Capítulo IX

-Bella, ¿me dejas pasar?-- pregunta Ambrose del otro lado de la puerta.

Desde que Bernice se fue ha pasado como una hora y hace un segundo él llegó y empezó a tocar a mi puerta.

-Sí, puedes pasar-- respondo, pero no me levanto de la cama. Él entra cuidadosamente, como si le preocupara hacer algo mal -¿Qué pasó? ¿necesitas algo?-- pregunto sin voltear a verlo. Es que me siento cansada para levantarme.

-Solo quería ver si estabas bien. Bernice me dijo que estabas asustada y que le tienes miedo al agua-- dice Ambrose al llegar al pie de mi cama. No puedo creer que Bernice le haya dicho, ahh tal vez solo estaba preocupada.

-No le tengo miedo al agua...o tal vez no lo sabía, pero es la primera vez que me siento así-- digo aún sin verlo, y no lo veo es porque estoy enrollada como un burrito entre las sábanas y, además, también sigo envuelta en una toalla.

-Lo siento, no tenía idea, no quería hacerte sentir de esa forma-- dice Ambrose aún parado allí.

-No te preocupes, ya me siento mucho mejor. De hecho, Bernice me tranquilizó-- digo con una sonrisa. Ambrose no dice nada pero sigue ahí parado -Quieres asegurarte de que en verdad estoy bien, ¿no es así?-- pregunto y escucho como suspira.

-Sí, eso quiero, pero si tú no quieres está bien-- responde él.

-Bueno, puedes quedarte hasta que me duerma si quieres-- digo mientras me muevo un poco de la cama para que él se siente, pero aún le sigo dando la espalda -Puedes sentarte.

-Está bien, no te molestaré mucho-- dice mientras se sienta, puedo sentir el movimiento en la cama.

Nos quedamos allí en silencio por un buen rato hasta que finalmente me quedo dormida.

A la mañana siguiente me despierto y trato de moverme pero aún sigo enrollada en las sábanas. Así que doy vueltas hasta la orilla de la cama y las sábanas junto con la toalla se van deslizando de mi cuerpo hasta que quedo completamente desnuda, me levanto y me estiro como un gato, pero cuando me doy vuelta veo a Ambrose dormido en una posición incómoda, está sentado.

-¡Ahh!-- grito y él se levanta de un sobresalto. Rápidamente tomo la sábana y me cubro.

-¿Qué pasa? ¿quién es?-- dice él asustado y luego me mira -Bella, ¿estás bien?-- pregunta apresurado.

-¡¿Qué haces aquí?!-- pregunto alterada.

-Lo siento, me quedé dormido-- responde él.

-¿Cómo te pudiste quedar dormido de esa forma? parecía que la cabeza se te iba a caer del cuerpo, ¡Dios! te dije que te fueras cuando me durmiera-- digo aún alterada.

-Bella, lo siento ¿sí? no era mi intención hacerte sentir incómoda-- dice él. Lo que me sorprende es que, aún viéndome así, no se va.

-¡Isabella!-- corrijo -Vete, vete ahora. ¡Sal de mi habitación!-- grito y él empieza a caminar.

-Lo siento-- dice antes de cerrar la puerta.

Dios, ¿por qué pasan estas cosas? casi me ve desnuda, que horror. Me dió mucha vergüenza, y para completar, él solo tenía puestos unos pantalones cómodos, no traía camiseta..¡y durmió toda la noche aquí! santo Dios, no puedo con esto, que vergüenza.

Después de la horrible pasada de esta mañana, decidí no salir de mi habitación, es que no tengo cara para mirar a Ambrose después de eso. Berenice me ha traído el desayuno y ya casi es la hora del almuerzo, pero no tengo ganas de salir.

Incluso aproveché la tranquilidad y soledad para responderle a mis padres, les envié una respuesta directa y seca, quiero tener el menos contacto posible con ellos.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Debe ser Bernice con la comida, son las 12:15 y ya tengo hambre.

-Pasa, Bernice-- digo mientras procedo a atarme el cabello para comer tranquila.

-Aquí tiene, señorita Isabella, le traje la comida-- dice Bernice mientras entra con una bandeja con el almuerzo y más jugo.

-Gracias, Bernice-- digo mientras tomo el plato para comer.

-¿Aún sigue enojada con el joven Brown? ha estado algo decaído porque usted no sale-- dice Bernice. ¿Cómo le digo que ya no estoy enojada  y que estoy aquí escondida es por la vergüenza de que casi me ve desnuda?

Ash, mejor no le digo nada, no quiero ponerla incómoda con esta situación tan ridícula, mejor sigo simulando que es por lo mismo de ayer.

-No hemos hablado, pero todo está bien, no te preocupes-- digo para calmarla -Oye, Bernice...¿conoces mucho a Ambrose? ¿cuánto tiempo llevas trabajando para él? -- pregunto para cambiar de tema.

