Capítulo 18

En estos días he sido muy unido con Yara y pude saber más de su historia, resulta que tenía solo veinte años en el momento de su muerte, de eso han pasado diez años ya. Tenía una vida perfecta hasta ese instante, vivía en compañía de con novio, llevaban un año juntos, ambos cursaban el mismo curso, estudiaban trabajo social comunitario.

Se conocieron en la universidad, coincidieron en el aula y tomaron asiento uno al lado del otro, lo de ellos fue un amor a primera vista, desde que se vieron por primera vez fueron inseparables, primero tuvieron una gran amistad hasta que notaron que era algo más y se declararon mutuamente su amor.

Yara era la cuarta hija de Norma y Juan, tenía dos hermanos mayores gemelos y una hermana mayor que ella pero menor que sus hermanos, siendo la más chica fue la consentida de todos, sus padres eran un ejemplo de matrimonio feliz, jamás discutían y se les notaba el amor que sentían el uno por el otro, era un matrimonio sólido y feliz.

Su madre era ama de casa y su padre albañil. Aunque eran clase media baja, jamás les faltó de nada, eran personas bondadosas y ayudaban a todos, de ahí que Yara se inclinara por la labor social. Obtuvo una beca que cubría sus gastos, aunque tenía derecho a dormitorio luego de un año de relación con Mauro se mudaron juntos a un departamento cercano a la universidad, para estar más a gusto y disfrutar su amor. Se complementaban bien, uno ayudaba al otro en los quehaceres del hogar, en los exámenes , en todo, eran un buen equipo.

Yara también era voluntaria algunas veces por semana en sus horas libres, lo hacía en un comedor comunitario, allí ayudaba a limpiar el local y fregar las bandejas, todos la amaban por su bondad y carisma. Fue un día cuando regresaba a casa luego de su labor en el comedor y sufrió ese terrible accidente que apagó su vida para siempre.

Despertó cómo yo, desorientada en el hospital, en ese caso en la morgue de este, su cuerpo estaba cubierto por una sábana, había quedado irreconocible, recuerda que su novio la identificó por un pequeño tatuaje que tenía en el dedo gordo del pie, era un anillo con forma de corazón, él llevaba uno igual en señal de compromiso, lo hicieron ahí para que no fuera cómo otros, sino más original.

Cuando él la identificó calló al suelo desmayado de tanto dolor, al despertar solo lloraba, hubo que darle medicamentos para controlar su estado, ella estaba destruida, no sabía cómo ayudarlo en el proceso, ni entendía por qué la vida había sido tan injusta con ella, acabar con su futuro así, por un conductor ebrio, le costó mucho aceptar su condición. Estaba enojada con Dios por ser tan injusto con ella, luego fue que entendió su plan para con ella mucho mayor que ella misma y era ayudar a otros en el proceso de la vida después de la muerte.

Los primeros años Yara vagaba por su hogar en casa de su novio, lo veía llorar cada noche, poco que poco él fue sintiéndose mejor, ya a los dos años casi la había superado, una mañana recogió toda las ropas de Yara, sus fotos, sus escritos todo, los llevó a un campo, hizo una fogata y les dió candela, ese fue el cierre de su sufrimiento, se enfocó en su vida, terminó su carrera, se mudó a otro estado, incluso hoy en día está casado y tiene una hermosa bebé de un mes.

Verlo rehacer su vida le causó una mezcla de pesar por ver cómo su vida comenzaba con otra persona y alivio por verlo dejar de sufrir. Fue así como decidió dedicarse a la labor de ayudar a otras personas en el proceso de la muerte.

Sus padres sufrieron mucho su muerte,al igual que sus hermanos, incluso si padre estuvo a punto de dar muerte al conductor ebrio, solo se salvó por uno de sus hijos que le quitó el revólver de las manos justo a tiempo. Fueron a juicio y el chófer recibió la pena máxima por su crímen, no hubo compasión con él, con el tiempo sus padres aprendieron a vivir sin su presencia, encontrando un poco de paz.

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