Capítulo XI

-¿Cómo lo conoces?-- pregunto un poco desconcertada.

-¿Cómo preguntas eso? él es reconocido por industrias A&B-- dice Maddison entusiasmada. Entonces Ambrose sí me dijo la verdad después de todo, aunque ahora que lo pienso no sé nada de él -Entonces dime, ¿cómo lo conoces?-- pregunta inquieta todavía.

-Eh, pues él... él es mi esposo-- digo dudosa, Maddison deja de caminar y me mira con la boca abierta.

-Espera un segundo-- dice y se coloca una mano en el pecho, también empieza a hiperventilar -Él... Ambrose "sexy" Brown, ¿es tu esposo?-- vuelve a preguntar.

-Sí-- respondo algo incómoda.

-Guau, tengo muchas preguntas pero la primera ¿por qué estás casada? no me malinterpretes, ese hombre es un sueño y cualquiera moriría para estar con él, ¿pero tú? es decir, eres joven, tienes mi edad ¿o no?-- dice Maddison apresurada que apenas y pude entender sus palabras.

-Yo-- empiezo pero me interrumpe.

-Entonces ¿eso era lo que estaba haciendo cuando salió de viaje fuera del país? ¿desde cuándo se conocen? vaya, lo tenía bien guardado-- dice Maddison.

-Espera un momento, ¿cómo sabes que estuvo fuera del país?-- pregunto intrigada.

-Cada movimiento que hace ese hombre, maravilloso espécimen, es visualizado, no sé por quién, la verdad pensé que eran puras mentiras, pero ahora tú me lo confirmas. Todo sale en las revistas de chismes-- dice Maddison. Vaya debe ser difícil ser una figura pública y Ambrose parece llevarlo con calma.

-No puedo creer que no respeten la privacidad de las personas-- digo un poco indignada.

-Lo que no puedo creer eres tú siendo su esposa, cuéntame todo-- dice Maddison entusiasmada.

Después de un rato entre charlas y risas se hace la hora de irme, Maddison es muy agradable, no había conocido a alguien así nunca, pues en casa cuando iba a la escuela todos me evitaban y lo peor es que mi padre se enfurecía por ello y decía que les iba a dar su merecido, ya se imaginarán como. Tuve que mentirle un poco sobre mi relación con Ambrose, pero ella parecía más feliz que yo con la situación.

-Me tengo que ir, tengo que ver a mi padre-- dice Maddison despidiéndose de mí -Te veré mañana en nuestro primer día-- agrega.

-Adiós, Maddison-- respondo sonriente y agito mi mano mientras ella se aleja.

Suspiro y saco mi teléfono para llamar a Ambrose, pero no lo hago, solo me quedo viendo su nombre en la pantalla y no soy capaz de marcarle. Es que aún recuerdo el beso que me dió en la mañana y me siento tan avergonzada, y no debería, el que debería estar avergonzado es él, sí, él es el que debería sentir vergüenza, lo voy a llamar y lo voy a enfrentar.

Veinte minutos después me encuentro esperándolo aún, no tuve el valor de llamarlo, solo le envié un mensaje. Tal vez sea una cobarde, pero no puedo evitarlo me da mucha vergüenza.

De repente escucho el sonido del motor de un auto que se viene acercando rápido, entonces unas llantas rechinan mientras el auto frena enfrente de mí, en la calle. Veo a Ambrose bajarse del auto y lo rodea para abrirme la puerta. Reacciono y corro para subirme, él cierra la puerta y rápidamente se sube a su lugar.

-¿Cómo te fue hoy?-- pregunta él con la vista puesta en el camino, va conduciendo rápido.

-Me fue bien-- respondo mientras me abrocho el cinturón de seguridad, y también me siento agradecida de que no haya mencionado el beso, lo mejor será olvidarlo -Conocí a alguien muy agradable-- agrego recordando a Maddison.

-¿Agradable? ¿alguien? ¿eso que significa?-- pregunta él, su vista sigue en el camino.

-Significa que me cae bien-- digo despreocupada.

-Te cae bien...-- dice Ambrose en un tono extraño -¿Quién?-- pregunta seco.

-Se llama Maddison y estudiaremos juntas-- digo emocionada -Tal vez algún día tenga que invitarla a hacer tareas o algo así, ¿puedo?-- pregunto entusiasmada.