-Llevo varios años trabajando para el joven Brown, es muy bueno, aunque a veces tiene un temperamento fuerte-- responde Bernice con un brillo en sus ojos -Pero no lo culpo, a veces el trabajo lo agobia mucho, no es fácil tener una compañía tan grande-- agrega y yo de inmediato la miro con los ojos muy abiertos.

-¿Compañía?-- pregunto apresurada.

-Sí, la compañía siempre lo estresa y también tiene propiedades que debe mantener a flote, ya que ha decidido vivir en este edificio que es suyo. Aunque, ahora con usted aquí, podrá distraerse haciendo otras cosas-- dice Bernice tan tranquila.

¿Ambrose tiene una compañía y es el dueño de este edificio? eso quiere decir que la playa es suya y no me lo dijo cuando le pregunté, me siento como una tonta al no saberlo. Pero espera un segundo ¿a qué se decida su compañía? ¿será posible que él no esté metido en cosas ilegales? no, no debo apresurarme a sacar conclusiones, después de todo, mi padre también tiene "empresas" solo como tapadera.

Pero Bernice parece no saber nada de ese lado de Ambrose, ¿será que no lo sabe o es que es verdad que no tiene nada que ver con eso? tendría que preguntarle, pero siento tanta vergüenza de verlo.

-Bernice, ¿a qué se dedica la compañía de Ambrose?-- pregunto intentando sonar calmada.

-¿El joven Brown no le ha dicho? ¿cómo es posible? debería de haber compartido más de su vida con la mujer que se convirtió en su esposa-- dice Bernice sorprendida. Lo que me deja saber que ella no sabe nada de nuestro acuerdo, tal vez no debí preguntar eso.

-No te preocupes, Bernice, ya tendremos tiempo para hablarlo-- digo mientras dejo el plato en la bandeja, no pude comer todo por la sorpresa y ahora me siento ansiosa.

-¿Necesita algo más? hoy saldré temprano porque tengo que visitar a mi hija-- dice Bernice llegando a la puerta de mi habitación.

-No, está bien, Bernice. Puedes irte tranquila-- respondo con una sonrisa.

-La veré mañana, señorita Isabella...y no se enojen tanto ¿sí?-- dice Bernice con cara de tristeza, yo asiento y ella se va.

¿Cómo es posible que Bernice no sepa del acuerdo? es decir, Ambrose y yo dormimos en habitaciones diferentes y se supone que somos marido y mujer ¿no se preguntará eso? quizá Ambrose le dijo otra cosa.

Tengo que hablar con él, pero me siento tan avergonzada. No lo sé, mejor me quedo aquí, eso me hará sentir mejor para cuando lo tenga que ver mañana. Sí, eso haré, mañana lo habré olvidado.

21:09, debí decirle a Bernice que me trajera galletas antes de irse, tengo mucha hambre y así no podré dormir. Mi estómago suena recordándome lo mucho que necesito alimentarme.

Ya es bastante tarde, Ambrose debe estar dormido, saldré silenciosamente y veré qué puedo comer. Abro la puerta silenciosamente y camino de puntillas por el pequeño pasillo hasta llegar a la escalera, luego bajo y llego hasta la cocina, todo está oscuro, pero si enciendo una luz entonces Ambrose podría alertarse.

Así que con cuidado camino hacia el refrigerador y abro la puerta, las luces de este alumbran un poco la cocina. Hurgo entre las cosas que ahí hay y tomo un frasco para ver su contenido.

-¿Qué estás haciendo?-- pregunta Ambrose detrás de mí y yo me asusto, doy un sobresalto y el frasco se cae de mis manos causando un desastre.

-¡Ay!-- grito -Lo siento mucho-- agrego y pretendo darme vuelta.

-No te muevas-- dice Ambrose con voz grave, no sé si siempre ha hablado así pero ahora es que lo noto, creo que no había prestado atención.

De repente siento sus manos en mi cintura y luego ya mis pies no están en el suelo (estaba descalza por cierto). Ambrose me deja sobre el mesón isla de la cocina.

-Espera aquí, buscaré algo para limpiar-- dice y se aleja para buscar con qué limpiar. Me le quedo viendo, otra vez no lleva camiseta, solo un pantalón cómodo de dormir.

-¿Estás bien?-- pregunta en cuánto termina de limpiar -No quería asustarte. Es que escuche que te levantaste y quise venir a verte, ¿por qué estuviste encerrada todo el día?-- pregunta preocupado, sus cejas están fruncidas.

-Lo siento por el frasco, no sabía qué tenía-- digo, es lo primero que se me ocurre decir.

-Eso no importa, Bella. Quiero saber ¿por qué me has evitado hoy?-- pregunta con seriedad, sus manos se apoyan a cada lado de mí en el mesón y mi cuerpo reacciona a su cercanía.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***