mí, yo cierro los ojos para recibir su beso (siempre me besa en público para evitar habladurías), en lugar de eso, siento sus cálidos labios en mi frente, de inmediato abro mis ojos confundida y luego lo veo irse.

-Vaya-- dice Maddison mientras se para a mi lado -Mira a todas estás revoltosas mirándolo, pareciese que lo quisiesen desnudar-- agrega y le toma a su bebida con una pajita.

Yo vuelvo a mirar pero ya Ambrose ha salido de la casa, pero enseguida veo como todas me miran y empiezan a cuchichear.

-¿Qué es eso?-- pregunto a Maddison apuntando su bebida.

-No lo sé, Martin me lo dio. Está delicioso, ¿quieres uno?-- pregunta ella y yo asiento.

-Sí, por favor-- respondo.

Martín me entrega la bebida y empezamos a beber y Maddison baila moderadamente a mi lado, yo solo estoy sentada en el sofá riéndome por sus ocurrencias y disfrutando de la fiesta. La bebida sí está deliciosa por lo que solo tomamos de esa y conversamos los tres.

-Hola, ¿se lo están pasando bien?-- pregunta Sam (el anfitrión de la fiesta), mientras se sienta a mi lado.

-Hola, gracias por invitarme, esto es muy divertido-- grita Maddison en respuesta, creo que la bebida ya le está afectando.

-Vaya, que bien-- dice mientras se acomoda más cerca de mí y ya eso me pone incómoda.

-Está buena la fiesta, Sam-- dice Martin mientras le extiende el puño y Sam lo choca.

-Gracias. Mis padres están fuera de la ciudad, hay que aprovechar ¿o no?-- dice Sam y Martin asiente.

-¿Tus padres no lo saben?-- pregunto un poco sorprendida.

-Claro que no-- responde Sam tranquilo.

-Vaya, no sabía que eso se podía hacer-- digo como niña pequeña que acaba de descubrir algo nuevo.

-Mirala, ¿quién lo diría?-- dice Sam mirandome -Eres muy tierna-- agrega. Yo me alejo de él y me siento aún más incómoda.

-Tengo que ir al baño, ya vuelvo-- digo y me levanto del sofá, Maddison se despide con la mano y sigue bebiendo.

Al ir caminando empiezo a ver borroso y siento que me caigo.

-¿Qué está pasando?-- pregunto a un chico que va pasando a mi lado, él me ignora y sigue su camino.

Sigo caminando hacia el baño, pero mis pasos no son firmes, todo a mi alrededor se mueve y, sin intención, choco con una chica y hago que derrame su bebida.

-¡Oye! ¿qué carajo te pasa?-- chilla esta y hace un gesto hacia su ropa.

-Lo siento-- respondo y siento un malestar extraño en mi estómago.

-¿Lo sientes?-- repite ella -Eres una estúpida, mira lo que le has hecho a mi ropa-- agrega y se acerca amenazante, pero yo no me inmuto, me quedo allí parada.

-Ya te dije que lo siento, ¿qué más quieres?-- pregunto en tono soberbio. La chica se abalanza hacia mí y jala mi cabello.

-¡Estúpida!-- grita ella. Yo también hago lo mismo y jalo su cabello.

-¡Suéltame!-- grito yo, ella se aleja de mí y yo le doy una bofetada -¡Eres una...una...una tonta!-- grito y ella se abalanza hacia mí de nuevo, pero, antes de poder enfrentarnos, siento unos brazos alrededor de mi cintura y ya mis pies no están tocando el suelo.

No me había dado cuenta, pero todos alrededor ya nos estaban mirando.

-¡Estúpida!-- grita la chica mientras me alejan de ella, yo le hago gestos con mis manos.

Volteo mi cabeza y veo a Ambrose, desde aquí logro ver sus pestañas largas, no las había notado antes.

Hace un momento mi cuerpo se sentía extraño, luego sentí adrenalina para golpear a aquella chica y ahora me siento relajada.

--Ambrose Brown--

Estaba en mi habitación de un maldito mal humor que me lleva el diablo, no me gustó para nada la idea de que Isabella fuera a esa maldita fiesta, pero no puedo restringirle cosas, no es mi esclava, y como no me pidió acompañarla no quise hacerla sentir obligada si decía algo al respecto, además, es una fiesta de universitarios, yo no sería bienvenido, ya pasé esa etapa.

Así que solo me quedó esperar y esperar, las malditas horas pasaban lento, incluso sentí que era una eternidad cuando mi reloj marcó las 22:20, ella me dijo que a las 22:30, pero me tardo diez minutos en llegar y si no voy ahora mismo a buscarla la maldita ansiedad me carcomerá.

Pero al llegar a la fiesta (y llamarla dos veces a su teléfono) no logro verla por ningún lado, y la maldita casa de este mocoso es grande, pero al entrar mis ojos la ubican de inmediato en medio de un alboroto.

-¿Qué mierda?-- digo y me apresuro a dónde ella.

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