Capítulo 5

Hoy hacía cuatro días de mi partida física, la policía ya había tomado el caso como homicidio, había muchas incongruencias, cómo para que fuera un accidente por sobredosis, las investigaciones arrojaban que yo nunca había tenido problemas con el alcohol y mucho menos con las drogas, aún cuando Maritza había dicho de manera intencional que estaba preocupada por mí en ese sentido, nadie pudo corroborar esa historia y mucho menos con que yo usara drogas. No había ni una evidencia que respaldará esa teoría. Ella pasó a ser sospechosa.

Al preguntarle a los vecinos por mí todos dieron buenos criterios sobre mi persona, alegando que jamás notaron un comportamiento extraño, ni nada que indicase que consumiera drogas o alcohol en exceso. Era un poco presumido y me gustaba demostrar que tenía dinero pero no eso, así jamás me vieron. Mi madre estaba un poco más calmada al ver que le hicieron caso y un poco molesta con las intrigas de Maritza, estaba conforme con la investigación, ya que sabía que yo no morí por mí mal accionar sino por la mano de otra persona y encontraría la paz solo tras descubrir quién era el culpable de mi muerte y verlo pagar en la cárcel o algo peor.

Las veces que visité a mi esposa se veía triste frente a las personas, pero una vez sola feliz, la escuché hablar con Matheus sobre estar un tiempo separados para no levantar sospechas, esto me descolocó, acaso ellos me habían asesinado o estaban juntos, a que se refieren con darse un tiempo, no podía creer que estuviesen juntos todo este tiempo a mis espaldas, me quedé un poco más para ver si decían algo comprometedor, para mi sorpresa no dieron más detalles y colgaron el teléfono.

Seguidamente Maritza fue a la cocina y se sirvió una copa de vino, en un impulso por pararla, mentalice la copa como me había explicado Yara para intentar moverla, no lo logré pero está se reventó, Maritza dió un salto de la impresión, yo solo quería proteger al bebé, en su vientre crecía mi retoño o eso creía yo. Ella tomó otra copa y la llenó nuevamente mientras botaba los vidrios y limpiaba el vino vertido, volví a intentarlo, pero no pude así que solo me quedé mirando como bebía.

Yara no estaba conmigo en esta ocasión, estaba ayudando a otra persona que acababa de fallecer, yo en cambio, aproveche para visitar a mi familia, aún no estaba listo para ayudar a nadie, ni sabía si podría alguna vez. Solo quería volver el tiempo atrás y estar vivo nuevamente en mi casa con Maritza.

Ví como Maritza bebió hasta el final, luego fue al cesto de la basura, dentro había unas jerenguillas, un pomo vacío y ropa de ella, tomó todo en una bolsa y salió de casa con ella, fue hasta su auto y condujo, la seguí y monté en él, ví desde el asiento trasero como manejó por horas, hasta llegar a una presa, ahí se deshizo de todo arrojándolo a sus aguas.

Regresó al auto como si nada, sacudió sus manos y condujo con la mayor tranquilidad de regreso a casa. Yo memorice el lugar, ahí estaba lo que la policía necesitaba para probar mi muerte, seguro ahí había mucha evidencia sobre lo que me ocurrió ese día, Maritza tomó el teléfono y marcó a Matheus, dejando el altavoz.

- Ya está hecho, dijo en cuanto contestó.

- Ok, dijo él y colgó

Fuí de ahí hasta casa de mi madre la pobre ya estaba dormida en su cama, en sus brazos tenía una foto mía, se notaba que había llorado por horas, la bese en la frente y regresé al hospital tras Yara para darle la noticia.

Al llegar al hospital Yara se encontraba en el pasillo, fuí hasta ella para decirle lo que había descubierto, pero fuí interrumpido por una luz cegadora que irrumpió en mis ojos , todo se iluminó de blanco, me detuve para ver bien que ocurriría. Luego ví como una puerta se abrió y de ella iba saliendo una bella mujer, de piel fina y blanca tal porcelana, ojos azules celestes y cabellera blanca que llegaba hasta su cintura, tenía unas enormes alas blancas y ropas finas.

Yara llevó de la mano al señor con quién había compartido el día, hasta la mujer, esa bella figura tomó al señor en brazos, alzó sus alas y voló, la puerta se cerró justo tras ello y todo volvió a la normalidad.

- Era un ángel, vino a por José, tenía un lugar reservado en el cielo, no había nada que lo atara a la tierra, así que luego de entender su nuevo estado, partió tras su destino al cielo. Me explicó Yara al ver mi cara de asombro tras lo sucedido.

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