-Ah, pues, sí, supongo que puedes-- responde Ambrose y siento que su tono cambió, también su actitud, pero no le presto mucha atención -Tengo que pasar por el trabajo a hacer algo rápido, no tardaré tanto-- agrega.

-Está bien, no tengo problema con eso-- respondo, el resto del camino es silencioso.

Al llegar al edificio de industrias A&B, Ambrose y yo bajamos del auto y entramos.

-Espera aquí-- dice él mientras entramos en la que creo es su oficina -No tardo nada-- agrega y se acerca a mí para plantar otro beso en mis labios, yo me sorprendo de nuevo y siento que me sonrojo.

-Ambrose-- digo con mi voz apenas audible -¿Por qué haces eso?-- pregunto, él mira a su secretaria y luego a mí.

-Somos marido y mujer-- dice susurrando en mi oído -Tenemos que actuar como tal-- dice finalizando y se va, yo asiento y me siento como tonta, es verdad que debemos actuar frente a los demás, no sé en qué pensaba.

Me quedo dando vueltas por su oficina, todo está muy ordenado y tiene varios libros, también hay un retrato en su escritorio, lo tomo para verlo bien, es un niño y una mujer abrazados, la mujer está agachada de forma que queda del mismo tamaño del niño y luce muy feliz mientras lo abraza.

-Ya terminé-- dice Ambrose entrando de manera inesperada lo que me asusta.

-¡Ay!, me asustaste-- digo con el retrato aún en mis manos -Lo siento, no quería husmear entre tus cosas es solo que-- agrego pero el me interrumpe.

-No te preocupes, puedes ver lo que quieras-- responde él y yo sonrío y vuelvo a dejar el retrato en su lugar.

-¿Eres tú?-- pregunto y él me mira -¿Él de la foto?-- aclaro.

-Sí, somos mi madre y yo cuando tenía como cuatro años, creo-- responde él, demostrando sinceridad en sus palabras, eso me hace sentir algo extraño.

-Tu madre es muy bonita-- digo, un cumplido para hacerlo sentir bien.

-Era-- dice y mi sonrisa se borra -Ella murió unos años después de hacer esa foto-- agrega y yo no sé dónde meterme.

-¡Lo siento mucho, Ambrose!. No tenía idea-- digo apresurada.

-No te preocupes, fue hace mucho-- dice él tranquilo, yo me quedo callada para no decir otra tontería y luego de unos segundos, Ambrose le entrega unos papeles a su secretaria y luego nos vamos.

Pasamos por el centro comercial y compramos todo lo de mi lista, también nos paramos a comer el almuerzo.

-¿Eso es todo lo que necesitas?-- pregunta Ambrose mientras apunta el montón de bolsas.

-Quiero ordenar plantas florales para mi balcón-- respondo en busca de aprobación, no le había comentado eso.

-Esas las podemos ordenar en línea, para que lleguen directo al penthouse-- responde él y yo me siento aliviada.

-Bien, entonces eso es todo lo que necesito por ahora-- digo y luego lo miro.

-Nos vamos entonces-- dice él mientras se levanta y me ayuda.

Al llegar al penthouse él me ayuda a bajar las bolsas de compras y luego la caja enorme que tiene el escritorio desarmado.

-Ambrose, necesito que alguien arme esto-- digo apuntando la caja en sus manos.

-Yo lo haré, no puede ser tan difícil-- responde confiado.

-Está bien-- respondo sin tomarle importancia.

Grave error, han pasado dos horas y Ambrose no ha podido armar la mesa. Por mi lado, yo ya arreglé el resto de las cosas que compramos, hasta ordené las cosas en mi clóset y él sigue leyendo unas instrucciones, me cruzo de brazos y lo miro.

-¿Cómo vas?-- pregunto para que me diga lo obvio.

-Bien, ya casi termino-- responde él sin siquiera mirarme, su vista está puesta en las instrucciones.

-¿De verdad? porque parece que no tienes idea de lo que haces-- digo negando con la cabeza.

-Pásame el desarmador-- dice él por fin levantando la vista.

-¿Qué es eso?-- pregunto mirando a mi alrededor.

-¿Sabes qué? mejor llamaré a alguien para que la arme-- dice parándose del suelo -¿Tienes hambre?-- pregunta mirándome.

-Sí, podemos comer algo-- respondo mientras me doy la vuelta y empiezo a caminar hacia la cocina, pero Ambrose me alcanza, me toma de la cintura y me besa en los labios de nuevo.

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